No sé quien fue
Siempre he fantaseado con follar con un desconocido. Conocí un chico en una aplicación y sin saber nada de él quedamos en un hotel.
Quedaron en un hotel. Ella tenía que esperarlo en la habitación y follarían.
Habían conectado, él era un hombre muy interesante y con una visión del sexo que lograba encenderla cada vez que hablaban. Cuando miraba la foto de perfil de la aplicación en que se habían conocido, ella pensaba que ese hombre prometía.
Sin saber cómo, le había contado que su fantasía seria follar con un desconocido y sin pensarlo dos veces él planeo este encuentro. Desde entonces, sólo había mandado mensajes muy escuetos para que fueran “lo mas desconocidos posibles”.
Él llegaba con retraso o ella se había impacientado. El caso es que estaba muy nerviosa. Decidió empezar y que él se uniera cuando llegara. Fue a abrir la puerta para dejarla solo entonada y que él entrara cuando llegara.
Cuando entreabrió la puerta, la vio encima de la cama, completamente desnuda, con la cabeza colgando y los ojos cerrados. El cuerpo se agitaba, se ondulaba, los pechos temblaban, con los pezones duros, respondiendo a las caricias que ella regalaba a su coño.
Decidió acercarse un poco sin hacer ruido, el espectáculo que estaba viendo lo había puesto a mil. Se acariciaba la polla dura dentro del pantalón maravillándose del placer que emanaba esa mujer.
No sabía si ella se había dado cuenta de su presencia, porque desde que había entrado no había observado ningún cambio.
Cuando las dos manos de la mujer se centraron en el clítoris tuvo la necesidad de ver bien lo que hacía. Se sacó su polla de los pantalones y se acercó hasta colocar una pierna a cada lado de la cabeza colgado de esa mujer que lo estaba enloqueciendo con sus gemidos suaves y su cuerpo tembloroso.
Se agachó un poco y rozó con la punta de su polla la boca, que se abrió recibiéndola como si hiciera rato que la estaba esperando.
Una de sus manos seguía metida dentro de su coño con dos dedos penetrándose que sólo sacaba para humedecer el clítoris. Con la otra mano se lo estimulaba.
Y empezó a tragarse esa polla con cada embestida que le daba. Él le acarició suavemente los pezones pero terminó pellizcándolos. Ella seguía masturbándose y mamando.
Notó que ella estaba a punto, la mano de su clítoris se tocaba con urgencia, y no pudo más… sacó la polla de la boca y se empezó a masturbar casi con desespero. Quería correrse con ella. Notó como le chupaba y lamia los huevos y empezó a soltar borbotones de leche caliente encima de los pechos y el vientre mientras oía los gemidos de placer y veía los espasmos en el cuerpo de esa maravillosa mujer.
Ella continuaba con los ojos cerrados. Eso era el placer, pensó.
Luego, casi al instante oyó como se cerraba la puerta y su móvil sonaba. Con pereza lo leyó:
< Perdona el retraso. Dame diez minutos y llego >