No soy tu sobrinita, follame

-esto no está bien Gaby, eres mi sobrina, tienes mil años menos que yo, cuantos tienes, dieciocho? y además tu padre de esta si me mata.

PRIMERA PARTE

Cuando llego a mi nuevo trabajo, tras casi tres semanas en él no me espero para nada la sorpresa que me espera. Susana la secretaria me dice que ha llegado el jefe de las vacaciones, hasta entonces solo sabía de él que era el que mandaba, que era muy serio, duro y exigente. Susana me dijo que en media hora fuera, que quería conocerme. Me fui a mi mesa y empecé nerviosa a ordenarla y luego entre en la sala de archivos y me puse con mi trabajo, que era fotocopiar, ordenar y llamar a los clientes, además de concertar citas y separar el correo de todos. Era algo así como la organizadora del chiringuito. Media hora justa después Susana me llamo por el interfono, como siempre que me ausentaba derive el teléfono al de ella y me dirigí tras colocarme la falda y la camisa al despacho del jefazo.

Cuando entre estaba de espaldas y al girarse me quede sembrada a mitad de camino, él se quedó también mirándome y fue el primero en hablar.

-siéntate Gabriela y explícame esto.

-tío Rafael, no sabía que eras tu

-vaya estas muy cambiada Gaby

-tú en cambio no has cambiado nada

Tras un rato de charla descubrí que al separarse de mi tía, se quedó con los clientes del sitio donde trabajaba y se montó el despacho con un amigo, el otro jefe al que ya conocía y le había ido bien.

-cuanto hace que no nos veíamos?

-diez años, más o menos –conteste-

-como están todos?

No había terminado muy bien con la familia, casado con la hermana de mayor de mi padre, se separaron cuando ella se enteró que estaba liado con una de sus amigas. Mi padre quería matarle y el resto de la familia mi tía incluida aun le odiaba.

-bien, como siempre

Ahora la tensión podía cortarse con un cuchillo.

-tienes algún problema con que trabaje aquí?

-yo particularmente no, pero a mi mujer no va a hacerle gracia.

-tío necesito este trabajo, no le digas quien soy no necesita saberlo

-no pensaba despedirte Gaby. Pero está bien podríamos no decir que fuimos familia.

-por mi perfecto.

Las siguientes semanas pasaron rápido, descubrí que como diez años antes mi tío seguía fascinándome, creo que fue por el por lo que me aficione a los maduritos. Él estaba realmente bien, aunque con algo más de barriguita de cómo le recordaba, seguía siendo atractivo a sus casi sesenta años.

Aurora su mujer paso por la oficina ese día, al pasar frente a mí, se identificó mirándome por encima del hombro, estaba bien, aunque los años no pasaban en vano. Además iba demasiado maquillada y demasiado arreglada y enjoyada, eso la hacía parecer una mujer con clase pero más mayor.

Vi de lejos que también a Susana la miraba por encima del hombro, claramente se sentía superior a nosotras.

Recordé entonces a la mujer que iba a las cenas y celebraciones de mis tíos y no se parecía en nada a esa estirada mujer, por suerte ella no me reconoció.

Estaba en el baño cuando la oí hablar con Susana:

-esa chica es la nueva no?

-si

-tendré que hablar con mi marido cada vez ponéis el listón más bajo, no me parece que sea el tipo de mujer para el puesto. Además de ser la primera impresión que se lleva el cliente. No tiene ninguna clase. Es demasiado joven.

-hace muy bien su trabajo y no comparto su opinión señora aurora lo siento.

Bien por Susana, le agradecí que me defendiera ante esa arpía.

Salí y fingí no haber oído nada, pero estaba dolida por sus comentarios.

Susana que se había dado cuenta se lo comento a su jefe, llevaba años con él, le dijo lo que había dicho de mí y que creía que yo lo había oído. Me llamo a su despacho.

-sé que la has oído, lo siento, a veces no la reconozco.

Dio la vuelta al despacho y me paso el brazo por los hombros, mi piel se erizo y lo cace mirando mi escote. Me excite al notar su apreciación.

Se separó enseguida de mí, tan rápido que creí haber inventado esa mirada de deseo.

-venga te invito a comer en compensación.

Me retoque en el baño, me alise la sosa falda del soso traje que llevaba y salí decidida a ser más yo misma y arreglarme con algo más de gracia. Durante toda la comida le cace dos veces mirándome con apreciación.

Al día siguiente al ir a vestirme elegí un vestido de verano con pronunciado escote y por encima de las rodillas, me puse encima una chaquetilla de punto, unas sandalias de tacón y me fui.

Nada más entrar en la oficina Susana me dijo que estaba muy guapa y Jaime el otro jefe también, llego Rafael y me miro.

-buenos días Gabriela, estas diferente hoy

-gracias

Me llamo al despacho para poner en fecha unos documentos, entre y me senté ante él, cruce las piernas y vi como su mirada se dirigía al cruce, yo fingí mirar mis papeles cuando note que me miraba de arriba abajo, me excitaban sus miradas furtivas, le deseaba desde hacía diez años, todos mis amantes los escogí pensando en él, comparándolos con él y en ese momento decidí hacer lo que fuera por conseguir tener algo con el

Me levante y me senté a su lado alegando que así nos daríamos más prisa, me acercaba a él dejándole ver bien mis piernas, mi escote. El me indicaba y señalaba en mis papeles los datos, levante la mirada y me cruce con la de él. Me acerque más y nos besamos, duro solo un segundo, porque Susana llamo, él se separó como un resorte.

-que estamos haciendo?

-besarnos

-esto no está bien Gaby, eres mi sobrina, tienes mil años menos que yo, cuantos tienes, dieciocho? y además tu padre de esta si me mata.

-no soy tu sobrina, la edad es una tontería y tengo ya diecinueve además mi padre no está aquí

Susana entro yo salí, ofendida.

No volvimos a quedarnos a solas en los siguientes días, tres días después coincidimos en el ascensor, estaba lleno de gente y los dos quedamos en una esquina al final del mismo. Me situé ante él y un momento después me eche un pasito más hacia atrás fingiendo dejar sitio y choque con él.

-lo siento –le dije sin separarme-

Note su paquete en mi culo, su nariz entre mi pelo y mis pezones se endurecieron ante esos roces, no era la única afectada note la dureza de su entrepierna en mi trasero y me frote, moví un poco las caderas

El ascensor se fue vaciando, hasta que a dos pisos de llegar nos quedamos solos. Sus manos estaban a ambos lados de su cuerpo, no hizo nada por acercarme más, pero tampoco por alejarme. Moví un poco más el culito y me frote con él, le oí jadear justo cuando llegamos. Salí contoneándome y vi como él se quedaba en el ascensor, las puertas se cerraron y él se quedó dentro.

Me fui a mi sitio y un rato después pasó ante mí sin mirarme, se metió en su despacho. A media mañana tocaba la puerta del mismo, me hizo pasar y me senté ante el con los papeles en las manos.

-terminamos lo de ayer?

-sí, pero quédate donde estas

-me tienes miedo?

-a ti no

-pues a que temes tío?

-temo que se vuelva a repetir lo de ayer o lo de esta mañana en el ascensor, no puedes seguir jugando a ese juego conmigo. Eres mi sobrina

-no lo soy

-si lo eres moralmente

-está bien de momento tu ganas.

Salgo enfadada del despacho, pero dispuesta a seguir intentándolo.

La pobre Susana cogió una gripe tremenda y la sustituí unos días, para mi suerte me cambie a su mesa y desde allí atendía al teléfono y hacia el trabajo de Susana.

La mesa de Susana estaba enfrente de la puerta de su despacho, pero de lado. El me veía perfectamente. Cruce las piernas y cuando note que miraba las descruce llamando su atención, me gire un poco, al sentir que no apartaba la mirada, me gire un poco hacia él y tras sonreírle abrí las piernas dejándole ver mis braguitas. Se quedó dos minutos mirando sin pestañear, luego oímos pasos y me coloque, los siguientes dos días, seguí con el mismo juego, procuraba enseñarle cada vez más de lo que se perdía. Esa tarde estaba de lo más cachonda, el no dejaba de mirarme y me fui al baño, allí me quite la braguita y subiendo mi falda empecé a acariciarme lentamente, estaba chorreando, cuando note que alguien se metía en el baño de al  lado. Oigo a ese alguien decir:

-sí, soy Rafael, si no le importa le llamo en diez minutos

Era el, escucho como se baja la cremallera del pantalón e intuyo que debe sacarse la polla, yo sigo moviendo mis dedos en mi raja y sin cortarme empiezo a jadear, primero más flojito, luego más rápido, acelerando al mismo tiempo el movimiento de mis dedos, me penetro, entro y salgo de mi coño empapado, oigo sus jadeos y me corro al mismo tiempo. Escucho, dos minutos y nada, solo su respiración agitada, después se sube la cremallera, y cuando va a salir me dice:

-puta estas contenta ahora, es esto lo que querías conseguir?

Sonreía ante su voz seca y enfadada, me coloque y salí de allí con una sorpresa. Entre en su despacho y tras lanzarle algo sobre la mesa le dije:

-si muy contenta, mira como me he corrido gracias a escuchar tu paja en directo “tío”

Salgo de allí, no sin antes mirar de resquillón como coge las bragas y se las guarda, al día siguiente voy más allá y me llevo las bolas chinas, antes de ir al baño paso por su mesa, me paro frente a él y se las enseño

-jefe voy un momento al baño a ponerlas en su sitio, me da permiso?

El solo consigue balbucear un si flojito, me meto en el baño y me introduzco las bolas en el coñito, el resto de la mañana suspiro cada vez que me muevo, el me vigila. No hablamos del tema, pero esa mañana me manda mil cosas, me llama continuamente y sé que disfruta al saber que cada vez que ando se meten dentro de mí, mira como al sentarme me doblo con las sacudidas que siento por dentro. Antes de ir a comer me dice:

-vamos Gabriela, te necesito en el despacho de Jaime

Vamos hacia allí y me manda sentar, Jaime me mira el escote mientras él me pide datos que hacen que me levante continuamente y me acerque, a fin de que el otro ve mejor mis tetas y él sabe que las bolas se mueven. Cada vez que siento intento ocultar lo que siento ante Jaime, él sonríe. Al regresar a mi mesa, me dice:

-te estas divirtiendo puta?

No espera respuesta, entra en el despacho y me deja en mi mesa, al final de la tarde recojo mis cosas, hoy se queda Jaime un rato más, salgo hacia el ascensor, él ya se fue aprovechando cuando hablaba con Jaime en mi mesa se despidió de los dos.

Entro en el ascensor y este para en el piso de abajo, me quedo quieta cuando veo que es el quien entra.

-hola Gaby, aun por aquí?

-sí, creí que tu no

-tenía unas cosas que discutir con un colega de esta planta.

Entra más gente y de nuevo nos vamos quedando de nuevo en rincón, vuelvo a apretarme contra él, y busco de nuevo su paquete con mi culo, lo noto suspirar en mi cuello y muevo un poco las caderas, el acomoda su erección entre los cachetes de mi culo sin poder resistirse, nos balanceamos un poco buscando más contacto.

-aún están ahí?

-si

-hoy no me has dado tus bragas –me dice flojo y con voz ronca-

-sígueme

Para dos pisos antes de llegar al bajo, pidiendo perdón me apeo y el detrás de mí, sigo por el pasillo y noto que él me sigue. Tuerzo al final y hay un hueco en la escalera, se queda frente a mí mirando como meto mis manos bajo mi falda y bajo mis bragas por mis muslos, están chorreando, las saco y se las entrego, lo que hace a continuación me deja sin habla. Se baja la cremallera, su polla salta del pantalón, es hermosa y esta durísima. Empieza a meneársela, lentamente.

Enrolla en ella mis bragas y yo mirándole uno frente al otro meto mi mano entre mis piernas y ambos nos masturbamos sin dejar de mirarnos, su respiración se acelera al tiempo que su mano también se mueve más deprisa, miro embelesada como dos grandes chorros de semen salen de su polla, me corro como una burra ante esa imagen de lo más morbosa, allí en un pasillo del edificio, en un recodo, ambos nos hemos masturbado como críos. Se limpia la polla con mis bragas. También limpia el semen del suelo con ellas y me las tira antes de irse.

-toma puta de nuevo lo has conseguido. Has hecho que este viejo se corra. –me da las bragas-

Me deja allí extasiada, con mis bragas inservibles, mojadas de su semen y mis jugos, las meto en mi bolsillo, me coloco la ropa y me voy.

Al día siguiente al llegar sé que espera que entre y no lo decepciono, con tono neutro y como si lo de la tarde anterior fuera producto de nuestra imaginación me dice:

-buenos días señorita Gabriela, tiene alguna novedad para mí?

-si señor Rafael

Le paso un pequeño mando a distancia y le enseño una especie de huevo que me quedo yo.

-el mando es para usted señor Rafael, yo iré al baño a meter esto dentro de mi coñito. A partir de ahí tú decides a que juegas.

Lo hice y regrese a mi mesa, a lo largo de la mañana, no noto nada raro hasta que viene a mi mesa Jaime.

-Gabriela tienes los datos que te pedí? Me voy un rato los llevaras a mi mesa?

-si

Apenas pude contestar al notar una vibración tremenda entre mis piernas, me doble un poco tras contestar

-estas bien Gabriela?

-sí, no pasa nada.

-necesito que me firme esto antes de irse

Le paso los papeles y la vibración aumenta, miro hacia él y veo que tiene el mando en las manos y me sonríe, la vibración baja mientras Jaime ante mi firma varios papeles, de nuevo la acentúa y vuelvo a doblarme.

Jaime termina sin percatarse que estoy al borde del orgasmo, cuando este sale Rafael me llama.

-siéntate Gabriela y léeme los documentos que acaba de firmar mi socio.

-todos?

-hasta que puedas

Empiezo y empieza la vibración, lentamente, pausadamente hace que me moje, que desee mas

-no dejes de leer puta o parare

Sigo leyendo como puedo, el sube la intensidad, baja y sube jugando conmigo que no dejo de leer entre jadeos ya, sube al máximo y exploto ante el en un orgasmo devastador.

-ya no leas más, deja lo que ya sabes en la silla y puedes salir.

Se lo que quiere, me saco las bragas y las dejo en la silla, veo desde mi mesa como se levanta, las coge y se las lleva a los labios, casi me corro de nuevo al verle besar mis bragas, me mira y sonríe, se sienta en su silla tras su mesa.

-la necesito de nuevo

Voy hacia allí me pide que me quede de pie y le siga leyendo el documento, empiezo a leer mientras desde allí de pie veo como se baja la cremallera, saca su polla y empieza a meneársela, esta vez con mis bragas en la mano, las huele y se masturba, hasta que llevándolas a su polla las deja caer sobre su polla y al momento noto como se corre, las bragas se pegan a su polla mojadas, se limpia de nuevo con ellas y me dice:

-toma esto es tuyo, de nuevo. -me devuelve otra vez las bragas-

Cojo las bragas y salgo del despacho caliente, rabiosa y frustrada. Pretendía jugar con él y al final es un buenísimo contrincante, no tengo la sensación de haber ganado ni una sola batalla de esta guerra.