No se puede ser bueno, cap 5

Continúa la historia

Un buen rato después se deshace de mi abrazo, se pone en pie mientras yo me arrodillo frente a ella.

.- No ha estado mal perrito, pero tenemos que salir, hay que hacer algo de compra. Así que vamos, perrito a mi lado.

Camino a su lado, que va tranquila, casi sin prestarme atención, segura de que no me atreveré a no seguirla. En su dormitorio se sienta en la cama y yo me arrodillo a su lado.

.- Me ha gustado tumbarme en el césped contigo abrazándome perrito.

.- A mi también ama - levanta un pie, me pone la planta a escasos centímetros de la cara, lo beso, ella ríe.

.- Es mucho más agradable cuando no tengo que estar castigándote esclavo.

.- Gracias ama

.- Ahora saldremos a comprar, iremos al supermercado más cercano, andando. Llevaré la correa en el bolso, espero que no me hagas sacarla. ¿Entiendes esclavo?

.- Sí ama, no le daré motivo para tener que ponérmela.

Me va dictando la ropa que quiere llevar y yo de rodillas voy ayudándola a vestirse. Una falda corta y con vuelo, unas medias negras de rejillas y botas militares que tengo que calzarle. Luego hace lo mismo, me dicta la ropa que debo llevar yo, y así lo hago, vaquero y camiseta, nada del otro mundo, salvo por el collar, al menos no rosa que me hace llevar normalmente, sino uno negro con clavos y tachuelas, con su argolla para enganchar la correa.

Ahora la acompaño hasta el baño, allí se lava la cara conmigo arrodillado a su lado, me da un cepillo.

.- En pie, cepíllame y - una pausa dramática - no me des motivo para enfadarme.

Le cepillo el pelo sin problemas, doy gracias a ello. Y salimos a la calle.

.- Siempre por detrás de mi esclavo. - Me coloco a un par de pasos por detrás de ella.

Así caminamos en silencio, me fijo en las miradas que le echan los jóvenes con los que nos cruzamos. Llegamos, al cabo de unos 5 o 6 minutos, a una avenida ancha, tenemos el semáforo en rojo. Me quedo quieto a medio metro de ella, pero con la mano me llama, chasquea los dedos y hace un gesto. Me acerco a ella muerto de vergüenza, trato de ignorar las miradas de quienes están cerca, me tiende la mano, y se la cojo y es increíble, me pongo nervioso por su contacto, porque aunque mayor de edad es mucho menor que yo, pero debo admitir que todo lo del alrededor desaparece, la intranquilidad por las miradas ajenas desaparece.

Entramos en el supermercado, de una importante cadena valenciana.

.- Coge un carro - me ordena, lo cojo y entramos en el supermercado.

El trago que paso dentro del supermercado es también de lo más raro, yo a su lado, tras ella, ella indicando con un dedo que coger y yo cogiéndolo, me señala unos cereales

.- Dos cajas de esos - me dice mi ama, yo echo manos a las cajas y las meto en el carro, una señora se queda mirando, mientras mi ama me señala otra cosa. Se queda mirando mi collar y luego mira como mi ama me señala el siguiente producto. Yo trato de ignorar todo lo que no sea ella.

Pero el momento más duro viene cuando enfila el pasillo de pescadería, yo me quedo parado, ella me mira.

.- Por favor ama - ella se acerca

.- ¿Qué pasa? - me pregunta

.- Por favor ama - en un susurro - ahí delante está mi ... mi ex, Mónica, no me haga pasar por ahí, por favor.

Ella se ríe

.- Dime, ¿quién es? - le señalo quien es.

.- Que pena, justo lo que quiero está delante de ella. - me echo a temblar

.- Pero mira, voy a ser buena, quiero esto, ve hasta allí y traélo tu al carro, yo esperaré aquí - yo la miro implorando en silencio que tenga piedad pero su mirada se torna seria, se impacienta, así que no tengo más remedio que ir a por lo que me ha pedido.

Pido perdón a la gente que hay delante del stand de pescados, Mónica me reconoce, yo me hago el sorprendido, mira mi collar y luego busca, mira alrededor.

.- Lo siento Mónica, no sabía como decírtelo - Mónica me mira fija y me suelta un tortazo que me gira la cabeza.

.- Eres un cerdo y un pervertido - aguanto el chaparrón, cojo lo que me ha pedido y me doy la vuelta para llevar todo al carro. Mi ama tiene una sonrisa de oreja a oreja.

Mi ex se queda mirándonos, ahora que ya ha localizado lo que buscaba, la mira a ella, sus miradas se cruzan, entonces mi ama decide que debe mostrar quien soy, señala un producto, lo señala tocándolo y sigue andando, se gira y mira a mi ex, yo mientras cojo lo que ha pedido y lo meto al carro. Entonces echa una mano a mi collar y me lleva arrastrándome un metro y me da un beso largo en los labios.

.- Venga tonto, no llores, trae el carro que vamos a seguir.

Seguimos comprando así, ella marcando y yo cogiéndolo. En la caja es igual, yo saco todo del carro y embolso todo, mi ama lo único que hace es pagar y decir que es para el reparto a domicilio.

Salimos del supermercado, yo aliviado de no haberme vuelto a cruzar con Mónica.

Volvemos a casa la mayor parte del tiempo de la mano, ella va alegre, hablando sobre mi ex, sobre la conversación que hemos tenido, el tortazo.

.- Luego te daré yo otro tortazo - me dice mirándome con sus increíbles ojazos - No es justo que ella te haya dado uno y yo que soy tu dueña no lo haga, ¿No crees?

.- Sí ama, tiene razón - digo a mi pesar.

Se para, me lleva a apollarme en un escaparate de un local que está cerrado.

.- Me ha gustado lo que has hecho, no te librarás del tortazo por no obedecer a la primera cuando te dije que fueras a por el pescado. Pero sí estoy contenta de como te estás adaptando.

Yo con mi espalda en el escaparate del local, trato de analizar que siento por esta chica, lo guapa que es, lo cariñosa que es y lo cruel que es cuando quiere, pero me vuelve a coger del collar y a darme un beso cálido, con una mano me toca en la entrepierna, en el pantalón sobre el aparato de castidad.

.- ¿Te apetece comer fuera? - no me da tiempo contestar- Bueno, da igual, a mi sí y con eso basta.

Y la verdad, no me apetece, recordando lo que pasó anoche cenando fuera, no, no amepete en absoluto. Caminamos durante unos minutos, al final decide entrar en un bar, elige la mesa, me acerco y le retiro la silla, ella se sienta sonriendo.

.- Bien manu, siéntate frente a mi - me siento en la silla que me indica. Un camarero se acerca, nos deja dos cartas y pide las bebidas.

.- Con una carta basta gracias. Un par de coca colas - pide ella, yo ni he hecho el intento de abrir la boca. El camarero retira mi carta que sigue en el centro de la mesa. Mi ama estudia la suya.

Cuando nos trae las bebidas un par de minutos más tarde, veo la mirada que me echa al collar, yo quisiera esconderme, pero ella está pendiente de mi, ve mis nervios.

.- Manu, lo estás haciendo bien, no te pongas nervioso, yo pediré por los dos - yo la miro sin saber si hablar o guardar silencio. - No me tengas miedo Manu.

Yo la miro

.- Lo siento Ama, no puedo evitar los nervios - ella tiende una mano por encima de la mesa, yo le tiendo la mía, me la coge.

.- Tranquilo - clava sus ojos en los míos, siento que me desnuda hasta mi alma, bajo los ojos, ella aprieta mi mano. La llegada del camarero, extrañamente me libera de la tensión que iba acumulando.

Ella pide por los dos, yo miro los cuadros que la mesa tiene dibujados. Cuando ella termina el camarero me mira.

.- ¿Algo más señor? - me pregunta, si no es por el señor ni habría pensado que era a mi a quien se dirigía.

.- No, gracias. - le digo, ella sonríe abiertamente cuando el camarero se retira con la comanda.

.- Lo estás haciendo bien esclavo, adoptas el papel que quiero que adoptes, y me haces feliz, no temas que sea cruel contigo. - La muy ... logra conmoverme.

.- Gracias ama - digo en voz baja

.- No me había imaginado que le pidieras perdón a tu ex por dejarla

.- ¿Qué otra cosa podría haber hecho ama? - ella se encoje de hombros y sin dejar de mirarme hace una pausa.

.- ¿Aún la amas? - puff, vaya pregunta, ¿cómo saber que contestar? sin querer mentir, sin querer ofender, queriendo acertar sin mentirme tampoco a mi.

.- No sé ama, supongo que sí, aunque -- ¿aunque? me interrumpe - Aunque me hago a la idea de que no podría volver a estar con ella aunque usted me lo permitiera.

Y lo digo de verdad, abatido, no sé como podría volver a acercarme a ella, explicarle que una estudiante universitaria a la que ayudé me ha estado chantajeando y decirle que acabó gustándome, de algún modo que lo hiciera.

.- Ah, por eso no te preocupes, no te lo voy a permitir - ya está, tema zanjado con la rotundidad de lo absurdo, de saber que es ella quien manda.

Mirándola a la cara sonrío con cierta tristeza y me encojo de hombros. Temo que abronque pero la llegada del camarero hace que se desvíe nuestra atención, ella mirando como deja nuestros platos, yo humillado mirando el suelo.

Levanto la mirada de nuevo cuando noto que el camarero se ha ido, ella me está mirando, yo enfrento su mirada y me da un escalofrío, tiene la misma expresión que tenía cuando meses atrás le explicaba como resolver esos problemas que no lograba comprender. Me levanto y su semblante se ensombrece, pero lo que hago es acercarme a ella y ponerme de cuclillas con las manos en la mesa.

.- Ama, de algún modo, que no logro entender, me gusta estar contigo (no uso la palabra de usted a conciencia). Sabiendo lo que sé, creo que si esto volviera atrás, volvería a ofrecerme a daros clases.

Su cara se ilumina, es tan joven, tan confiada que me cree y yo tan iluso, que realmente pienso que lo haría.

.- Venga siéntate manu, que yo no te he querido humillar y lo estás haciendo tu solo.

Me siento y pregunto si puedo empezar a comer. Ella sonríe y me indica que sí, que coma.

Empiezo a comer, ella también, pero, no puede dejar que pase la comida sin alguna malicia. Lleva el tenedor a mi plato y pincha lo que le da la gana, se lo lleva a la boca y mastica pero entonces .... decide que no lo quiere y lo devuelve a mi plato. Y sigue.

.- Oye, ¿le pongo un poco de espuma a tu coca cola? - me pregunta con inocencia.

.- Sí ama, por favor - le digo por no contrariarla, entonces le doy el vaso de refresco y sin cortarse, sin mirar alrededor por ver si alguien no está mirando, todo le da igual, yo al contrario, no puedo dejar de mirar a un lado y a otro mientras ella escupe en mi vaso.

Me tiende el vaso realmente divertida, yo estoy muerto de vergüenza, miro el vaso y el revuelto que me ha puesto en el plato, y sé que debo comerlo y no mostrar ni el más mínimo rechazo, así que dispuesto a contentarla, bajo mi tenedor a lo que ha devuelto a mi plato. Lo pincho y me lo meto en la boca, ella no deja de mirarme

.- Masticalo bien, no me defraudes - me dice

Y lo mastico, con placer, hasta hago el sonido enfatico de placer, cosa que ella aprovecha para seguir martirizándome.

.- ¿Te ha gustado? - le contesto que sí, que es lo más delicioso que he comido.

.- ¿Quieres más? - me pregunta melosa.

.- Sí ama, por favor - le digo acercándole mi plato.

Ella sonríe y coge el plato, el camarero se acerca y me pregunta si todo está bien, si me apetece otra cosa.

.- No, no se preocupe, está todo muy bueno.

Se va mientras mi ama mastica con parsimonia mi comida. Cuando acaba de masticar todo mi plato, se levanta y se sienta a mi lado, coge una servilleta y me la pone de babero, yo me dejo hacer.

Luego con el tenedor coge un poco del revuelto que tengo en el plato.

.- Abre la boca - yo obedezco - Mira manu el avioncito

Con el ruido de un avioncito me lo acerca a la boca, haciendo un giro en el aire, y así voy terminando mi comida, con el barman mirando, partiéndose de risa junto al camarero, con un par de clientes mirando alucinados.

.- Bien, buen chico - me dice cuando acaba, con mi "babero" me limpia la boca, vuelve a su sitio y llama al camarero, yo agacho la cabeza. Ella pide la cuenta y me dice que va al baño.

El camarero se acerca con la cuenta y me dice.

.- Vaya con la chica - yo le miro y me encojo de hombros. Veo como mira el collar que llevo y para mi alegría se va sin decirme nada.

Ella tarda una eternidad, estoy seguro que lo está haciendo aposta, el camarero se acerca, mira el platito con la cuenta y se va, la tercera vez que se acerca le digo que pagará la señorita.

Regresa a la mesa, mira la cuenta y deja el dinero.

.- Vamos - me dice - me levanto y antes de salir me da un beso largo en la boca. Veo que todos en el bar nos están mirando, me parece rarísimo, hasta que me suelta y veo que tiene su braga en la mano, me pide que abra la boca y me la introduce.

.- Vamos perrito que el personal se está poniendo caliente - nadie tiene más ganas de salir que yo.

Vamos caminando de vuelta a su casa, yo con los ojos irritados, otra vez que se las arregla para demostrar a quien nos vea quien manda. Me saca de mi meditación dándome la mano.

.- Vamos manu, no seas tonto, me tenía que quitar la braguita que estaba empapada - ya sé que está empapada, la llevo en la boca.

Cuando llevamos un rato, se le ocurre otra idea. Se para y me paro inmediatamente, a nada estoy de adelantarla y eso seguro que supondría un castigo.

.- Me vas a llevar a caballito sobre tus hombros. - bueno, pienso que no supondrá un problema, realmente pesa poco, me agacho y ella me pasa una pierna por el hombro, la sujeto y entonces pasa la otra, me levanto, ella se acomoda. Entonces me pone las manos en la cara, tapándome los ojos.

.- Atento a donde te gire la cabeza caballito. ¡Arre! - doy gracias de no poder ver a la gente que haya alrededor.

Empiezo a caminar hacia delante, ella gira mi cabeza a la derecha, giro a la derecha, pero me corrige y tengo que girar a la izquiera.

.- Noooo, no gires tanto, para - paro y oigo a una mujer protestar, mi ama se ríe nerviosa.

.- Tonto, gira lentamente. - encima me llama tonto. Le voy a coger miedo a salir con ella, ya podría haberme dejado en la perrera.

.- Arre - repite la orde y volvemos a intentarlo, ahora voy girando poquito a poquito, y ahora al menos soy capaz de hacer algún giro sin tener correción posterior. Unos golpecitos con los pies.

.- Arre, arre - intento correr, hasta que nerviosa tiene que gritar So, para para.

.- Bien manu, ahora mucho mejor, me quita las manos de los ojos, veo que ya estamos en su calle. Entonces se sube la falta, me cubre la cabeza con la falda, no llega a cubrir completamente los ojos. Ahora veo la acera, no muy lejos, pero no estoy completamente ciego.

.- Arre - pues a empezar a andar - llegamos ya sin más percances a la puerta de la casa.

.- So, venga, agáchate que baje - me agacho, ella se baja pero me pone una mano en la cabeza impidiendo que me levante. Se pone delante mía, se levanta la falda por detrás y me pone el trasero en la cara

.- Besa esclavo - y beso su trasero, su ano - noto que abre la puerta.

Entramos y me saca la braguita de la boca, que ahora sí que está empapada. Caigo de rodillas y le beso las botas, ella me deja hacerlo.

.- Mírame esclavo - la miro asustado, si ahora tiene alguna queja me castigará.

.- Lo has hecho bien esclavo, sé que te cuesta, pero estoy contenta - me hace llorar, la tensión, el miedo, todo se deshace con sus palabras y los nervios, me hacen derrarmar lágrimas.

.- No llores manu - pero no puedo, me derrumbo a sus pies

.- Son los nervios ama, gracias de verdad.

.- Vamos al salón esclavo - me dice con dulzura

En el salón se sienta en un sofá, yo me arrodillo a su lado.

.- Ama, ¿quiere que la descalze?

.- Sí, perrito - le quito las botas militares, tiene los pies realmente calientes y eso que no ha venido caminando. Un olor fuerte pero agradable y empalagoso me golpea. Beso sus pies, veo que me está mirando fijamente, aprieta un pie contra mi cara. Se pone en pie y se baja las medias, luego me ordena quitarselas, lo hago sin prisas, controlando mis nevios, ella no aparta la mirada de mi. En cuanto le saco las medias beso los pies.

.- Lleva las botas y medias a mi dormitorio esclavo, traéme las zapatillas.

.- Sí ama - le digo

Regreso con sus zapatillas, me vuelvo a arrodillar frente a ella, dejo las zapatillas en el suelo

.- Ama ¿quiere que me desnude?

.- No tonto, espera que traigan la compra o ¿quieres salir desnudo cuando vengan?

.- No ama por favor, no me acordaba de la compra - los nervios, no puedo concentarme en nada.

.- Venga, masajea mis pies esclavo - me pongo a ello, de rodillas en el suelo, mientras estoy con sus pies en mis manos, trato de relajarme, de no pensar en nada. Ella se mueve, tengo que esperar a que se vuelva a quedar quieta para seguir.

.- Voy a intentar dormir perrito, quédate unos diez minutos masajeando mis pies y luego échate en el suelo a mi lado.

.- Sí ama.

Mucho antes de los diez minutos ella ya está dormida, sigo con sus suaves pies, pensando en lo segura que está ya de mi sumisión, lo que disfruta poniéndome en posiciones incómodas y extremas.

Me acuesto en el suelo pensando que ojalá se echara novio y entendiera que yo sobro en su vida. Me quedo dormido a pesar de estar en el suelo.