No sé por qué, pero hoy me dio por extrañarte.

Un comienzo corto, espero que opinen y les mando saludos (: "-¿Te has enamorado? -Supongo que no, aún no conozco el verdadero amor."

No sé por qué, pero hoy me dio por extrañarte.

La fiesta estaba a reventar, todo marchaba bien aunque la verdad nunca me sentía bien en medio de adicciones como drogas, sexo, alcohol, etc. Yo estaba cansada en ese momento, había pasado apenas 1 hora allí y ya me quería largar pero mis amigos como siempre me detenían… en un momento logre salir sin que ellos se dieran cuenta y fue ahí donde te encontré llorando, me acerqué lentamente y puse mi mano en tu hombro.

-¿te encuentras bien?

  • ¡Vete, déjame como todos lo hacen!

No hice caso a lo que me decías, me senté junto a ti y te abracé a pesar de no conocerte en lo más mínimo. Después de varios minutos en silencio por fin me soltaste, prendiste un cigarro y mirabas al piso olvidando todo alrededor, yo solo te miraba con curiosidad.

-¿Por qué me consuelas? Digo no te conozco…

-Pues a nadie le gusta ver sufrir a los demás, y un abrazo a nadie le hace mal.

-gracias, en verdad lo necesitaba.

  • ¿y por qué llorabas?, digo si se puede saber.

-Porque todos los hombres son unos idiotas.

-Al parecer a alguien le fue mal en el amor.

-Debería de aceptar que los hombres son iguales.

-¿Eso crees?

-Claro! ¿A ti no te ha pasado?

-Con un hombre no, pero con una mujer créeme no es nada diferente.

Me miraste con asombro pero luego me sonreíste, la verdad aún no veía nada especial en ti pero después todo cambio y no hay explicación ante el destino.

-Así que no cambien en nada?

-No,  no son buenas también ellas engañan.

-Pero los hombres más.

-JA, no generalices que no todos son malos.

-Pues eso me han demostrado… ya no creo en el amor.

-No se necesita creer, se necesita sentir. Bueno lo siento pero me tengo que ir porque no tardan mis amigos en buscarme y volverme a meter a ese lugar de perdición- me levanté para irme pero su mano me detuvo.

-Espera, ¿me puedo ir contigo?

Nos retiramos de aquella fiesta, en el camino hablamos de la escuela, ella iba en la misma prepa y me di cuenta de que varias veces coincidimos en conferencias pero nunca nos hablamos. La dejé en su casa claro no sin antes saber su nombre “Ilse” , después regresé a mi casa y por fin pude estar en paz.

Era lunes y ya todos hablaban de aquella fiesta, yo solo escuchaba las aventuras que todos pasaron ese día pero a lo lejos vi a Ilse y no dude en ir a verla, me acerqué poco a poco y después la saludé con un beso en la mejilla.

-Hey ¿Cómo estás?

-Mejor y gracias por llevarme a mi casa Karla, espero y te dejes conocer más.

-Ja eso seguro, ¿Y a dónde vas?.

-Pues iba a la biblioteca pero mejor he decidido invitarte un café por el viernes anterior.

-Me parece bastante bien- en ese momento Ilse miró atrás de mí porque se encontraba Carlos uno de mis compañeros y justamente su Ex- ¿Se conocen?

-Mejor me voy, yo solo vine porque olvidaste tu mochila Karla…- me dio mi mochila y después se fue sin decir más, yo miré a Ilse y se vía triste- ¿Carlos fue quién te engañó?

-Da igual, las cosas ya están hechas… oye lo siento pero no me siento bien ¿podemos posponer el café?-me miró con esperanza a que le dijera que no- ¿sí?

-Pues no lo creo señorita, hagamos algo más divertido.

-¿Qué?

-Vamos, además ayuda a despejar la mente.

La lleve a una pista de hielo, al principio no tomaba la confianza y se agarraba de las orillas de la pista hasta que yo la tome de las manos:

-Confía en mí, te juro que no te caes.

-Sí claro, te juro que no puedo- la tomé de la mano con fuerza y poco a poco avanzamos- wow que eres la primera persona en la que confío.

-Tú eres especial…- susurré, Ilse no logró escucharme afortunadamente y la verdad no sabía porque había dicho eso.

-¿Y tienes novia?- su mirada era de curiosidad- lo digo porque no te he  oído hablar de nadie.

-No, no estoy con nadie pero tampoco estoy sola.

-No entiendo.

-Salgo con chicas pero nada serio, solo por diversión supongo.

-¿Te has enamorado?

-Supongo que no, aún no conozco el verdadero amor.

-Estoy segura que lo conocerás…

Ahí termino ese día, y después no dejaba de pensar en Ilse y Carlos; ¿Por qué la engañaría Carlos? No comprendía si Ilse era encantadora, ella no pedía algo del otro mundo… solo pedía amor.

Pasaron los días y yo en mi tiempo libre me encontraba con Ilse, la conocía más y aún no entendía porque todos sus ex la habían decepcionado. Un día en especial tuve una pequeña discusión con Carlos:

-Karla ¿ya te enrollaste con Ilse?- me miraba con una especie de maldad- lo digo porque yo no pude, tú sabes, se hace la muy santa.

-Podrías guardar respeto.

-¡Vamos! Que tú sabes que está súper bien, y no lo niegues. ¡Anda cuenta!

-¿Por qué eres tan idiota? Lo digo porque ni siquiera sabes tratar a una mujer.

-JA! Te aseguro que si le vuelvo a decir cositas al oído ella te deja, Ilse es muy ingenua.

-No, el ingenuo eres tú, ¿Pensabas que solo tú ponías los cuernos?- lo dije sin pensarlo- Ella en realidad jugaba y pero al final conmigo se quedó, duele supongo ¿no?

Carlos se puso como loco y tiró los libros que en ese momento se encontraban en nuestra mesa, todos nos miraban con curiosidad pero él se largó, permanecí allí como si nada y al poco tiempo vino Ilse.

-¿Por qué le dijiste eso?

-hola, no te esperaba.

-Karla, dime por qué.

-Lloras por una basura, él no merece tus lágrimas. Lo que dije fue sin pensarlo, perdón si te herí- Ilse me miró en cierto modo enojada- dime algo tan si quiera.

-Me decepcionas, no importa que él sea un idiota pues eso no justifica tus actos. No creí que fueras a caer en jueguitos tontos

-¿Jueguitos tontos?, no creo que sea un  juego tonto que hable de ti como si fueras una fácil pero si a ti te gusta no se diga más, ¡FELICIDADES ILSE!- tomé mis cosas y la dejé ahí, estaba muy enojada, no la entendía en lo más mínimo.

Después de unos minutos mi celular no paraba de sonar, pensaba que era Ilse pero mi sorpresa fue que....