No te conocia capitulo 11
Y 1,2,3 por Camila y Antonio
CAPITULO 11
Sara estaba sentada en su oficina observando el cielo gris desde su ventana, anhelando la hora de salir almorzar para no volver más por lo menos en ese día ya que la mañana no pudo ser peor. Después de haber firmado el trato con el señor Fonzi que lo volvía su socio capitalista, prosiguió una llamada de su padre diciéndole que era prácticamente una tarada por haber permitido que alguien más se apropiara de una buena parte de su empresa “como si el muy idiota no recordara que gracias a ella a un mantenían ese concesionario”.
El padre de Sara era un alcohólico que había desperdiciado una gran parte de su fortuna (por supuesto heredada) en alcohol, juerga y prostitutas. Siempre buscando noviecitas en el límite de edad para casarse y divorciarse, la ultima los pudo dejar en la quiebra si el niño que esperaba hubiese nacido, pero la basura de su padre en una noche de borrachera empujo a la mujer por las escaleras haciéndole perder al niño y como siempre a ella le toco limpiar sus porquerías, prácticamente amenazando a la chica con acabar con ella sino firmaba un acuerdo de divorcio que no la favorecía mucho y se largaba lo más lejos posible de ellos. No estaba muy orgullosa de sus actos, pero era eso o el fin del concesionario, igual si se pensaba con cuidado le había hecho un favor a la mujer porque ni todo el dinero del mundo valía la pena si se tenía que estar al lado de una porquería como lo era su padre. Obviamente él nunca se lo agradeció, por el contrario, utilizaba ese amor que ella tenía por el concesionario para amenazarla cada vez que podía con quitarle la presidencia y dejarla sin nada.
Todos sus esfuerzos por salvar al concesionario no se trataban de dinero o de poder como la mayoría de la gente creía sino de amor. Salvar lo último que quedaba de sus muy queridos abuelos, tratando de cumplir la última promesa a su abuela “No dejes que la quiebre, por tu abuelo”. Ella nunca entendió cómo es que personas tan amorosas y buenas habían procreado a semejante engendro, en verdad que la vida era un misterio.
Por otro lado, tenía a Niko que si le dirigía tres palabras cordiales seguidas era mucho, sabía que no merecía más, pero esa indiferencia le dolía demasiado. Después de firmar el trato con el padre de la ojiazul, intento tener una charla amistosa con ella, pero lo único que consiguió fue que le recordara que no estaba ahí por afecto sino todo lo contrario, para seguidamente volverla a sacar de su oficina cerrándole nuevamente la puerta en sus narices. Solo quedaba rezarle al cielo porque el corazón de su amor volviera a ella sin odio ni resentimiento.
- ¿Ya te vas? – Estaba tan ensimismada pensado en Nicole que ni siquiera se dio cuenta en que momento su prometido entro a su oficina “prometido” Tenia que terminar lo más pronto posible con esa historia, si quería que su ex la perdonara
- Si, ya me voy – Sara arreglo un poco el desorden de su escritorio, tomo su cartera y se dirigió hacia la salida con Antonio tras ella. Estaba esperando el elevador dando golpecitos con sus tacones. Le impacientaba que Antonio se quedara como un tonto a su lado sin decirle nada
- Ummm… ¿Quieres que te acompañe? encontré un restaurante de comida mediterránea bastante bueno – Una vez más, el tonto hermoso estaba más interesado en la deuda externa que en salir con Sara, pero Camila le había dado una orden bastante clara. Ahora con Nicole Fonzi en el juego, él tenía que volver acercarse más que nunca a su juguete o de lo contrario los iban a descubrir y conociendo a la rubia no iba a descansar hasta hundirlos. Sara era una tonta manipulable pero cuando se trataba de intentar traicionarla podía ser igual de sádica a su padre “si estuvo a punto de hacer podrir en una cárcel a el supuesto amor de su vida solo por sospechas infundadas no imaginaba lo que podía hacerles a ellos si los llegaba a descubrir” Le había dicho Camila.
- NO, quiero estar a solas – Sara subió al elevador presionando el botón que la llevaría a su destino – Pero pregúntale a Camila seguro que ella está mucho más interesada en que le hagas compañía y en que te la comas… o perdón y en salir a comer contigo – Las puertas del elevador se cerraron con una rubia muy molesta adentro, mientras Antonio se quedaba pasmado viéndola desaparecer. Hasta para él esa respuesta había sido muy clara, Sara lo sabía, pero ¿cuánto sabia en realidad?
El restaurante de Andrea era hermoso, con una decoración que tal como el nombre del restaurante lo indicaba representaba una juguetería. Con muñecos para niños esparcidos cuidadosamente por todo el salón, posters de cartoons, figuras en tamaño real de súper héroes y máquinas de videos juegos antiguas. En fin, el restaurante era como volver a la infancia, amaba estar allí y a veces como en ese día le gustaría nunca salir.
- (Si pudiera tan solo pedirle un deseo al genio de lampara, sería que Antonio nunca hubiese llegado a mi vida o mejor devolver el tiempo y nunca haber dudado del amor de Niko para después mandar a Antonio al infierno) - Pensaba mientras observaba una imagen del genio de la lampara de Aladino
- ¿Y esa carita? no me digas, ya sabes con quien te engaña “Toñito” – Preguntaba Andrea sentándose frente a ella
- Digamos que lo sospecho, pero en realidad eso me tiene sin cuidado. Mis prioridades han cambiado.
- ¿Sin cuidado? claro si solo es tu prometido y el yerno más amado por tu padrecito querido – Sara no puedo evitar hacer una mueca de fastidio, cuando André le recordó a aquel horrible hombre
- Ummm… Así que se trata de don Álvaro – El padre de Sara siempre había atormentado a su amiga. Sin importar el camino que la rubia decidiera tomar siempre estaba la presencia de ese arrogante hombre para detenerla y encaminarla hacia sus propios intereses. Su amiga vivía más en función de ese ser miserable que de ella misma, pero sin importar cuantas veces las personas a su alrededor le aconsejaran alejarse de él, ella permanecía ahí por una promesa según ella de amor, pero para Andrea incluso el amor tenía un límite – ¿Ahora que te hizo ese… “buen hombre”?
- Ni te imaginas. Yo Utilizo el último recurso para no entrar en quiebra en gran parte gracias a él y la forma en que me agradece es llamándome tarada – Aunque pensándolo bien tarada era un término bastante insignificante, para la expresión que ella creía que realmente la definía “Grandísima estúpida, soberbia, imbécil” Se acercaba más, si lo midiera con el daño que le había hecho a la persona que más amaba en la vida
- Me imagino que el recurso del que hablas es todo eso que me contaste con Nicole y su padre – Decía Andrea mientras pedía a un camarero de su restaurante que se acercara
- Así es.
- ¿Y cómo van las cosas con ella? – El camarero se acercó. Andrea le pidió que trajera la especialidad de la casa que era el plato preferido de Sara junto a un par de su cerveza preferida. No podía ser de otra manera “lo mejor para la mejor”
- Pues te diré. No podemos estar peor. Esta mañana intente hacer todo lo posible para que me escuchara. Quería decirle lo mucho que lamentaba lo que le había hecho, incluso estaba dispuesta arrodillarme para suplicarle perdón, pero cuando estaba a punto de hacerlo ella me alzo en sus brazos y me saco nuevamente de su oficina dejándome con la palabra en la boca y llorando como una niña chiquita tras su puerta.
- Pequeña ¿no crees que eso es humillarte demasiado? – La castaña quedo consternada con lo que le contaba su amiga. Para ella era imposible imaginarla en esa posición.
- NO. Es lo único que me queda. No puedo regresar el tiempo y cambiar las cosas – Sara se echó a llorar nuevamente sin poderse detener, nunca antes en su vida se había sentido tan frágil - Después de que Niko me sacara de su oficina regrese a la mía rápidamente intentando que nadie me viera llorar. Solo podía recordar todo lo que le hice; humillarla delante de todo el mundo llamándola ladrona, hacerla sacar del concesionario con la policía para después hacerla encerrar sin pruebas. Es que… Andre, si Nicole no perteneciera a la familia que pertenece muy posiblemente seguiría en la cárcel y yo… yo seguiría intentando pretender que ya no existe… que solo fue un mal paso en mi vida, tratado de olvidar lo que realmente representa para mí… Ella simplemente es lo mejor que me ha pasado – El llanto de Sara se intensifico tanto que Andrea tuvo que acercarse para abrazarla con todas sus fuerzas, sabía que ese abrazo no podría consolarla, pero era lo único que podía hacer por ella. Ofrecerle todo su amor – Es que si Nicole me quisiera coger a golpes por lo menos para descargar toda su rabia sería más fácil… si tan solo eso la trajera de vuelta o me diera una pequeña oportunidad… Pero no quiere golpearme, solo quiere destruir lo que ella cree que más amo en esta vida, el concesionario al fin de cuentas por el hice todo lo que hice
- Querida no entiendo porque sigues insistiendo en dar todo lo que tienes por algo que solo te hace sufrir.
Hace unos años Sara hubiese creído que la promesa a sus abuelos era la respuesta perfecta a esa pregunta, pero ahora no estaba segura. Sus abuelos siempre le habían demostrado que el amor era la razón más importante para luchar, pero ella ya no tenía nada, ni el amor de su dichoso novio, ni el de su padre, ni mucho menos el de Niko. El único que le quedaba era el amor sincero que demostraban tener por ella, su madre, su hermano y su gran amiga Andrea, pero hasta ellos le pedían constantemente que renunciara a la empresa de sus queridos abuelos y volviera a empezar no en un nuevo trabajo sino más bien en una nueva vida.
- Sabes que… basta con esto. Hoy no vamos a pensar en nada, ni en nadie que atormente tus días. Más bien vamos a comer un delicioso lomito en finas yerbas, de postre un Chekeey de agraaz y por último unas cuantas birras bien heladas ¿hecho? – Andrea intentaba animar a su amiga mientras limpiaba las lágrimas de su rostro
- Hecho – Dijo Sara intentando sonreír. Aunque las intenciones de la castaña eran las mejores, ni la comida más deliciosa, ni las mejores bebidas, ni siquiera lo que más adoraba hacer en el mundo que era viajar, la iban a poder sacar del oscuro hueco en él que se estaba sumergiendo. Si Nicole no volvía a su vida su felicidad se iría junto con ella
Después de siete cervezas, una charla amena y una deliciosa comida, Sara sintió que ya era hora de irse. Ya Pasaban de las siete de la noche y ni su amiga ni ella estaban en condición de manejar hasta sus respectivas casas así que tomaron la decisión de compartir un taxi e irse a dormir a casa de Andrea, cosa que hace mucho tiempo no hacían, ya que la Rubia desde que había empezado a andar seriamente con Nicole no podía dormir bien lejos de ella. Incluso después de terminar su relación con la ojiazul empezó a sufrir de insomnio, aun compartiendo la cama con Antonio no podía descansar a gusto, por eso su médico le había formulado pastillas para dormir.
Durante el recorrido Andrea se quedó dormida sobre sus piernas, así que Sara se acomodó lo mejor que pudo para darle comodidad a su amiga mientras masajeaba cariñosamente su cabeza. Le había dado al conductor intrusiones precisas para que tomara la ruta más corta hacia la casa de la castaña por la cual era inevitable pasar junto al concesionario, así que justo en el momento que pasaban al lado de este la Rubia vio algo que ya sospechaba y no le causó mayor sorpresa, pero igual quería tener pruebas así que le pidió al conductor que siguiera al coche donde la elegante mujer morena había subido que casualmente era el de Antonio.
- ¿No entiendo Camila? – Normal, Pensó ella, le daría un colapso nervioso si lo hiciera
- Antonio, Nicol en estos momentos tiene la sarten por el mango. Su llegada al concesionario no es gratuita, lo más seguro es que quiera acabar con Sara, pero al mismo tiempo quiere encontrar a los responsables de la estafa es decir a nosotros para destrozarnos. Así que necesitamos una forma de controlarla y a la vez de sacarle información. Recuerda que ella fue la que bloqueo nuestras cuentas y toda la operación.
- Claro y seduciéndola es la mejor opción, ¿no? – Y porque no, prácticamente todo lo que había conseguido en su vida, había sido a través de ese fino arte
- Funciono con Sara – Era verdad las tácticas que ella le había dado Antonio para seducir a la rubia habian funcionado mejor de lo que pensaba o a la mejor era que Sara era una completa inepta emocional y por eso le fue tan fácil a alguien tan básico como el tonto que tenía al lado seducirla. Simplemente haciendo que se confundiera en cuanto a la fidelidad y lealtad de su ex hacia ella. Esa mañana mientras veía a la rubia llorar desconsoladamente tras la puerta de la oficina de Nicole, recordó aquella frase “ El amor es una maravillosa flor, pero es necesario tener el valor de ir a buscarla al borde de un horrible precipicio” y sin embargo Sara sin una razón lógica había decidió correr hacia el otro lado para terminar cayendo en un precipicio aún más profundo. “¿Culpa?” No, ella no podía estar sintiendo algo así
- ¿Pero porque lo tienes que hacer tu? – Antonio estaba conduciendo más aprisa de lo normal, pero a Camila no le molestaba, tal vez porque siempre tuvo un instinto suicida
- Si quieres has lo tu pero no creo que funcione. Primero porque no le gustan los hombres y segundo porque en este mundo no debe existir un ser humano que odie más que a ti… bueno tal vez Sara.
- Yo se eso, pero podemos contratar a alguien más – Antonio estaba muy preocupado por el plan que tenía su mujer. Para nadie era un secreto que Nicole Fonzi era un imán para las chicas, tenía algo que las volvía locas o peor aún lesbianas. Había escuchado muchas historias alrededor de ese mito y la mayoría por la boca precisamente de mujeres a las que traía locas. Una de esas historias fue de la propia Sara que le confeso que antes de ella no le había interesado ninguna otra mujer, así que la posibilidad de que Camila cayera en ese embrujo era demasiado alta. Y Como no, si es que la maldita era hermosa y encantadora como una modelo de portada de una de las revistas de moda que al le encantaban. Incluso con su estilo andrógino era demasiada atractiva. En verdad que esa desgraciada era un verdadero desperdicio.
- Claro Antonio ¿Y de dónde vas a sacar a una mujer lo suficientemente atractiva, además de inteligente y los más importante en que puedas confiar ciegamente para cometer un delito? – Por más que una mujer así existiera ella no iba permitir que otra le quitara ese placer de poder tener a la ojiazul a sus pies y entre sus piernas
- Pues ella no tiene que saber que es para cometer un delito – Para Camila si Antonio fuera mujer sería el típico estereotipo de la muñeca Barbie, pero bueno existe el Ken que para ella tiene más materia gris que ese anormal.
- Piensa un poco. La persona que escojas tiene que ser inteligente y cualquier persona inteligente se llenaría de dudas. ¿O es que realmente crees que le puedes pedir a una mujer que seduzca a otra y no haga preguntas?
- Pues no si solo quiere dinero – Y porque no, si con él fue así. Esta mujer hermosa simplemente llego, le hablo al oído, le prometió dinero y sexo y listo
- Bien Antonio cuando encuentres una delincuente con integridad o que sea lo suficientemente tonta como para no querer traicionarnos a la primera oportunidad, seguimos tu plan mientras tanto lo hare yo. Déjame en aquel almacén necesito víveres.
- Ok, te espero aquí – Tenia que meditar un poco lo que se su chica había querido decir con “tonta”.
- No Antonio, Ve a tu apartamento, tomate una copa, descansa y nos vemos maña en la oficina. Buenas noches. - Camila le dio un beso rápido en los labios y salió del coche como un bólido sabía que si lo dejaba pensar lo suficiente iba seguir con sus recriminaciones que no llegaban a ningún lado. Ella ya tenía claro lo que iba hacer y no iba a permitir que nadie se lo impidiera.
Sara vio cuando Camila bajo del auto de Antonio y al no poder conseguir ninguna prueba decidió seguir el rumbo hacia la casa de Andrea. No había conseguido nada hoy, pero lo haría pronto. Esos dos tenían mucho más aparte de un amorío y casi era palpable lo que estaba pasando. Había cometido el peor error de su vida al haber apostado lo único que había tenido sentido en ella o más bien a la única por un gusano. Siendo así Camila y Antonio lo iban a pagar muy caro.