No te Enamores de Mi 4

Capítulo 4 – Lo que nunca empezó

  • Creo que ya es hora de irme - me dice levantándose de la mesa y saliendo del establecimiento.

  • Sí, yo también, déjame que busque mi moto y te acompaño – le propuse nerviosamente ante su reacción, ya nos encontrábamos afuera.

  • No Renata de ninguna manera – dice seria – gracias pero lo mejor es que tome un taxi.

  • Hey no seas cortante, solo te quiero ayudar – le digo – son las 11:00 PM y la ciudad es peligrosa, no te voy a dejar ir sola - me expreso firmemente.

  • No es necesario, ya soy grandecita para defenderme – su tono de voz se eleva - además te dije que dejaras de seducirme hoy pase una buena noche, no lo arruines.

  • Te estoy ofreciendo mi ayuda – me pongo a la defensiva – yo no quiero arruinar lo de hoy, ha sido lo mejor que me ha pasado en bastante tiempo y la que se está portando como una idiota de las dos eres tú.

  • Como me dijiste – me grita – ¿idiota? – se ríe irónicamente - no sabes lo que dices, en verdad pensé que eras diferente, solo eres una niña insolente – hace una pausa - sabes que, mejor me voy.

Escuchaba atónita cada una de sus palabras las cuales se clavaban con un puñal en mi corazón, mientras ella se alejaba de mi lado. La ignore y empecé a caminar hacia el estacionamiento donde se encontraba mi moto. Mientras camino, siento como mis ojos se aguan de la rabia al recordar sus palabras, me gusta muchísimo y es una mujer brillante pero no voy a dejar que absolutamente nadie me trate mal.

Llego al lugar, pago la factura del estacionamiento y me dirijo a mi moto.

¿Se abra ido ya?, me asalta la duda. Pero automáticamente me digo que eso no me debe de importar, ella se puede defender sola y no necesita mi ayuda y tampoco la quiere.

Enciendo mi moto y me dirijo a la salida. Paso por el frente del café y la busco con la mirada para saber si se ha ido. No la veo por ningún, manejo lentamente.

Debería de tener dignidad, si dignidad, debería irme rápidamente de aquellas calles sin preocuparme más por ella, pero no puedo, sigo allí buscándola.

De repente volteo y la veo apoyada en un farol, imagino que espera la llegada de algún taxi para llevarla a su casa. La miro fijamente y me quedo pensando si acercarme o no, ya han transcurrido varios minutos de nuestra discusión. Pongo la moto en marcha hacia su dirección, en ese momento se escuchan varias detonaciones a una distancia cercana, incremento la velocidad de la moto. Llego donde esta Lara, se encuentra asustada y nerviosa.

  • Sube, te dije que era peligroso – dije ofreciéndole mi chaqueta ella no dijo absolutamente nada tomo la prenda y se la coloco, definitivamente que a ella se le veía mejor que a mí, era una imagen encantadora, seguidamente le ayude a subir a la moto – si quieres me puedes tomar de la cintura o como quieras – digo antes de arrancar la moto.

Empiezo a conducir a una alta velocidad para salir rápidamente de la zona en la que estábamos. Podía sentir sus manos en mi cintura y el olor a rosas que desprendía su cabellera oscura, también que cada vez que aumentaba la velocidad ella se aferraba más a mi abdomen.

Unas 4 cuadras de recorrido y me detuve, quería saber a dónde tenía que llevar, no podía conducir con ella aferrada a mi toda la noche. Ella seguía pegada a mi espalda con los ojos cerrados.

  • Ya estamos seguros – le digo para tranquilizarla – pero si quieres seguir abrazada a mí no me molesto

  • Gracias no sé qué hubiese hecho yo sola allí esperando a que llegara el taxi – sus ojos me demuestran la sinceridad de sus palabras y me abraza.

  • No te preocupes – apartándome un poco de ella, antes de que me entraran las ganas de robarle un beso – entonces… ¿A dónde te llevo?

Lara me dio la dirección de su casa, era un poco retirado de donde nos encontrábamos pero era casi medianoche y tráfico no iba a encontrar. Llegamos después de veinticinco minutos de recorrido. Me pidió que la dejara en la entrada de su urbanización, no quería que la vieran llegar a altas horas de la noche en una moto y con alguien desconocido.

  • De nuevo gracias, por esta noche y por traerme a casa.

  • Hey ha sido un placer, me encanta tu compañía.

  • Igual a mí – me confiesa – oye, siento lo que te dije antes. No debería haberlo hecho tú solo querías ayudarme y yo te hice sentir mal.

  • Tranquila, no lo hiciste – miento.

  • ¿Y quieres que me lo crea?

  • Bueno… si me cayó mal el comentario, pero eso ya paso, olvídalo – le sonrío para tranquilizarla.

Cuando se estaba quitando la chaqueta para regresármela, supe que esa iba a ser la oportunidad para volverla a ver otra vez.

  • No te la quites, yo tengo otra en la maleta, además te queda increíble.

  • ¿En serio? – me ve con dudas.

  • Si también está haciendo frio y tienes que caminar hasta tu casa

  • Tienes razón – acepto sonriendo.

  • Creo que ya es momento de irme… ¿Me puedes dar tu numero? – pregunto esperanzada a que su respuesta sea afirmativa.

Lara desvía la vista hacia un lado, con una expresión de melancolía.

  • Por favor, no lo eches a perder, ¿sí? - murmura

  • ¿Echar a perder el que?

  • Esto… Todo… - cierra los ojos como tratando ordenar sus ideas – ambas sabemos que tú quieres intentar algo conmigo, pero aunque yo también lo desee, no va a suceder, así que por favor, no me lo pidas.

  • ¿He hecho algo malo? Te pido disculpas en verdad.

  • No que va. Ha sido una noche estupenda.

  • Entonces, porque dices eso.

  • Sabes desde que te vi anoche en el bar no sales de mi pensamiento, que una chica joven y hermosa como tú lo eres se fije en mi es inesperado – admite – si le sumamos que hoy nos encontramos por casualidad y descubro que también eres una chica inteligente y madura. Esto está muy mal, somos dos mujeres, mi familia nunca lo aceptaría. Lo mejor es que esto no se vuelva a repetir, como te dije antes estoy casada y tengo muchas responsabilidades y obligaciones; se lo que pasara si esta relación avanza, después de un tiempo te cansaras y te marcharas, la única que saldrá malparada seré yo. ¿así que porque empezar algo que no tienes intención de acabar?

Aunque pareciera extraño, yo no quiero echar a perder la historia tan especial que había nacido entre nosotras esta noche.

  • Tienes razón – pronuncio con todo el dolor que producen estas palabras en mi corazón – será mejor que me marche.

  • Gracias

  • Buenas noches Lara

Ella asintió con la cabeza y después de un silencio incómodo, se da la vuelta en dirección a su casa. Me subo nuevamente a la moto y la enciendo.

  • ¡Hey Lara! – ella voltea al escuchar mi llamado

  • ¿sí?

  • Sé que no me creerás y que no nos conocemos de verdad – me sonríe brevemente por el comentario – pero no haría nada que pueda hacerte daño o algo para que te arrepientas de haberme conocido. Los días pasaran y me tocara conformarme con la realidad de la vida – al terminar de hablar sabía que estaba sellado el final de algo que nunca empezó.

Ella se dio la vuelta y desapareció sin decir alguna palabra. La falta de respuesta surtió un efecto en mí. Empiezo a conducir, lo único que quiero es estar sola y llorar. Me siento decepcionada por no luchar por lo que siento, pero como dicen si amas a alguien debes dejarlo partir.