No tengo novio

Para aliviar tus deseos sin prisa pero sin pausa.

NO TENGO NOVIO

Por: Horny

A Jairo con un "te quiero".


Son las 8 p.m. y acabo de subirme al bus que me llevará a casa. He salido un poco tarde del trabajo y estoy realmente muy cansado pues mis actividades diarias requieren mucha concentración. Empieza a llover y justo hoy no llevo mi acostumbrada sombrilla de abuelito... así que llegaré a dormir solo como siempre pero empapado esta vez. El reflejo en la ventana del bus me devuelve mi imagen, la imagen de un hombre joven, introvertido, que no cree en relaciones convencionales pero con necesidades corporales naturales de compañía femenina y sexo esporádico. En este instante me siento realmente aburrido... tranquilo pero aburrido.

Tengo bastante tiempo durante el trayecto a casa para pensar... es aproximadamente una hora de viaje. Paso cerca de donde vive Juliana por lo que es inevitable pensar en ella. Cada vez que esa mujer termina con su novio suele enviarme e-mails muy sugestivos los cuales significan que no quiere pasar la noche sola. Esos mensajes incluyen por lo general una foto muy interesante de Juliana con diferentes prendas para despertar en mí el tipo de pasión que le apetece en cada ocasión. Mi mente vuela... casi puedo ver la pantalla de mi computador y la mayoría de los mensajes de la carpeta guardados son de ella...

Fecha: 15 de enero

Asunto: Serena... Para aliviar tus deseos sin prisa pero sin pausa...

La foto... Juliana recostada en una butaca blanca ataviada con un contrastante juego de sostén y tanga de algodón y encaje negro.

Fecha: 18 de febrero

Asunto: Juguetona

Juliana con un colorido y alegre estampado creó el ambiente perfecto para un travieso juego de manos.

Fecha: 25 de marzo

Asunto: Glamorosa

Me sedujo con el precioso encanto de un corsé y panties de encaje blanco que modelaban su figura a la perfección... más seductor ¡imposible!

Fecha: 11 de abril

Asunto: Embrujadora... Nada como la magia del encaje blanco para hechizar a un hombre.

Lo comprobé con un juego de sostén y tanga con encajes de tul contrastando tentadoramente con su piel desnuda.

Fecha: 19 de mayo

Asunto: Vampiresa

Un corsé negro de algodón y lycra pegándose subversivamente a su cuerpo... una perfecta fusión con una reveladora tanga y ligueros que la envolvía en una enloquecedora aura de mujer fatal.

Fecha: 29 de Junio

Asunto: Ingenua

Parecía que no mojaba... pero empapaba... y me empapó de pasión con un conjunto de algodón con estampado de niña buena y un provocativo corte de niña mala.

Fecha: 12 de Julio

Asunto: Tierna

Exudaba ternura envuelta en la voluptuosidad de los encajes y tules de un clásico babydoll con tirantes fruncidos y tanga en combinación

Y agosto estaba llegando a su fin... me sorprendía que esa parejita aún no hubiera peleado. Juliana sabía como tenerme al borde del éxtasis.

Llego por fin a mi casa, completamente lavado, el frío calándome hasta los huesos. Solo me queda ponerme encima algo cómodo y seco, revisar el correo e irme a la cama. Ni siquiera tengo ganas de comer de lo cansado que me siento.

Casi me duermo durante los pocos segundos que el correo tarda en abrir. Lo primero que veo es basura y publicidad que es lo mismo... lo cual borro sistemáticamente. Luego, un mensaje que en asunto titula: "No tengo novio". Un escalofrío recorre mi cuerpo cuando caigo en cuenta de lo que significan esas palabras pues minutos antes estaba pensando justo en eso. Apenas si puedo esperar que el adjunto titulado lencería_1 abra y cuando comienza la foto a hacer su aparición siento como si estuviera teniendo un infarto. Es mi amiga Juliana con un precioso conjunto de ropa interior color rojo cereza en encaje, sonriendo a la cámara. Se de sobra lo que ese mensaje significa así que sin demora me visto de nuevo con lo primero que encuentro, esta vez tomo una sombrilla y me abalanzo a la calle ya sin sueño y con las hormonas a mil para desandar de nuevo parte del camino ya recorrido minutos antes. La foto es solo un aperitivo y desafortunadamente para mí, Juliana y su novio no pelean muy seguido. Ojalá fuera por lo menos una vez a la semana, con eso me conformaría.

Tomo un taxi y casi vuelo hasta su apartamento. La luz de una lámpara encendida en el tercer piso anuncia que me está esperando. Corro escaleras arriba y llego sudoroso y jadeando. No tengo que timbrar porque ella está ahí, escondida tras la puerta, solo veo sus ojos, su cabello largo, lacio y oscuro, y uno de sus brazos... desnudo. Me acerco a la puerta y ella me hala hacia adentro, cierra la puerta y al segundo siguiente me tiene apoyado contra ella... estoy entre Juliana y la puerta, completa y deliciosamente atrapado.

Juliana está, como siempre, ataviada con la ropa interior de la foto y eso lo hace aún más excitante porque me da la sensación que voy a estar con una mujer que minutos antes era inalcanzable, que era solo una imagen. Se ve hermosa, es alta, de piel lo suficientemente blanca para provocar mis más profundos deseos... y tiene un cuerpo armonioso. Me quita los lentes, me toma del cuello de la chaqueta y me atrae hacia ella para besarme introduciéndome su lengua hasta el fondo, chupándome los labios de una manera que me hace anticipar que hará lo mismo con mi verga. Yo simplemente me dejo hacer, me limito a disfrutar del momento, no suelo ser tan pasivo pero hoy quiero sentirme un simple objeto sexual para que ella me utilice de la forma que prefiera.

Me susurra al oído que lleva horas esperándome... lamiéndome todo el contorno de la oreja. Se cuanto me ha esperado, me siento un tonto por no revisar el correo en la oficina, habríamos ganado tiempo. Yo también he esperado mucho por ese momento.

Comienza a desnudarme rápidamente sin dejar de besarme de esa forma que tanto me excita. Quedo en ropa interior, lo demás desparramado en el piso junto a la puerta, entonces la levanto de modo que ella queda a horcadas, colgada de mi cuerpo y comienzo a llevarla a la habitación que tan bien conozco. La cama está revuelta, conociéndola como la conozco, sabiendo lo ardiente que es, seguro tuvo una sesión de sexo a solas; su consolador en la mesa de noche me lo confirma. La deposito en la cama suavemente pero ella, ágil como una gacela se anticipa a mis movimientos, toma las riendas y de repente me veo debajo de ella, completamente vulnerable, lo cual no me desagrada para nada.

Deslizo mis manos por sus suaves muslos, desde la rodilla hasta sus caderas, me detengo allí un momento recreándome en la suave curva de la cintura, luego subo un poco más tratando de encontrar el cierre del sujetador. Ella me ayuda con esa tarea y se libera del sostén, lo deja a un lado y aunque primero su cabello cae en cascada sobre su pecho yo lo aparto para ver ese par de duraznos que tanto me gustan, pequeños y suaves, cubiertos de suave vello. Jugueteo con ellos un poco, primero con un dedo en cada pezón, acaricio las areolas con la curiosidad de un niño y noto como a ella le encanta esa suavidad con que la trato; de su boca sale un leve murmullo de aprobación que me anima a ir más allá, a ser un poco más rudo. Comienza a moverse sobre mí, simulando el acto sexual pues aún estamos en ropa interior y siento su sensual calor íntimo.

Se inclina sobre mi rostro y me besa esta vez más suavemente que al principio, luego comienza a bajar despacio y cuando sus besos han llegado a mi abdomen contengo la respiración, preparándome para lo que viene, porque sé que será de campeonato, como todo lo que Juliana me hace. Sus manos se apoderan de mi boxer y comienza a deslizarlo hacia abajo. Yo me levanto un poco para ayudarla y en ese momento mi fusil emerge triunfante apuntando directamente hacia su boca, suplicándole con su erección que lo consienta un poco. Ella no se hace de rogar, se inclina sobre él y lo engulle hasta el fondo... no sé como lo logra pero no queda ni un trozo por fuera, cada centímetro de mi verga está disfrutando esa mamada, de ese movimiento rápido de sube y baja que me lleva a la gloria.

Se da la vuelta lentamente, girando sobre mi sin sacar mi verga de su boca de modo que me encuentro frente a frente con sus nalgas, separadas por un hilo diminuto que se introduce atrevidamente entre ellas (que envidia). La acaricio donde alcanzo: nalgas, piernas, pies, espalda y luego su conchita por encima de la prenda, percibiendo su calor, aroma y humedad. Bajo su tanga hasta donde es posible debido la postura y comienzo a mirarla, a detallarla a fondo. Está recién depilada y despide ese olor especial, agradable y excitante que tan bien conozco. La toco con suavidad, primero a los lados, sintiendo esa piel tan tierna y sensible. Me excita tocarla, casi tanto como lo que ella me está haciendo en este momento. Va más despacio a medida que se concentra y disfruta mis caricias.

Inclina sus caderas hacia mí indicándome que la bese allí. No me hago rogar, saco la lengua, acerco mi boca los centímetros que hacen falta y le doy un lametón desde el clítoris hasta el culo, casi como si fuera un latigazo, mi lengua la quema, la marca de una manera invisible. Ella gime y se pega más a mí. Le doy una y otra repasada y Juliana pide aún más. Succiono sus labios, los estiro con los míos, introduzco mi lengua en su cueva caliente sintiendo su excitación y humedad, esa misma que yo he producido. A medida que aumenta la velocidad de mis caricias sus maniobras en mi verga se hacen más intensas. Es la combinación perfecta de dar y recibir.

Sus caderas se agitan, mi rostro está completamente empapado y ella me pide más y más en un murmullo que apenas se escucha porque tiene la boca ocupada. Mi lengua se enrolla en su clítoris, lo succiona, le da golpecitos. Mi mano reemplaza mi boca, mi dedo corazón acaricia su perlita en círculos, lo más rápido posible, se siente duro, inflamado y muy pero muy mojado. Mi dedo se concentra luego en el agujerito de su ano; con los movimientos de Juliana se abre y cierra ligeramente en una mueca deliciosa que hace imposible no querer acariciarlo. Paso mi dedo mojado en círculos también, muy suavemente para no ser molesto. Halo la tanga hacia arriba de modo que esta se pone tensa, la tomo de ambos lados y acaricio sus orificios con ella, luego la separo de nuevo de su conchita para morderla un poco, pero son mordiscos cariñosos, de esos que la ponen a mil por hora.

Me excita tanto lo que estoy haciendo y sintiendo que solo puedo pensar en sentirla por dentro, en estar dentro de ella por completo y de una vez, siento que la deseo en ese momento más que nada en el mundo, ni un terremoto podría lograr que yo dejara de sentirme tan excitado. Le digo que quiero penetrarla... Ella se incorpora, se da la vuelta, termina de quitarse la tanga y se sienta a horcadas sobre mi, hincándose lentamente sobre mi miembro que parece a punto de estallar de lo tieso. Llega a la base, nos acostumbramos a la nueva situación esperando unos segundos y luego Juliana comienza a cabalgarme, ella controlando los movimientos, yendo a su propio ritmo. Yo la ayudo moviéndome ligeramente, solo lo suficiente para no parecer demasiado pasivo. Mientras se mueve acaricio sus pechos y nalgas, las estrujo y amaso.

Se inclina sobre mi y me besa en los labios; se estira completamente cerrando las piernas de modo que puedo sentir su cuevita aún más apretada, todo su peso oprimiendo mi verga y es completamente delicioso, algo indescriptible. Mis manos suben por su espalda y me abrazo a su cintura de modo que ni el aire cabe entre los dos. Los movimientos son casi imperceptibles pero no por mucho tiempo pues nuestros genitales están a punto de arder y es inevitable que se busquen cada vez con más afán.

La agarro de las nalgas con fuerza y ella hace lo mismo con las mías deslizando sus manos no sin cierta dificultad. Estamos completamente enredados, pegándonos el uno al otro y empujando nuestras caderas como si quisiéramos fundirnos... ojalá se pudiera...

Juliana comienza a gemir que está cerca, que ya casi, que un poquito más, que no pare... sus palabras me excitan tanto que exploto en su interior pero no dejo de moverme hasta que ella me alcanza y nos dejamos llevar ambos por olas y olas de placer que se extienden durante varios segundos.

Se tumba extenuada sobre mi pecho, nuestros cuerpos relajados, vencidos por el cansancio de la pasión. Me encanta sentirla así para poder consentirla, acariciar su espalda... y eso es lo que hago. Los latidos y la respiración de ambos poco a poco retornan a su ritmo natural. Ese momento es especial, muy íntimo y lo mejor es que me siento muy unido a ella en ese momento... tanto que quisiera decirle muchas cosas pero se que no tengo licencia. Estar así, a mi juicio, es casi tan placentero como hacerle el amor.

Minutos después ella comienza a besar mi pecho y cuello pidiendo guerra de nuevo. Yo quisiera volver a hacerlo, es lo que más deseo pero el cansancio puede más y mi verga no responde. No importa, hay otras maneras de proporcionar placer y una de ellas reposa en la mesa de noche. Me incorporo y le pido que se acueste. La miro y lo que más deseo es besar todo su cuerpo, inspira tantas cosas en ese momento...

Tomo el consolador, juego con el un rato en la entrada de su vagina y cuando noto que su respiración se agita, el seudopene ocupa el lugar privilegiado de mi verga minutos antes, entrando y saliendo cada vez más húmedo de su dulce interior. Juliana separa más y más las piernas con el paso de los segundos. Yo soy suave por momentos, casi violento en otros, mi otra mano se apoya en su clítoris, lo masajea para ayudar a que ese momento sea inolvidable para ambos. Minutos después Juliana se convulsiona pidiéndome que pare pues ha quedado muy sensible.

Me acuesto a su lado y la abrazo hasta que queda dormida... yo debo regresar a mi casa.

Al día siguiente aparentemente nada ha cambiado... yo vuelvo a mi rutina laboral, con la mente despejada, con sueño eso si... pero mucho más alegre y por supuesto Juliana regresa con su novio aunque yo guardo la esperanza que antes que llegue la noche vuelvan a pelear.