No somos liberales pero nos gusta el sexo
Experiencia en casa de la prima de mi mujer, que estaba preparando su boda y recibió unos buenos consejos por nuestra parte. Nunca los olvidara.
Me encantan la bodas, pero cuando son de mis amigos o de gente cercana, pero sin duda, las odio cuando no conozco casi a los novios. Se convierten en tediosas y caras, entre regalo, vestido y complementos. Son un auténtico incordio.
Y de ese tipo suele surgir, como mínimo una al año. En este caso la prima segunda de mi mujer, una maestra de un pueblo de Albacete, que se casaba con su novio de toda la vida. Imaginaos el panorama y el tipo de bodorrio: pueblerinos, familiares descontrolados, digno de una película de Berlanga. Pocas ganas daban de acudir, así que aprovechando un fin de semana que pasábamos cerca, decidimos visitarlos, darles el regalo (200 € en metálico) y excusar nuestra presencia en la boda con una mentirijilla.
Cuando llegamos, estaban viendo la televisión con cara de cansados en el salón. Tras las presentaciones, no teníamos claro que tema de conversación sacar, tan solo ellas charlaban de los preparativos de la boda y temas similares. Adecuándome a la conversación le pregunte por la despedida de soltero, para mi sorpresa, no la habían hecho.
- ¿Cómo que no habéis tenido despedida de soltero si os casáis dentro de tres días?
- No ha podido ser, el trabajo, los preparativos, corriendo de un lado a otro.
- A mí no me apetecía dijo él. Mis amigos querían que fuéramos de putas y eso a mí no me gusta.
- Y como él no iba, pues yo no organice nada. Pero a mí, si que me hubiera gustado ir a un boys.
- Pues claro, intervino Mónica, si es diversísimo. Te ríes mucho si vas con las amigas.
- Eso me han dicho, pero otra vez será.
- ¿Cómo que otra vez será? Pregunto el novio en tono enfadado.
- Las despedidas de solteros hay que vivirlas antes de casarse.
- ¿Por qué no nos vamos de despedida hoy?
- ¡Hoy!
- Si, ahora.
- ¿Estás loca? Si vienen mis padres y los suyos a cenar en un par de horas.
- Pues que pena. Dijo Mónica entusiasmada.
- Pues la hacemos aquí, sin striptease no os quedáis. ¿Tienes conexión a internet? Conozco una empresa que organiza este tipo de fiestas.
Tras varios intentos, nos fue imposible encontrar strippers disponibles con tan poco tiempo. Y desistimos después de múltiples llamadas.
Ante tal decepción, Mónica se acercó a mí
- ¿Por qué no se lo hacemos nosotros?
- ¿Estás segura?
- ¿Te da vergüenza? Es morboso.
- ¿Y ellos? ¿qué dirán? ¿Y si no les gusta?
- ¿Crees que a alguien le va a molestar verme denuda? Y tú estás fantástico. No lo olvidaran nunca. Además nos ahorramos el regalo de bodas.
Nosotros jugábamos a menudo a striptease en privado, nos divertía y lo habíamos perfeccionado bastante. Sería interesante hacerlo en público. Acepté.
- ¿Vamos a hacerlo nosotros?
- ¡Qué dices! Increpo la novia.
- Sera nuestro regalo de bodas. Pero, tenéis que jurar que no saldrá de aquí.
- Nunca lo diréis a nadie.
- No hace falta tener despedida
- Déjalo. No podéis quedaros sin ella. No sería una boda.
- Di: juro que no diré nada sobre lo que va a pasar hoy con mi prima Mónica y su marido.
- Lo juro, lo juro, no diremos nada. ¿Qué vais a hacer?
- ¿Qué música tienes?
El chico saco su ordenador y seleccionamos una canción cada uno. He de reconocer que estaba nervioso, me recorría una extraña sensación por todo el cuerpo, una por el hecho de desnudarme y otra por que vieran a mi mujer desnuda. Pero veía a mi esposa tranquila, dominadora de la situación, me da miedo cuando esta así, porque es capaz de cualquier locura.
Ella misma tomo la iniciativa y con la ayuda de su prima despejo la parte central del salón; se situó en el centro y comenzó el baile. Con habilidad, se quitaba la ropa, la música sonaba acompasada con su ritmo, parecía una autentica profesional, poco tardo en soltarse el sostén y liberar el tren superior, tenía prisa en mostrar sus espectaculares pechos; dos enormes torpedos de piel suave y lechosa, turgentes, de pequeño pezón, emergieron delante de los novios que sorprendidos repetían:
- ¡Vaya tetas!
- Que grandes.
- Por dios, enormes.
El pantalón costo más en salir, haciendo algún que otro equilibrio se desprendió de él. Unas blancas nalgas, surgieron bajo el sencillo tanga. Le quedaba mucho por bailar, la canción apenas había llegado a la mitad. Se contoneaba una y otra vez, disfrutaba de sus movimientos como una autentica vedet, su cintura se desplazaba con garbo y su busto bamboleaba a ritmo de la música como campanas llamado a misa, botando en cada salto, no ponerse cachondo al verla era inevitable.
- No te quejaras, le dijo la novia a su prometido. Está bien mi prima.
El chico no sabía que decir, mudo miraba a Mónica con el ferviente deseo de tocarla, pero la situación le hacía desistir. Irremediablemente dudaba, estaba su prometida delante y la tetona era la prima. Para mayor ansiedad; Mónica, provocativa, se acercó a él, le puso el culo en la cara, movió los glúteos arriba y abajo ante su mirada, ya no podía más, pensó de nuevo en meterle mano, en palmear aquel jugoso trasero, pero se contuvo.
- Es el último que vas a ver que no sea el de tu mujer. Le dije yo.
- Eso, eso, aprovecha, le animo su novia
- Quizá no le guste añadió Mónica mientras se giraba y le ofrecía las ubres colgando frente ante sus ojos.
- Como que no. Están buenísimas. ¿Puedo chuparlas?
Y los agarros, frotándolas contra su cara. Todos rieron al verlo enganchado a las jugosas y colganderas peras, ella le apretó los senos dejando en medio la cabeza y los movió a un lado y otro recorriendo su rostro. El chico medio asfixiado tomo aire mientras las juntaba y chupaba los pezones, eran dos trozos de carne grandes comparados con los de su prometida, suaves, muy blancos y dulces, notó como los pezones comenzaron a crecer, a tornarse rojos y grandes, los relamió y mordisqueo, voraz ante tan preciado manjar.
Debo decir que me gusto ver como lo hacía, como mi mujer jugaba con el dándole de mamar, sujetándose las tetas para que pudiera saborearlas. Luego frente a ellas.
Mónica se volvió se sentó de espaldas a él poniendo el culo en su paquete y restregándose en círculos, agarro las manos del novio y las puso en sus tetas haciendo que las apretara. El chico se deleitó sobándolas, presionándolas con lujuria para que no se le escaparan. Eran demasiado abundantes para sus manos, se le escurrían al agarrarlas pero eso le hacía desearlas más. Eran como un postre que nunca acabaría terminándose.
- Te lo va a dejar a punto, le dije yo a la novia.
- Déjalo ya prima, que va a reventar.
- Un poco más, cariño, si va a ser la última vez que toque a una mujer que no seas tú.
Mónica se levantó, la música había acabado, el chico le palmeo el culo: - vaya culazo. Tenía el paquete hinchado y la cara libidinosa. Echaba fuego.
Mi mujer se acomodó en el sofá con su prima, tapándose las tetas con los brazos.
- Ahora nos toca el boy.
- Bien, dijo la novia.
- Te va a gustar.
La verdad es que me sentí ridículo al quitarme la ropa delante de las chicas, pero ambas reían, gritaban, cómplices de la fiesta que habíamos montado, cuando me quede desnudo intente copiar a mi mujer, saque a bailar a la prima y me restregué con ella, estaba muy receptiva y respondía a mis tocamientos. Mi mujer con disimulo jugueteaba con su coño, masturbándose en silencio. Todo lo contrario del novio que serio y con dolor de huevos miraba resignado el espectáculo.
La prima buscaba el contacto con mi cuerpo, me metía mano al culo, estaba excitada, le notaba una tensión sexual reprimida en su mirada y en el largo beso que me propino, obviando la presencia de su prometido. Tan centrados estábamos en nuestros quehaceres que solo al acabar la música y oír un gemido nos dimos cuenta del espectáculo.
Mónica montaba sobre el novio copulaban en el sofá, cabalgándolo como una amazona a toda velocidad, con las tetazas colgando como cantaros, dando botes al aire desafiando la ley de la gravedad proporcionándole unas magníficas vistas al pringado del muchacho. Con cara de felicidad y la verga introducida hasta lo más profundo de su vagina, mi mujer jadeaba como un animal, poniendo las manos de el sobre sus pezones erectos, pidiéndole que sostuviera con fuerza sus prominentes mamas.
No se dieron cuenta que la cancion acabado y la prima y yo los miramos atónitos. No nos lo podíamos creer.
- Pero ¿Qué haces? Le dijo la novia
- Acabo ya. Espera.
Respondió el novio entre suspiros y sudores sin dejar de metérsela hasta el fondo a mi mujer.
La prima estaba realmente molesta, yo no me creía lo que estaba viendo, y menos aun cuando la chica me pidió que me sentara en un pequeño mueble justo enfrente de los fornicadores.
- Voy a chupártela como nadie lo ha hecho. Dijo con voz contundente para que lo oyera todo el mundo
Estaba claro que quería fastidiar a su novio, que la viera comerme la polla. Sin más preámbulos se arrodillo y comenzó a lamérmela despacio; en ese momento se me olvido que mi mujer follaba frente a mí con otro. Como chupaba la prima, me lamio los huevos, el tallo, subiendo con su lengua hasta el prepucio. Se la metía entera en la boca.
Aquello no tardo en convertirse en una competición.
- Dame por detrás le dijo Mónica al chico.
Poniéndose de espaldas a él, se colocó a cuatro patas en el sofá mostrando su redondo culo preparado para recibir. Eso culmino la escena, mi mujer en la posición del perrito con las tetazas colgando como botijos, recibiendo la polla de un extraño.
Era espectacular ver sus melones moverse de un lado a otro en cada embestida, su cara de vicio y placer, sus jadeos constantes. Unido a los suaves lametones de su prima en la punta de mi verga, me hacía excitarme al máximo. Era sexo de máxima calidad y en especial cuando la prima a viva voz me dijo: - Quiero que te corras en mi boca. No me lo podía creer, nunca lo había hecho. La felación era perfecta, se la metía entera en la boca mientras me acariciaba los huevos, y no se cansaba seguía empeñada en sacarme la leche.
Pero fue el novio el que acabo antes. Cuando noto la subida la saco del coño de mi mujer y la hizo volverse para correrse entre sus tetas, un buen chorro de esperma mojo los abultados senos de Mónica, que lo extendió por toda su delantera.
Creo que esto le encanto a la prima ahora su novio iba a ver como se tragaba mi leche, algo que ocurrió un par de minutos después. Mientras lamia la punta de mi capullo y me masturbaba al mismo tiempo. Toda la lefa entro en su boca y se la trago sin reparo. Mónica que estaba mirando puso cara de asco.
Nos limpiamos y nos vestimos sin intercambiar palabras. Al despedirnos, los prometidos tenían caras de enfado, tan solo dije:
- Imagino que esto no saldrá de aquí.
- Descuida.
- Nadie sabrá nada.
Dos semanas después nos llamó mi suegra para decirnos que la boda se había suspendido. La pareja había roto. Cuando preguntamos por qué no dijo que habían mantenido relaciones fuera de la pareja
- ¿Se saben quién era?
No hubo respuesta clara. Dos días después, me llamo la prima quería verme pero que no estuviera mi mujer. Esa misma tarde el novio llamo a Mónica.