No todo siempre ha sido lo que parece

No siempre ocultamos cosas malas sino también cosas que disfrutamos... eso es lo que me hace callar, he aqui como mi hombría sufrió un grave deterioro...

Otra vez yo...

A veces dárselas de ser muy macho y mujeriego puede ser un peligro si se tiene algo oculto, un secreto que solo la persona involucrada directamente puede divulgar.

Así que es mejor confesar lo oculto antes de que las cosas caigan por su propio peso, por si alguien notó que este es mi segundo relato, en el primero les había dicho que vivo en una colonia de clase media en Morelia, Mich, y que la naturaleza desde siempre me dotó de buenos tamaños por lo que no hay muchas quejas de mi vida heterosexual. Y hago la aclaración de mi vida heterosexual porque lo que les voy a contar es lo contrario a eso... Así es, el se llama Fernando, somos primos y durante la infancia muchas veces compartimos horas jugando, e incluso durmiendo en la misma cama.

En aquélla ocasión él contaba con 17 años y yo con 15, y él había ido a quedarse en mi casa. Todo transcurrió normal hasta que nos fuimos al cuarto. En televisión estábamos viendo una escena cachonda de una película lo que a ambos nos puso necios. Él me dijo:

Sabes que? Me vale madre....

Acto seguido se bajó el pants y dejó al descubierto una gruesa tira de 19 cms casi el mismo tamaño de la mía (me ganaba por 1 o 2 cms) y comenzó a pasearse, sería el ver la escena en tv o no sé, pero el ver el vaivén de su mano recorriendo el tallo de semejante pene subiendo y bajando el cuero dejando al descubierto la enorme cabeza que tenía por corona me elevó a cien mil.

El lo notó y me dijo " tócala", a lo que yo me negué y a duras penas pronuncié tócame tú a mí, y el dijo, si yo lo hago tu lo haces?, asentí.

El comenzó a deslizar su mano sobre mi short lo que me hizo sentir sensaciones eléctricas. Estuvo sobándome un rato, posteriormente fue mi turno y no me limité a hacer lo que el hizo, sino que incursioné debajo de su ropa para sentir aquel miembro tan duro pero de una piel tan suave y mojada que para mi gran sorpresa me estaba llenando de excitación.

Al poco rato de estos intercambios me dijo "chúpamela", a lo que me negué y volvió a proponer " Si te la chupo me la chupas", no podía dejar pasar la oportunidad así que acepté. El se dirigió a mi miembro y comenzó a darle pequeños toqueteos con la lengua lo que me tenía a cien mil. Estuvo deslizando su lengua por mi falo algunos minutos y sentenció:

Te toca.

Tímidamente me dirigí a tomar posición pero definitivamente me desconocí cuando al sentir aquel olor a hombre me lance como desesperado a buscar la enormidad de aquella pija, la lamí como desesperado como si no fuera a haber más vergas para mí y succioné como un loco no sé cuanto tiempo, subía y bajaba la lengua desde la base hasta la cabeza y en la cabeza jugaba con mi lengua como un experto, utilicé toda mi dedicación en aquella mamada para satisfacer a quien momentáneamente se estaba convirtiendo en mi hombre.

Me dijo detente porque me vengo, me tire en la cama y se hizo un silencio.

Si lo vuelvo a hacer lo vuelves a hacer – me dijo a lo que no respondí – no quiero obligarte lo haré y si lo deseas lo volverás a hacer.

Acto seguido comenzó a mamarme nuevamente como un maestro y solo lo hacía durante algunos segundos. " TE toca" decía con una gran sonrisa.

Yo por mi parte me esmeraba como nada con aquel tolete en mi boca, increíblemente lo estaba disfrutando, como una putita sedienta de pene. Deglutía aquel miembro con fiereza, le pasaba la lengua como si fuera una paleta de dulce y de pronto acariciaba aquellos huevos que me tenían loco.

Dejé de hacerlo y nuevamente hubo silencio. Esperé impaciente a que propusiera nuevamente. Pasarían diez minutos cuando no pude más:

Ahora yo te la voy a mamar, si tu quieres lo harás después si no importa no te obligo tampoco.

Volví a mamar aquel palo fascinante hasta que me cansaba de la posición que tomaba no de mamar sentía que podía seguir mamando dos o tres horas. Nuevamente terminé de hacerle el trabajo y me recosté esperando la contraparte, no hubo respuesta. Pensé que había concluido la sesión a lo que no me resignaba así que nuevamente y sin pensar en nada más que en el placer que sentía le dije:

Voy a mamartela otra vez porque quiero que tu me la mames, pero no te obligo no te apures.

Nuevamente me incliné hacia aquel miembro que estaba siendo mi delicia y comencé a hacerle un trabajo espectacular, alcanzaba a oírlo gemir de placer, no podía dejar de hacerlo, no quería que se acabara esa noche porque ese pene me estaba haciendo saltar chispas, estaba fogosísimo, y me encantaba ese sabor era algo indescriptible, de pronto empecé a sentir sus contracciones y dijo sal y me vengo... hice caso omiso, descargó su arma completamente en mi boca, lo recibí todo y lo deglutí magistralmente, me retiré y no pude evitar volver cuando vi la imagen de su pene aún chorreando, y empecé a limpiarlo de todo residuo, para mi sorpresa no tardó nada en volver a apuntar al techo y nuevamente pude sentir la dureza de aquella fuente de placer.

Imaginé albergarlo en mi cubito virgen pero pensé que no se animaría:

Voltéate te dije, te voy a penetrar, y luego tú lo harás – a estas alturas sabíamos perfectamente que hacia cada uno, así que sin preguntar nada se volteó y yo traté de entrar en su ano, sin éxito, hice algunos intentos y logré entrar pero escasamente solo algunos centímetros.

Sal, es mi turno- sentenció

Y me dijo ahora si putito, te voy a culear con esta pijota, lo deseas? Si le dije empálame ya por favor...

Comenzó a mamar mi ano l oque me provocó sensaciones indescriptibles que casi termino solo de sentirlo. Cuando estuvo listo me puso en cuatro patas apuntó y enfiló hacia mi... me penetró violentamente y aunque al principio me dolió, con el tiempo y el vaivén se hizo muy placentero, lo disfruté como nunca cada una de sus arremetidas contra mi desvirgado culo, me penetró como quiso me cogió como quiso y me hit sentir toda su hombría...

Con el erótico vaivén que habíamos creado en ese mete y saca que me volvía loco poco a poco sentí que llegaba el momento, empezó a masturbarme mientras me tenia empalado y me dijo, " ya me vengo" empecé a culotear más fuerte y sentí en ese instante como me inundó de sendos y copiosos chorros de semen, terminamos y nos dimos un gran beso. Hasta mañana dijimos... fue la última vez que lo vi, cuando desperté ya no estaba y nunca más volvió de visita a mi casa, y yo menos a la de el.... A veces duele confesar que quien se dice tan hombre y tan mujeriego llegó a portarse como a mejor de sus propias putas...