No se puede ser bueno, cap 4
Continuación de la serie
Nota: Esta serie la terminé en su momento, pero por una mudanza no lo subí, ahora no encuentro los relatos terminados que no llegué a subir. He intentado sintetizar lo que había en el capítulo cuatro, en principio no seguiré la serie a no ser que reciba interés por la continuación.
Gracias
============================================================================================================
Me despierto con rayos de sol filtrándose por los huecos que deja la persiana. Mi Ama está aún dormida, descansando de la noche de sexo. Me giro de forma que le doy la espalda a Ella.
Pienso en lo que me espera, en lo que pasó anoche y en lo que me puede suceder en el futuro en manos de ella. Y así perdido en pensamientos que no me llevan a nada se despierta, y me empuja con los pies, caigo de la cama al no atreverme a poner resistencia.
.- Venga, perrito, prepara mi desayuno.
.- Sí Ama, inmediatamente.
Salgo para la cocina, le preparo lo que suele tomar, los cereales, la leche fría, el zumo, lo pongo todo en una bandeja para llevárselo a la cama, cuando me giro para salir de la cocina está frente a mi, sonriendo.
Me arrodillo tan rápido que apunto estoy de tirar su desayuno. Ella se ríe, se sienta en su taburete, yo me levanto con cuidado, pongo todo en la encimera.
.- Perdón Ama, no la había oído - digo
.- Bah, tonto, prepárate tu algo y come, tenemos que hablar de cual será tu premio por lo de anoche.
Yo me pongo un café, que normalmente tomo con leche y bien corto de café, pero que ahora quiero uno bien cargado.
.- Ama perdon - digo con la mirada baja, sus profundos ojos azules aún me resultan intimidadores y ejercen sobre mi una maravillosa fuerza de atracción.
.- Dime perrito - me contesta ella
.- ¿Puedo coger un croisant? por favor - imploro porque realmente le tengo miedo.
.- Sí tonto, te he dicho que te pusieras lo que quisieras - bueno, no es eso lo que me ha dicho pero no pienso llevarle la contraria.
Me quedo en el rincón que forma la encimera, con mi café casi negro y el croisant.
.- Siéntate delante mía que no muerdo - que no muerde me dice. - casi nunca.
Me siento delante de ella, y no puedo evitar estremecerme, es realmente preciosa.
.- Bueno dime perrito, ¿qué premio crees que mereces? - una pregunta así es una trampa en la que no quiero caer.
.- Mi mayor premio ama es seguir siendo su esclavo - creo que he acertado porque se ríe y así riendo es aún más atractiva.
.- Vaya, estás dispuesto a agradarme hoy, eso me gusta perrito. Pero tengo otra idea - sólo con oir que tiene otra idea respecto a mi me da pavor.
.- Oye, ¿por qué hoy te has puesto tanto café?
.- No sé Ama, me apetecía un poco más fuerte.
.- No, está muy oscuro, espera que hay que aclararlo - me quita la taza y sin dejar de mirarme a la cara deja caer un montón de saliba al café, yo soy incapaz de dejar de mirarla, sus ojos, sus labios rosados.
.- Casi, espera un poco más - y vuelve a escupir en el café. Me lo devuelve - Bueno al menos tiene un poco de espuma.
Luego se cruza de brazos, con los codos apoyados en la encimera, la cabeza descansando en sus muñecas y la mirada fija en mi.
.- Termina de desayunar perrito pero no dejes de mirarme - sabe que me pone nervioso, que me intimida y quiere gozar de su poder sobre mi.
.- ¿Por qué me tienes tanto miedo cuando me estoy portando bien contigo? - no me puedo creer que me pregunte eso
.- Es usted mi Ama, tengo miedo de fallar, de hacer algo mal
.- Pero te dije que si te portabas bien y obedecías no te tendría que castigar.
.- Es verdad Ama, lo siento, es que tengo miedo de hacer algo mal y molestarla.
Se baja del taburete y camina hasta ponerse a mi espalda, yo tiemblo, ella apoya su cabeza en mi hombro, me habla al oído, rozando mis brazos con sus manos, yo no puedo dejar de temblar.
.- Tranquilo perrito, te estás portando realmente bien y no tengo necesidad de castigarte, ni ganas de azotarte - tras eso se ríe nerviosa, pero me da un beso en la mejilla que eleva mi pulso.
Termino el café con ella abrazada aún a mi, los nervios están a nada de jugarme un mal momento, estoy a punto de tirarme el café encima.
.- Vamos al salón perrito - me pongo a cuatro patas y ella me coge de mi collar, me lleva así al salón.
.- Siéntate en esta silla - dice moviendo una silla y dejándola más o menos en el centro del salón. Me ata los tobillos a la silla, luego me indica que cruce mis manos por detrás de la silla, lo hago y me ata las manos al respaldo. Luego se coloca delante mía y me quita el aparato de castidad, se quita el pantalón y su braguita, me pone la braguita en la cara.
.- Ahora vengo, a ver si eso está crecidito cuando regrese - y vaya si lo está, al olor de su braguita húmeda y el recuerdo vívido de su cara mientras escupía en mi café, mi pene crece. Regresa en apenas un minuto, mira mi pene, se ríe, lo agarra y lentamente me masturba por unos segundos que disparan mi líbido, y se sienta mirándome, empalándose. Cierro los ojos del placer que me está haciendo sentir y temo que nada pueda impedir que me corra. Me da un beso en la boca, largo, sediento de salvaje placer.
.- Ni se te ocurra correrte sin mi permiso - sabe que no podré obedecer
.- Venga esclavo, que los perritos buenos hay que premiarlos - empieza a subir y bajar, yo levanto la cara perdido en el placer que anula toda mi voluntad. Sigue asi subiendo, bajando muy lentamente.
.- ¿Te gusta esclavo? - no puedo hablar, estoy tan excitado que aunque contesto es imposible que haya podido decir algo. Ella sube el ritmo, poco a poco y luego más rápido, está tan caliente como yo
.- Mírame esclavo - me ordena, el esfuerzo que tengo que hacer es tremendo.
.- No dejes de mirar a tu ama. - Su subir y bajar es frenético
.- Córrete esclavo - me dice y no puedo desobedecer, ella se derrumba sobre mi, perdida en su propio orgasmo.
Pasa un par de minutos apoyada en mi, luego se levanta, se me queda mirando sonriendo.
.- Dime esclavo, ¿prefieres que me porte bien o que te castigue?
.- Desearía no hacer que me tenga que castigar nunca más Ama.
.- No es eso lo que preguntado escalvo, pero me vale - se apoya en mis rodillas con sus manos y me da un beso largo en la boca.
.- Ahora esclavo, te voy a soltar y cuando te hayas lavado ahí abajo, vas a comerme hasta limpiarme y provocarme algún que otro orgasmo más.
Me suelta, entonces me arrodillo y beso sus pies.
.- Buen esclavo, ahora ve a limpiarte bien, vuelve aquí cuando estés limpio.
.- Entendido ama - me voy a lavarme.
Cuando salgo me está esperando en la puerta que lleva al jardín.
.- Ven aquí esclavo, a cuatro patas.
Me pongo a cuatro patas y gateo a sus pies, se los beso, no quiero estropear su estado de ánimo.
.- Uis perrito, que adorable estás hoy - en el tono que usa noto que sabe que temo comportarme de otro modo. Me vuelve a colocar el aparato de castidad. Me coge de mi collar y me lleva al jardín, allí veo que ha puesto una toalla y un cojín.
.- Túmbate en la toalla perrito. Olvida el cojín - hago como me ha dicho. En cuanto me tumbo, se pone de rodillas con mi boca pegada a su vulva.
.- Venga perrito, sigue contentando a tu dueña.
Empiezo a lamer, lento al principio pero por toda la superficie de su vagina, luego otra vez, haciendo presión con la lengua, ella empieza a mecerse, buscando mi lengua y el roce con mi nariz, aumento la rapidez con la que muevo la lengua, está ya empapada, no dejo de tragar y tragar con cada lamida, ahora la penetro con la lengua, toro el clítoris y vuelvo a penetrar, me coge del pelo y vuelve a frotarse con mi nariz, y ahora yo a lamer a toda velocidad, ella empieza a gemir, con cada gemido vuelve a hundir mi nariz en su sexo, ahora otra vez en mi boca y con la lengua lamo el clítoris, totalmente erecto, un gran gemido y tiene un orgasmo que me tengo que tragar todo para poder respirar.
Se sienta a mi costado.
.- Perrito levanta, ahora me voy a tumbar yo - me aparto de la toalla y se tumba, pone el cojín y la cabeza recostada en el cojín, se abre de piernas.
.- Venga esclavo - me pongo entre sus piernas, le beso los muslos y la pelvis, cuando llevo la lengua a su vulva lamo con suavidad, con mi brazo derecho masajeo su seno derecho, el pezón se pone de punta, unos segundos después me retira la mano y es ella la que se masajea los pechos. Yo me dedico a lamer, beso su vientre, con un dedo recorro de vagina, ella me mira mordiéndose el labio inferior, sigo penetrándola con los dedos y con los labios chupo sus pezones, los succiono, le doy pequeños mordiscos y empieza a chorrear, retiro los dedos y vuelvo a meter mi lengua, en cuanto rozo levemente su clítoris se corre.
.- Wow, como para no quererte como esclavo perrito. - Yo beso su vulva, su pelvis, y sus rodillas.
.- Pero Ama, así era con mi novia, aunque acababamos conmigo penetrándola siempre se lo comía antes -
.- Vaya perrito, ¿es que quieres que te castigue? - le vuelvo a besar las piernas, los pies
.- No ama, por favor, no quería ofenderla, solo que siempre he sido así
.- Vale, túmbate, aquí a mi lado - no cabemos en la toalla, pero se aparta, me deja sitio.
.- De lado, mirándome - obedezco
Ella se gira dándome la espalda, yo tengo miedo, pero mi impulso primario es abrazarla, toco levemente un hombro pero retiro la mano.
.- No esclavo, puedes abrazarme - la abrazo, su cuerpo, pequeño comparado conmigo, su calidez, su ... candor, pongo un brazo por debajo de su cabeza, ella apoya la cabeza en él, el otro brazo por debajo de su brazo, por delante de su cintura, ella me coge la mano.
.- Me gustaría quedarme dormida así esclavo, en el jardín, con el calor del sol, con tu propio calor, con tus nervios que los noto - logra hacerme estremecer, es tan parecido a lo que tenía, y si es esto lo que ella buscaba.