No te conocia capitulo 15

Del amor al odio también hay un paso

CAPITULO 15

Los días en la oficina habían pasado rápidamente. Sara y Nicole peleaban cada vez que podían por tonterías. Su última pelea había sido por un bafle en forma de Minion que Nicole le había regalado alguna vez a su ex y esta lo había encontrado decorando el escritorio de la ojiazul cuando lo creía perdido. Sara lo amaba porque fue el primer regalo que Nicole le había dado como novias y lo había buscado desesperadamente por todo el apartamento cuando no lo vio en lugar de siempre. Hasta llego a culpar a Antonio de haberse desecho de él apropósito, solo porque destetaba a esos personajes, nunca imagino que la ojiazul se lo hubiese llevado junto a sus otras cosas. Pero esa vez, no se lo llevo por maldad, sino porque también le encantaba. Era un souvenir original de la película que le costó mucho conseguir y pensó que en la nueva vida de Sara no le iba hacer falta. Después de unos cuantos gritos y reclamos, Nicole decidió devolvérselo cuando la muy manipuladora empezó a llorar como una niña pequeña por el tonto muñeco

Eso era por el lado de Sara por el lado de Camila su relación empezaba hacer cada vez más cercana, justo como lo buscaba, porque cada día se convencía más que ella junto a Antonio habían planeado todo. No solo por la documentación que estaba reuniendo de a poco, sino por el lenguaje cómplice que utilizaban entre ellos creyendo que nadie más se daba cuenta. Pero esas solo eran conjeturas y no podía hacer una denuncia formal con ellas. Necesitaba pruebas, necesitaba saber cómo lo idearon y el por qué. Para ella, Camila no parecía el tipo de persona que hiciera las cosas por simple ambición, de ser así se hubiese conseguido a un millonario viejo verde y de esos, si que abundaban en esa ciudad empezando por el papá de La rubia.

-          ( Si solo quisiera dinero, Álvaro Sandoval hubiese sido su primera opción y si no le gustan los viejos, directamente hubiera podido ir tras Sara. No tiene sentido complicarse aliándose con un tonto como lo es Antonio) – Pensaba mientras seguía buscando pistas dentro de los correos privados de Antonio, sin ninguna suerte. O sabían que les iban a hackear los correos o tenían otro sistema más privado para comunicarse

Nicole Solo había podido conseguir un poco de información útil de los sistemas del concesionario y no porque Jorge se lo estuviera impidiendo, todo lo contrario, le estaba ayudando dándole vía libre para que pudiera acceder a cierta información confidencial, muchas veces pidiéndole que revisara si tenía errores y otras simplemente dándole las claves de acceso. Con lo poco que tenía, solo había podido concluir que todo el dinero robado había ido a parar a un paraíso fiscal, pero ella misma había encriptado tan bien los datos del sistema, que no podía saber el monto exacto de lo robado, los números de cuenta a donde había ido a parar el dinero, ni el banco o la fiducia de destino.

Todo seguía escondido allí, pero si intentaba acceder a la información sin ningún filtro, se iba hacer visible para todo aquel que tuviera un usuario en la alta dirección de la plataforma, lo que incluía a Camila y Antonio. Aparte, si ese par querían esa información más que a su alma, seguramente habian instalado un spyware o un riskware en todos los equipos. Así que primero tenía que encontrar los programas maliciosos que pudieron ser instalados para poder finalmente acceder a la información con su propio programa, haciendo visible los datos únicamente a su usuario o mejor al usuario de Camila a quien iba a utilizar, por eso la necesitaba cerca. No iba hacer fácil pero tampoco imposible.

-          ¡¡¡¿QUE HACES? ¿TRABAJANDO DURO?!!! – Sara había golpeado a la puerta un par de veces, pero al no obtener respuesta decidió entrar. Vio a Nicole sumergida en lo que ella pensaba era trabajo. Se acerco sigilosamente pero cuando la vio tan seria, no pudo evitar la tentación de agacharse a la altura de su oreja y gritarle con malicia al odio

-          AHHH… - La había tomado por sorpresa con semejante grito

-          Jajajajaja…

-          porque no me mejor te vas… ¡A TOMAR POR CULO!

-          No recuerdo que eso lo hayamos intentando – Dijo con descaro, acercando sus labios a los de Nicole

-          Pues ve a buscar a Toñito e inténtalo con el

-          Te voy a decir un secreto – Esta vez acerco sus labios a la oreja de la ojiazul de forma seductora – Antonio en la cama es un oso perezoso si lo comparamos contigo que eres toda una gacela ¿Recuerdas esas noches en que lo hacíamos hasta el amanecer?

-          Ya, y tus comparaciones me tienen que importar ¿Por qué? – trataba de mantener las apariencias, pero esos acercamientos de la Rubia la estaban poniendo muy nerviosa, la enojaban tanto como la excitaban. Sintiendo que en cualquier momento podía perder el control

-          Porque extraño tu cuerpo enrollado en mis sabanas. Nicole no me puedes juzgar. Con este nuevo look tuyo enciende hasta un iceberg – Sara término su réplica chupando su lóbulo, consciente de lo mucho que eso la excitaba

Eso fue demasiado para Nicole. Toda esa charla de comparar cualidades amatorias con Antonio no le había hecho la más mínima gracia. Sentía que para la rubia cada uno de esos momentos íntimos solo habian sido sexo insignificante, que tenían un puntaje el cual podía comparar con sus otros amantes. Se levanto furiosa y excitada empujando a Sara hacia una pared, la miro fijamente por unos segundos para después besarla profundamente. Iba a empezar a desnudarla cuando su cerebro reacciono. Se detuvo en seco recordando las verdaderas razones por las que estaba allí y ser el juguete sexual de la rubia no era una de ellas. Sara no iba a volver a tener ningún tipo de poder sobre ella, ni siquiera en ese aspecto.

-          Sabes, no te saco como siempre de mi oficina porque estoy segura de que eso te gusta – se alejó de ella y se volvió a sentar – Esta vez voy a actuar de forma madura y simplemente te voy a preguntar ¿QUE CARAJOS QUIERES?

Sara se sintió aturdía por la forma en que había reaccionado la ojiazul a sus provocaciones. Si bien Nicole siempre había sido muy apasionada, nunca había sido violenta y se sintió aterrada por unos segundos creyendo que la podía golpear. Ese beso no fue como ningún otro que se hubieran dado, estaba lleno de rabia y al mismo tiempo de una genuina entrega. Si del odio al amor solo había un paso del amor al odio también y por primera vez desde que había vuelto a entrar en su vida, Sara experimentaba realmente ese odio que decía sentir por ella y no fue para nada agradable.

-          Umm… Te ves hambrienta, que tal si te invito a almorzar – Trato de retomar rápidamente la compostura, a pesar de que sentía que algo en su interior se había roto.

-          No -  Nicole no estaba mejor que ella. Ahora estaba completamente segura de que nada iba a volver a ser igual

-          Buenos más bien Sergio te invita a almorzar con nosotros. Llego ayer de su gira y cuando se enteró que estabas aquí, le alegro mucho. Tu sabes que te adora y…

-          Fue el único de tu familia que creyó en mi – Miro su regazo, recordando cada carta que el chico le había escrito durante su estancia en prisión. En donde básicamente le pedía perdón para él, su familia y en especial para su hermana. Incluso en la primera carta le ofrecía los servicios de un excelente abogado. Pero ella lo rechazo, respondiéndole que no era necesario porque ya contaba con uno

-          Lo sé y no sabes cómo me duele ahora no haberle escuchado – dijo sin mirarla

-          Está bien. Acepto almorzar con ustedes, pero solo lo hago por Sergio que te quede claro. Nos vemos en el restaurante a la una. Me imagino que iremos a la juguetería como siempre

-          Si, sabes cómo le encanta a Sergio el lomo a las finas llevar que prepara Andrea

No podía decir que no a una invitación de Sergio. Era un chico increíble que Desafortunadamente había quedado invalido muy joven, específicamente a los quince años. Todo sucedió durante una excursión a una reserva natural. A él y a sus compañeras de clase se les había permitido nadar en un rio de la zona, pero a su grupo de amigos se les hizo una buena idea hacer una competencia de clavados, saltando desde el puente del rio. Sergio fue el primero en probar, con tan mala suerte que se lazo sin tener en cuenta que el nivel del agua era poco profundo y que existía rocas afiladas en el interior. Cayo letalmente sobre una de ellas rompiendo su columna vertebral.

A pesar de ese terrible suceso. Sergio había logrado todo lo que se había propuesto en la vida. Era ingeniero químico, trabaja en una farmacéutica de prestigio y estaba en el equipo nacional de basquetbol sobre ruedas, quienes compitieron en los últimos paraolímpicos llevándose la medalla de bronce. Cuando él y Nicole se conocieron   congeniaron muy bien, básicamente porque él chico era muy alegre y optimista, cualidades que encajaban perfectamente con el carácter de la ojiazul. Ella se Moria por volver a abrazarlo, aunque eso significara aguantarse a Sara con la garrapata obtusa de su novio.

-          ¿Y tú noviecito? – Justo cuando Nicole Iba hacia su motocicleta fue interceptada por Sara quien prácticamente la obligo a entrar en su auto

-          No está invitado. Sergio lo detesta tanto o más que tú. Lo llama el Gi Joe de pueblo pobre – No le molestaba el mote que su hermano le había puesto a su novio, porque de hecho era bastante acertado. Antonio era un esnobista que había llegado de un pueblo a la ciudad sin nada, pero fingía pertenecer a una familia poderosa.

-          Jajaja… Qué bueno saber que por lo menos una persona en tu familia tiene buen gusto

-          Si, Sergio afortunadamente no es como yo… o papá

- (¿En verdad? ¿Sara se estaba haciendo consiente de que había cometido un error al meterse con Antonio? No, que va, nadie es tan estúpido de lanzarlo todo a la basura, al menos de que esté completamente enamorado ) – Pensaba, a la vez que recordaba una frase de Coco Chanel “Las mujeres necesitan la belleza para que los hombres las amen, y la estupidez para que ellas amen a los hombres” – ( jajaja.. que buena frase y le pega muy bien a Sara)

-          ¿De qué te ríes? – La miro un instante, con su característico, seño de recelo

-          De nada

-          Vamos, dímelo y nos reímos juntas – Se estaba empezando a enojar, No le gustaba que Nicole se burlara de ella, ni siquiera mentalmente

-          Pues que quieres que te diga Sara. La verdad es que no entiendo porque alguien como tú me cambio por un imbécil, arribista como Antonio. Entiendo que el amor se acaba, pero al menos por respeto debiste meterte con alguien mejor o siquiera igual que yo ¿pero ese mequetrefe?

-          ¿Y quién te dijo a ti que el amor se acabó? – rebatió con seguridad

-          Entonces tienes una forma enfermiza de amar – Nicole esperaba que defendiera a Antonio y no su amor por ella – En vez de enviarme a la cárcel solo debiste enviarme flores

-          Yo en verdad creí que me estabas robando. Tu no fuiste completamente sincera conmigo y eso nos condujo a esto

-          ¿De nuevo?  ¿Esa es tu mejor escusa? – La rubia se quedó callada, nada de lo que dijera ahora cambiaria las cosas – Mira Sara, hoy no quiero pelear. Es un buen día para mí por volver a ver a Sergio, así que simplemente no lo arruines. Por una vez en tu vida, no trates de ser el centro de atención, no hables de nada que tenga que ver exclusivamente de tu mundo y sobre todo no menciones a tu novio

Sara solo asintió. Aunque en el fondo de su alma se moría por responderle y como siempre tener la última palabra, pero ya no se podía dar ese lujo. Al aceptar salir con ellos, Nicole le había dado una maravillosa oportunidad de demostrarle que podía cambiar su actitud arrogante y prejuiciosa, no solo a ella sino también a su hermano, las dos personas que más amaba en la vida.  Así que solo cambio el tema preguntándole por su día, lo que a Nicole no le molesto, ya que poseía la habilidad de hacer que algo cotidiano como el tráfico de esa mañana sonara como una aventura jamás contada

Camila se dirigió a la oficina de Nicole, siempre iba a la hora de almuerzo a verla para no llamar la atención de nadie sobre todo de Sara. Mas o menos lo que hacía con Antonio, pero a diferencia de los encuentros con él, no le hastiaba tener que encontrarse a escondidas con ella, por el contario, le encantaba por que la ojiazul siempre encontraba la forma de hacerla reír o incluso de irritarla como cuando le hablaba de sus conquistas casi siempre fallidas.

-          ¿A quién buscas amor? – Antonio se acercó silenciosamente a Camila, cuando esta intentaba abrir la puerta de la oficina de la ojiazul

-          ( Dios, Dios, Dios cuando entenderá este idiota ) – Pensaba-  Primero, no me llames amor, segundo, si esta es la oficina de Nicole ¿A quién puedo estar buscando? La necesito para que ponga estos informes en la plataforma y tercero ¿Por qué no estas almorzando con tu novia?

-          Está bien, no te enojes. Para que lo sepas ninguna de la dos están, se fueron a almorzar con el paralitico ese de su hermanito

-          ¿Y no te invito? – pregunto

-          Claro que si, Sara no hace nada sin mi – Mentía, pero tenía que guardar las apariencias, ya era suficiente con estar perdiendo el control sobre su prometía, como para que su amante creyera que era un inútil – Pero cuando Sara me dijo que esa zorra desviada estaría ahí, rechace su invitación

-          ¿Y porque Nicole esta con ellos? – Tenia una mezcla de emociones, entre la curiosidad y lo celos que intentaba desesperadamente negar - ( ¿será que han vuelto? Maldición, a mí que importa ) – Se decía

-          Porque el paralitico y la inmunda esa son íntimos amigos. Así que él, le pidió a Sara que la invitara. Tu sabes, entre anormales se entienden – Dijo riendo, esperando a la vez la risa de su amante por su comentario “tan ingenioso” pero lo único que le provocaba a Camila en esos momentos era callarlo de una bofetada. No solo por cómo se refería a Nicole, sino también por cómo lo hacía con Sergio a quien conocía poco pero indudablemente consideraba una gran persona porque a diferencia de su hermana y sobre todo padre, no era simplemente un cretino, déspota - aprovechando que no están ¿porque no vamos a almorzar?

-          No recuerdas lo que me dijiste hace poco. Lo de que Sara estaba sospechando. Creo que es muy arriesgado salir juntos, mejor no tentemos a la suerte – No estaba de humor como para tener que aguantarse las guarradas de ese patán, ya era suficiente con saber que Nicole estaba con su ex como para empeorar más el día

-          Está bien amor, pero ¿nos vemos esta noche? – Lo dijo casi que como una súplica. Algo en Camila había cambiado y no podía evitar pensar que era por Nicole. Desde que la conoció siempre tuvo un carácter frio y calculador, no demostraba emociones ni por él ni por nadie, pero últimamente la había descubierto sonreír como mucha frecuencia, cosa le preocupaba demasiado

-          Claro, esta noche

Camila volvió a su oficina. No sabía porque escuchar que la ojiazul estaba con su ex le había afectado tanto. Creyó tenerlo todo bajo control desde un principio, Nicole solo era el instrumento para alcanzar un objetivo, debía utilizarla no enamorarse de ella. Todo se estaba enredando demasiado y ya no quería pensar en ello, así que simplemente se concentró en acabar con el trabajo acumulado, para más que nada evitar pensar en las profundas ganas que tenía de ahorcarla por haber salido con la rubia. Finalmente, las horas pasaron y la puerta de su oficina se abrió.

-          Hola Camí. Mira lo que encontré en el camino torta de chocolate tu favorita – Nicole entro como si tal cosa a su oficina, provocándole al instante un ataque de ira que le costó mucho controlar

-          Si ¿en el camino con Sara pasaron a comprar una torta de chocolate para mí? que generosas – Esa sarcástica contestación había salido involuntariamente de sus labios

-          Uppps… ¿No quieres? bueno me la como yo – Camila se quedó observando a Nicole sentarse frente a ella y abrir la caja que contenía la pequeña torta. Le desconcertaba ver como a Nicole no le importaba su molestia, aunque no tenía por qué importarle, ellas no eran nada más que amigas

-          Lo siento Niki, estoy un poco atareada y supongo que solo me desquite contigo. Discúlpame

-          No te preocupes lo entiendo. Por esos ojitos rojos se nota que no te has despegado de esa pantalla. Y si estaba con Sara, pero también estaba con su hermano, de echo él fue el que me invito a almorzar – No le molesto para nada esa especie de reclamo por el contario su corazón dio un pequeño salto de alegría al notar sus celos

-          Sergio es un hombre muy agradable y bueno siendo tu excuñado es obvio    que te la lleves bien con él

-          Él siempre fue más que un cuñado para mí. Cuando nos conocimos tuvimos química instantánea, así que no hicimos amigos al poco tiempo. Es el único de su familia al que le agrado, bueno y a la madre también, aunque ella ya no es parte de esa familia.

-          ¿La madre de Sara? Nunca he oído hablar de ella, pensé que había muerto o algo así – era cierto nunca había escuchado nada de la mujer, ni siquiera Antonio le había hablado de ella.

-          Pues no, esta vivita y coleando. Solo que no vive aquí sino en Francia

-          Ósea que está divorciada del señor Sandoval.

-          Hace años – Hizo un ademan de acercarse como si estuviera a punto de contar algo muy confidencial – No es por ser chismosa… Que diablos si es por ser chismosa, pero la historia de la señora Estefanía, porque así se llama, es bastante trágica

-          Cuéntame más – Esa eran las cosas que le encantaban de ella. La hacía sentir como una adolescente, sin mayores responsabilidades en la vida más que el chismorreo o la aventura

-          Tu sabes que Sandoval es una porquería de persona. Un megalómano, avariento sería la mejor forma de definirlo, pero además tiene un gusto repugnante por las jovencitas – comió un pedazo de torta -  Resulta que a los veinticuatro años conoció a la señora Estefanía cuando esta apenas tenía catorce, la conquisto y la embarazo. Como buen cobarde que es, apenas se enteró pretendió darse a la fuga, pero los padres de ella eran poderosos, lo hicieron responder y sus propios padres tuvieron que intervenir obligándolo a casarse con la chica ¿Lo puedes creer? – Sí que lo podía creer – En mi opinión no le hicieron ningún favor a ella, porque el tipo era un abusivo, la golpeaba continuamente y no quería dejarla estudiar, pero nuevamente los abuelos de Sara obligaron a Sandoval a dejarla estudiar una profesión, allí ella conoció al amor de su vida y se fugó con él a Francia

-          Dejando a sus hijos tirados – Los malos recuerdos se arremolinaron en su mente. Ella sabía a ciencia cierta el dolor que producía tener una madre desobligada

-          No – Para Nicole no fue indiferente el tono rencoroso que uso la morena -  Ella se los quería llevar, pero de nuevo los abuelos intervinieron. Sabían que Sandoval no iba a permitir que los niños salieran del país y temían por las represalias que podía llevar acabo en contra de ella. La convencieron de que lo mejor era que se marchara, prometiéndole cuidar a los niños como lo más preciado, incluso pasando por encima de su propio hijo, le dieron su palabra de que no les tocaría un solo pelo, además les permitirían viajar durante las vacaciones escolares a Francia y así fue. Desde entonces ambos viajan todos los veintisiete de diciembre porque el veintiocho es el cumpleaños de doña Estefanía – Ahora entendía Camila porque Sara dejo solo a Antonio, en esa fecha

-          Pero… ¿Tú la conoces personalmente? – Le sorprendía saber que Nicole era apreciada por el lado bueno de la familia. Antonio ni siquiera había hablado por teléfono con la madre de su novia y su hermano lo detestaba

-          Claro que sí. Cada año Sergio, Sara y yo pasábamos año nuevo con la señora Estefanía y su esposo el doctor Miguel Pardo. Ambos se lucían para que sus hijos… porque el doctor también tiene dos hijos –  aclaro -  pasaran unas fiestas maravillosas. Eran tan agradable esas reuniones, a parte porque también aprovechaba para verme con mis hermanos. Supongo que seguirá la tradición con su Toñito, aunque Sergio no lo soporte.

-          Ummm… Seguramente ¿me das torta? – La ojiazul se quedó mirando la caja vacía con sorpresa, como si la torta hubiese desparecido mágicamente, en vez de habérsela engullido

-          Lo siento, me la termine, pero en desagravio te invito comer

-          Que mala eres. Bueno será ir contigo, tengo muchísima hambre, no almorcé por estar… - “Esperándote para ahorcarte” quería decir – Terminando el papeleo

-          Aja… el papeleo – Dijo burlonamente – Entonces nos vemos abajo a la seis en punto, ni un minuto más – Le giño el ojo y salió de su oficina


He tardado un poco más de lo que calcule, pero estas dos semanas han sido muy ocupadas

Mil gracias a todos los que siguen la historia