No te fíes

Altercado en una tarde tranquila de cotas con unas jovencitas impertinentes

Mi primer relato, basado en hechos reales

Era una tarde de trabajo tranquila así que aproveche para salir y hacer unas compras de material que necesitaba para próximas actividades: cola blanca, tijeras, tela... Así que me acerque a una tienda cercana de multiproductos.

Me dirigí a la sección donde tienen todo el material relacionado con manualidades con mi carro, mirando precios y productos se acercaron dos jóvenes con su uniforme escolar, a las que no presté el mayor caso ya que estaba concentrado en mis cosas, no sé porqué se pusieron a hablar, sobre comprar pegamento para pegarles los huevos a no sé que compañero y que estaría divertido, ahí las mire de reojo, y me sorprendió que estaban con cara traviesa, hablándolo pero no entre ellas sino como si yo formará parte de la conversación, aunque a cierta distancia, mirándome, mis pelotas se estremecieron de pensarlo, pero decidí seguir ignorandolas.

Se acercaron más donde estaba y una le dijo a otra:

  • María que te parece comprar esta cola blanca?

  • Con eso no hacemos nada, tiene que ser pegameto extrafuerte para pegarle bien los huevos.

Ahi me giré para observarlas, menudo par de niñatas mocosas, pensé. Me estaban mirando y provocando ya que lo decían para que las escuchase y ahora con miradas furtivas mientras se reían. Ahí estaban las dos niñatas, con su uniforme de falda de cuadros plisada, su camisa blanca, una apenas tenía unas peritas por pechos, la otra si iba más desarrollada con dos pechos turgentes que sobresalían sobre su cuerpo delgado. Eran ambas delgadas y con una apariencia muy débil, con suerte matarían una mosca, estás no saben de lo que hablan, mocosas, pensé, a parte llevaban los clásicos zapatos negros de uniforme y unos calcetines/medias verdes clásicos también de uniforme que suelen llegar hasta la rodilla, ambas morenas de pelo largo y recogido, con mirada traviesa, y sin dejar de reírse de forma tímida pero a la vez provocativa y altiva.

Siguieron su conversación a un metro escaso de mi.

  • me encanta pegarles los huevos con cola a los tios.

  • pero que sea con pegamento fuerte, así mola más.

No pude evitar responder a tanta provocación

  • Sois un poco maleducadas no? Aparte de un par de niñatas? -dije después de ver que seguían hablando como si me hablasen a mi, su respuesta me sorprendió.

  • No te alteres, parece que te hubieran pegado alguna vez tus huevos con cola también - dijo la chica con el pecho pequeño y ríeron las dos con un aire altivo, de prepotencia y superioridad

  • Tu no sabes lo que son dos buenas pelotas de macho, nos has visto unas en tu vida -dije esto sosteniendo con mi mano mi paquete- largo de aquí niñatas estúpidas.

  • Pues podrías dejarnos esas dos bolas y practicamos -dijo desafiante

  • Aquí las tienes, vamos estúpida, no quieres tocarlas? Me bastaría una galleta para meterte en cintura niñata estúpida, largo de aquí y dejad de decir estupideces, no tenéis fuerza ni para matar una mosca-dije tal vez arriesgando un poco, alterado por la situacion, ofreciéndome un poco abierto de piernas con mis vaqueros que marcaban un interesante paquete.

El sermón sirvió y se apartaron, mientras seguí pensando que eran un par de maleducadas estúpidas, que no tenían otra cosa que hacer que echar volar su imaginación con algún pensamiento raro.

Así pues seguí concentrado en mi compra, vi un producto interesante en la balda de abajo y me coloque en posición de V ligeramente arrodillado, para ver el precio, si era más económico que el del estante de arriba y la calidad era similar, fui a cogerlo, y cuando ya lo tenía en mi mano, note totalmente descuidado y por sorpresa como un pequeño pie golpeaba con toda su superficie en mi entrepierna, cazó de lleno mis dos pelotas que chocaron contra mi pelvis, inundando de dolor todo mi cuerpo, con un calambre que subía de mis pelotas hacia arriba, por suerte la posición hizo que los vaqueros amortiguar un poco la tremenda patada pero a la vez era una posición demasiado expuesta, no supe reaccionar, por vergüenza intenté recomponerse, levantándome ligeramente, sin tomar mis pelotas que es lo que más deseaba en este mundo, vi que la parada había venido desde atrás, de la jovencita de pecho grande, había jugado muy sucio. Mientras la jovencita de pecho pequeño a la que había llamado debilucha y veía más indefensa, le decía...

  • ves? Le has hecho daño y lo has dejado mermado, pero no lo suficiente para tenerlo k.o., te dije que era más efectivo el golpe de puntera....

Y automáticamente sin tiempo a reaccionar, con mis pelotas totalmente expuestas recibí de esta niñata un punterazo no fue fuerte pero si con la suficiente fuerza y puntería como para terminar de derrotarme, automáticamente caí derrotado en posición fetal, ahora sí agarrando mis dos maltratadas bolas. Desde el suelo, las vi sonreír.

  • gracias por dejarnos jugar con esos dos huevos, la tortilla ha quedado riquísima.

  • para ser un macho tan fuerte, ha sido fácil derrotarte, más que matar una mosca, son más escurridizas.

Estaban aprovechando su clara posición de superioridad para hacer leña del árbol caído, nunca mejor dicho, lo decían otra vez más entre risas y buscando humillarme.

  • ah por cierto, la galleta donde me la vas a dar aquí o aquí? Dijo eso, levantándose su falda a escaso medio metro de mi, de espaldas, enseñándome su culo y señalándose una galta y otra del culo, y enseñando unas braguitas blancas de algodón con dibujitos infantiles.

Y ahí se alejaron, dejándome, derrotado y humillado, hasta que conseguí recomponerme, pero tremendamente dolorido.