No te pongas mis calzones
Una fantasía de lo que me gustaría vivir
No te pongas mis calzones , dijo con enojo mi tía, mientras yo estaba con ellos puestos y me sentía divina, muy mujercita, pero ahora estaba azorada sin respuestas, ningún sonido podía emitir mi boca, tendremos que conversar muy seriamente sobre ti, luego de unos asuntos importantes que tengo que hacer, conversaremos a este punto yo estaba que no podía de nerviosa, (hablo de mi en femenino pues así me sentía cundo me ponía sus ropas).
Al cabo de mucho tiempo, que mis piernas no me sostenían de tanta espera, me llamo y me invito a sentare a su lado en mi cama, y empezó diciéndome, cual eran los motivos por los cuales y me ponía sus calzones, ella había notado desde hace algún tiempo que sus ropas no estaban como yo las guardo, soy muy cuidadosa con mis ropas y tú lo sabes y he procurado que tú también lo seas, porque así nos sentimos mejor, por lo que veo te gusta ponerte ropas de mujer, y de ser así es que deseas ser mujer, porque así te veo, como una niña feliz, te observaba mientras te mirabas al espejo y tu cara reflejaba felicidad, yo encuentro que te vez muy femenina con mis calzones, si es así, tendremos que comprarte ropita de niña, para que seas feliz, porque eso es lo que yo quiero que estes contenta, desde que vives conmigo, al faltar tus padres, no es otra mi intención, ya que no tuve hijos, que tu fueras mi hijo, ahora veo que serás mi hija, todo este lo escuchaba como en estado de trance, porque hacia muy poco que me ponía a escondidas sus ropitas, calzones, sostenes, medias, faldas y vestidos, y este me hacía ver la vida de una forma insospechada, pues nunca pensé que si me descubría esa sería su reacción, corrí a abrazarla y nos fundimos las dos en un abrazo largo interminable, lagrimas corrían por mis mejillas, lágrimas de felicidad y de un inmenso amor con mi tía, que entendía mis gustos y deseos, y me decía al oído, mi niña que gusto me da verte así contenta, por lo que veo lloras de felicidad, y eso me agrada mucho, yo siempre pensé que si tenía hijos quería que fuera una nena, parece que ahora se mi cumplirán mis deseos más anhelados.
Esa noche no pude dormir después de que mi tía (hermana de mi padre, desde hacía como 2 años vivía con ella por la muerte de mis padres, que me querían mucho y con ellos me sentía muy bien, pero siempre con ese anhelo de ser niña), me hablara así y me entendiera en mis deseos de ser una nena, estaba en la etapa de la adolescencia, por lo que esas cosas me afectaban mucho y mis deseos reprimidos me tenían con los nervios de punta todo el tiempo, salvo cuando estaba sola en casa y me disponía a transformarme en una nena, en una mujer, utilizando las bellas ropas, que las encontraba maravillosas, era una delicia, sentir la suavidad de los calzones en mi piel, sentir las medias, deslizarse por mis piernas, y verme en cada espejo que había en casa, así me sentía bella, me sentía femenina y me sentía divina.
Ahora venia la mejor parte pues podía estar en casa vestida de nena en casa, y sobre todo dormir con bellas dormilonas con florcitas y lacitos, dormía como una princesita, ella me fue comprando ropitas de nena, cada cual mas linda y mas tierna, y ser refería a mi como su hija, como su nena, como su princesa, así fueron pasando los dias y ese periodo fue unos de los que mejores recuerdos me dejo, y mi tía y yo, lo pasábamos muy bien en casa, ayudaba en los quehaceres del hogar y era un secretaria para ella, organizando sus trabajos, y siendo toda una ayuda para ella me decía que bendito el día que me pillo usando sus calzones, y sostenes, pues desde ese día, vivíamos juntas y felices, aunque en la calle aun no salía vestida de nena, solo lo hacía con mis ropas normales de niño, y en la escuela nada pasaba solo lo usual de estudios y juegos.
Pero, aunque no me daba cuenta algo ocurría y dejaría muchas consecuencias en mi vida, algo extraño que no lo vi de momento pero que estaba ahí, presente y al acecho.
Fue pasando en tiempo, niña en casa y niño afuera, y fue un tiempo feliz, llegaba y me transformaba en la niña que siempre deseaba ser, y ahora era realidad, me metía a la ducha y quedaba limpiecita para ponerme mis calzones y sostenes de niña, después de poner cremas que mi tía me indicaba, y que con el tiempo yo fui adquiriendo esa costumbre tan femenina de ponerse cremitas por todo el cuerpo. Así empezaba por ver que me pondría para esta linda y bella toda la tarde, esperando que volviera mi tía, me dedicaba a cocinar para las dos, y a dejar la casa limpia y ordenada, ella insistía mucho en el orden, en todo, por lo que yo ya en mi rol de mujer asimilaba esas enseñanzas para mi vida adulta, que ya se vislumbraba en el horizonte, pasaban los dias y mis estudios estaban muy bien buenas notas, y ya era en casa una jovencita y en el colegio un joven como cualquiera, aplicado y sin dar problemas a profesores y compañeras y compañeras, en ese tiempo conocí a la que con el tiempo seria mi novia, Cecilia, linda con un cuerpo de película, y la envidia mía y de mis compañeras, mía porque ansiaba ser como ella como se movía, como gesticulaba con las manos, muy llena de vida y de femineidad, por sus poros salía su personalidad llena de alegría y chispa, con ella primero nos hicimos muy amigos, compartíamos todo, chismes de niñas, ella intuía al parecer mi condición pues más de una vez me llamo en femenino, diciendo, “chica ven acá”, y cosas por el estilo.
El paso fundamental en nuestras vidas, fue un día que fui a su casa para hacer un trabajo en conjunto, al terminar, nos sentamos las dos en una mecedora donde sentí su mano recorrer mis piernas, cuando yo cerré los ojos para descansar, y subía y subía por mis piernas, que siempre las tenia depiladas, y tersas por tanto tiempo de usar cremas y perfumes de niña, ella siguió y me toco mi entrepierna, sintiendo que mi excitación, crecía, y ella tomando el control de todo, unió sus labios a los míos y nos pegamos en un gran abrazo y sintiendo en mi boca sus labios y su lengua que me recorría toda, pronto estábamos abrazadas pegadas y las ropas fueron siendo un obstáculo que entre ambas eliminamos, sentía sus senos pegados a mis pezones que también respondían a sus caricias, su boca tomo mi pene y lo hizo suya, recorría con la lengua toda la geografía de este y yo estaba en la gloria no había sentido algo así desde mi primera paja que fue tremenda (ya podre contar esos detalle en otro relato). Un torrente de semen inundo su boca y su cara, y quedamos los dos como desmayados por el gozo.
Por lo que pasaba no tenia idea de los que estos acontecimientos traerían consecuencias y profundas para mí y mi vida.