No te cierres al amor Episodio 2. Amarga libertad

Tras la marcha de Peter, mientras se ducha, Eric se pone a pensar en Peter y disfurta de una paja brutal. Conocemos a las amigas de Eric, Linda y Susan.

Muchas gracias por haber leído el primer relato. Aunque ya lo explico en este debo aclarar unos comentarios que me han dejado. Eric, tras muchos polvos, realmente se ha enamorado de Peter. Cuando empezaron a follar no estaba enamorado. Mientras que Peter estaba despechado. Eric, lo sabía y como buen amigo no le importaba. Aunque a Peter le daba cargo de conciencia por que pensaran que estaban juntos por el interés de el o que le enchufara. Eric no quiere perder a Peter por eso no le importa tener una relación solamente carnal con Peter. Solo quiere estar con su amigo.

Me han dicho que parece que Eric está muy desinteresado. Ni mucho menos, como acabo de explicar, Eric se ve obligado a actuar, fingir que no siente nada, porque teme que si dice algo, Peter dejará de enrrollarse con el. En cuanto al anillo...

No te cierres al amor Episodio 2.  Amarga libertad

Eric vivía en un apartamento en la ciudad, cerca del edificio de su empresa. Sin embargo su familia vivía en una mansión en las afueras. Aquella mañana, tras la marcha de Peter se sentía muy triste. Lo primero tras llamar a la joyería, decidió que ese día  no iría a trabajar. Llamó por teléfono a su ayudante.

Linda era la hija de la que siempre había sido la ayudante de su padre. Eran amigos desde siempre y de jóvenes habían tenido un conato de relación, que nunca llegó a nada, hasta que Eric salió del armario. Después de esto Linda y Eric habían estado más unidos que  nunca. El era un miembro más del grupo de chicas. Les ayudaba a entender el lado masculino. Cuando la madre de ella se jubiló, a la vez que el padre de él, Eric le ofreció el puesto, porque en esos momentos la empresa en la que trabajaba Linda había cerrado. El padre de Eric había intentado sin éxito absorber esa empresa para que ni Linda  ni el resto de trabajadores se quedaran sin empleo.  Pero fue totalmente imposible. Al final contrataron a toda la plantilla que pudieron.

Linda: Despacho del señor Wolfman.

Eric: Lin, soy tu jefe.

Linda: Eric, ya estaba preocupada porque no venías.

Eric: Lo siento, anoche volví a estar con Peter.

Linda: ¿Otra vez? ¿No dijisteis hace unos días que sería la última vez?

Eric: eso creíamos. Pero esta vez si ha sido la última.

Linda: Eric, cariño, disculpa la falta de delicadeza, pero eso ya no me lo creo.

Eric: Peter se muda a Barcelona.

Linda: Eric… yo.

Eric: No pasa nada. La vida sigue.

Linda: Supongo que tendrás que ir a devolver el anillo.

Eric: Era para lo que te llamaba. Hoy no iré a trabajar. Anula todas mis citas para hoy, diles que estoy malo. Quiero pasarme por la joyería y luego ir a comprar un helado muy grande.

Linda: Eric, ¿quieres que me acerque a tu casa cuando salga de trabajar?

Eric: Mejor vente a mi casa a la hora de comer y  tomate el resto del día libre. Necesito una amiga. No se lo digas a las demás. Esto es cosa nuestra. Somos los superamigos. Ninguna de las chicas entenderá eso.

Linda: De acuerdo jefe,  te veo luego. Yo llevaré la comida- Y colgó.

Eric se dio cuenta de que aún estaba en gayumbos y olía a sexo y a sudor, al igual que la habitación. Decidió ventilar mientras se daba una ducha, pero al entrar al baño le volvió a entrar la pena. Ahí estaba la toalla que usaba Peter cuando salían a correr y se duchaban juntos. Eric recuperó la compostura. Después se metió en la ducha y se puso a pensar en la noche anterior. Como el amor de su vida se iba y posiblemente no volvería a verlo. El pensar en el cuerpo de Peter tan perfecto, con esos pectorales tan lisos, carentes de vello. Su culito travieso y duro, sus abdominales perfectos sus dulces labios. Y su polla. La tenía más pequeña, pero le gustaba. Peter sabía usarla y le había enseñado muchas cosas. Pensar en Peter había hecho que su propio nabo creciera y empezó a masajearlo. Cuanto más pensaba en Peter mas cachondo se ponía. Se pasó un buen rato dándose placer en la verga con ayuda del gel y luego su mano pasó a su trasero, imaginándose a su mejor amigo detrás de él dándole placer como sólo él sabía y luego imagino que se giraban y era Eric quien le daba a Peter. Los sentimientos y la excitación se juntaron en una masa que recorría su cuerpo y llenaba de electricidad y pasión todo el cuerpo juvenil del joven empresario enamorado de su mejor amigo y compañero de polvos. Cuando llegó el momento de correse, Eric se sentó en un pequño banco que había en la pared y se inclinó para que su lefa cayera sobre el, imaginandose que era la corrida de su amante. Hubo un timiedo intenso pero luego no dejaron de salir. Eric se sorprendió. Tras media noche follando, y los polvos mañaneros, no debería de quedarle semen. Tras el intenso orgasmo, Eric se llevó las manos a la cara y allí sentado, cubierto de su propio semen y aún de los restos del de su amigo empezó a llorar y a pensar.

Lo mismo tendrían que haber dejado de liarse tras esa primera noche. Cuando aún no sentía nada.

O podría haberle propuesto. Su hermano, era vicepresidente de la empresa familiar. Podría haberse tomado un tiempo sabático para estar con Peter. Si renunciaba a su puesto de CEO,  empezar de cero, sin el dinero de su familia. Ojala se le hubiera ocurrido aquello. Pero ya era demasiado tarde. El traspaso de poderes tardaría un tiempo. Y no quería aparecer un mes después por la nueva casa de Peter. No sabía como se lo tomaría.

Tras vestirse llamó al chófer para que preparase el coche y mientras desayunaba observó el anillo

Sabía que su relación con Peter era totalmente física. Pero el hecho de que repitieran aunque se prometiesen que no lo harían significaba algo. También significaba mucho las caricias y los besos. En una relación solo sexual no debería haber esas cosas.

Su historia de frenesí sexual había comenzado una noche de lluvia en la que Peter llamó a casa de Eric.


Estaba empapado. Eric le invitó a pasar y a darse una ducha. En esa época no tenían relaciones, pero no les importaba estar desnudos uno delante del otro. Se conocían desde que recordaban y sus primeras pajas habían sido entre ellos, mas no su primera vez. Peter le conto que había roto con su novio. Y se había ido de su  casa.

No tenía ganas de volver a la Mansión Wolfman. Su padre, trabajaba en la mansión familiar, y más que un empleado para el Señor Wolfman era un amigo. El padre de Peter, Jon,  se había quedado viudo cuando Peter era muy pequeño. Juró que no volvería a amar a una mujer. Y así ocurrió, pero se enamoró de un hombre llamado Lewis. Este había conectado con Peter a la perfección y más que la pareja de su padre, era un amigo. Peter no dudaba en contar a  Jon y Lewis todo lo relacionado con chicos que le ocurría, pero cuando empezó a salir con su anterior pareja, le avisaron de que le traería problemas. Para empezar este chico Brandom, había empezado a salir con Peter sin cortar con su anterior novio. Pero Peter no le escucho. Ahora, un año después Brandom se había cansado de Peter y le había engañado.

Peter no tenía ganas de oír  “te lo dije” de boca de su padre. Al menos no esa noche.

Peter se quedó a dormir en casa de Eric, al cual pidió que se quedara a dormir en la misma cama. Eric aceptó. Y aquella noche follaron por primera vez. (Pero la historia de sus primeras folladas y como Eric se enamoro de Peter da para otro relato)


En realidad Peter no quería proponer matrimonio a Peter de momento. Había comprado el anillo por si en uno de sus postcoitos a Peter se le escapaba un te quiero. Muchas veces Peter parecía que gemía algo pero lo hacía entre dientes. Pensaba que si Peter admitía sus  sentimientos, podría regalárselo.

“En realidad no llevamos liados tanto tiempo”, pensó Eric “estamos en septiembre, quizá mayo, o quizás era febrero. Es posible que le dejara en san Valentín. O quizás fuera en navidades.”

Eric tenía ganas de sentar la cabeza. Ni Jon, ni Lewis ni los padres de Peter sabían nada de su historia. Solo sabían que Peter lo había dejado con su novio y Peter estuvo un par de días en casa de Eric hasta que reunió el valor de volver a casa de su padre, un pequeño chalet de una planta en la finca de Eric, y admitir que Jon y Lewis tenían razón.

En realidad había comprado el anillo para que los  (demasiado) modernos de sus padres vieran que tenía intención de sentar cabeza. Ni mucho menos quería pedir matrimonio a Peter. Lo quería tener para cuando llegara el momento. Creía estar seguro de lo Peter no dejaba de acostarse con él porque sentía algo. Pero ahora que Peter se iba, no le haría falta. Tendría que olvidarle y enamorarse de otro. Sería muy difícil y tendría que volver a sus antiguas costumbres.

En el pasado, Eric tuvo una época muy loca, de estar con uno distinto cada noche. Y llegó un momento en el que sus familiares  no hacían más que gastar bromas al respecto. Que si un día con los nombres de tus amantes.  O que algún día se te habría tirado a todos los solteros y tendrías que volver a empezar con el primero de la lista.

Sus padres habían aceptado la homosexualidad de su hijo demasiado bien. Al principio  Eric pensaba que sus padres eran unos carcas, pero tras salir del armario, su padre le dijo que iba a organizar una fiesta para decir a todos sus amigos  que tenían un hijo gay, y que estaban orgullosos de ello. (Esta es otra historia muy divertida y que también merece ser contada)

Cuando pasaba por el recibidor, allí estaba  Susan, otra de sus amigas.

Susan: Eric, he visto salir a Peter corriendo. ¿Os habéis peleado?

Eric: O, Sue, hemos terminado…

Susan: no sabía que estabais juntos.

Eric: No, digo que ya no nos vamos a enrollar más. Se muda de ciudad.

Susan: Vaya, lo siento.

Susan y Linda eran las dos únicas personas que  sabían que Eric y Peter tenían un rollo, pero Susan era la única de las dos a la que Eric había confesado sus sentimientos por Peter.

En esto llegó Bautista, su chófer. Era un hombre de unos 50 años. También llevaba trabajando para su familia desde que recordaba. Fue el primero a quien Eric confesó que le gustaban los hombres y Bautista durante un tiempo fue su confidente. Incluso le dejaba su casa, para que se llevara a sus ligues, en la habitación que había sido de su hijo, que ahora vivía en Japón con su madre.

Bautista: Señorito Wolfman, el coche está listo.

A pesar de la confianza y la insistencia de Eric, Bautista se negaba a dirigirse de otro modo a su jefe.

Eric: Gracias Bau. Bueno Sue. Tengo que irme.

Sue: Hasta luego… Y Eric.

Eric: Dime.

Susan:Si necesitas algo no tienes más que decirlo.

Eric: No lo dudes.

Eric salió del portal detrás de Bautista. El trayecto a la joyería fue un poco incómodo. Bautista le pregunto por Don Peter. Eric le contó lo del viaje de Peter y una vez más tuvo que soportar que le dijeran que lo sentía. Bautista no era tonto. Sabía que Eric estaba enamorado de Peter, pero no iba a decir nada.

Mientras el coche de Eric se alejaba, Susan se perdió en sus pensamientos. “Eric vuelve a estar libre, y esta vez no pienso dejarle escapar.”

CONTINUARÁ

Gracias por leer el relato. Espero ir mejorando poco a poco. En esta ocasión la escena de sexo me la he currado un poco más. Como se suele decir: con la práctica se mejora.

Prometo contar en un futuro las historias incompletas que  he introducido en este capítulo. Peter y su ex. La noche de lluvia que comenzó todo. (Y si me lo pedís Jon y Lewis, aunque esta última debería considerarse Spin-off porque ahora con tan poca historia me resulta dificil darles a esos personajes más protagonismo. Aunque en esta historia caben muchas más historias pequeñas.)

Aceptaré cualquier crítica, sea buena o mala y quiero recalcar que es la primera vez que me pongo a escribir en serio, para que mucha gente lo lea. He escrito otras cosas pero solo lo ha leído mi círculo cercano de amigos y familiares, sin nignuna intención de que lo leyera otra gente.