No solo fueron miradas
La continuidad a miradas, mi secreto mas profundo.
No sólo se cruzaron las miradas, no sólo hablábamos con el silencio, sino que se conectaron muestras almas. El destino nos jugó una mala pasada, conocernos a destiempo. En otras circunstancias hubiera sido mejor, creo que habríamos concretado algo serio, más profundo. Sé que no era una simple atracción, fue algo más que eso, fue amor sincero y bueno esos de los que sólo hay una vez en la vida; lo que nos damos cuenta tarde porque ya no hay salida, porque no querer dar daños a terceros. Él sólo me miró, tomó mi mano y en tono suave y sincero me pidió un beso; mis manos temblaban en la suya, él las sostenía como algo frágil y tierno, sólo me miraba y espera respuesta, me decía: sólo un beso. Temblando respondí: un beso es algo más que eso, encierra mucho significado o puede ser nada al mismo tiempo. Y así temblorosa, dije no por miedo. Si daba un beso, perdía o ganaba al mismo momento; decidí que no, quizás por cobardía, pensaba en terceros. Qué vendría después, mi mente estaba confusa, temblaba sin remedio. Él sólo me miró y entendió lo que me sucedía, me sostenía la mano, sabía no habría otro momento, era la primera y última vez en nuestras vidas. Por no dañar a terceros. Suavemente acarició mi rostro. Era frío el silencio, como cortar el hielo que penetraba el alma y seguíamos en silencio. Sólo fue una caricia que pudo trasformarse en beso. Hoy sólo en mí. Es mi recuerdo, recuerdo que hiere el alma como aquel momento que sin decirnos adiós nos miramos en silencio, cada cual tomó su rumbo por no dañar a terceros. Son más fuertes los recuerdos que pasar el momento de querer vivir y realizar los sentimientos, pero está la lógica, el no dañar a terceros. Porque este es un recuerdo de un amor a destiempo sinAun no sé bien cómo fue que comenzamos la conversación, por qué motivo o razón nos cruzamos una tarde, pero al levantar la mirada, detrás del mostrador, sus ojos su sonrisa, tenía un brillo especial. Al hablarme me sentí también yo especial, compré lo que debía comprar, y salí pensado en esa mirada muy particular. Debía pasar por ese negocio medio a menudo, así que allí él estaba, sonriendo como siempre con calidez hacia el público en general, y yo era un cliente más del lugar, como siempre me sonreía y yo le correspondía de la misma forma. Fueron pasando los días y esas sonrisas se transformaron en agradables charlas: de amigos, trabajo, cosas en general. Así nuestras miradas se cruzaban y nos regalábamos sonrisas mutuamente el uno y el otro. Hasta llegamos a hablarnos sólo con miradas. ¿Saben? él me levantó el alma, me dio fuerzas, valentía, me demostró lo especial que soy aunque yo no confíe en mí misma, él me dio autoestima. Hoy por razón del destino de la vida, ya no esta allí detrás de ese mostrador, pero sí en mi recuerdo su tierna y dulce mirada, una mirada que me alegra el alma auque ya no esté. A un amigo especial que me enseñó a mirar la vida de otra manera, a dar gracias a dios por lo que tengo, por lo que soy. daños a terceros.