No te voy a dejar huir de mi

Dos chicas vencen el miedo a sus sentimientos

Este relato está dedicado a Dani. El relato es básicamente de ella. Yo sólo le he dado forma y un final.


Daniela, Dani, se dio cuenta a temprana edad de que le atraían las mujeres, no los hombres. Mientras que sus amigos y amigas empezaban a tontear unos con otros, ella se dio cuenta que era con ellas con las que se sentía bien.

Siendo una chica joven, le asustaban esos sentimientos, esa atracción. Nunca se lo contó a nadie. Simplemente, no tuvo novio, como el resto de sus amigas. Para los demás era tímida.

En su segundo año de preparatoria se empezó a fijar en una de sus compañeras de clase, Liz. Le encontraba preciosa. Muchas veces se pasaba la clase mirándola, con disimulo.

Liz no pertenecía a su grupo de amigas, y a éstas no le caía bien. Por eso Dani disimulaba delante de ellas, aunque por dentro se moría de ganas de ser su amiga. Pero poco a poco se dieron cuenta de que no era una mala chica y la aceptaron. Bueno, no es que la aceptaran. Al menos no la evitaban.

Para acercarse a Liz, Dani tuvo que hacerse amiga de sus amigas, aunque no las soportara mucho. También se hacía la encontradiza. Un día, incluso, disimuladamente, le puso el pie delante cuando ella pasaba y casi la hace caer. Liz se agarró a su cuello.

-Oh, lo siento, perdóneme. No fue mi intención.

Liz la miró a los ojos. Dani casi se derrite ante aquella mirada.

-No te preocupes. Es que soy un poco torpe.

El abrazo duró más de lo necesario, pero Dani disfrutó de cada segundo de tenerla así. De sentir el calor de su piel. De oler su suave perfume. Sintió como su corazón latía con fuerza.

Sus amigas reían como tontas al ver a aquellas dos chicas casi abrazadas, así que Liz la soltó. Se despidieron con una sonrisa.

Por la noche, en su cama, a oscuaras, Dani recordó ese mágico momento de tener a Liz en sus brazos. Recordó sus preciosos ojos, sus labios carnosos que le hubiese gustado besar. Y los besó, con su imaginación, hizo levantar a Liz y a la besó. Ella le devolvía el beso.

Bajo las sábanas de su cama, una de sus manos empezó a recorrer la piel de su cuerpo. Dormía sólo con un sostén y braguitas, así que las yemas de sus dedos podían acariciar casi toda su piel. Mientras imaginaba los labios de Liz pegados a los suyos, su mano sostuvo uno de sus pechos. Apartó la tela y se acarició.

Su pezón se endureció al contacto de sus dedos. Dani gemía de placer gracias a sus propias caricias. La mano cambió de pecho. La otra ya bajaba por su barriguita, suavemente, lentamente.

Cuando llegó al elástico de sus braguitas, introdujo los dedos por debajo y siguió bajando. Su vello púbico era suave. Se acarició el monte de venus, para enseguida seguir adentrándose entre sus piernas.

Se notaba muy mojada. Sus dedos recorrieron la raja de su coñito. Los gemidos se hicieron más fuertes, el placer aumentó. Tenía los labios secos, así que sacó su lengua y los lamió.

La mano con se acariciaba sus bellas tetas atraparon entre sus dedos uno de los pezones. Con delicadeza le dio pellizquitos al tiempo que su dedo corazón bajaba a lo largo de su coñito, mojándose, transmitiéndole oleadas de placer.

-Liz...te..deseo...- susurró en la oscuridad de su cuarto.

Unió su dedo índice al otro y empezó a trazar círculos alrededor de su clítoris. Ahora el placer era maravilloso. La hacía estremecer. Se frotaba. Subía y bajaba los dedos, llevándolos hasta la entrada de su cerrada vagina y volviendo hasta su inflamado botoncito de placer.

No pudo aguantar y en pocos minutos, en el silencia de su oscura habitación, Dani estalló en un fuerte orgasmo, que hizo que todo su cuerpo se tensara y que la respiración se le cortase por unos momentos. Después del placer llegó la relajación...y poco después, el sueño.

Al día siguiente se dirigió a la escuela contenta, feliz. Iba a volver a ver a su Liz. Pero la alegría le duró poco. Una de las amigas de Liz vino corriendo hacia ella.

-¿Sabes lo de Liz?

-No. ¿Qué pasa?

-Luis, de la clase de al lado, le ha pedido salir y ella a aceptado. No está mal el Luis ese. Tiene un lindo culito.

-No...no está...mal.

Se dio la vuelta, tratando de disimular. En un segundo el mundo se le había caído a los pies. Tuvo que ir al baño y encerrarse en uno los lavabos. Las lágrimas corrían por sus mejillas.

Pasó unos días fatales. Tenía que disimular ante todos. Si veía al tal Luis abrazarla, no podía poner mala cara. Si lo veía besar a Liz, tenía que disimular su rabia. Nadie podía saber que le gustaban las mujeres. Nadie podía saber que le gustaba Liz.

Trató de olvidarla, aunque la veía todos los días. Se dijo que sólo estaba ilusionada, que era un enamoramiento tonto y que tenía que olvidarla. Pero buscaba cualquier excusa para acercarse a ella, para hablarle. Le gustaba hacerla sonreír. Su mirada la taladraba. Le desnudaba el alma. Pero Luis siempre aparecía y le pasaba el brazo por encimo o la besaba. Dani se marchaba, con el corazón roto.

Ante tanto sufrimiento, consiguió poco a poco pensar menos en Liz. Dejó de buscarla, de intentar hablar con ella. Se convenció de que era mejor así, que no valía la pena esperar algo que nunca pasaría.

Días después la profesora propuso un ejercicio. Cada alumno pondría en un papel su nombre y lo pasaría a los demás para que cada uno pusiera una palabra que lo describiera. Cuando el de Liz llegó a Dani, puso 'simpática'. Estaba logrando olvidarse de ella.

Cuando el papel con el nombre de Dani volvió a sus manos, con lo que los demás pensaban de ella, se puso a buscar la letra de Liz. La encontró. Cuando leyó la palabra, su corazón empezó a latir como loco:

-LINDA.

¿Linda? ¿Pensaba Liz que era Linda? ¿Linda qué? ¿Linda personalidad? ¿Linda cara? ¿Qué? Se pasó la tarde pensando. Tanto que había intentado olvidarla y una sola palabra escrita en un papel hizo regresar, con más fuerza, todos sus sentimientos. A partir de ese día, a pesar de que Liz seguía con su novio, Dani volvió a hacerse la encontradiza, a hablar con ella siempre que podía. Siempre intentando hacerla sonreír.

Si en clase Liz la sorprendía mirándola, le sonreía. Un día le guiñó un ojo. Esos días para Dani fueron maravillosos. Estar con ella era lo que más deseaba. Que le hablara. Reírse juntas. Fueron días felices para Dani.

Se acercaba el fin del curso, y la profesora de historia les puso un trabajo para hacerlos por parejas. Dani miró a Liz, que asintió con la cabeza. Iban a ser compañeras. Le entraron ganas de saltar sobre ella y comérsela a besos. Pero sólo la miró y sonrió.

Quedaban entre las clases para hacer el trabajo, pero Dani no se podía concentrar. La tenía para ella sólo. Sus manos se tocaban. Sus cuerpos sentados uno junto a otro, se rozaban. A veces Liz se apoyaba en su hombro cuando llevaban mucho tiempo trabajando, cansada. En esos momentos, el corazón de Dani parecía que se le iba a salir del pecho.

El trabajo lo tenían que entregar al día siguiente, pero aún no lo habían terminado.

-Dani, uf, nos queda todavía mucho. No sé si nos dará tiempo.

-Podemos....seguir en mi casa...

-Ah, Vale - le contestó, sonriendo.

Si le pincha en ese momento, Dani no sangra. Iba a tener a su amada Liz en su casa, en su cuarto. Sintió que su cuerpo temblaba. Quedaron por la tarde.

El tiempo hasta que llegó Liz a su casa lo pasó Dani muy nerviosa. Recogió su habitación y la limpió a fondo, aunque no le hacía falta. Por fin llegó Liz.

-Hola

-Hola Liz.

-Tienes una habitación muy bonita.

-Gracias.

-Bueno, ¿ terminamos ese dichoso trabajo?

-Vamos allá.

Se sentaron las dos en la mesa de estudios de Dani. Al estar pensada para una persona, tenía que estar muy juntas. A Dani le encantaba. Olía su perfume. Sentía su calor. En tres horas de duro trabajo consiguieron terminar.

-Buenooo. Creo que nos ha quedado un buen trabajo, ¿No crees Dani?

-Sip. Nos pondrá buena nota.

Liz se levantó y se estiró. Habían pasado tres horas trabajando sin parar y estaba molida. Se sentó en la cama de Dani y se apoyó en las manos. Dani la miró. Su mujer amada estaba sentada en su cama. Se armó de valor. No podía dejar pasar esa oportunidad. Las piernas le temblaban, pero consiguió llegar a su cama y sentarse al lado de Liz.

Las dos chicas se miraron. Dani se acercó lentamente a Liz, sin dejar de mirarle a los ojos, hasta que sus labios se encontraron. Sintió como una corriente eléctrica que le recorría el cuerpo.

Se separó un poco, volviéndola a mirar. Sus labios carnosos estaban entreabiertos. Los besó otra vez. Liz respondió tímidamente al beso. Entreabrió los labios y la lengua de Dani los lamió con suavidad.

El beso se hizo más apasionada. Las dos abrieron sus bocas y las lenguas se entrelazaron. El coñito de Dani era un lago. Deseaba a aquella chica. La amaba con todo su ser.

Pero de repente, Liz la apartó suavemente.

-Lo siento, tengo que irme.

-Liz...no..no te vallas. Perdóname.

-Lo siento.

Recogió rápidamente todas sus cosas y se marchó. Dani se quedó sentada en la cama. Se había ido. Había salido corriendo.

Se maldijo a sí misma. La había asustado. ¿Y si sólo era una amiga para ella? ¿Qué iba a pensar ahora que la había besado? Temía que Liz hablara con sus amigas. Que le contara que Dani la había besado. Que era una lesbiana.

Se tumbó en la cama, y lloró de rabia, de desesperación. De miedo.

Al día siguiente, cuando entró en clase, temió que todos la miraran, que la señalaran, que se rieran de ella. Pero no pasó nada. Todo era como siempre. Todo menos Liz. Ya no la miraba como antes. La evitaba.

Entregaron su trabajo. Sacaron la máxima nota. Llegó el fin del curso y cada uno se marchó por su lado.

No la volvió a ver. No se pudo despedir de ella. Decirle adiós.

Al comienzo del curso siguiente, se volvieron a encontrar. Sólo con ver sus lindos ojos mirarla bastó para que su amor reapareciera como si no se hubiese ido. Pero Liz, aunque le sonreía, seguía evitándola. No pudiendo más, se acercó a ella.

-Hola Liz.

Liz la miró. Sus ojos Hacían acelerar su corazón

-Hola Dani

-Me alegro mucho de verte.

-Y yo a ti, Dani.

-No me dijiste adiós.

-Dani...siento...siento como me marché.

-¿Por qué huiste?

-Me asusté.

-¿De mi?

-Sí.

-¿Fue por aquel beso?

-No, no fue por el beso. Fue por lo que sentí cuando me besaste.

-No te entiendo.

-Para mi eres una buena amiga. La mejor. Me gustaba mucho estar contigo. Pero cuando me..besaste...me di cuenta de que había algo más. Ese beso no fue como los que me da Luis.

-¿Te gustó?

-Cuando él me besa, me gusta, claro. Pero tu beso...me hizo estremecer. Nunca había sentido algo así. Me di cuenta de que sentía algo especial por ti. Y eso me asustó. Yo no soy....

-¿Lesbiana?

-Sí. Estaba muy confundida.

-Yo también lo estoy. Temo que los demás sepan lo que siento. Temo sus risas, sus reproches. Pero me estoy dando cuenta de que eso me da igual.

-Muchas veces he pensado en ti. En aquel beso. En qué hubiera pasado si no me hubiese marchado.

-Liz... estoy enamorada de ti. Traté de olvidarte. Pero..no he podido. Al volver a verte todo ha vuelto, con la misma fuerza.

Dani acercó sus manos a las de Liz y las entrelazaron. Volvió a temblar. Liz, una vez más, apartó sus manos e intentó marcharse.

-Dani..yo...

-Esta vez no te voy a dejar huir de mi. Te ...quiero Liz. Te amo.

La besó. Liz se tensó, pero no salió corriendo. El beso se fue haciendo más intenso. Abrieron sus bocas y entrelazaron sus lenguas.

Dani la cogió de la mano.

-Vamos a terminar lo que empezamos.

Cogidas de la mano salieron de la escuela. Y cogidas de la mano entraron en la casa de Dani. La llevó a su dormitorio y se sentaron en la cama. Parecía que el tiempo había retrocedido. Estaban otra vez en aquel punto en donde la primera vez la perdió. Ahora no iba a pasar eso.

-Nunca te lo dije, Liz, pero eres preciosa.

-Tú también eres Linda.

-Me acuerdo que lo pusiste en un papel.

-¿Supiste que fui yo?

-Reconocí tu letra.

Dani se acercó más a ella.

-¿No huirás, verdad?

-No.

Las dos recorrieron la distancia que separaba sus bocas y se besaron, dulcemente, con ternura. Poco a poco el beso se fue haciendo más intenso. Abrieron sus labios y se buscaron las lenguas.

Las dos mujeres tenían los ojos cerrados. Las dos temblaban. Dani llevó una de sus manos a los pechos de Liz y los acarició sobre la blusa. Liz gimió.

Dani cogió una de las manos de Liz y la llevó a sus pechos.

-Acaríciame....

Era la primera vez que Liz acariciaba a otra mujer. Sintió en sus manos la dureza del pecho de Dani. Ésta acarició las rodillas de su amor, llevando su mano lentamente bajo el vestido. La piel de los muslos era suave, caliente. Tardó mucho en llegar a las braguitas. Con delicadeza, mientras besaba a Liz en el cuello, pasó sus dedos sobre la raja del coñito de Liz. Notó la prenda mojada.

-Ummm mi amor..estás...mojada.

-Oh.Dani..creo que nunca había estado tan excitada...

-Ni yo..mi..amor. Ponte en pie.

Liz se levantó y quedó en pie delante de Dani, que empezó a quitarle los botones al vestido, hasta hacerlo caer a sus pies. Admiró el precioso cuerpo de Liz y después de desnudo ella. Lo ultimo en salir volando fueron las braguitas de las dos mujeres.

Ya completamente desnudas, se tumbaron en la cama y se volvieron a besar. Los duros pezones de Dani se clavaban en las bellas tetas de Liz. Y los duros pezones de Liz en las de Dani. Apasionadamente, entre gemidos de placer, se devoraban la boca la una a la otra.

-Acaríciame, Liz.

Liz llevó una mano a las tetas de Dani, que la cogió y la llevó a su coñito.

-Aquí..

-No sé hacerlo...

-¿Cómo que no? Hazlo como si te acariciaras a ti.

El coñito de Dani también estaba muy mojado. Liz pasó sus dedos a lo largo de su rajita. Encontró su clítoris y se dedicó a él, haciendo gemir a Dani en su boca.

-ummmm, así.....que placer..

Dani también llevó sus dedos al coñito de Liz. Las mujeres se masturbaban la una a la otra, besándose, amándose.

Los expertos dedos de Dani llevaron rápidamente a Liz a un fortísimo orgasmo. Liz se abrazó a ella mientras su cuerpo era recorrido por intensas corrientes de placer.

-Agggggggg Agggggggggg Daniiiii

Dani la miraba mientras gozaba entre sus dedos. Estaba preciosa. Cuando el orgasmo pasó, la besó otra vez.

-Dani...ha sido...maravilloso...

-Sólo ha sido el principio, mi amor.

Empezó a besar sus labios, luego su mentón. Siguió bajando por su cuello. Con la punta de la lengua lamía suavemente la piel. Liz volvía a estremecerse. Cuando llegó a sus pezones, los lamió y les dio suaves mordisquitos, que hicieron a Liz contonearse sobre la cama. Siguió bajando, dejando un rastro brillante mientras su lengua recorría la suave y perfumada piel de Liz. Liz sabía lo que iba a pasar. Puso sus manos sobre el cabello de Dani y la acarició, acompañándola en su descenso. Sintió los labios de Dani en su pubis. El calor de su respiración. Abrió sus piernas para dejarle paso.

Con los ojos cerrados, esperaba las caricias de Dani. No se hicieron esperar. La lengua de Dani recorrió su mojada rajita, saboreando los recientes jugos del orgasmo. Aquella lengua que la volvía loca de placer no dejada de moverse a lo largo de su coñito. Y cuando hacía círculos alrededor de sus clítoris creía morir de placer.

Dani jamás pensó que disfrutaría tanto lamiendo a Liz. El amor que sentía por ella hacía que fuera mucho más que simples caricias. Pero necesitaba sentir las caricias de Liz. Estaba muy excitada. Tenía que liberar su tensión. Con cuidado, se subió sobre Liz, en la postura del 69, sin dejar de lamerla, de chuparla.

Ante Liz quedó el precioso coñito de Dani. Estaba mojadito, abierto de deseo. Le llegó su olor, parecido al suyo. Sentía la lengua de Dani en su coñito. Era un placer inmenso. Tenía que devolvérselo. Tenía que darle lo que Dani le daba. Acercó su boca y empezó a lamerle Dani hacía con ella. El sabor de Dani le encantó.

Por fin Liz la chupaba, la lamía. Era su primera vez. Le faltaba práctica, pero era Liz. Era la lengua de Liz. Eso era más que suficiente para Dani. Le encontró el clítoris y lo chupó con suavidad. Liz hizo lo mismo. Repetía sus movimientos. Repetía el placer que recibía.

Aunque Dani necesitaba un liberador orgasmo, también quería que el placer de lamer a su amada y el placer de sentir como ella la lamía durara más. Pero la excitación era demasiada. Había sido demasiado tiempo deseándola.

Cuando Liz empezó a hacer círculos con su lengua alrededor de su clítoris, estalló, y pocos segundos después, también Liz temblaba contra su boca. Los dos cuerpos se tensaron y latigazos de placer los recorrieron. La habitación se llenó de gemidos de placer.

Después, con calma, los jugos de amor que cada una soltó fueron lamidos y bebidos por la otra.

Dani se dio la vuelta y se acostó al lado de Liz. Se besaron con amor. Y ya no se volvieron a separar jamás.

FIN