No te conocia capitulo 13

Una pequeña historia de terror

CAPITULO 13

Para Camila había sido toda una sorpresa su salida la noche anterior con Nicole. Ella buscaba seducirla como lo hacía con los hombres y en especial con las mujeres, con las que había aprendido ese fino arte. Todas sus conquistas femeninas habian sido especiales porque casi siempre representaron un reto, mientras que con los hombres solo necesitaba de un beso, un abrazo o hasta una simple caricia para que cayeran rendidos a sus pies, la mayoría eran tan fáciles que le resultaba deprimente. Pero la noche anterior no hubo nada de conquista, se sentía tan encalma con la ojiazul que su sentido de caza termino reducido a cenizas, solo quería estar cerca en las condiciones que ella pusiera.

La descripción que Nicole le había dado de las mujeres que le atraían era donde ella misma encajaba. La manipulación e incluso la crueldad habían sido su arma o su escudo cuando solo buscaba placer. Solo una vez tuvo una relación seria con alguien de quien se enamoró perdidamente y quien le había causado un dolor insoportable tanto que quiso borrar todo de ella, incluso su nombre. Era la mujer más hermosa que había visto en su vida, pelirroja, aunque bueno con el cabello tinturado, unos hermosos ojos verdes esmeralda, era muy alta casi 1,80 y tenía un cuerpo perfectamente tonificado producto de las casi dos horas de ejercicio que hacía al menos cinco veces por semana.

A la innombrable la conoció cuando era muy joven y su inexperiencia la hacía perdonarle constantemente sus infidelidades, pero en parte ella creía que tenía algo de culpa porque todo su mundo parecía girar solo alrededor de su venganza o esa era su forma de justificarla. Pero el último de sus líos fue imperdonable, cuando encontró a la que consideraba su mejor amiga durmiendo sobre la espalda de su gran amor, y aunque su novia salió corriendo prácticamente desnuda a la calle tras ella, supo que ese era el fin porque ella ya tenía suficiente dolor en su vida como para seguir soportando el daño que le causaba una persona que no la amaba realmente. obvio todo el asunto la dejo muy resentida como para tomar a alguien más enserio, Sin embargo, Hablar con Nicole le había traído a su memoria lindos y amargos recuerdos.

La noche anterior creyó haber planificado perfectamente su encuentro con la ojiazul. Nicole Fonzi parecía ser la clase de mujer que simplemente iba al punto sin ofrecer muchos obstáculos más o menos como lo hacían los hombres, pero se equivocó de cabo a rabo. No solo, no era tan simple como la había juzgado, sino que además no era como ninguna otra mujer que hubiese conquistado. Desde el principio fue la ojiazul quien la llevo por donde quiso, cautivándola con esa personalidad tan encantadora y divertida. Sentía que con ella todas sus malas intenciones desaparecían y solo quería disfrutar del tiempo que le ofrecía como si fuera lo más preciado, pero eso tenía que cambiar ella no buscaba que Nicole fuese su amiga, quería convertirla en su amante y su víctima.

-          Álo – Sintió un pequeño sobresalto cuando escucho su voz.

-          Hola. Soy alta, Rubia y hermosa ¿ya adivinaste quién soy? – Camila había esperado un poco antes de contestar, le había dado su número personal a Nicole solo por cortesía, nunca imagino que la llamara y mucho menos al día siguiente

-          ¿Rubia? Hasta ayer tenías el pelo corto y castaño

-          Umm… Si, lo que pasa es que esta mañana llego “francesco” o como yo lo llamo pachito. Es estilista y acaba de llegar de hacer un curso en Francia, a penas me vio, me ofreció un cambio de look, diciéndome que parecía que acababa de salir de la cárcel – Camila no sabía si reírse por ese comentario gracioso pero cruel

-          ¿Y él sabe que tu…?

-          Claro que sabe. Si aparte de Fabian fue el único que me visito en la cárcel, pero el muy desgraciado fue más que por mí a buscar clientas y no te imaginas el éxito que tuvo. Como él dice “todo lo malo siempre trae algo bueno, aunque no necesariamente para el que le suceden las desgracias”

-          Jajaja… Parece que las personas que te rodean son tan graciosas como tu -  Como siempre Camila quedo bloqueada con sus intenciones. Nicole siempre salía con alguna tontería que la hacían distraerse

-          Dirás, encantadoras como yo. Pero bueno no te llamaba para eso ¡Adivina que! Inauguraron un nuevo parque de diversiones en el centro

-          Si, ya sabía - El tono infantil que había usado Nicole la desconcertaba, casi siempre se veía tan segura de si misma, pero otras veces parecía una niña a la que todo le asombraba

-          Umm… ¿entonces vamos? Es que ya paso más de un año desde la última vez que fui. Recuerdo que la pace tan bien, me subí como siete veces a la montaña rusa

-          Bueno te acompaño, pero nada de subirnos a la montaña rusa – Camila no entendía porque la invitaba a ella. Tal vez la noche anterior no fue un desperdicio después de todo

-          ¿Qué? ¿y porque no? La gracia de esos parques es precisamente la montaña

-          Pues te subes tú, yo no – Odiaba la montaña rusa. A su expeliroja también le encantaba subirse a ese instrumento del horror, mientras que ella cerraba los ojos y tomaba su mano con fuerza, tratando de no sentir la sensación de vacío que tanto despreciaba, todo por darle gusto a su amorcito. Pero esta vez no había forma de que alguien la obligara a subirse a ese aparato del infierno.

-          Está bien, ya te engañare para subirte. En dos horas te recojo, así que alístate

-          No me vas a engañar, te espero

“¿Parque de diversiones? ¿montaña rusa? Pero que le pasaba, la estrategia en todo caso debió ser una salida nocturna, emborracharla, seducirla y a la cama. Pues bien tendría que redefinir su estrategia, tal vez en la casa de terror, o esos barquitos románticos” Todos sus planes de hacer cambiar de opinión a Nicole e ir a otro lugar se habian ido abajo apenas la vio con ese corte de pelo que le sentaba tan bien, un estilo garçon, con un flequillo asimétrico y tinturado rubio. No es que antes no se viera estupenda pero ahora el intenso color azul de sus ojos contrastaba más, dándole una mirada más penetrante, asiéndola sentir que sus deseos eran ordenes

-          Gracias Cami, por acompañarme. No te imaginas las ganas que tenia de venir desde que vi el parque. Sabes, cuándo mamá vivía siempre nos traía para celebrar su cumpleaños. Le encantaban, decía que estos parques eran como volver a ser niño – Camila no había podido salir de su sorpresa. A penas llegaron al parque Nicole la había tomado de la mano paseándola a su antojo por todo el lugar, y aunque le encantaba la sensación de seguridad que le producía la mano de la ojiazul sobre la suya, eso tenía que cambiar

-          No tienes porque agradecerme. A mí también me gustan, pero debo confesar que hace varios años no venía a uno, Mira – La morena señalo una atracción mecánica - ¿Qué te parece si vamos a los barquitos?

-          Si, hacen parte del recorrido que planee, pero primero vamos a los simuladores – De nuevo la ojiazul prácticamente la arrastro por el parque tomándola de la mano para llegar a los dichosos simuladores

“Si claro barquitos románticos” Debió haber pensado mejor que sus tácticas de seducción no funcionarían con una chica que le encantaban todas las atracciones que implicaban caídas libres, es obvio que le gusta la adrenalina y el hecho de que la hubiese engañado para subirse a la montaña rusa, termino de conversarla. Pero que apuesta tan tonta, quien ganara una carrera en el simulador de motos decidía la próxima atracción “obvio iba a perder si llegamos en su moto” pensó. pero ese maldito instinto competitivo no la dejaba en paz y más cuando Nicole empezó a llamarla Gallina.

-          Vez no estuvo tan mal, aunque casi me rompes la mano– Nicole se acercó a ella dándole un semi abrazo mientras con su otra mano comía un cucurucho de vainilla y frutos rojos

-          Te odio

-          Camila, esto se llama aprendizaje. Tienes que aprender a enfrentar tus miedos. Imagínate si en algún momento necesitas salir como un bólido sobre un carrito de lata – Camila no dijo nada se veía un poco enojada - Jejeje… Ya perdóname, seré buena y te dejare escoger la siguiente atracción

-          Está bien, el castillo del terror – Ya era suficiente, era el momento de tomar el control

-          No – La única atracción que Nicole no había marcado en sus planes por el miedo que le tenía y justo era donde la morena quería entrar.

-          ¿Por qué No? – Por la cara de pánico que tenía la ojiazul supo que era el momento de darle una cucharada de su propia medicina

-          Esta dañado

-          Y esa larga fila entonces ¿porque es? – Ambas se quedaron observando la fila que en vez de acortarse cada vez crecía mas

-          Es que… la salida del parque queda por detrás del castillo

-          Jajaja… Que mala mentirosa eres ¿te da miedo? Cobarde

-          Es muy oscuro y cada cinco segundos alguien te salta encima – En verdad a Nicole se le veía asustada, pero Camila sospechaba que solo era una mala actuación

-          Claro, y caer a toda velocidad por una pendiente es mucho mejor. Ya hicimos lo que tu querías, ahora vamos a entrar al castillo. No te preocupes yo te protejo

-          Te odio

Durante todo el recorrido Nicole estuvo recargada sobre la espalda de la morena, como si esperara que cualquier cosa mala que le pudiera pasar dentro del castillo, Primero le pasara a Camila. En algún momento la morena llego a temer que Nicole tuviera la intención de empujarla muy fuerte para salir corriendo hacia la salida más cercana por la forma en que gritaba cada vez que como ella había predicho algo o alguien le saltaba encima

- (Quien iba a creer que a Nicole realmente le asustaban estas cosas) - pensó Camila - ¿Quieres hablar? – A la salida del castillo del terror ninguna parecía querer hablar, Niki porque seguía un poco asustada y ella porque sentía que si abría la boca le iba salir una carcajada ensordecedora, pero decidió tomar la iniciativa a pesar de sus deseos.

-          ¿De qué? – Era evidente que solo pretendía hacerse la loca

-          No sé… Tal vez…  ¡Que eres una GALLINA! – No pudo evitarlo, era gritárselo o estallar de la risa

-          Por supuesto que NO… solo te estaba cuidando la espalda – Nicole trataba de quitarle importancia al cobarde espectáculo que había ofrecido hace unos minutos

-          Claro y los gritos eran porque querías ambientar el escenario, jajajaja… - De nuevo sufría un ataque de risa. Lo que más le gustaba de Nicole es que siempre se tomaba las cosas con humor

-          Está bien Cami. Es cierto que le tengo miedo a este tipo de lugares, pero tengo una buena explicación para eso

-          Pues creo que tu explicación debe ser muy buena. Es que no entiendo ¿porque te encanta lanzarte de cabeza al vacío, pero le tienes miedo a la oscuridad?

-          Bueno vamos a la última atracción y allí te lo cuento, pero eso si te advierto que la curiosidad mato al gato

Esa última advertencia había dejado a Camila muy intrigada, así que esta vez fue ella la que tomo de la mano a Nicole para dirigirse lo más rápido posible a la atracción más apacible del parque “los barquitos” y aunque el recorrido prometía ser romántico según el aviso, Nicole una vez más cambiaba los esquemas haciendo del recorrido algo tenebroso con su dichosa explicación

-          Bueno, comienza

-          Pues bien. Cuando mis hermanos y yo éramos pequeños, nuestros padres nos llevaron de paseo a la casa de una de nuestras Tías.

-          ¿Cuántos hermanos tienes?

-          Lo siento debí empezar por ahí, tengo dos, un hermano, Santiago y una hermana, Carolina. Ellos son mayores que yo. Continuo. La tía Helena Vivía en una hermosa casa blanca un poco vieja, a las afueras de la ciudad en medio de la nada. Esta constaba de dos pisos, en el primero estaba la sala, el comedor y la cocina y en el segundo cuatro habitaciones con balcón por donde se podía ver un hermoso jardín lleno de flores y una fuente

Mi tía era una mujer encantadora, digo era porque ya murió y bueno estaba muy contenta de tenernos en su casa.

En la primera noche dormí muy bien, aunque hacia un poco de frio. Pero en la segunda noche algo extraño paso. Yo está dormida cuando de repente empecé a escuchar pequeños golpes en la puerta que conducía al balcón, al principio no les preste atención, pero cada vez eran más fuertes, y como yo estaba muy pequeña, solo tenía siete años, era más osada así que decidí salir a ver que era lo que ocurría. Para mi sorpresa vi en el pequeño jardín a dos niños jugando, un niño y una niña. Ambos empezaron hacerme señales para que bajara, pero como estaba haciendo mucho frio solo me quede viéndolos, hasta que me aburrí y me fui a dormir.

El tercer día yo estaba jugando en la sala de la casa completamente sola, como te conté mis hermanos son mayores que yo, así que jugar conmigo no les hacía mucha gracia y mi tía era compositora así que estaba en su pequeño estudio trabajando todo el tiempo. De repente empecé a escuchar silbidos y a alguien llamándome, al principio pensé que eran mis hermanos entonces me fui a buscarlos al jardín porque los ruidos venían de esa parte de la casa. Cuando llegue volví a ver a los niños, pero esta vez si me acerque a ellos, curiosamente cada vez que me acercaba para tocarlos se alejaban de mi riéndose y yo inocentemente pensaba que ese era un juego, así que empecé a perseguirlos como loca, de repente me dio mucha sed, decidí tomar un descanso e ir a la casa por un poco de limonada que mi tía había preparado, pero cuando volví ya no estaban.

A la noche siguiente volví a escuchar a los niños, entonces bajé a reunirme con ellos.  Y paso lo mismo, yo me acercaba y ellos se alejaban riéndose, así que los volví a perseguir. Después de media hora de “jugar” – Acentué la palabra con mis dedos -  mi tía y mis hermanos llegaron y me preguntaron, que era lo que estaba haciendo, yo les dije que estaba jugando con mis amiguitos, me voltee a señalarlos, pero ya no estaban.

Nadie dijo nada más. Mi tía me cubrió con una manta y decidió que esa noche dormiría con ella. Mis padres llegaron al día siguiente y yo muy emocionada empecé hablarles de mis nuevos amigos, pero mi tía me interrumpió y les pidió a mis hermanos que me llevaran a jugar, mientras ellos se quedaron a solas hablando. Recuerdo tanto la cara de espanto de mis papás cuando fueron a buscarnos. En fin, llegada la noche nos despedimos de mi tía y nos fuimos.

Mi tía después de esa visita nunca más nos volvió a invitar a pasar vacaciones en su casa, más bien era ella la que siempre venía a pasar las fiestas con nosotros. Yo siempre que la veía le preguntaba por mis amiguitos y ella siempre buscaba la forma de cambiarme el tema, pero a los doce años decidió que ya tenía edad para contarme la verdad. Resulta que hace como unos ochenta años en esa casa funcionaba una taberna. Los dueños Vivian también allí junto a sus dos hijos mellizos, un niño y una niña. Una madrugada después de que los clientes ya estuvieran bastante borrachos, dos de ellos empezaron una pelea por un supuesto robo. Vinieron los golpes entre uno y el otro, después se metieron los demás, lanzándose todo lo que tenían enfrente, sillas, mesas, incluso las botellas llenas de licor, hasta que algún estúpido boto una colilla de cigarrillo generando un gran incendio, que consumió el lugar rápidamente. Todos lograron salir de la taberna, excepto los mellizos que estaban durmiendo en la parte de arriba, nadie pudo subir a rescatarlos, muriendo inevitablemente quemados. Los lugareños dicen que los niños desde ese día se aparecen en ese lugar a las tres de la mañana la misma hora que empezó el incendio.  Así que yo había estado jugando con dos fantasmas, y mis hermanos junto a mi tía me habían visto a las tres de la mañana corriendo y gritando en círculos completamente sola

  • Dios santo – Camila no sabía si creerle o no a Nicole, pero la vio tan seria durante su relato que se le alcanzaron a erizar los pelitos del brazo.

-   ¿Ves porque me dado tanto miedo la oscuridad? Desde que mi tía me conto lo que sucedió siempre duermo con una lampara encendida porque me da miedo que los niños se me vuelvan aparecer. En fin, Ya es tarde, te llevo a tu apartamento

Durante el trayecto en moto a su apartamento, Camila se encontraba muy pensativa. Nunca había conocido a alguien así. Con la que pudiera pasarla bien sin la necesidad del licor, fiestas o sexo de por medio. Todo el día se la pasaron haciendo tonterías, rieron, bromearon, incluso se asustaron y al final de la noche ni siquiera se habían dado un solo beso. Pero ya no le importaba, ese había sido uno de los mejores días de su vida y le encantaría que se repitieran una y mil veces más. Se sentía como si estuviera embriaga, Así que se relajó, se abrazó más a el cuerpo de Nicole y dejo descansar el suyo sobre su espalda, sintiendo mejor su aroma y su calor.

-          Bueno Cami llegamos – Nicole aparco su moto y se quitó el casco mientras Camila se bajaba

-          Gracias por todo Nicole, hace mucho tiempo que no tenía un día tan entretenido como este – Camila le devolvió el casco a la ojiazul, tenía unas ganas locas de comérsela a besos, pero aún no era el momento

-          Oye Cami si no te molesta me puedes decir, Niki o Niko es que mi nombre completo en tus labios se oye muy serio y después de todo lo que hemos pasado ya somos por lo menos compinches ¿No te parece?

-           jajaja..  Muy cierto. Está bien Niki, descansa nos vemos el lunes – Camila le dio un beso muy cerca de sus labios y se fue caminado a paso lento de repente se giró para obsérvala

-          Niki, La historia que me contaste de los mellizos es mentira ¿cierto?

-          Claro que No

-          Genial, dormiré con la luz encendida

-           jejeje… Descansa nos vemos el lunes.


La historia antes contada está basada en un hecho real

Gracias a todos por leer.