No soy tan puta, sólo soy caliente (5)
Al tomar unas vacaciones obligadas, decido entrar a trabajar en una tienda de celulares para darle una rica calentada al dueño y su ayudante...
Que tal!!!!!!
Esta vez les voy a contar la travesura que hice durante unas vacaciones que me dieron en mi trabajo. Esta es la primera parte para que estén pendiente de las demás.
Hace más de 1 año, el hotel en que trabajo decidió remodelar las oficinas administrativas, por lo que a quienes estábamos ahí ubicados nos dijeron que nos iban a dar obligatoriamente 10 días de vacaciones, como yo no acepté esa condición porque en mis vacaciones siempre me voy a Colombia para estar con mi familia, me dijeron que tomara esos días de permiso pero que me iban a pagar sólo el 50% de mi sueldo, como no tuve más remedio, acepté esa orden.
El primer día que estuve sin trabajar me aburrí terriblemente en mi casa sin hacer nada, así que por la tarde me fui a dar una vuelta al centro de la ciudad para despejarme. Me puse un pantalón de mezclilla y una playera de manga corta que marcaba de manera exagerada mis tetas. Estaba viendo las tiendas cuando vi que en una de celulares estaban solicitando cajera de medio tiempo, por lo que me decidí a divertirme un rato y compré una solicitud de empleo, la llené y me presenté en ese mismo momento a solicitar el puesto (total, si no me sentía a gusto, simplemente ya no iría y listo!). En cuanto entré, el joven que estaba atendiendo (después supe que se llamaba Joaquín) no pudo quitar su vista de mis tetas que eran demasiado notorias, me recibió la solicitud y me comentó que si quería esperar al dueño para que me entrevistara. El tendría máximo 35 años, moreno, de complexión normal, tenía el cabello y bigote negro muy rebelde y mediría a lo mucho 1.70 de alto, por lo que yo con mis tacones me veía más alta que él. Noté su mirada clavada en mi generoso frente y como empezaba a sudar.
Al poco tiempo llegó el dueño de la tienda, que en cuanto entró se me quedó viendo como queriendo desnudarme con la mirada. Joaquín entró con él a un privado que había y enseguida me mandó llamar. El dueño se llamaba César y era un señor de unos 40 años, de buen cuerpo y atractivo, pero sumamente pesado de carácter, mal encarado, de mal genio y pedante. Entré a la oficina y no disimuló en lo absoluto su mirada hacia mis tetas, incluso se remojó los labios y apretó un puño para llevárselo a la boca sin creer lo que estaba viendo. Se dirigió a Joaquín y gritándole le dijo que se saliera, que nos dejara solos y que nadie lo fuera a molestar. Me senté frente a él y no dejaba de ver mis tetas ni un segundo. Empezó a revisar mi solicitud y de repente me preguntó. "cuánto le gustaría ganar?? Porque el sueldo que yo pago es bajo, pero de usted depende si quiere ganar más " se puso de pie junto a mi acercándome su verga a la cara, (que ya se veía totalmente parada) de manera que si yo hubiera volteado, con solo sacar la lengua la alcanzaría a tocar. Yo puse cara de inocente y le contesté siguiendo mi juego "sería bueno que primero me probara, no cree?". En eso recibió una llamada que al parecer era de su esposa y mientras hablaba con ella daba vueltas por la oficina sobándose la verga por encima del pantalón. Colgó y me dijo "nos vemos mañana a las 10 de la mañana para que empieces" y enseguida se fue de mal genio rumbo a su carro. Me acerqué a Joaquín que atendía a unas personas y le dije al oido "nos vemos mañana, ya me contrató!!!".
Al día siguiente me vestí muy sexy para empezar a divertirme en mi nuevo trabajo, me puse una tanguita blanca de encaje que hacía juego con el sujetador transparente blanco, una blusa color beige cerrada de cuello redondo, de manga larga que me quedaba muy pegada, dejando ver claramente mis pezones, abajo me puse un pantalón a la cadera color blanco acampanado que parecía que lo traía pintado de lo pegado que me quedaba, incluso mi tanguita de encaje se me notaba claramente hasta por la parte de enfrente del pantalón y por detrás se alcanzaba a ver muy bien la parte del encaje de arriba, ya que se me metía en mis nalgas haciendo que se perdiera de vista.
Llegué a la tienda con Joaquín y el pobre no sabía que mirarme, ya que en cuanto me vio clavó sus ojos en mis tetas y en mi tanguita que se notaba por enfrente, lo saludé dándole un beso en mejilla y el no podía ni moverse de la sorpresa que se había llevado, me di media vuelta para dejar mi bolsa atrás de la tienda y vi como se llevaba las manos a la cabeza en forma de sorpresa cuando vio la forma en que se notaba mi culo resaltando mi tanguita. Regresé con él y le dije muy coqueta "yo creo que tenemos que hacer buena pareja y darnos buenas vibras, así que vamos a darnos un abrazo, si? Yo me le lancé abrazándolo del cuello repegándomele y como estaba más bajito que yo por mis tacones, quedó casi a la altura de mis tetas. Yo me quedé así abrazada de él y alcanzaba a sentir su verga parada mientras lo tomaba de la cabeza y se la recargaba sobre mis tetas. Después le pedí que me ayudara a dar una limpiada a los estantes que tenían los teléfonos, por lo que me subí en un banco quedando mis nalgas exactamente a la altura de su cara y empecé a moverme para excitarlo aún más. El pobre ya no podía más y disculpándose se fue al baño que estaba al fondo del local, yo me acerqué a la puerta y escuché como jadeaba mientas se masturbaba "pinche vieja, está buenísma ..y esa puta tanga no mames, que rica está las tetas que se le ven ..pinche puta " al final dio un suspiro largo mientras se corría en sus manos. Yo estaba loca de la risa y apenas podía taparme la boca para que no escuchara. Finalmente salió muy sudado y respirando agitadamente.
Pasó aproximadamente 1 hora cuando llegó el dueño (César), en cuanto llegó se me quedó viendo con la boca abierta y los ojos desorbitados llevándose la mano a su entrepierna y empezando a sobarse la verga. Yo fingí distracción y el me recorrió cada rincón de mi cuerpo de manera descarada, en eso me pidió que pasara a la oficina y entrando los 2 cerró la puerta. Me empezó a decir que me veía muy bonita y sin ofrecerme que me sentara caminaba a mí alrededor desnudándome con la mirada sin soltarse ni un instante la verga que ya se le notaba totalmente rígida. Se sentó en su silla y dándome una libreta me pidió que anotara en una lista los equipos que estaban en los estantes de su oficina, yo le sonreí muy sexy y tomando la libreta y un lápiz me dirigí a los estantes quedando de espaldas a él. Algunas veces volteaba a verlo metiéndome el lápiz a la boca y lamiéndolo con la lengua le preguntaba cualquier tontería sobre los teléfonos y me daba cuenta que se estaba tallando la verga sin parar.
Había pasado unos 30 minutos cuando de repente César me dijo "venga, acompáñeme al banco a hacer un depósito" a mi me dio mucho miedo, porque eso no lo había planeado; yo sólo me había propuesto darles una buena calentada y ya. No tuve más remedio que acompañarlo, afortunadamente el banco estaba a sólo 2 cuadras y fuimos caminando. Durante el trayecto todos los hombres me veían de una manera que yo sentía que en cualquier momento se iban a lanza sobre mí. Llegamos al banco y tomándome de la cintura con una mano fuimos a llenar una ficha, se me acercó aún más y no me soltaba de la cintura casi abrazándome, después nos fuimos a formar y con sus manos me tomó y me puso delante de él. Tendríamos unas 15 gentes antes que nosotros y repegándome su verga levemente me dijo " ..hay mucha gente, no?" yo me volteé sonriéndole pero no dije nada. Empezó a tallarme cada vez más fuerte y descarado su garrote en mi culo, la gente nada más volteaba y algunos hombres también se empezaron a agarrar su entrepierna sin creer lo que veían. Cuando faltaba una persona para que nos atendieran, me recargué sobre él moviendo mi culo en círculos, aunque ese gusto sólo le duró unos segundos ..o al menos eso creía yo, porque al llegar a la ventanilla ya no tuvo ninguna discreción en dejarse ir sobre mí poniéndome su verga en mi culo y recargándose completamente encima de mi. Yo me sorprendí pero no dije nada y lo dejé hacer con total libertad.
Salimos del banco y César ya me abrazaba por la cintura con toda la libertad del mundo, incluso mientras caminábamos en algunos momentos rozó levemente mis nalgas. De pronto me dijo; "necesito me acompañes a la agencia de autos porque quiero que veas si la camioneta que voy a comprar para la tienda es útil o mejor compro otra, pero vámonos en camión urbano porque va a ser muy difícil encontrar estacionamiento". Yo no entendía todavía lo que pretendía (aunque lo haría más tarde), y tampoco entendía porque no nos íbamos en taxi. Mientras esperábamos el camión me tomó de la cintura y no decía nada, los señores que estaban junto a nosotros no quitaban su mirada de mi trasero que les dejaba ver claramente mi tanguita. Cuando por fin llegó el camión, César me dejó subir primero y tocando levemente mis nalgas me levantó para que me subiera, el chofer se me quedó viendo también con ganas de desnudarme y se dio cuenta de lo que había pasado.
César pagó el pasaje de ambos y me condujo a la mitad del camión diciéndome "es mejor que nos quedemos de pie, los asientos suelen estar sucios y podrías mancharte tu pantalón blanco" y acomodándose detrás de mi, empezó otra vez a tallarme su verga contra mi culo. Primero empezó muy suavemente, pero al cabo de unos pocos minutos ya lo hacía descaradamente, moviéndose como si me estuviera cogiendo ahí mismo y acomodando su garrote entre mis nalgas que, por la tela del pantalón y lo pegado que me quedaba, permitía que metiera su verga perfectamente en medio de ellas y por lo mismo yo lo alcanzaba a sentir totalmente parada y caliente. El camión no venía muy lleno y todos los que venían adentro se daban cuenta de lo que estaba pasando, fue entonces cuando me cuenta de cuál era su intención: me estaba exhibiendo como una puta y que ría que todos se deleitaran viéndome!! Quería que todos (incluso desde que íbamos rumbo al banco y adentro de él) me contemplaran y vieran que me manoseaba a su entero placer, quería que vieran que era SU puta, quería enseñarle a todos que él traía una puta exquisita y que sólo él podía disfrutarla.
Yo me empecé a calentar y César ya de una manera muy atrevida puso sus manos sobre mi cadera haciendo que yo también me moviera como si estuviéramos cogiendo ahí mismo. Yo tenía los ojos en blanco y ya no necesitaba que César me tomara de la cintura para moverme, mis pezones se me marcaban totalmente a través de mi blusa pareciendo que iban a salirse y ya empezaba a mojar mi tanguita. En eso me di cuenta de que ya estábamos por llegar a la agencia de autos y quitándome de dónde estaba le dije "ya llegamos, hay que bajarnos" antes de bajar del camión sentí como varias manos me agarraban el culo y otras más atrevidas me alcanzaron a sobar las tetas. Llegamos a la agencia y nos atendió un señor que también recorría con su mirada todo mi cuerpo. César me tomó por la cintura y bajó su mano hasta mis nalgas cuando íbamos de camino a la bodega para ver las camionetas. En eso, vi mi reloj y me di cuenta que ya pasaba de mi hora de salida, por lo que volteando a ver a César le dije sonriendo "perdón, pero ya se pasó mi hora de salida, no se preocupe yo puedo tomar un taxi a mi casa hasta mañana!" y dándome media vuelta me dirigí a la calle para abordar un taxi.
En cuanto llegué a mi departamento, saqué un vibrador y me masturbé toda la tarde, planeando lo que iba al día siguiente en mi trabajo