Noche de alcohol
Nunca había visto a un chico masturbarse, Me refiero, en directo, delante de mí.
Nunca había visto a un chico masturbarse, Me refiero, en directo, delante de mí, Si, los había visto en las pelis pornos que vemos mi novio y yo sentados en el sofá y que, curiosamente, nunca terminamos de ver. Apuesto que a ti te pasa lo mismo.
Ésa noche habíamos salido a tomar unas copas, volvimos tarde y con mas alcohol de la cuenta en el cuerpo. Nos metimos mano en el coche de camino a casa y los dos estábamos muy calientes. Yo podía notar la polla del bajo el pantalón. Se la acariciaba mientras lo miraba con mucha malicia a la cara. Traté de sacársela pero él me lo impido, quería hacerle una mamada mientras conducía pero es muy serio al volante y no quiso. Así que me quede con las ganas y comencé a acariciar mi entrepierna. Subí mi falda y metí mi mano bajo las braguitas, Él casi bizqueaba mirando de vez en cuando. Puse una pierna sobre el salpicadero del coche dejando así bien a la vista mi tesoro a sus ojos. Lo miraba con lujuria mientas mis dedos jugueteaban en mi clítoris.
-“Para -me pidió -,vas a hacer que nos salgamos”-Dijo algo serio. Ya casi estábamos es casa y decidí que tenía razón, teníamos toda la noche por delante para jugar. Bajé mi falda, no sin antes pasarle la mano por la nariz para que viera como estaba. Chupó uno a uno mis dedos para dejármelos limpios y entro en el garaje que se había abierto gracias al mando a distancia.
Bajamos del y un poco mareados entramos en la casa. Allí mismo, en el pasillo salte sobre el besándolo con todas mis ganas, metiéndole la lengua tan profundo que pensé se ahogaría. Me restregaba contra su cuerpo como si estuviese poseída. Necesitaba tenerlo, follármelo allí mismo, mis bragas echaban humo. Le abrí la camisa, casi se la arranque, para buscar con mi boca sus pezones, se que le vuelve loco que se los chupe. Me amorre a uno dejándoselo duro mientras mis manos buscaban en su entrepierna. Bajé la cremallera en pos de mi regalo y su polla casi me salto a la mano. Se la apreté, estaba dura, como a mí me gusta. Se la acaricie mientras me iba dejando resbalar hasta el suelo para comérsela como nunca lo había hecho.
La sentí caliente contra mis labios, saque la lengua y su sabor inundo mi boca, le di unas pasadas lentas y me la empecé a meter hasta donde podía. Él se había echado contra la pared y se dejaba hacer, sus manos me apretaban contra su polla mientras yo la chupaba casi con avaricia. Podía sentir en mi paladar los latidos de su glande al chocar contra él. Un sabor ligeramente salado me indico que una emisión pre seminal había salido de aquella cabezota suya. Aumenté el ritmo de succión queriendo que me estallara en la garganta, pero él, cogiéndome de los brazos, saco su miembro de mi boca y me subió hasta la suya para besarme con pasión.
Me levanto en sus brazos mientras me llevaba a nuestra habitación, sin dejar de besarme. Me dejo suavemente en la cama y empezó a quitarme la ropa. Mi camisa voló dejando al descubierto mis pechos que ya apuntaban al cielo, nunca uso sujetador. Se afano en chuparlos, saltaba de uno a otro con verdadera ansia. Yo se los metía en la boca tratando de que le entraran enteros, cosa imposible dado su tamaño. Me arranco, literalmente la falda y mis bragas salieron disparadas hasta los pies de la cama. Mi coño se le ofrecía abierto y el no dudo en meter su lengua y emborracharse de sus fluidos. Yo estaba gritando como una loca.
-“No pares amor, comételo entero, hazme gritar cabrón como tú sabes”-
Sabiendo lo que le pedía hundió dos dedos en mi vagina mientras su lengua caracoleaba rápidamente sobre mi clítoris. A mí me estaba estallando algo por dentro, no sé si era por el alcohol o las ganas que le tenía pero me sentía flotar mientras mis piernas se cerraban sobre su cabeza, casi ahogándolo con mi coño. Me vine de golpe, dejando escapar un río de fluidos que él se apresuro a recoger con su lengua. Grité como una posesa mientras un orgasmo como nunca estallaba en mi vagina. Me quede allí tumbada, sin fuerzas para moverme, todo me daba vueltas y sentía en mi vulva latidos que me recordaban el orgasmo vivido. Mi novio reposaba su cara contra mi muslo mientras me miraba con ojos llenos de ternura. Me dejo reponerme y se quito la ropa antes de tumbarse a mi lado para darme un largo beso, húmedo y largo, que yo agradecí. Poco a poco fui retomando la consciencia. Me abrace a él y pude ver que su mano bajaba y subía a lo largo de su polla. Se detuvo por un momento al darse cuenta de que lo observaba.
-“No, no pares, le pedí. Sigue, nunca he visto como se masturba un hombre”-
El me miro a los ojos con una pregunta que se guardo y siguió con las caricias. Desde su hombro podía ver su mano subir y bajar a lo largo de su pene, su glande desaparecía por un momento para renacer entre sus dedos. Me puse un poco más cómoda y baje mi cabeza hasta su pecho para verlo de cerca mientras con una mano le acariciaba las piernas, llegando a rozar sus pelotas que estaban como hinchadas por la presión del semen. De vez en cuando me volvía para ver su cara. Los ojos cerrados y una expresión de placer en sus labios...
-“Sigue mi amor, menéatela para mi, quiero ver cómo te corres con tu propia mano”-
Le dije mientras volvía a mirar. Para ayudarle pasaba de vez en cuando mi lengua por sus pezones llegando casi hasta el ombligo, viendo muy de cerca aquella enorme polla agitarse bajo su mano.
-“Sigue mi vida, dame toda tu leche, quiero sentirla en mi cara”-
Le dije mientras colaba un dedo entre sus nalgas, justo debajo de sus huevos, buscando su ano. Un intenso olor a sexo me llegaba y me estaba excitando de nuevo viendo como mi chico se hacia una tremenda paja para mí.
Con mi mano libre comencé a masturbarme al mismo ritmo que él . Su mano seguía apretando aquel miembro y su glande aparecía casi morado entre sus dedos, su ritmo aumento y su respiración subía y bajaba mi cabeza sobre su pecho muy agitada...
-“Si amor, me encanta verte así, machacártela para mi, quiero ver cuanta leches eres capaz de soltar con esa enorme polla tuya”-
Le decía mientras mis dedos volaban sobre mi clítoris. Su ritmo aumento hasta casi parecer un borrón su mano. De pronto sus caderas se tensaron y de su polla comenzó a salir leche calentita a borbotones. Me salpico la cara, alguna incluso se coló entre mis labios. Dejándome notar su sabor ácido. Mi mano se afano en arrancarme a mi otro orgasmo que me hizo temblar. Bajé un poco la cabeza para meterme aquel miembro tembloroso en la boca y notar su sabor en los últimos espasmos que aun derramaban pequeñas gotas de semen que me apresure a lamer.
Y así nos quedamos dormidos. Yo con la cabeza apoyada en su estomago, a pocos centímetros de su miembro que ahora reposaba tranquilo entre sus dedos y el bocarriba posando su mano sobre mi cabeza.
Creo que nunca olvidare aquella noche. Fue un sueño cumplido y que nunca más repetimos...por ahora.