No todo puede ser trabajo
Mi socio se fijó en la nueva clienta, pero ella se fijó en mí.
Estábamos con mi socio y amigo de infancia Francisco, en nuestra oficina celebrando el éxito de nuestro último caso, (somos dos abogados solteros de 29 y 30 años que hace solo un año trabajamos en forma independiente en nuestra propia oficina, luego de graduarnos y trabajar un par de años para otros abogados), era el final de una tarde de Agosto en Santiago de Chile, pleno invierno. Francisco preparaba dos tragos mientras yo me paseaba por la oficina recordando todos los acontecimientos del día y de los meses anteriores.
De pronto sonó el timbre, nos miramos preguntándonos quien sería, como no somos adivinos me dirigí a abrir, me encontré con una dama de aprox.46 ó 47 años que preguntaba por nosotros, la hice pasar y no pude evitar fijarme que mi socio la devoraba con la mirada, la ayudé a quitarse el abrigo y en ese momento pude darme cuenta que esta dama era TODA una mujer, pelo negro rizado hasta los hombros, ojos verdes como esmeraldas y una boca generosa que invitaba a escuchar que necesitaba. Al deslizar su abrigo por sus brazos pude apreciar un cuerpo que acompañaba en forma magnífica sus facciones. Mi socio se disculpó por estar bebiendo explicándole brevemente el motivo de nuestra celebración y aprovechó de ofrecerle una copa, ella aceptó diciendo que lo necesitaba y comenzó a hablar. Nos dijo que una amiga, a quién nosotros habíamos asesorado en una separación conyugal, le había dado nuestra dirección y necesitaba de nuestros servicios.
Explicó que llevaba 25 años casada con un importante director de un par de empresas transnacionales y que sólo hace una semana se había enterado que el llevaba una doble vida con otra mujer quién le había dado dos hijos, esto era mas de lo que ella podía aceptar y quería separarse de su marido. Al tomar asiento pude apreciar un par de piernas torneadas protegidas por medias que hacían que lucieran aún más excitantes. Tomando un sorbo del whisky que mi socio había puesto en sus manos nos dijo que siempre sospechaba de que él le era infiel pero creía que solo eran aventuras pasajeras en sus constantes viajes al extranjero. Ellos no habían tenido hijos pues el decía que no le gustaban. Ahora quería que la asesoráramos en su problema. Poniéndonos serios, mi socio y yo nos dedicamos en la próxima hora a trazar un plan de acción y después de discutirlo con ella nos pusimos de acuerdo en los puntos importantes. Quedamos de acuerdo en volver a reunirnos.
Al irse ella Francisco me miró diciéndome que no le molestaría ayudarle en cualquier cosa que ella necesitara, cualquier cosa, le dije que mejor pensáramos en ganar el caso y nos despedimos para ir a nuestras casas a descansar. Comenzaron a sucederse las reuniones en las cuales fuimos entrando en confianza conversando de todo tipo de cosas, Angela (que así se llama nuestra cliente) cambió su forma de vestir a ropa mas informal lo cual dejaba ver un cuerpazo, con dos pechos apuntando hacia delante, firmes ganándole a la fuerza de la gravedad, otro día llegó con un buzo, pues venía del Gim, que se adhería en forma notable a dos nalgas redondas y al parecer duras. Francisco no dejaba de comentarme siempre que esa mujer lo estaba trayendo loco. Trabajando duramente en ese y otros casos pasaron los meses hasta que llegó la reunión final con la otra parte, afortunadamente el marido no quería ningún escándalo que pudiera complicarle la vida en el mundo social y profesional en que se desenvolvía y aceptó todas nuestras peticiones mas importantes resolviéndose todo como nosotros queríamos.
Ya de vuelta en nuestra oficina nuevamente celebrábamos con un par de tragos un nuevo éxito en nuestro trabajo, Angela vestía una falda y blusa livianas, pues ya era primavera en nuestro país, y mi socio no dejaba de mirarla en forma insistente. Luego de un par de copas, Francisco propuso seguir la celebración en otro lugar, pero Angela se disculpó diciendo que tenía cosas que hacer y terminando su copa se puso de pié y besándonos a los dos en la mejilla se fue dejándonos solos. Mi socio me miró con pena en sus ojos y me preguntó si no me había fijado como ella me miraba todo el tiempo sin quitar sus ojos de encima mío. Sonriendo le dije que no molestara y lo invité a tomar algo en otro lugar.
Llegamos a un bar que queda cerca de la oficina donde se reúnen todos los abogados de la zona y pedimos unas copas, en la barra nos encontramos con dos ex compañeras de la universidad quienes también estaban celebrando, las invitamos a una mesa para seguir la celebración y las copas fueron vaciadas rápidamente una y otra vez. Francisco se apegaba a Paula con quien había tenido una fugaz relación durante nuestros días de U. Al cabo de una hora aprox. llegó el novio de Ana María a buscarla, se tomó un par de tragos con nosotros y luego se la llevó a seguir su propia celebración seguramente. Al rato Paula dijo que tenía que irse y le pidió a Francisco si podía ir a dejarla a su Depto. Este ni corto ni perezoso se levantó de un salto y guiñándome un ojo la tomó de un brazo y desaparecieron rápidamente de mi vista. Ahí quedé solo y traté de conseguir compañía femenina pero, como casi siempre sucede en casos de emergencia, no había nadie disponible por lo que pagué la cuenta y decidí irme a casa. No se como llegué hasta mi auto y menos como logré manejar a mi casa. Ya en esta me serví una nueva copa, lié un porro (como dicen los españoles), puse un CD de Journey en el equipo y me senté en mi sillón favorito dispuesto a relajarme después de una ardua jornada. De pronto desde la lejanía comenzó a llegar el sonido del teléfono, el timbre se metió en la nube en la cual me encontraba avisándome que alguien me llamaba, por un momento pensé en no contestar, pero podía tratarse de alguna emergencia y levanté el auricular.
Aló, Iván ? Hola soy Angela.
Quién ? pregunté, todavía en otra galaxia.
Angela ¿Tan rápido te olvidas de tus clientes?
Disculpa Angela, estaba pensando en otra cosa, ¿ Tienes algún problema?
Ninguno, es solo que ya hice lo que tenía que hacer, y como recordé que una vez me dijiste que vivías en La Reina, y estoy cerca, me pregunté si podría pasar a verte.
Le dí las señas de mi casa y me dijo que en 10 minutos estaría aquí, me senté nuevamente en el sillón a esperarla. Al rato sonó el timbre y apenas logré levantarme para ir a abrir. Ahí estaba ella parada con la misma falda y blusa de la tarde empinada en un par de zapatos de taco altísimo. Sonriéndome me preguntó si podía pasar, sonriendo también me hice a un lado en la puerta y contemplé como ingresaba al living, caminó tres pasos y se detuvo, olisqueó el aire y me preguntó si eso que olía era marihuana, le respondí afirmativamente y le ofrecí la mitad del porro que se había apagado, lo tomó diciendo que no fumaba eso hace aprox. 25 o más años.
Mientras le daba unas fuertes piteadas le puse un trago en la mano y la invité a sentarse en el sillón mas amplio de mi casa. Se rió y me dijo que no habría adivinado nunca que yo fuera tan relajado en mi casa , porque en la oficina siempre me veía tan serio y responsable. Terminamos el porro y nos quedamos mirándonos mutuamente, de pronto se levantó y preguntó si eso que sonaba era Journey, le contesté que sí, justo cuando sonaba el último tema del disco, ella volvió a colocarlo nuevamente y comenzó a bailar suavemente sobre la alfombra, dijo que esa noche era para celebrar y hacer locuras y estirando sus brazos me los ofreció para invitarme a bailar con ella. Dentro de mi sopor me uní a ella, quien poniendo sus manos en mi pecho, se pegó a mi cuerpo y comenzamos a dar lentas vueltas.
De pronto me di cuenta de tremenda mujer que tenía entre mis brazos y mi polla (otra vez los españoles) comenzó a tomar vida propia. Angela la sintió y rodeándome el cuello pegó aún mas su pelvis a la mía. Comenzó a susurrarme en los oídos que había notado como mi socio la devoraba con la vista cada vez que ella entraba en la oficina, que ella se había fijado en mí al cabo de un par de reuniones, que le había gustado como yo la trataba, que en todos los años de matrimonio nunca le había sido infiel a su marido, etc, etc, etc. Echó su cabeza hacia atrás y mirándome fijamente acercó sus labios a los mios y me besó tiernamente al principio pero al cabo de un par de minutos nos separamos con los labios casi deshilachados.
Su cuerpo se restregaba contra el mío y perdiendo toda la timidez nuestras manos comenzaron a recorrernos enteros, mis manos llegaron a su espléndido trasero y comenzaron a sobarlo y apretar su pelvis aún más a mi polla, le subí la falda hasta la cintura y amasé sus nalgas perdiendo de ves en cuando mis dedos dentro de su tanga. Angela entretanto desabotonaba mi camisa y recorría con las yemas de sus dedos mi torso desnudo, me sacó completamente la camisa y comenzó a besar mi cuello y mi pecho recorriéndolos con sus carnosos labios y su lengua.
Después de una eternidad gozando su boca la tomé de la cintura y la giré dejando mi polla apretando sus nalgas desabrochando desde atrás su blusa, cuando llegué con mis manos dentro del sostén que aprisionaban sus pechos pude sentir al tacto dos pezones que cobraban vida rápidamente. Mientras ella se mecía en mi polla y comenzaba a gemir suavemente logré sacarle el sostén y sostener en mis manos esos dos melones que palpitaban acompasadamente, mis manos no lograban abarcarlos completamente y se los separaba y juntaba alternadamente mientras ella giraba la cabeza y volvía a meterme su lengua hasta la garganta. Ese jueguito también duró una eternidad y moviéndome suavemente la llevé al sillón donde habíamos estado sentado unos momentos antes. Me tumbé sobre ella, de frente, y logrando abandonar sus labios por un momento llevé mi boca hasta su cuello y luego a sus hombros siguiendo hasta esas dos protuberancias que estaban pidiendo ser tomadas en cuenta.
La besé con violencia y chupe de ellas hasta que los gemidos de Angela apagaron los sonidos del CD puesto en el equipo. Mientras mi cara se enterraba en sus senos mis manos habían bajado hasta su tanga y deslizándola despacio logré sacarlas por sus tobillos, mi boca siguió bajando hasta llegar a su estómago que, a sus 47 años, se mantenía duro y terso gracias a horas y horas de gimnasio. Su ombligo también acaparó mi atención durante un buen rato mientras mi dedo medio exploraba su coño ( ah, los españoles y sus dichos) y su pelvis comenzaba a subir y bajar al ritmo que su clítoris nervioso y espasmódico le brindaba. Sentí sus manos tomar mi cabeza y empujarla a su nidito de amor, encontré una pequeña matita de pelos la cual tome entre mis labios y tiré de ellos sacándole un gritito de placer desde su garganta que me impulso a bajar con mi lengua hasta recorrer todos sus muslos, y subir nuevamente a su palpitante coño enterrando mi lengua en toda su extensión dentro de ella, al parecer eso la sorprendió pues su cuerpo se contrajo violentamente y cuando recién había comenzado a lamer su clítoris hinchado y deseoso, la sentí explotar en un orgasmo que dejó todos sus jugos en mi boca. No le dí descanso y seguí comiéndome su vagina y llegando reiteradamente a su ano ida y vuelta hasta que sus espasmos aumentaron en tal intensidad que con su último orgasmo me pidió gritando que dejara de hacerlo.
Le obedecí y la dejé tendida en el sillón sonriente y recuperando el aliento, me besó en forma escandalosa mientras sus manos bajaban a mi cinturón y lo sacaba dejando correr mis pantalones hasta el suelo donde me los saqué quedando solamente con mis calzoncillos y mi polla luchando por liberarse, no perdió el tiempo y bajándome estos dejó mi tranca bamboleándose frente a sus ojos que adquirieron un brillo especial de deseo y lujuria que creí que ella no poseía. Tomó mi verga con su mano derecha y comenzó a masturbarme lenta y deliciosamente, con su mano izquierda se apoyó en el sillón y se incorporó quedando sentada en el borde sin dejar de manosearme la polla que crecía y crecía agradecida del trato que le estaban dando, se puso de pie y besándome nuevamente con esa entrega que ponía siempre en hacerlo, me empujó lentamente hasta una silla que pasaba en ese preciso momento por nuestro lado y me sentó en ella sin dejar de morder mis labios, fue bajando con lentitud agónica por mi pecho besando mis tetillas y siguiendo hasta mi estómago mientras su mano no dejaba en paz mi verga, la miró golosa diciendo que su ex marido no la tenía tan grande y preguntándome si se la metía en la boca crecería más o no, le dije que probara que pasaba y obedientemente lo hizo recorriendo primero la cabeza con sus labios entreabiertos y luego devorándosela tratando de no dejar ningún centímetro de lado. Aunque no podía creerlo sentí como mi polla aumentaba otro poco su volumen llenando completamente su boca y como esta subía y bajaba acompasadamente ayudada por mi mano que hacía presión sobre su cabeza.
De pronto sentí que mi leche confluía a mis testículos y ante la inminente acabada que se aproximaba le tomé el pelo y la levanté hasta mi boca besándonos apasionadamente mientras ella se ponía a horcajadas sobre mi y se sentaba sobre mi verga restregándola contra su vagina. El contacto de mi polla con su clítoris nuevamente la encendieron y se movió de tal manera que sin necesidad de enterrársela explotó en otros dos o tres orgasmos gloriosos a los cuales me estaba empezando a acostumbrar y disfrutar. Me miró agradecida diciéndome que no sabía que fuera multiorgásmica y levantándose levemente tomo con su mano mi polla y la dirigió sin necesidad de ayuda a la puerta de su coñito que rebozaba de jugos de bienvenida, dejó ahí mi polla palpitante olisqueando su sexo y lentamente comenzó a bajar deslizándola centímetro a centímetro dentro de ella, a medida que entraba sus ojos se abrían poco a poco y su cara se contraía en un gesto de placer inmenso, pasando su lengua entre sus labios entreabiertos comenzó a subir y bajar mientras sus gemidos comenzaban a subir de volumen cada vez más.
Apoyando mis manos en su exquisito trasero le ayudé a subir y la dejé ahí un momento para que saboreara solo la cabeza de mi polla, ella empujaba lentamente hacia abajo, pero yo la mantuve firme un momento dejando solo la punta de mi verga dentro de ella, me miró pidiéndome con sus ojos que la clavara totalmente, por lo que tomando su cintura la bajé violentamente dejando enterrada mi verga en toda su longitud dentro de ella, esto la sorprendió tanto que un grito de placer inundó mi casa por completo, comenzamos a movernos frenéticamente besándonos, lamiéndonos, mordisqueándonos sin poder parar hasta que sentí que mi leche pujaba por salir en forma incontrolable, Angela adivinó esto y aceleró sus movimientos gritando que la esperara, me contuve todo lo que pude hasta que ella contrayendo sus piernas alrededor de la silla y de mí recibió su nuevo orgasmo como una descarga eléctrica que la hizo abrazarse a mí en forma desesperada, alentado por su actitud aceleré otro poco hasta sentir que mi polla explotaba, mi leche llenándole todo su coño en chorros que no cesaban de salir e inundarla y resbalaban fuera de su cuerpo, fue la acabada mas grandiosa que pudiera recordar y exhaustos nos dejamos caer en la alfombra.
Para mi sorpresa ( y orgullo ), mi polla no bajó un milímetro y seguí moviéndome dentro de ella una y otra vez, estábamos tirados yo encima de ella y Angela rodeando mi cabeza con sus manos, mi cintura con sus piernas, y mi polla con sus labios vaginales, comenzó a seguir el movimiento hasta que nuevamente el deseo se apoderó de nosotros y nos dimos una sesión de sexo desenfrenado como si recién estuviéramos empezando.
Cuando nuestros cuerpos nuevamente reclamaron el orgasmo esperado, Angela saliéndose desde debajo mio, se apartó un poco y apoyando sus manos y rodillas en el suelo de espalda a mí, volteó su cabeza y ofreciéndome su tentador trasero me dio la bienvenida. Apoyé la punta de mi verga en su coño y penetré lentamente en ella, cuando se la clavó completa enderezó su cuerpo y mientras yo la afirmaba de sus senos y ella me abrazaba la nuca me dijo que volviera a llenarla de mi leche, comencé a bombear mientras sentía las venas de mi polla rozar sus labios vaginales, Angela apoyó nuevamente las manos en la alfombra y comenzó a resistir mis embates, sentía entrar jugosamente mi tranca en ella durante una eternidad hasta que comenzó a acelerar sus movimientos, sus gemidos se transformaron en grititos de placer y hundiendo su cara en la alfombra gritó mientras yo me derramaba nuevamente dentro de ella. Mi polla latía botando mis últimos jugos, y nos reíamos del placer que nos habíamos dado mutuamente, cuando Angela mirándome aún con esa mirada de deseo que solo sus ojos podían tener me dijo.
¿ No vas a mostrarme tu dormitorio ?
Serví otras dos copas, lié otro porro, puse otro CD en el equipo (ahora a Janis Joplin), y tomándola de la mano la llevé a mi cama pensando que mañana era sábado y no había que ir a trabajar.
En otra oportunidad les cuento que paso ahí.