No te conocia capitulo 16
Entre tus piernas
A las seis en punto Camila estaba esperando a Nicole en el lugar de siempre, lejos de los ojos curiosos de quienes las conocían. Al llegar la ojiazul a su encuentro, la tomo de la mano como solía hacer y la llevo a cenar hamburguesas en un famoso restaurante de comidas rápidas de la zona, el favorito de Camila.
- Cami, más despacio que te vas a atorar – Estaba impresionada por ver a la Morena comer. Había pedido la hamburguesa más popular y por ende la más grande y en menos de quince minutos ya iba por la mitad
- No me molestes, ya te dije que tengo mucha hambre – Normalmente no comería como una ballena delante de otra persona. Pero con Nicole se sentía tan cómoda que simplemente hacia lo que sentía y en ese momento sentía mucha hambre
- Pues como quieras, pero no me culpes cuando pierdas esa escultural figura. Igual yo te voy a querer… aunque tengas curvitas convexas. Jajaja…
- Para que lo sepas, es muy difícil que eso pase; Primero porque tengo un metabolismo acelerado y segundo porque voy al gimnasio todas las mañanas – le saco la lengua como una niña pequeña
- Pues que afortunada eres, pero estoy segura de que aun gordita seguirías siendo sexi
- ¿Enserio no te importa la gordura? - De nuevo la sorprendía con su naturaleza poco banal
- No. En mi adolescencia tuve una novia bastante gordita a la que adoraba, pero se fue a Londres a estudiar psicología. Aunque aún seguimos siendo amigas – Recordó unos segundos a su apreciada amiga – Yo no discrimino a ninguna mujer excepto a las huecas o a las oportunistas – Noto como Camila tal vez sin querer, bajo su mirada como si la hubiese apenado con su comentario – No me importan si son bajitas, gorditas, altas, blancas, negras, bonitas o poco agraciadas, si pueden tener una conversación agradable conmigo, además de una autoestima saludable es suficiente para que me atraigan.
- A ver, a ver. Como es eso de “autoestima saludable” que yo sepa Sara es una narcisista insoportable
- Ummm… Lo es, pero, aunque no lo creas, no siempre fue así – Miro sus manos con mucha nostalgia – No te estoy diciendo que Sara fuera la mata de la humildad. Pero Antes de conocer al imbécil de su novio no era como el demonio soberbio en el que parece haberse convertido. Era una persona muy diferente, por lo menos escuchaba, podía admitir sus errores y corregirlos. Incluso era capaz de valorar el esfuerzo de sus empleados y premiarlos por ello – dijo con melancolía – Pero fue como si ese tipo la hubiese embrujado. De un día para otro se convirtió en la persona más intransigente que hayas conocido
- Eso es cierto. Yo también fui testigo de ese cambio y de lo fuerte que fue para ti enfrentar sus malos tratos delante de los demás
Camila había conocido a esa Sara un poco más humilde, pero también se había dado cuenta que era bastante manipulable sobre todo cuando creía que al algo en el concesionario salía de su control. Por eso fue tan fácil para ella utilizar a Antonio y transformarla en el demonio que describía Nicole. Aunque a veces sentía que el tiro le había salido por la culata, sobre todo cuando la rubia le gritaba por errores insignificantes, lo que era muy a menudo.
- Si… Entenderás que hablar de eso me pone algo triste, así que cambiemos de tema. Que te parece si después de comer vamos a un club
- Bueno, si tu invitas
- Ja… Claro que no – Saco una moneda de su bolsillo – Que lo decida la suerte ¿cara o cruz? – Esas ocurrencias la desconcertaban tanto como la alegraban, porque Nicole con esas simples acciones demostraba que no la creía una persona interesada. En verdad lamentaba profundamente que estuviera tan equivocada
- Umm… Cruz – Lanzo la moneda
- Cara, tu invitas. Parece que la suerte estará de mi lado esta noche – Le guiño un ojo, mientras que Camila tomaba la moneda para escudriñarla detenidamente, no fuera a tener algún truco
- Está bien, pero tú me invitaste a comer que no se te olvide. Así que cuando termine esta deliciosa hamburguesa pagas y nos vamos. No pretenderás que deje tirada a la pobre
- Jajaja… Por supuesto que no, termínala con confianza, que hoy todos tus deseos son ordenes
La idea en un principio de Nicole era ir a Ensamble, pero a Camila no le gusto para nada. Después de escuchar la anécdota del lugar, no estaba interesada en que por “casualidad” la rubia las encontrara allí y las cogiera a golpes. Una situación que no era para nada descabellada ya que conociendo el carácter celoso de Sara era muy posible que por lo menos ya sospechara que ambas se traían algo y estaba en lo cierto porque la rubia había seguido a Nicole desde que salió de su oficina en la tarde.
A Sara se le había hecho muy raro ver a Camila salir tan temprano de la oficina, cuando generalmente era la última en hacerlo y fue más sospechoso aun cuando a los pocos minutos también vio salir a Nicole, así que la siguió, pero no estaba prepara para lo que vio. Su ex estaba caminando cogida de la mano, de los más alegre con Camila y es que parecían una pareja de novias enamoradas paseando felices por la ciudad. Sentía como la ira se estaba acumulando en su garganta, quería salir del auto, correr hacia ellas y desfigurar a la morena con sus propias manos “¿Como se atrevía esa mujer a tocar lo que era suyo?” Pero por muy fuerte que fuera lo que sentía, sabía que no podía hacer nada. Cualquier cosa que intentara, llevada por la rabia y los celos, echaría abajo los avances que había tenido con Nicole en esa bonita tarde, aparte no tenía derecho de reclamarle nada, así que hizo de tripas corazón y se dirigió a la casa de Valeria. Seguro la pelirroja encontraría una forma “practica” de hacerla desfogar ese mal rato.
Luego de caminar un largo trayecto buscando clubs de ambiente, finalmente decidieron entrar a uno pequeño llamado Natural. Les había gustado la decoración de lugar ya que, a diferencia de la mayoría de los otros clubs de esa zona, no parecía un antro oscuro y clandestino destinado solo a criminales, aparte no estaban cobrando la entrada, aunque la música no era de lo mejor.
- ¿No vas a contestar? – El teléfono de Camila no había dejado de sonar desde el restaurante, pero ella ni siquiera había intentado averiguar quién era. Nicole sospechaba que se trataba de Antonio buscando desesperadamente a su amante
- ¿Te molesta? – Claro que le molestaba, pero no el sonido del maldito móvil, sino el idiota que llamaba a él. Es que no importaba cuanto trataran de esconder la relación que tenían, ese bobalicón siempre hacia algo que los delataba, desde llamarla cariño delante de todos, hasta quedarse viéndola como un bobo mientras salía de alguna oficina.
- Pues si te soy sincera, me irrita un poco el sonido – Mentía, pero de que otra forma podía excusar la cara de fastidio que ponía cada vez que sonaba – pero más que nada, puede ser algo importante
- No es importante – Y seguramente para Camila no lo era. Antonio parecía ser más el instrumento que ella utilizaba para un fin, que el amor de su vida, pero daba igual, la simple imagen mental de él poniendo sus pesadas manos sobre ella la sacaba de quicio
- ¿No le quieres contestar a tu noviecito? – No pudo evitar vomitar toda su ironía sobre ella con esa pregunta. La morena por supuesto quedo sorprendida pensando por un instante que Nicole había descubierto todo, pero rápidamente volvió a su clásica postura de indiferencia
- No tengo novio
- Pues que bueno, no quiero tener problemas con un tipo de dos metros – Intento bromear para despejar un poco su mente
- ¿Y porque tendría que ser de dos metros?
- No sé, me parece que los hombres altos son tu tipo
- Pues no, más bien, las mujeres altas sí que lo son – Lo dijo mientras entrelaza sus dedos con los de Nicole de forma seductora, desarmándola completamente
- Ehhh… ¿Bailamos?
Ya en la pista de baile no le pareció tan buena idea haber invitado a Camila a bailar, al escuchar la mezcla de música que el “DJ” ponía en ese momento. Básicamente era reguetón y todas sus raíces. Nicole no sabía muy bien como bailar sin parecer un simio buscando aparearse como se veía en los videos que se mostraban en el fondo del escenario, así que Camila al notar lo incomoda que se sentía decidió hacer algo
- Que te parece si te relajas y te dejas ir. No te preocupes deja que te lleve – la invito hablándole sugerentemente al oído
- Pues esa es una excelente idea porque no sé cómo se debe bailar esto sin parecerme a ellas – Dijo señalando a una pareja de mujeres bailando, una frotando su trasero contra la ingle de la otra de forma frenética
Camila sonrió viendo a la pareja. Luego la tomo por la cintura y comenzó un movimiento lento e insinuante. Afortunadamente la canción que empezó a sonar en ese momento no estaba tan mal y al parecer a la morena le encantaba porque comenzó a cantársela al oído
- Parece que te gusta mucho esta canción
- Así es – La estrecho con más fuerza hacia ella – sobre todo esta parte
♪♪♪ Quiero respirar tu cuello despacito
Deja que te diga cosas al oído
Para que te acuerdes si no estás conmigo
Despacito
Quiero desnudarte a besos despacito
Firmo en las paredes de tu laberinto
Y hacer de tu cuerpo todo un manuscrito
Quiero ver bailar tu pelo, quiero ser tu ritmo
Que le enseñes a mi boca
Tus lugares favoritos
Déjame sobrepasar tus zonas de peligro
Hasta provocar tus gritos
Y que olvides tu apellido ♪♪♪
Escuchar a Camila cantar sugerentemente el coro de esa canción, fue más que una invitación a probarla, así que la tomo del cuello, acercando sus labios a los suyos para regalarle un beso lento e increíblemente extasiante, tanto que Camila sintió que sus pies dejaban de sostenerla, como si flotara. Ni en sus mejores sueños había sentido algo así. No dejaron de besarse hasta que termino la canción y solo se separaron cuando Nicole sintió la necesidad de aire, así que tuvo que apartar suavemente a la morena para que ambas pudieran respirar mejor.
- No sé ni que decirte, pero… Besas muy bien – Dijo la morena, agradecida porque la oscuridad que las envolvía escondía su sonrojo
- Lo sé, lo sé – Bromeo – Mentira, un beso así de increíble solo se puede dar con alguien como tu
La dejo muda, porque esa frase era la más hermosas que alguien le hubiese dicho en la vida, así que en vez de agradecerlo con palabras prefirió hacerlo con otro beso. Tal vez Nicole les decía lo mismo a todas sus conquistas, pero ella se sentía dichosa creyendo que solo era para ella y no se estaba mintiendo, la ojiazul jamás le había dicho esa frase a nadie, ni siquiera a Sara.
La noche paso rápido entre cocteles, bailes y muchos besos apasionados. Nicole estaba en la gloria, tratando de no pensar en que todo lo que sucedía entre ellas no era más que fragmentos de un maquiavélico plan; una gran actuación por parte de Camila, pero se veía tan real su sonrisa, parecía tan genuina que sin importar las consecuencias solo quería hundirse en ella. De nuevo estaba cayendo en las garras de alguien que no la merecía.
- ¿Que me miras? – Pregunto risueña la morena mientras jugueteaba con las manos de Nicole. Estaban sentadas en una mesa algo apartada de tanto ruido
- Nada, o más bien si. Pensaba que tienen una sonrisa preciosa y me preguntaba porque casi nunca la muestras
- Supongo que es porque en mi vida casi nunca ha habido motivos para hacerlo – De nuevo sus palabras revelaban una profunda tristeza. Esos cambios de ánimo de Camila eran muy habituales, lo que le confirmaba que su plan contra el concesionario no estaba motivado por un interés económico, había algo mas
- Te entiendo. La vida no es fácil cuando las personas que quieres te hunden en vez de darte la mano para salir – Trataba de descifrar al menos una pequeña parte de sus motivaciones – ( Tal vez Sara le debe algo¿Sera que fueron amantes? Porque no, de esa rubia tonta se puede esperar cualquier cosa) – Se decía mentalmente
- Yo… - Camila tenía una expresión de sorpresa como si le hubiese leído la mente – Yo no he dicho eso – Afirmo
- Lo sé, solo estoy proyectando
Sentía que no había forma de desarmarla. Cada vez que intentaba acercarse a sus emociones, Camila instintivamente ponía un escudo. Era muy difícil leerla y la frustraba no saber cuáles era sus gustos; que le alegraba, que le emocionaba, que le asustaba, incluso que le molestaba. Cada vez que intentaba preguntárselo ella solo le daba respuestas sueltas en un lenguaje neutral: “Odio la coca cola sin gas” como si supiera que trataba de estudiarla. Miro su reloj, dándose cuenta de que ya eran casi las dos de la mañana y pronto iban a cerrar el club
- Creo que ya es hora de irnos angelito – Dijo Nicole dulcemente al oído de la morena, que al igual que ella ya estaba bastante entonada
Después de pagar la cuenta, salieron a tomar un taxi. La noche estaba muy fría, así que Camila se abrazó a la ojiazul intentando calentarse, pero más que nada buscando contacto con ella. Finalmente tomaron el vehículo que las llevo a su destino, el edificio de la morena. Ambas salieron de él tambaleándose, especialmente Camila quien tuvo que pedirle ayuda a Nicole para poder llegar hasta su apartamento, al darse cuenta de que no sería capaz de caminar en línea recta o esa fue la mejor escusa que invento para que la ojiazul subiera junto a ella.
Al subir al elevador Camila aprovecho para poner su cabeza sobre su hombro. No pudo contener las ganas de besar su apetecible cuello hasta llegar a su boca, la cual beso despacio, para después abrir campo con su legua. La embriagaba su sabor y olor, quería conocer cada rincón de su cuerpo y probarlos hasta saciarse.
- Sabes tan bien, que no puedo controlar las ganas de besarte por todas partes – Dijo ubicándose frente a ella para poder saborearla mejor
- ¿Solo necesitas un beso para excitarte a un nivel incontrolable? – Pregunto Nicole tomándola por sus caderas
En ese momento la puerta del elevador se abrió. Camila la tomo de la mano jaloneándola hasta la puerta de su apartamento el cual abrió sin soltarla. Una vez adentro la arrincono a una pared, para volver a besarla profundamente.
- Camila no sigas… Por favor, esto no está bien
- ¿Qué pasa? – Insistía en atacar su cuello, mientras intentaba pacientemente desabrochar cada botón de su camisa, en vez de arrancársela sin mas
- Estamos borrachas
- ¿Y…?
- Si sigues así no me voy a poder detener
- ¿Y quién te dijo que quiero que te detengas? solo déjate llevar como en la pista ¿Qué cosa mala nos puede pasar? – se detuvo por un instante para poder verla a los ojos “¿Qué malo podía pasar?” Todo, enamorarse de ella para luego tener que apuñalarla por la espalda
- No sé, me da miedo que al despertar mañana y estés a mi lado no sea algo que realmente desees, que te arrepientas y me alejes – Sabia que no debía pasar, estaba totalmente consiente de los mucho que iba a doler cuando todo terminara, pero no se iba a detener si ella no lo hacia
Camila simplemente deslizo sus dedos alrededor de su cuello atrayéndola hacia ella, besándola con tal pasión que la ojiazul sintió como sus piernas empezaron a temblar por el placer que le producía – Ahhggg – Ahogo un gemino cuando sintió el muslo de la morena sobre su pubis, la muy arpía al notarlo decidió bajar su mano para desbrochar su pantalón intentado buscar ese trozo de carne tierna y sensible que la haría explotar.
- ¿No tienes una cama o algo así? Es que si continuas así vas a lograr que me derrumbe sobre ti – La tenía a su merced, podía hacer con ella lo que quisiera, pero prefería que fuera sobre una cama que en el frio suelo
Su beso se profundizo cada vez más. Estaba tan o más excitada que Nicole, tomo sus caderas mientras que con su cuerpo la guiaba a empellones hacia su alcoba. La empujo sobre su cama mientras ella se quitaba su abrigo. Cuando empezó a desabotonar su blusa, Nicole la halo hacia ella tomándola de su cinturón, no quería que le quitara el placer de poder desnudarla con sus propias manos. Puso a la morena a horcajadas sobre sus piernas, mientras volvía a besarla en la boca. Camila dio pequeño gemido y la otra lo asumió como una orden, girándola boca arriba para poder posarse sobre ella.
Bajo la cabeza hasta su estómago levantando su blusa para poder besar la carne. La blusa estorbaba demasiado, así que desabotono los últimos botones que quedaban quitándola finalmente del cuerpo de su dueña, junto al sujetador que desabrocho rápidamente con una sola mano para poder acariciar los hermosos y duros senos de la morena. Volvió besar su abdomen exquisitamente esculpido, recorriendo todo su torso entre lamidas y besos hasta llegar a sus pechos. Se entretuvo chupándolo cada uno como si de un dulce se tratara mientras con sus manos acariciaba el resto de su cuerpo
La morena suspiraba al sentir los dulces chupones y las manos tiernas de Nicole acariciándola. Hacía mucho tiempo que nadie la tomaba con tanta devoción, como si se tratara de algo muy sagrado. Nicole era tan dulce y apasionada que la hacían desear una eternidad junto a ella. La ojiazul puso una pierna en medio de la suyas, besando lentamente su boca. Desabrocho su pantalón, desasiéndose rápidamente de él. Camila al notar su desventaja en prendas, decidió desabotonar también el jean de la ojiazul, quien se deshizo de él haciéndolo resbalar por sus piernas.
Rápidamente Nicole con algo de brusquedad quito la última prenda que impedían sentirla al cien por ciento. Camila aprovecho ese momento para voltearse y subir a su cadera y así poder quitar su sujetador, se tomó unos minutos para disfrutas de sus pechos acariciándolos y chupándolos uno a uno, mientras que con una de sus manos la masturbaba lentamente. Cuando sintió que su clítoris estaba lo suficientemente duro la empujo hasta dejarla acostada, se arrodillo a sus pies para poder sacar mejor su bóxer. Lentamente fue subiendo por sus piernas besándolas con la misma devoción que ella lo había hecho, posando sus manos suavemente sobre su culo – Eres tan hermosa – Estaba tan extasiada que las palabras salían por si solas. Empezó a besar su centro, hasta encontrar su clítoris, besándolo y chupándolo sin piedad, logrando en unos minutos el primer orgasmo de la noche
A la ojiazul le llevo algunos minutos reponerse de ese increíble orgasmo, mientras la morena subía de nuevo a su boca para hacerla probar de su propio néctar, presionando su centro contra ella con un movimiento de vaivén, logrando estimularla nuevamente. Pero antes que pudiera llevarla a un segundo orgasmo Nicole decidió tomar las riendas, acomodando mejor a Camila entre sus piernas, engancho su pantorrilla al muslo de la morena retomando lentamente el vaivén de sus caderas friccionando deliciosamente sus sexos. Camila estaba enloqueciendo. No recordaba haber sentido tanto placer con solo la fricción contra otro cuerpo, así que su movimiento se hacía más rápido cada vez que una ola de placer la cubría, hasta lograr un sonoro orgasmo.
Nicole volteo nuevamente a la mujer para posesionarse sobre ella. Besándola con una profunda pasión en la boca para luego pasar a su cuello – Te necesito dentro de mi ahora – Decía de la morena que aún no se recuperaba completamente de ese increíble orgasmo. Su petición no era ningún imposible, Nicole también quería sentirla por completo, así que bajo por su cuerpo combinando sus besos con lamidas hasta llegar a su centro, chupando su clítoris hasta volverla a poner a cien, cuando sintió que Camila estaba nuevamente al borde del orgasmo, volvió a subir a sus labios mientras metía dos de sus dedos dentro de ella moviéndolos lentamente, cuando sintió que esa preciosa cueva se adaptaba a los intrusos metió un tercero y empezó una exploración más rápida – No te detengas, Por Dios no te detengas – Gritaba Camila mientras Nicole sentía como se venía, pero en vez detenerse solo disminuyo el movimiento se acomodó sobre el muslo de la morena y volvió a meter y sacar sus dedos mientras frotaba su centro contra ella, logrando que ambas tuvieran dos orgasmos consecutivos más.
Una y otra vez se provocaban mutuamente orgasmo que ahogaban con gemidos. Hasta que el cuerpo de la Camila no pudo más. Nunca se hubiese imaginando que una persona tan tranquila como Nicole fuera tan insaciable, o tal vez era que ella estaba un poco oxidada, porque hace varios meses no tenía sexo de calidad con una de sus amantes de turno
- Eso estuvo increíble, lamento haber gritado tan duro en tu odio – La ojiazul estaba boca abajo, con solo la mitad de su cuerpo cubierto por una sábana de satín negro que Camila había puesto sobre ellas. La observaba fijamente a los ojos con una mezcla de sentimientos, entre la alegría, la excitación, la tristeza y la rabia.
- Pudo ser peor pudiste gritarme el nombre de Antonio – La había cagado monumentalmente al decirle eso, pero es que de repente la había invadido una profunda ira cargada de celos. De la nada le vino la imagen de Camila en esa misma cama con Antonio
- ¿Que? – No podía creer lo que había dicho. Ya no había duda de que la ojiazul sospechaba que había algo entre ellos
- Per… Perdóname. Lo siento muchísimo Cami – Se sentó en la cama dándole la espalda, para que no la pudiera observar a los ojos - No tengo idea porque te dije eso. Tal vez porque Sara una vez lo hizo y no he podido olvidarlo. Soy una idiota – Mentía. Sara nunca había dicho el nombre de ese sujeto mientras estaba con ella y por la expresión de Camila se notaba que no le creía.
- Yo solo puedo decirte que este ha sido uno de los mejores días de mi vida – La abrazo por la espalda poniendo la mejilla en su hombro, acaricio tiernamente su rostro e hizo que volteara hacia ella, para poder robarle otro arrebatador beso – Y me gustaría mucho que se repitiera una y otra vez – Cambio de posición sentándose ahorcajadas sobre sus piernas, para poder besarla mejor – Pero no ahora, estoy exhausta ¿Me dejaras dormir esta noche entre tus piernas? – Eso más que una petición sonó como una súplica, además era casi exacta a linea de una canción que amaba
- Me encantaría que los hicieras por el resto de mis noches
Ni hablar, ya no había nada que hacer. Se estaba enamorando perdidamente de su verdugo y solo le quedaba esperar las consecuencias por su increíble estupidez. “No se puede cambiar a los malos” fue lo último que pensó mientras resguardaba a Camila del frio de la noche con sus brazos.
El sexo debe ser lo más difícil de relatar en el mundo (Sin que suene a porno claro está) Bueno… pero se hace lo que se puede.
Mil gracias a todos por leer. Y en especial a los que comentan