No se puede ser bueno, cap 6
Un día especial
Me despierta el timbre, tumbado en el suelo, al lado de mi ama, me levanto con en el mal sabor dejado por un sueño. Un sueño imposible, estaba en Venecia, con mi novia, mi ex quise decir, un viaje que ya no haré nunca.
Abro la puerta y es el repartidor del supermercado. Con todas las bolsas en la cocina, me pongo a guardar las cosas, intentando hacer el menor ruido posible, me asusta de verdad el cambio que estoy dando, el buscar siempre la forma de complacerla y que esto sea causado por el miedo que tengo de sus cambios de humor.
Una vez guardado todo vuelvo al salón, el angelito sigue durmiendo, yo me siento en el suelo, a esperar a que se despierte, sin saber que esperar. A través de la cristalera del jardín veo el césped, el sol y siento la necesidad de salir a sentarme al sol, pero si se despertara y viera que no estoy a su lado sé que me castigaría.
Se despierta un buen rato después. Estira los brazos, yo no dejo de mirarla.
.- Esclavo, ¿ha llegado la comprar?
.- Sí ama, hace un rato, he guardado todo en su sitio.
Se incorpora, queda sentada, mirándome.
.- Entonces esclavo ¿qué haces aún vestido? - siempre encontrará alguna forma de tenerme al límite.
.- Ama perdón, no quise desnudarme sin su permiso. - Humillo mi cabeza, agachándola hasta que me duele el cuello.
.- Mírame imbécil - obedezco temblando de miedo.
.- Acerca la cara que me debes un tortazo - me pongo en posición para que me de el tortazo sin tener que tenga que moverse demasiado. Me pone la mano en el moflete, echa la mano hacia atrás y plassss, el tortazo me derriba hacia el sofá, la cara me arde y lloro, no del daño, de la humillación, de la indefensión.
Me tiende la mano, con la palma para arriba. Yo me apresuro a besarla, está roja del guantazo que me ha dado.
.- Bien esclavo. Dime perrito, ¿qué te apetece hacer? - Mis ojos se deben haber abierto como platos porque ella se carcajea. Es la pregunta que menos podría haberme esperado.
Me gustaría decirle que me apetece salir de la casa y no volver nunca, intentar hablar con Mónica, no para intentar arreglarlo porque imagino que no hay arreglo posible, pero sí explicarle que me pasó, pero claro si le digo eso acabaré en la perrera y apaleado.
.- Ama me conformo con pasar el resto del día a su lado, a sus pies. - Ella aplaude
.- Bien perrito, me gusta, pero ¿no te apetece ir al cine?
.- No sé ama, hace mucho que no me preocupo porque me apetece o deja de apetecerme. - no puedo mirarla, siento una humillación como pocas veces he sentido.
Ella me sonríe y me acaricia la cara con suavidad.
.- Me gusta perrito, no esperaba que te rompieras tan pronto, pero me gusta. - No me lo puedo creer, ¿de verdad no entiende que lo que me apetece no lo puedo decir?
.- Ya sé, vamos a echar unas partidas a la consola - bueno, no me apetece pero poco importa.
.- Como desee ama, aunque no he jugado con consolas.
.- Muy bien esclavo, no quiero excusas perrito. - Excusas, cree que voy a intentar ganar.
Se mueve, anda en el mueble de la televisión y al volver al sofá me da uno de los mandos. Cuando recojo el mando me doy cuenta que sigo vestido.
.- Ama, perdone, sigo vestido.
.- Perrito, ¿crees que estoy ciega?
.- No ama, no, perdone por favor. Sólo ...
.- Ya esclavo, querías hacerme saber que estás vestido. Pero creéme, lo estás porque no me ha importado dejarte así.
.- Gracias ama.
Sube las piernas al sofá mientras anda con los menús del juego.
.- Bien esclavo, empecemos.
Y empezamos, pero yo no me he hecho al control con el mando, ni a las habilidades del personaje, y ella demuestra tener la misma piedad que cuando me azota estando rendido a sus pies.
Ella se ríe cada vez que me derrota, aunque tras unos minutos acaba por cansarse y me va explicando como moverme, y las cosas que puede hacer mi personaje. Luego otra tanda, me derrota igual de fácil, pero bueno, al menos me ha dado tiempo moverme. En la siguiente logro golpearla una vez, ella responde poniéndome un pie en la cara, que me esfuerzo por besar, olfatear, lamer y me derrota.
.- Pobre perrito, que te distraes, ¿no me estarás dejando ganar?
.- No ama, creo que no tengo ninguna posibilidad ama. Y menos con uno de sus hermosos pies en la cara.
Ella se ríe, realmente se lo está pasando en grande.
.- Vale, deja eso, tráeme un vaso de agua. - Dejo el mando en el sofá, a su lado y con cuidado de no molestar demasiado voy hasta la cocina y vuelvo al salón con el agua y de rodillas le ofrezco el vaso
.- Gracias esclavo - tiende sus pies hacia mi - venga, que tengo que conseguir que aprendas a jugar, pero no te distraigas.
Allá vamos, otra partida, pero ahora se muestra más paciente, ella se queda quieta y me dice que hacer y cuando ve que me puedo mover bien, que me escondo, coge el mando y en quince segundos me ha matado. Se parte de risa y la verdad, la prefiero así, casi parece una joven más. Pero no sé que pasaría si consiguiera vencerla una vez, por suerte eso no creo que pase.
Pero cometo un error, le suena el teléfono, se reclina hacia atrás, alarga un brazo para coger su móvil, y yo en ese momento logro acertarle, pero el miedo me puede y no me atrevo a rematarla. Coge el teléfono y responde, pero me da una patada sin malicia, débil, sólo para hacerme notar que se ha dado cuenta de mi falta de honor, me acerco sigilosamente para rematarla
.- Sí, estoy en casa, jugando con mi esclavo a la consola - eso me desconcentra - le voy a tener que castigar por hacer trampas.
Me quedo quieto
.- Claro, vente, así podemos enseñarle como se juega a esto. - Mi ama cuelga, coge el mando y me mata.
.- Tramposo perrito - siento alivio, parece que está juguetona y no me esperan más maldades.
.- Ama ¿me permite beber? - ella me mira - Anda trae una jarra llena y un vaso para ti.
.- Si ama, gracias - me levanto y voy a la cocina
Nada más volver coge el vaso que traigo y me pide que le eche agua, pienso que para ella el vaso limpio, para mi el que ya ha usado ella. Pero no, sólo me deja llenar el vaso por la mitad. Entonces bebe, chasquea los dedos para llamar mi atención, la miro y veo que se enjuaga la boca, luego devuelve el agua al vaso.
.- Toma perrito, sacia tu sed - bueno, este tipo de maldades al menos no duelen
En cuanto bebo me hace repetir la operación hasta en dos ocasiones más.
.- Gracias ama - le digo cuando termino de beber.
.- Así esclavo mío, así no tendré que pegarte. Sigue así. Coge el mando.
Bueno, vamos a seguir con la humillación. Me sigue derrotando con suma facilidad, aunque cada vez duro un poco más tiempo.
.- Esclavo, va a venir Laura, ¿te acuerdas de ella? - me pregunta mientras me vuelve a matar.
.- Sí ama, es la chica que con Antonio y usted misma venía a las clases.
.- Eso es esclavo, ¿hace falta que te diga como has de comportarte?
.- No ama. ¿Puedo hacerle una pregunta ama?
.- Claro perrito -
.- ¿Laura es quien sabe desde el principio mi condición ante usted? - Me mira, veo que está estudiando mi rostro.
.- ¿Importa eso esclavo? - nooo, espero que no le haya molestado mi pregunta.
.- No ama, solo era curiosidad - humillo mi cabeza, mi mirada.
.- Sí, esclavo, ella lo sabe desde antes que pasara.
.- Gracias ama
.- Ella me ayudó a preparar todo.
.- Gracias ama - le digo sinceramente. Se acerca a mi, temo su reacción, pero desde el sofá me abraza.
.- Venga perrito que estamos teniendo una tarde muy tranquila, no la estropees.
.- No ama, sólo queria saber si, si ella se extrañaría de verme aquí.
.- No tonto, pero esas cosas no tienen que preocuparte. Esta es mi casa y tu mi esclavo, no hay nada raro en verte aquí. - agacho la cabeza humillado por el comentario y sé que tiene razón, además ya me ha demostrado que poco o nada le importa mostrarme.
.- Sí ama tiene razón, es solo que la última vez que la vi me comporté de una forma y ...
Ella no me deja seguir. Me besa.
.- La última vez que la vistes, aún nos dabas clases, ya eras mi esclavo, aunque aún no lo sabías. - Eso hace que la mire directamente, un gesto que hace que me gane un guantazo, pero no me lo da, hace el gesto pero su ademán acaba en una caricia, aunque me hace llorar como si me hubiera golpeado.
.- Coge el mando, vamos a seguir - y ahora sí lo cojo con gusto, agradecido de poder salir de esto donde yo solo me había metido.
Ahora duro un poco más, trato de esonderme y cuando por fin me encuentra es mucho más rápida que yo y me derrota.
.- Bien perrito, ahora me ha costado algo encontrarte. Seguimos.
Otra y más o menos igual aunque ella sigue animándome, pero sigue derrotándome sin problemas. Alrededor de unos veinte minutos más tarde logro por primera vez escapar una vez me ha visto.
.- ¡Cobarde! - me grita, además vuelvo a esconderme - vale, vas aprendiendo a moverte.
Suena el timbre, ella me mira.
.- A abrir esclavo - me ordena.
No he acabado de salir del salón cuando escucho el sonido de haber sido derrotado.
Abro la puerta y me encuentro son Laura, ella me sonríe, yo no sé como actuar, así que me arrodillo por si acaso, cuando entra le beso los pies, ella misma cierra la puerta.
.- Hola Manuel, ¿y tu ama?
.- En el salón señorita - le digo aún arrodillado.
Sin decirme nada entra al salón, yo me levanto y voy a sentarme a los pies de mi ama, Laura se ha sentado donde estaba yo, aunque no en el suelo.
.- Bien esclavo, vamos a jugar Laura y yo, ahora verás como se juega. - Ella se gira y me pone sus piernas colgando sobre mis hombros. sus muñecas sobre mi cabeza.
Y así empiezan a jugar, me aburro, juegan tan bien que no es me entero ni que hacen.
.- Bien Laura, ¿quieres tomar algo? - pregunta mi ama
.- Agua o algún refresco - contesta la otra chica, de la que me es imposible leer en ella algo de la timidez que mostraba hace .. ¿cuánto? da igual, no mucho.
.- Perrito, para mi una coca cola, ya sabes que tienes que hacer, ¿verdad?
.- Sí ama, enseguida - me levanto y salgo para la cocina. Enseguida regreso al salón.
.- Perdone señorita, ¿quiere hielo?
.- Sí, con hielo por favor - contesta
En un par de minutos vuelvo a salón con una pequeña bandeja y las bebidas. Me arrodillo entre ellas y les doy a cada una su bebida.
.- Gracias manu. - me dice Laura
Permanezco de rodillas al lado de mi ama, no quiero que se enfade y teniendo en casa a una amiga suya sé que puede torcerse la situación en cualquier momento. Y es Laura la que rompe el ritmo que lleva la tarde.
.- Bueno Marta, cuéntame como llevas y como lleva él esto.
.- Pues mira, aquí a mi lado, de rodillas, la verdad es que lleva un día bastante bueno, por eso no me ha importado que siga con ropa, en casa no suelo permitirle llevar ropa.
.- Pero, ¿te obedece siempre? - pregunta Laura
.- Sí, claro, ¿verdad esclavo?
.- Sí ama - lo digo totalmente humillado.
.- Pero dile a Laura que pasa cuando haces algo mal. - me exige mi ama
.- Sí ama, como desee. Si hago algo mal mi ama me castiga, normalmente me da un guantazo o los que desee darme, a veces me azota en las nalgas.
.- ¿Y si desobedeces? - me pregunta Laura.
.- Si desobedezco ... bueno señorita, aún recuerdo el castigo por desobedecerla hace varias semanas, no he vuelto a desobedecer a mi ama.
.- ¿Cuál fue el castigo? - me pregunta
.- ¿Ama?
.- Sí, puedes contarlo esclavo
.- Me dió un montón de golpes con una zapatilla en el trasero, perdí la cuenta pero cuando acabo apenas podía sosterme, entonces me encerró en la perrera y me dejó allí durante casi un día completo, sin comida ni agua.
.- Y ¿en qué desobedeciste?
.- Yo gasté algo de dinero, me atreví a tomar un par de cañas y pagarlas yo. Mi ama no quiere que gaste dinero sin su permiso.
.- Vale Manuel, gracias por contarmelo.
.- Entonces Marta, ¿no te ha vuelto a desobedecer?
.- No, ha cometido algún error, como no obedecer inmediatamente, dudar si obedecer una orden mía, pero siempre acaba obedeciendo, le castigo por esos fallos pequeñitos, pero ya va comportándose como debe.
.- No entiendo esto Marta, digo, entiendo que te guste que te sirvan así, que siempre esté a tu lado, pero nos ayudó a aprobar, y te llevabas bastante bien con él, ¿por qué no te conformaste con eso?
.- Venga ya Laura, si me hubiera conformado ahora estaría con su novia, con su ex. Y no le vería casi nunca y no me dejaría tocarle - me acaricia la cabeza - o querría secarme el cuerpo cuando salgo de la ducha o dormir acurrucado a mis pies.
.- ¿Y lo prefieres así?
.- Claro Laura, no quiero hacerle daño y él lo sabe bien, si no me da motivo no suelo pegarle, claro que de vez en cuando le pego para mi disfrute pero entonces no soy cruel, y sí me gusta ponerle en situaciones ... dificiles por llamarlas de alguna forma.
.- ¿Cómo cuales?
.- Por ejemplo, fuimos a cenar y la camarera se fijó que me masajeaba los pies, entonces digo algo y a él le pedi que le pidiera permiso para masajearle los pies. Eso le puso muy tenso, pero acabó haciéndole el masaje.
Y por el camino que va la conversación sé como acabaré.
Tengo razón, además en poco tiempo me veo descalzando a Laura, que no deja de tratarme con amabilidad, pero es normal que tenga esa curiosidad, quiere saber que se siente cuando un chico te lame los pies, y ese hombre seré yo.
Laura aprueba lo bien que se los lamo, la suavidad de sus pies, el olor, está disfrutando de mi lengua entonces mi ama le dice que si le parece bien como lamo los pies tendría que ver lo bien que lamo en su sexo, y Laura, roja por la vergüenza, me pregunta si la masturbaría con la lengua.
.- Señorita, lo haré si mi ama lo autoriza.
.- Claro esclavo, no me dejes en evidencia.
.- Marta, me da palo hacerlo delante tuya, ¿te importa si me lo llevo al jardín?
.- No, tranquila, pero esclavo, al jardín irás desnudo.
.- Sí ama, como desee - contesto y me quito la ropa lo más rápido que puedo.
Luego en el jardín ella se sienta en una silla, me hace el favor de llevar la silla al césped, por lo que me puedo arrodillar sin sentir dolor. Me pongo inmediatamente a buscar su placer, pero lo retrasa, cuando la hago gemir y comienza a lubricar, me aparta, espera unos segundos y me indica que siga y así va prolongando hasta que la lengua me duele, pero la noto ya super excitada, caliente y en cuanto empiezo a lamer otra vez ataco su clítoris, ella se arquea en un gemido que casi me deja sordo.
Entonces sale mi ama, y conversan dejándome olvidado, sólo por unos minutos, porque mi ama me ordena seguir y me pongo a buscar un nuevo orgasmo de Laura, mi ama se coloca a la espalda de su amiga, la coge de los hombros.
.- Disfruta Laura, y piensa, es así conmigo siempre que me de la gana, él no elige cuando, si lo hace es porque se lo digo y así es contodo, le quiero poner un pene de plástico en la boca y me puedo abrir de piernas y el empujará ese pene con su boca hasta que yo le diga que basta. Y asi con todo, me calza, me descalza, me desnuda, me viste, me prepara el desayuno y no sé, todo lo que yo quiera. Y no hace falta hacerle daño, él obedece bien y es mucho mejor así, me gusta que me obedezca y no tener que castigarle y él ya sabe que si me obedece, no le caen palos.
Laura no puede hablar, está bajo los efectos de otra calentura integral, gime y gime y vuelve a entragarme otro chorro cuando le llega el orgasmo.
.- Wow Marta - dice cuando por fin se recupera - pero esto habría que premiarlo.
.- Espera un momento y verás.
Mi ama vuelve dentro, yo tengo miedo, es cierto que me trata mucho mejor si obedezco pero sus pequeñas crueldades son terribles.
Vuelve al rato con el pene de plástico para que lo use yo teníendolo en la boca, me lo pone manejando mi cabeza como si fuera un muñeco. Luego con el pene firmemente colocado en mi boca me suelta.
.- Bien Laura, te dejo con él, elige si arrodillado o tumbado. Y explota, ten tantos como puedas, él no se va a quejar. - Le tiende a Laura un bote de lubricador para el falo. Sin perder ni un minuto embadurna el pene con el lubricador.
Laura abre sus piernas, colgándolas de los apoyabrazos de la silla.
.- Venga Manu, primero así - me pego a su entrepierna y la penetro, en la posición que estoy la penetración es máxima, luego la saco y vuelvo a penetrarla, luego ella me pone la mano detrás de la cabeza y me va marcando el ritmo, sus gemidos me encienden, su calentura me llena, en un minuto de embestidas se corre, a punto está de caerse de la silla porque del espasmo está a nada de tirar la silla.
.- Gracias chico - me dice cuando se recupera - Ahora túmbate por favor.
La obedezco encantado por lo bien que me trata, la guardiana de las fotos que me hicieron caer en esta esclavitud y no es para nada una chica cruel, es solo alguien que quiso ayudar a su amiga.
Tumbado veo como camina a mi alrededor, se da la vuelta, con sus pies a ambos lados de mi cabeza, se agacha y cogiendo el pene con una mano se lo vuelve a meter dentro, ahora es ella misma la que se empala, gime con la primera penetración, y yo siento que me ahogo, cada vez que baja me cuesta respirar, pero su orgasmo no tarda en llegar, entonces se sienta sobre mi pecho, cuando se recupera tengo el pecho embadurnado de sus jugos. Me retira el falo de la cabeza y me besa en la frente.
.- Gracias Manuel, pero dime, ¿te hace sufrir esto?
.- No señorita, no duele.
.- Llámame Laura por favor, me siento rara con lo de señorita.
.- Claro, gracias Laura.
.- Bueno, voy a buscar a tu ama.
Al momento escucho un silbido, es mi ama llamándome.
.- Muy bien esclavo, Laura me ha contado.
Charlan un poco más conmigo acostado a los pies de mi ama, que no deja de mover un pie por delante de mi cara, poniéndome de los nervios, impidiendo que me centre, al final lo deja quieto delante de mi cara, pego la lengua a su pie y no lo retira, me centro en lamer sus pies, que acabe bien este día y no me acostaré castigado.
Noto a Laura mirando y hablan de la sensación que tiene estando así, con su esclavo siempre a su lado, de pie, sentado o echado, vestido o desnudo, sufriendo o jugando, todo, dice, todo lo decide ella.