No te conocia capitulo 23

“Mucha infelicidad ha llegado al mundo a causa de la confusión y de lo que no se dice”

CAPITULO 23

Después de la conversación que tuvo con Jorge habian pasado ocho días, en los cuales prácticamente no había hablado con nadie en esa oficina. Sara y Camila parecían que se habian puesto de acuerdo para evitarla, lo que para ella resulto un verdadero alivio, ya que no se sentía preparada para tener que lidiar con ninguna de las dos.

Se sentía entre la espada y la pared, porque si le decía todo a Sara esta iba hacer un escándalo que pondría en sobre aviso a Camila y a Antonio haciéndolos huir y si enfrentaba a Camila pasaría lo mismo porque aún no tenía pruebas suficientes para incriminarla y francamente no las quería encontrar. Su tonto corazón se había enamorado de nuevo de la persona equivocada. Nicole paradójicamente estaba siendo arrinconada por las dos mujeres que más amaba y quienes le hacían más daño con el mismo imbécil y por el mismo motivo, el concesionario

Sin embargo, ese día tenía que salir de su modo misántropo, ya que necesitaba comentar con Sara un error que había detectado en el área de logística que estaba haciendo que el transporte y la entrega de los vehículos fuera más lento y por ende más costoso. Aunque resolver ese problema en realidad le correspondía a Antonio, ella no estaba interesa en interactuar con ese animal. El segundo eslabón en la cadena era Camila quien (para nadie era un secreto) realmente se encargaba de solucionar esas complicaciones, pero en vista de las circunstancias prefería mil veces lidiar con Sara.

-          Hola Julieta ¿Sara está en su…? ¿porque lloras? – La asistente de la rubia estaba parada cerca de su escritorio buscando desesperadamente algo, cuanto volteo a verla lloraba como una magdalena.

-          Ahhh… Lo siento Nicole es que tengo problemas con un papeleo y pues la señorita Sara está necesitándolo con urgencia y… hoy parece que no amaneció de buen humor

Julieta volvió a su labor de buscar, mientras que Nicole estaba completamente indignada. De todas las personas en esa oficina Julieta era la que menos merecía ser maltratada. Era un ser muy noble y siempre tenía una sonrisa amable en su rostro, pero como siempre todo el mundo se desquita con el que menos debería hacerlo.

-          Entonces te grito como suele hacer. Desquitarse con el que menos tiene que ver – Que tonta, sin darse cuenta también estaba regañando a la pobre Julieta

-          No, no ella tiene razón yo fui descuidada y… - Julieta la estaba asustando, parecía a punto de entrar en un ataque de pánico y lo entendía. No debía ser fácil para ella tener que soportar el mal humor de su jefa y para colmo saber que su esposo era cómplice de una estafa en la empresa para la que ella había trabajado durante más de cinco años. Nicole creía que esa era la razón por la que la asistente no era capaz de sostenerle la mirada

-           Ven para acá Julieta – Nicole la tomo de los hombros para que se sentara en su puesto – Tranquilízate, si sigues así no vas a encontrar nada, lo único que vas a lograr es un derrame cerebral – Tomo su pocillo para llenarlo con agua – Tomate el agua muy despacio, mientras que yo voy a entrar a calmar a la fierecilla. Si no salgo en media hora llama a la policía o mejor a la morgue – Ese último comentario pareció relajar un poco a Julieta por la sonrisa que mostro. Lo que le dio valentía a Nicole quien entro sin golpear.

-           ¡¿Qué diablos quieres? ¿ya encontraste lo que te pedí?! – Efectivamente, la rubia estaba histérica, pero eso no la amedrento (al menos no mucho). Parecía muy concentrada revisando unos papeles sobre su escritorio, tanto que no se dio cuenta que era Nicole la que había entrado

-          No te entiendo. Hablas de arrepentimiento, de cambio, de perdón y lo primero que hace es desquitarte con esa pobre mujer que lo único que hace es soportarte. Esta echa un mar de lágrimas - Sara pareció sorprenderse un poco al notar la presencia de la ojiazul

-          Pues no estaría así si hiciera oportunamente lo que le pido – El marco negro de sus gafas, junto a su cara de enojo la hacían ver tan sexi que en otra época sin dudarlo, Nicole habría saltado sobre la rubia para quitarle ese enfado a las buenas o las malas

-          Vamos a ver – La ojiazul tomo asiento frente a la “fiera” - Tienes una asistente inteligente, eficiente, cumplida, que te aguanta y por una vez que algo no le sale como tú quieres ¿la vas a tratar como tratas a lo que te empieza a estorbar? – Obviamente ese comentario se lo dijo con doble sentido, sabiendo que era lo suficientemente inteligente para entenderlo – ¿No te hace sentir un poco culpable? Si Te quieres desquitar con alguien hazlo conmigo al fin y al cabo yo tengo la culpa de que estés así. Y si no te gusta el trabajo de Julieta pues yo necesito una asistente como ella, estoy segura de que papá no tendrían ningún problema con ello. Así no te molesta a ti y en cambio sí me podría ayudar a mí con todo el trabajo que tengo.

-          Olvídalo, no me la vas quitar – Sara pareció relajarse un poco. Quitándose sus gafas y masajeando tu tabique -   Está bien Nicole soy un idiota, pero es que estoy muy estresada. Tu padre nos consiguió un nuevo cliente que quiere unos modelos que no tenemos en el inventario. Le pide a Julieta que me trajera los números de los posibles exportadores, pero desde hace unos días parase que no da pie con bola

-          Pues algo debe estarle ocurriendo ¿No te parece? – Nicole ya sabía lo que le ocurría, pero no había pensado como se lo tomaría Sara si se llegaba a enterar. Con lo rencorosa que era, podía acusar a Julieta de cómplice, así que ahora Nicole tenía otro problema sacar a Julieta intacta de todo el asunto de la estafa

-          ¿Pero qué? Yo no le he pedido nada que no pueda hacer

-          Para que lo sepas, el mundo no gira alrededor tuyo. Julieta tiene un bebe y una familia. De pronto su hijo está enfermo o tiene problemas con su esposo ¿recuerdas? con el que me remplazaste – Sara solo hizo una mueca de culpa muy graciosa

-          Tienes razón, lo siento

-          No me lo digas a mí, díselo a ella

-          ¿En serio me vas hacer que le pida disculpas? tú ya sabes cómo es Julieta parece un alfeñique, pero en el fondo es una roca

-          Como se nota que ni siquiera te has tomado la molestia de verla a la cara. Yo nunca la había visto así. Te aviso que está a punto de tener un ataque cardiaco por tu culpa

-          Que exagerada - Sara tomo el intercomunicador con una cara de resignación muy graciosa, la que siempre ponía cada vez que Nicole la obligaba hacer algo que odiaba y no había nada que odiaría más la rubia que pedir perdón

-          Julieta por favor podrías pasar a mi oficina – A los poco segundos del llamado Julieta ya estaba dentro con una cara de angustia peor que la anterior. Esta vez Sara se sintió realmente culpable al verla, tanto que se levantó del asiento para observa a su valiosa asistente más de cerca – ¿Julieta te sientes bien?

-          Si, si...si señorita, aun no encuentro todos los teléfonos, pero estoy segura que si me da unos minutos más yo podre tenerlos para ordenarlos y … - La pobre Julieta estaba tan asustada que parecía que ni siquiera respiraba para hablar. Mientras que Nicole veía a Sara con su cara de “te lo dije”

-          Por favor Cálmate Julieta. Yo solo te hice venir porque quiero pedirte disculpas. Nico me hizo entender que tú no tienes la culpa de mi mal humor y yo no tengo derecho a desquitarme contigo. Es que tú sabes lo de este nuevo cliente, además parece que hoy amanecí con el pie izquierdo. Perdóname, pero no me dejes por esta loca, yo no sé qué haría sin ti.

-          ¿Yo señorita?… No entiendo.

-          Es que aquí la susodicha te quiere como su asistente, pero yo le dije que lo olvidara, nadie me va quitar a la mejor asistente de la ciudad.  Te prometo que esto no vuelve a pasar. Retoma tu trabajo y no te preocupes por lo que te pedí, no es tan urgente solo tráemelos cuando los tengas listos ¿Estamos bien?

-          Si, si señora, con permiso

A pesar de que Julieta si quedo más tranquila, salió como alma que lleva el diablo creyendo que era un hechizo temporal lo que tenía su jefa y que cuando se revirtiera iban a salirle llamas por los ojos. Pero, aun así, agradecía profundamente la presencia de Nicole en esa oficina. Esa mujer tenía ángel y no dudaba que sabía domar a las fieras como su jefa. Por eso lamentaba profundamente que su esposo le hiciese tanto daño a alguien tan especial. Nunca creyó las acusaciones que caían sobre la chica, no era una pitonisa, pero creía firmemente que los ojos de las personas no mentían, aunque ahora podía asegurar que el amor y el odio definitivamente encenéguese a la gente, como le paso a ella y a su jefa

-          Me sorprendes. Hace mucho tiempo que no te veía tratar a alguien con tanta indulgencia

-          No seas irónica. Ya te dije que lo lamento, pero igual creo que nunca había visto a la cara realmente a alguien después de hacerle daño como tú me hiciste ver – Sara retomo su posición al frente del escritorio mirándola a los ojos. Lo último que dijo le había causado confusión a Nicole

-           ¿Qué? ¿Y eso a que viene?

-          Tienes razón Nicole. Mi estrés no solo es por el nuevo cliente en gran parte es por ti

-          Como siempre supongo – Ya se lo esperaba. Sara le iba a reclamar por la última conversación que tuvieron, justo la confrontación que estaba evitando

-          No me mal intérpretes. Lo que sucede es que después de la conversación que tuvimos en el auto me fui a tomar unas copas junto a… una amiga porque no me quería quedar sola

-          No necesito saber los detalles cochambrosos de tu vida – En verdad que no los quería saber

-          Tonta. Pues para que lo sepas solo quería conversar con alguien. Sacar toda la rabia y el dolor que sentía, como siempre culpándote a ti de todo esperando que me dieran la razón, pero no fue así – Sara tomo aire para pensar bien en lo que diría a continuación – Valeria me dijo que yo solo era una niña egoísta y caprichosa, que era incapaz de ponerme en los zapatos de los demás porque para mí no había más dolor que el mío. Que tu tenías que ser la persona más buena del mundo porque si todo lo que te hice se lo hubiese hecho a ella estaría en este momento en una silla de ruedas o sin dientes

-          ¿Valeria Santana? ¿Me estás hablando de ella? – Sara asintió - Ja, Eso de buenas amigas nadie te lo cree. Todo el mundo sabe que no tiene amigas sino amantes

Odiaba a esa maldita pelirroja desde que le coqueteo a Sara en sus propias narices durante un coctel hace algunos años. Todos en el ambiente sabían que era una jugadora, que le encantaba conquistar chicas bonitas para después olvidarlas rompiéndoles el corazón.  No entendía que encontraban esas mujeres de especial en ser tratadas como un tapete por un ser despreciable. Claro que quien era ella para juzgarlas, si prácticamente tenía el mismo gusto masoquista

-          Pues, no me gusta tu “amiga” Pero me alegra saber que por lo menos te dice la verdad. Que eres una; caprichosa, malgeniada, rencorosa, vanidosa, egoísta, tonta, cretina…

-          Epa, que no me dijo todo eso y… por favor no me quieras tanto. Yo sé que todos los que me aman realmente, me han dicho lo inmadura que soy y lo equivocada que estaba, sobre todo Sergio, pero es que Valeria me lo dice sin pelos en la lengua. A diferencia de las demás personas ella es capaz de enfrentarme sin querer huir, hasta hacerme entender lo idiota que soy

-          Pues en eso si me le quito el sombrero, porque yo preferiría estar en una guerra mundial que tener una confrontación contigo

La verdad es que a Nicole no le estaba haciendo muchas gracias la forma tan especial en la que Sara hablaba de ese súcubo. Era obvio que se estaba acostando con Valeria y eso le dolía, pero el sexo para Nicole no pasa de ser placer instantáneo, inocuo y fácil, pero el amor… el amor si era difícil e inestable. Se le puso la piel de gallina de solo pensar que Sara estuviera enamorándose de Valeria, pero no sabía si era porque la perdería para siempre o porque esa mujer en verdad la haría sufrir

-          Yo no había querido verlo hasta hora, pero Valeria tiene razón. Si tú me hubieses echo la mitad de lo que yo te hice, te odiaría tanto que no soportaría ni siquiera verte. No merezco tu perdón Nicole y lo peor es que no hay nada que pueda hacer para revertir todo el daño que te hice

-          Eso es totalmente cierto. No hay nada que puedas hacer para remediar el pasado, pero las heridas siempre cierran si las tratas con cuidado. Así que de ahora en adelante deberías concentrarte solo en hacer lo justo. Antes de atacar a una persona quien quiera que sea tomate el tiempo para pensarlo antes de actuar. Y no te creas aun puedes hacer muchas cosas por mí.

-          Ah sí ¿Como qué? – Lo dijo con una gran sonrisa en su rostro. Nicole era tan hermosa por dentro como por fuera. Cualquier otra persona se hubiese regodeado escuchando su derrota o mejor su verdad, pero ella no. A pesar de todo sabía que Nicole no la iba dejar hundirse si podía sostenerla

-          ¿Recuerdas ese Rodizio al que me llevabas cuando me querías pedir perdón o contentar sin decírmelo?

-          Claro que sí, para después cometerte ese postre con yogurt de maracuyá que tanto te gusta

-          Pues tengo hambre, es hora de almuerzo y hoy tengo muchas ganas de comer carne ¿me llevas?

-          Ummm… Creo que está siendo un lindo día como para tomarnos la tarde  – Sara oprimió el botón del interfono – Julieta puedes irte a casa, he decidido que para reivindicarme contigo tenemos la tarde libre

Camila no había podido concentrase en toda la semana. Por primera vez desde hace seis años sentía que todo estaba escapando de sus manos por culpa de Nicole. Camila había hecho un plan perfecto que había funcionado como un relojito hasta que la ojiazul intervino de una forma que no pudo predecir, porque el amor en sí es impredecible, puede hacerte sentir que estas en la cima del mundo como bajo la tierra y mientras ella estuvo en la sima junto a Nicole todo lo demás dejo de tener sentido y ahora que estaba bajo la tierra solo podía pensar en ella.

-          Camila, oye Camila ¿estás aquí? – Ni siquiera se dio cuenta en que momento Antonio había entrado a su oficina

-          ¿Qué quieres?

-          Cami estoy muy angustiado. Acabo de ver salir a Sara y a Nicole juntas. Yo creo que esa cretina le va a contar todo lo que paso la semana pasada a Sara

Genial. Ella no había podido quitarse de la cabeza a la ojiazul y ahora llegaba ese idiota a soltarle semejante bomba. A ella le importaba un pepino si Sara se enteraba de que era la amante de su prometido, es más, estaba casi segura de que ya lo sabía, pero que salieran juntas eso sí que le dolía en el fondo del alma. Solo había pasado una semana y Nicole ya estaba buscando superarla para volver con su “amorcito”.

-          ¿Y qué quieres que haga? ¿que salga a detenerlas? – Volvió a tratar de concentrase en los documentos que tenía en la mano, pero no había caso. Ella si tenía unas ganas horribles de salir a perseguirlas y arrebatar de las garras de Sara a Nicole, para llevársela lejos, olvidándose de todo y volver a empezar junto a ella

-          No te entiendo Camila. Me hiciste un escándalo por haberme aparecido sin llamar a tu apartamento. Me dijiste que lo había echado todo a perder y ahora que te digo que estamos en peligro ¿no quieres hacer nada?

Camila dejo lo papeles sobre su escritorio mirando a Antonio fijamente, estaba harta de ese paracito y contaba los minutos para por fin deshacerse de él. Ella no le había hecho un escándalo por haber frustrado sus planes, se lo había hecho por haberla delatado frente a Nicole, logrando que esta se fuera y rompiera su idilio de amor

-          Antonio, gracias a ti volvimos al principio de todo; Sin un plan, sin Sara y sin dinero. Tu tremenda estupidez hizo que la única persona que nos podía dar el acceso al dinero se alejara y avisara a tu prometida sobre nosotros ¿y ahora como siempre quieres que yo lo solucione? Pues puedes irte al diablo porque yo no voy a mover un dedo, es más, creo que voy a renunciar e irme

-          No podemos hacer eso. Largarnos simplemente después de todo lo que hemos luchado por esto. Yo… creo tener un plan para obtener las llaves de acceso

“¿Lárganos? Pobre iluso” pensaba. Su último plan de ninguna forma lo involucraba a él. Ella iba a conseguir las llaves a través del amigo de Nicole e irse con el dinero sola, a un país donde no existiera la extradición. Pero la curiosidad la mataba.

-          Y cuéntame ¿cuál es tu increíble plan?

-          Secuestrar a Sara

-          ¡¿QUE?! (En verdad no puede ser tan estúpido) -  pensó

-          Como lo oíste. Secuestramos a Sara, y chantajeamos a Nicole con matarla sino nos da las claves de acceso

- (Si puede ser tan estúpido ) - Se confirmo - Que buen plan. Vas a secuestrar a Sara justo cuando Nicole sospecha de nosotros

-          Ella no se va a dar cuenta, porque nosotros vamos a seguir trabajando aquí, haciendo nuestras vidas como si nada, eso sí, muy preocupados por la suerte de nuestra querida Sara – Hizo una sonrisa guasona que Camila quería borrar de un puñetazo. Ese tipo no era más bobo porque no era más grande

-          Ya… lo pensaste muy bien cierto – afirmo con la cabeza – ¿Y dónde dejas al padre de Nicole, el dueño de la empresa de seguridad más grande del país, empresa que protege a los personajes más poderosos de la región? Dime Antonio ¿Que harás cuando Nicole le pida a su papito que ponga todos sus recursos a su disposición para liberar a Sara, recursos que además cuentan con todas las agencias nacionales internacionales de seguridad como Interpol?

-          Bueno, pues es posible que podamos…

-          Podamos nada, a mí no me vas a meter en eso ¿No lo ves Antonio’? Hasta ahora hemos tenido suerte del que el papá de Nicole no haya intervenido en lo de la estafa ¿y ahora tu pretendes desafiar a su hija con lo que más ama?

Le dolía admitirlo, pero era la verdad. Sara seguía siendo la persona que Nicole más amaba y de ninguna forma Camila iba a hacerle daño, por lo menos no físico a la Rubia, no solo por el riesgo que implicaba, sobre todo porque Nicole no merecía tanto dolor

-          Entonces ¿Todo este sacrificio no sirvió de nada? – Antonio se levanto para caminar de un lado al otro de la habitación desesperadamente - ¿Qué vamos hacer Camila? ¿De qué vamos a vivir sino tenemos un solo peso ahorrado?

Camila estaba tan cansada de los ridículos espectáculos que ofrecía Antonio cada vez que se alteraba. ¿Que consideraba ese patán un sacrificio? ¿Dejar de limpiar los pisos en el restaurante de ese pobre pueblo donde lo encontró, para vivir acostillas de una prometida hecha a la medida? Una hermosa heredera rubia que le había ofrecido todo lo que el dinero puede comprar. El verdadero sacrificio para ese inútil era dejar esa buena vida para volver con el rabo entre las piernas a su depreciado hogar, pero bueno, a ella tampoco le convenía que Antonio enloqueciera y terminara llevando a cabo sus estúpidos planes secuestrando a Sara.

-          Creo que lo mejor es que no calmemos. Dame un tiempo para pensar las cosas y fraguar un nuevo plan. Seguro se nos ocurrirá algo que no nos exponga tanto como tu idea

-          ¿Estas segura amor? ¿Crees que podamos hacer que esto funcione? – Antonio se acercó a la morena más tranquilo. Esperanzado de que todo saldría bien porque su chica lo decía

-          Claro que sí. Saldremos de este lugar con todo el dinero y haremos una vida lejos de este país

Antonio tomo a Camila para proporcionarle un apasionado beso que a ella le supo a una combinación de azufre con estiércol. Por supuesto ella ya tenía ideado un plan y Antonio no estaba incluido en el. Dejaría que pasaran tres semanas más, buscaría a Alein y la traería en la noche al concesionario para finalmente contactarse con Samuel el amigo de Nicole desde su ordenador y una vez le diera las llaves ella sacaría todo el dinero a una cuenta privada en Bermudas y ese mismo día viajaría a Belice para radicarse allí, pero no sin antes dejarle una carta a Nicole explicándole todas las razones que tuvo para robar el concesionario y traicionarla, esperando con ello su perdón.


Aquí les dejo el capítulo 23. Deseándoles mucha diversión este fin de año y un próspero año nuevo donde se cumplan todos sus objetivos y deseos. Y recuerden que caer está permitido. Levantarse es obligatorio.