No se comó

Introduccion

Aún no sé cómo pasó, mis recuerdos están desdibujados, pero como olvidar esa escena; esa escena que me persigue.

Me deslizó la mano por el cuello, apartando mi cabello suavemente, mientras besaba mis labios carmín y bajaba hacia el cuello. El ascensor parecía no llegar a su destino, el recorrido se alargaba y mientras yo estaba contra un rincón, me recorría la espalda con sus dedos y subía su mano hacía mis pechos.

Por fin llegamos a la puerta de casa, yo sacaba las llaves y se puso detrás de mí cogiéndome de la cintura, acercándose cada vez más. Su respiración detrás de mis oídos y sus manos jugueteando con mi cuerpo. Abrí la puerta, me empujó y al cerrarse, me puso contra la pared del salón y me besó apasionadamente, sin dejarme siquiera respirar. Notaba como sus manos se perdían entre la ropa y mi piel, me cogía las manos las aferraba a las suyas; sus labios bajaban desde los míos hacia mis pechos, mi abdomen, mi ombligo... Mi piel erizada, mi abdomen bajaba y subía conforme la respiración se me aceleraba. Por fin llegamos a la habitación, me tumbó, subió encima de mí y me quitó la ropa al mismo tiempo que se quitaba la suya. Me besaba tan apasionadamente que creí explotar en un súmmum de sensaciones, se puso debajo de mí y comencé a recorrer todo su cuerpo con mis labios. Entonces nuestros cuerpos se entrelazaron y nos fundimos en una persona. Ya no había más rosas en el rosal, no había más espinas, tan solo nuestras almas unidas.