No todo puede ser trabajo (2)
Luego de la sesión de sexo en el living de mi casa, con mi clienta nos fuimos a mi dormitorio a seguir dandonos.
Después de una buena sesión de sexo en el living de mi casa, entramos a mi dormitorio besándonos y nos metimos al baño a darnos una rápida ducha, mientras nos secábamos comenzamos a acariciarnos nuevamente y caímos en la cama riéndonos Angela tomó el pito que estaba esperándonos y lo encendió dándole largas fumadas, seguimos fumando y bebiendo hasta que ella tomó mi pene con su mano izquierda y comenzó a besarme calientemente en la boca, mis manos tomaron sus senos, ella los tenía tan sensibles que se agitó en el momento que comencé a chupárselos, volvimos a besarnos en la boca y ella comenzó a bajar a mi cuello y pecho mientras giraba su cuerpo acercando su pelvis a mi cara, llegando a mi miembro lo lamió desde la punta hasta la base ida y vuelta un par de veces, pasé su pierna por sobre mi cabeza y ví su coño perfumado que me daba la bienvenida.
Angela no perdía el tiempo y se comía mi polla con verdadero apetito, sentí como la punta le llegaba hasta la garganta y volvía a salir para dejarla frente a su cara y se la restregaba contra ella y su cuello, yo mientras tanto, le lamía el chochito mientras veía que su ojete ubicado unos centímetos más arriba me miraba fijamente, alargué mi lengua y lo besé hambriento, Angela cada vez se ponía más caliente y restregaba su coño sobre mi cara cada vez mas rápido, el orgasmo de ella no tardó en venir acompañado de otro sucesivo, su cuerpo se convulsionaba violentamente hasta quedar tendida sobre mi con la polla entre sus labios.
La fui dando vuelta lentamente y la besé violentamente, ella no se quedaba atrás en la agresividad, se puso debajo mio y condujo sabiamente mi polla hasta que quedó a tiro de cañón de su coño, echándose hacia abajo logró cogerlo con su vagina y sentí como me volvía a hundir hasta el fondo de ella, bombeándonos apasionadamente hincado en la cama la tomé desde la cintura y la levanté hasta que ella con la planta de los piés apoyadas sobre la cama y colgada de mi cuello pegó su boca a la mía y comenzó a enterrarse el miembro todo lo que más podía, gimiendo y jadeando de una manera que yo no veía hace tiempo, agotada, con sus brazos en mis hombros se giró y me dejó tendido de espalda en la cama y ella a horcajadas sobre mí seguía subiendo y bajando sin detenerse mientras me metía su lengua hasta la garganta y refregaba sus pechazos sobre el mío, esta batalla duró largos minutos hasta que su respiración se aceleró de tal manera que creí que iba a desmayarse, su cuerpo volvió a convulsionarse y sus espamos no se detuvieron hasta un buen rato después, respirando dificultosamente me miró a los ojos cansada y agradecida, seguí besándola y acariciándola hasta bajar a sus pechos que se movían al compás de su respiración, los lamí y restregué con mis manos hasta que nuevamente ella se echó de frente sobre la cama y mirándome me invitó a cubrirla con mi cuerpo, mi polla se restregaba sobre sus nalgas mientras yo metía mis manos entre el colchón y sus pechos apretándoselos suavemente, separó levemente sus piernas y mi polla se deslizó hasta su coño, no le di descanso y se la enterré nuevamente hasta el fondo y me quedé ahí un momento, ella se movía al compás que yo le imprimía a mis embestidas y comenzó a parar lentamente su trasero hasta que quedó a cuatro patas sobre la cama mientras yo hincado la sostenía desde las caderas y la balanceaba hasta mi para entregarle todo mi pedazo de carne en ofrenda a esas nalgas soberbias que me ofrecía, ensalivé mi dedo medio y lo froté lascivamente en su ano para ver como reaccionaba ella, no se resistió cuando introduje la punta del dedo y lo revolvía dentro de ella, luego cambié por el medo gordo y se lo hundí hasta el fondo.
Angela gimió y giro su cabeza preguntándome si quería entrar por ahí, como respuesta saqué el miembro de su vagina y lo apoyé lentamente en la punta de mi dedo que estaba en la orilla de su ano, entré solamente el glande en ese orificio y esperé a que ella se lo enterrara solita, tanteando el camino Angela reculó su trasero lentamente acostumbrándose al ancho de mi polla, repentinamente sus nalgas chocaron contra mis huevos y se quedó quietecita un momento hasta que comenzó a echarse adelante y atrás primero lentamente y luego aceleró sus movimientos mientras gemía cada vez mas alto, de pronto su cuerpo se contrajo y gritando y estrujando sus dedos sobre la sábanas se desplomó sobre la cama ahogándose con su descontrolada respiración.
Hincado en la cama no le dí respiro y la volteé hasta que quedó frente a mí, con sus piernas separadas a los lados míos, le tomé las piernas y las flexioné sobre mis brazos apoyando la palma de las manos en la cama, todavía hincado y levemente inclinado sobre Angela la besé mientras mi polla besaba su clítoris, restregué mi lengua sobre la de ella y la punta del pene en su coño hasta que comencé a bajarlo para llegar a su culo nuevamente, aún dilatado este acogió la punta de mi picha y me enterré en el mientras nuestras bocas respiraban una sobre otra un aliento caliente que aumentó cuando empecé a meterlo y sacarlo sucesivas veces sintiendo como mis bolas rebotaban sobre sus nalgas, su ano pedía ser llenado con mis jugos por lo que aceleré mis movimientos de tal modo que mi leche comenzó a salir a borbotones mientras Angela gritaba y se deshacía en su último orgasmo descontrolado quedando aplastada con mi cuerpo cuando mis brazos se negaron a seguir sosteniéndome cayendo sobre ella. Luego de un largo rato me salí de ella y nos besamos con renovada pasión durante una eternidad hasta que sentí que Angela se quedaba dormida placidamente en mis brazos. Encendí la cola del porro que aún quedaba y luego de fumarla mientras pensaba en lo que había ocurrido la apagué y me hundí perezosamente en sus senos y con uno de ellos dentro de mi boca me dormí pensando en el largo fin de semana que aún quedaba por disfrutar.
Con Angela seguimos dándonos sexo durante un par de años, mientras cada uno hacía su vida por separados, como ella era una mujer que se movía en altos círculos nos ayudó en nuestro negocio enviándonos conocidos que necesitaban asesoría legal, un día ella me dijo que un hombre mayor le había pedido matrimonio y que ella había aceptado pues sabía que lo nuestro era solo atracción sexual que el tiempo iría atenuando. Otro día me contó que después del matrimonio se iba vivir a Europa un tiempo con su marido. Por supuesto que le hice la despedida de soltera correspondiente y también una despedida cuando se fue.
Ha pasado el tiempo y ella ha venido dos veces a Chile de paseo y siempre me llama para animar la llama de pasión que se estableció entre nosotros y a la cual, mi socio Francisco aún no puede conformarse que la suerte me beneficiara de esa manera.