No te conocia capitulo 10
Rápida y odiosa
CAPITULO 10
Camila estaba sentada en su oficina con los ojos cerrados. No tenía ninguna pastilla para las migrañas que sufría desde niña. Normalmente compraba un paquete de doce al mes, pero últimamente las migrañas eran tan repetidas que había terminado la última pastilla hace tan solo un par de días. Estaba muy preocupada y no era para menos, todo el asunto con Nicole Fonzi y su padre le dio un giro de ciento ochenta grados a sus planes. Ahora tenía que volver a replantear su estrategia para hundir a los Sandoval.
Nunca imagino que Nicole fuera el tipo de persona intuitiva. La imagen que le dio cuando la conoció fue de una chica sociable, divertida que siempre trataba de no complicar las cosas, pero eso sí que le huía ferozmente al exceso de responsabilidad, sin embargo, cuando no podía escapar de ella, ponía todo su talento y tiempo para sacar sus proyectos adelante y lo había demostrado con la implementación de la nueva plataforma gerencial que había hecho más fácil los procesos y el manejo de los datos para todo el concesionario. Esa forma espontánea de ser y su sentido de responsabilidad la volvían una mujer muy atractiva, obviamente combinado con su rostro angelical. A Camilla le había gustado desde el primer día, tal vez por eso nunca la vio como una amenaza.
Cuando Sara los había reunido a todos para anunciar que ya sabía quién era el ladrón e hizo entrar a la policía señalando a Nicole, la pobre estaba muy asustada y le juraba a su ex que ella no tenía nada que ver con la estafa. Le dijo que la amaba y que jamás podría hacerle daño, que le dejara explicar lo que había en sus cuentas. “Claro, en ese momento Nicole ya sabía que la iban a inculpar” ¿Cómo no se había dado cuenta antes? y ahora que Nicole sospechaba de ella o jugaba bien sus cartas o iba a terminar en la cárcel con Antonio.
La morena salió de su oficina casi tambaleando. El dolor de cabeza era cada vez más fuerte, a eso se le sumaba las náuseas y las rayas asimétricas que veía por su ojo derecho. Tomo el elevador, pero cuando este estaba a punto de cerrarse fue detenido por unos largos y finos dedos que no podían ser de otro más que de Niki. Los reconocía por la preciosa sortija negra que siempre llevaba en su dedo medio, un último obsequio de su difunta madre, le escucho alguna vez decir.
- Por fin me voy de este cuchitril – Anuncio su despedida a grito entero seguramente con la intención de que Sara la escuchara, Provocando que Camila quisiera ahorcarla y porque no ella era la culpable de todas sus angustias y todos sus pesares y esos gritos solo aumentaban su dolor - Ah… Camila estas aquí ¿saliendo temprano de la oficina? Lo entiendo es espantoso estar en este lugar.
- Si ( y Mas contigo gritando como una desquiciada ) – Pensó. Mientras su dolor iba en aumento
- Que elocuente – No teniendo más palabras que expresas ambas se quedaron calladas esperando a que el elevador bajara. Cuando finalmente llegaron a los garajes de empleados en el sótano del concesionario, Nico se encamino hacia su hermosa moto BMW R1200 GS lo único que había podido salvar de los asquerosos abogados de Sara y del fiscal, al tiempo que notaba que Camila no salía del elevador y solo miraba hacia el piso de este
- ¿No vienes? – Pregunto a una pálida Camila
- Sí… claro – La hermosa mujer no estaba bien de eso no había duda. Se veía descoordinada y sin ningún ánimo de hablar, ni de moverse. Cuando intento ponerse en marcha trastabillo, pero Nicole fue lo suficientemente rápida y evito que la morena se callera de bruces contra el pavimento abrasándola fuerte contra ella.
- ¿Camila que es lo que te pasa ¿qué te duele? ¿quieres que llame una ambulancia? – La ojiazul, toco su frente, en verdad estaba preocupada por la suerte de la morena. Podía ser una mala persona, pero no deseaba verla muerta “Además que sería un desperdicio para la humanidad si algo tan hermoso desapareciera” pensaba.
- No, No es necesario una ambulancia. Es solo que sufro de migraña y está en partícula está siendo muy intensa – Debía ser cierto, nadie podía fingir también esa palidez - solo necesito un par de pastillas de ergotamina pero se me acabaron
- Por lo visto no solo para mí el día fue demasiado pesado. Ven sentémonos allí- Tomo a Camila de un brazo cuidadosamente para hacerla tomar asiento en una de las sillas que estaban cerca del ascensor – No puedes manejar así. Dame las llaves de tu coche.
- ¿Sabes manejar? nunca te he visto hacerlo – A pesar de dolor que sentía, Camila le lanzo una mirada divertida cerrando el ojo por que no podía ver bien
- Claro – Lo dijo dudando – Tengo pase y todo ¿Quieres verlo? - La verdad era que, si sabía manejar, aunque no muy bien. Le tomo mucho miedo después de un accidente que tuvo cuando era adolescente, Mientras andaba borracha en el coche de uno de sus amigos. Por eso siempre evitaba conducir, creía que era demasiada responsabilidad llevar a otras personas hasta su destino, pero era eso o irse en su moto y estando ella así lo más probable es que terminaran cayéndose
- Yo… Me duele tanto la cabeza… Pero tampoco me quiero morir en un choque múltiple – Era increíble poder apreciar a esa Camila, tenía un dolor insoportable y seguía jugando con ella.
- Dame las llaves o te esculco por todo el cuerpo y dejo de ultimas tu bolso – Esa broma hizo que le saliera una sonrisa sincera a la morena, lo que en ella no era muy común o por lo menos Nicole casi siempre que la había visto sonreír había sido por cortesía o por soberbia
Nicole se sorprendió al ver que el auto que conducía la chica era un Mercedes slk 200 convertible negro. Pero se aterro aún más cuando después de dejar a su acompañante en el asiento del copiloto, subió al coche para sentarse frente al volante y se dio cuenta que no era automático. Ahora no solo tenía que cuidarse de un posible choque múltiple como decía la pelinegra, sino además de no dañar la caja de cambios del maldito auto.
- Manejas horrible – Decía Camila con una sonrisa burlona en el rostro que la hacía ver bastante sexi. Fue imposible para ella no hacerle esa fulminante critica al ver a la mujer conducir. Parecía un viejito con las dos manos sobre el volante y viendo constantemente hacia la palanca de cambios para poder hacerlos sin equivocarse. Sino le doliera tanto la cabeza y su relación con la ojiazul no fuera de contendientes estaría destornillada de la risa burlándosele.
- Siempre tiene que salir un crítico. Silencio o nos estrellamos – La pobre estaba tratando de concentrarse para poder hacer todas las cosas a la vez. Sabia, que si había querido impresionar a la gerente de Ventas ya podía perder las esperanzas por estar manejando como un aprendiz.
- Pues a esta velocidad… perdona, pero lo dudo – Había que admitirlo iban un poco lento. A 50 kilómetros por hora no podían llamarla Schumacher
- Bueno, pues si tuvieras un auto automático dejaría de preocuparme por los cambios y podríamos ir más rápido. Si me vieras en un coche automático, ahora estaríamos volando como el viento
- Jajaja…- Camila no puedo detener la carcajada después de ver la pantomima que Nicole hizo con sus manos, de volar por viento. No entendía porque se sentía tan a gusto con aquella mujer que apenas conocía – No te vayas a ofender, pero no me gustan los autos para niños. Para mí no tiene gracias un coche que prácticamente se maneja solo.
- Que odiosa eres ¿Y tú no que estas enferma? pues voy lento para que no te duela tanto o termines vomitando
- No soy odiosa solo soy sincera – Camila volteo a ver por su ventana. Aunque aún sentía dolor de cabeza, el resto de sus malestares ya habian desaparecido gracias al medicamento que le había comprado la ojiazul - Mentira Nicole, Solo bromeo. No sabes lo mucho que te agradezco que te tomaras tantas molestias por mí. Si no fuera por ti en el mejor de los casos ahora seguiría sentada en el coche esperando a que mi migraña se detuviera, porque también podría estar encerrada en algún baño vomitando.
Nicole Solo podía pensar que era interesante conocer esta otra imagen de Camila, siempre se veía tan imponente como si nada pudiese salirse de sus manos que verla vulnerable le daba una especie de ternura que no sabía cómo explicar
- (Es como cuando ves a un cachorro tratando de escalar sobre ti solo para que lo consientas) – Pensaba - Pues la verdad es que para mí conducir un auto si es un poco molesto, pero no por ti. Es que hace muchos años tuve un fuerte accidente con unos amigos. Recuerdo que era un día de brujas y habíamos salido de una fiesta muy borrachos para ir a otra. Yo iba en el asiento de atrás como con cuatro personas más y de repente mi amigo que iba conduciendo perdió el control estrellándose contra una volqueta. El auto empezó a dar vueltas en el aire. Uno de los que venían conmigo salió por la ventana y murió instantáneamente.
- Por Dios. No debí pedirte que me trajeras y no debí molestarte. Lo siento mucho – Camila se veía realmente apenada
- Espera un poco. Primero tu no me pediste que te trajera, yo casi que te obligue a que me dieras las llaves, segundo tus bromas no fueron más que un reto divertido para mí y me motivan a demostrarte que puedo volver a ser un as del volante - A pesar de lo que la ojiazul le aseguraba la morena seguía viéndose muy apenada - En serio no te sientas mal, tu no tenías por qué saberlo y esto me sirve para cualquier otra emergencia. Igual mi padre también me obliga a conducir cuando estoy con él. Siempre me dice que la única forma de vencer los miedos es afrontándolos y tiene razón
- Igual no debí, pero es que contigo me siento… Discúlpame – Nicole habría jurado que la morena alcanzo a sonrojarse, pero sabiendo quien era la susodicha lo más probable es que solo fuera una actuación memorable
- Te sientes genial ¿Es lo que ibas a decir cierto? No te culpo casi todas las mujeres que conozco tiene el mismo concepto sobre mi
- Aja, si tú lo dices – La morena sabía que lo que decía Niki solo era para relajar la tensión del momento sin embargo sonrió al escuchar el comentario pretensioso de su acompañante, no tanto por la gracia con la que lo dijo sino porque la mujer no sabía lo acertado que fue, o por lo menos a ella si la hacía sentir genial su compañía - Pero volviendo al accidente ¿Qué te paso a ti?
- Una pierna rota, dos costillas y cuatro dedos de mi mano izquierda, pero lo peor fue el trauma psicológico. Mis padres tuvieron que llevarme a terapia por un año
- ¿Eras muy cercana al chico que murió? – Por alguna razón que desconocía quería saber todo de Nicole. Nunca antes le había pasado algo igual. Para ella la mayoría de las personas solo eran seres que le podían proporcionar algo o que querían algo de ella. Fueron muy pocos los que llegaron realmente a conocerla y antes de hacerlo tuvo que pasar un buen tiempo.
- No lo conocía y creo que eso fue lo más triste. En un minuto me estaba riendo de todo con él, al siguiente está muerto y ni siquiera me tome la molestia de preguntarle su nombre. ¿Sabes? Después de eso siempre trato de recordar el nombre de todas las personas que conozco.
- Sí que debió ser muy duro y más siendo tan joven. Es entendible que le hayas cogido miedo a conducir. Creo que la mayoría de la gente ni siquiera lo volvería a intentar después de haber pasado por algo así
- No me des por mi lado – Y ella que había querido darle una imagen de chica mala – No soy tan suave como parezco ¿Ya me has visto en mi moto?
- Jajaja… Si Nicole. No te preocupes, sé que en el fondo eres toda una maleante, pero muy, muy en el fondo – Ambas rieron por ese comentario mientras Camila la via de reojo. No dejaba de sorprenderse por lo bien que se sentía junto a ella, como si se conocieran de toda la vida - Mira, es el edificio de apartamentos de la esquina
- Bien – Nicole se dirigió hacia la entrada del edificio. El vigilante reconoció el auto de Camila y les permitió pasar. Después de diez minutos intentando parquear en reversa finalmente Niki lo logro, para luego bajar del auto y ayudar a la morena que ya estaba de mucho mejor semblante.
- Gracias, a pesar de que manejas “horrible” y duraste como media hora estacionando te agradezco muchísimo por traerme. Sube y llamamos un Uber desde el apartamento o si prefieres un taxi – Camila se encamino hacia el elevador junto a Nicole
- ¿Media hora? Que exagerada, solo fueron como 10 minutos y mira como quedo, derechito, derechito. No es necesario que llames, solo acompáñame hasta el portal, me voy a ir a pie
- ¿A pie? – Después de entrar al elevador Camila hizo lo que la alta mujer le pedía oprimiendo el botón para poder llegar al portal del edificio.
- Si. Es que ahora vivo con a un amigo como a unas cinco cuadras de aquí, Pero si te sigues sintiendo mal te puedo acompañar – A pesar de que el semblante de la morena había mejorado considerablemente, ella seguía preocupada o más bien le parecía una buena excusa para conocer un poco más de la hermosa mujer.
- Te lo agradezco, pero no es necesario, me siento mucho mejor y hoy debió ser un largo día para ti, por favor ve y descansa que yo estaré bien – Por un segundo Camila se sintió muy tentada en hacerle creer que a un seguía muy enferma, solo para poder disfrutar un poco más de su compañía. Pero no, no era el momento adecuado para empezar con su nuevo plan. Seducir a Nicole Fonzi para intentar sacarla del camino y de paso que le abriera las puertas a su fortuna.
- Ok buenas noches Camila
- Buenas noches Nicole
Camila vio salir a la hermosa mujer por la puerta de su edificio mientras pensaba más allá de sus maquiavélicos planes que Nicole había sido muy considera al detenerse para comprar una caja de sus pastillas junto con una botella de agua en una farmacia cercana a la oficina, aparte, cuando Camila intento pagarle ella no se lo quiso cobrar a pesar de su insistencia. En su vida, el sentido de solidaridad de los demás hacia ella había sido muy escaso pero las pocas personas que la había ayudado genuinamente seguían a su lado, porque ellos eran su familia ahora y jamás los iba abandonar, aunque no pudiera verlos continuamente como le gustaría.
Finalmente, Camila estaba en su apartamento tomando el debido descanso que su cuerpo le exigía. A pesar que el viaje a su casa fue más largo de lo usual, había disfrutado el trayecto. Para ella el que alguien demostrara un interés genuino en querer ayudarla la reconciliaba un poco con el mundo. Su familia vivía en otra ciudad, no tenía amigos y la mayoría de personas que se le acercaban siempre era con otro tipo de interés por lo general sexual. Incluso el idiota de Antonio nunca se daba cuenta de sus migrañas y cuando lo hacía, ella ya estaba vomitando en el baño, mientras que el veía la televisión se quedaba uno minutos y se esfuma sin querer lidiar con una enferma como el ser egoísta que era. Así que el hecho de que Nicole se preocupara la hizo sentir apreciada, aunque en el fondo sabía que eso no era bueno.
Después de caminar las cinco cuadras, Nicole también llego a su apartamento o mejor al apartamento de Fabián donde este la esperaba ansioso. Paso el día imaginando que había sucedido en el concesionario y ahora su amiga estaba por fin allí para contarle todo en detalle. No podían culparlo porque después de Niki él era el más interesado en que Sara y su peor es nada recibieran su merecido ya que cuando todo paso Fabián se sintió impotente al no poder ayudar a su amiga, incluso fue a hablar con la rubia idiota al concesionario, pero ella y su novio lo habian echo sacar a patas de allí. Nada le iba dar más satisfacción que saber que esos dos insectos iban a pagar por todo.
- ¿Y qué tal te fue en tu primer día? – Pregunto Fabián tratando de esconder su excitación sirviéndole un pedazo de pizza que había traído según el para celebrar su primer día de trabajo
- Pues te diré. En el día fue estresante, al medio día desagradable, en la tarde agotador, pero a la salida fue interesante – Nicole sabia lo ansioso que estaba su amigo por saber absolutamente todo de ese día, así que decidió jugar un poco con el
- Umm… con que interesante
- Si, tanto que ya se por quién empezar.
- ¡Cuéntamelo todo de una maldita Vez!
Muchas Gracias a todos por leer