No quiero ser infiel

Tengo 30 años recién. Mi esposo dice que soy la mujer más sexi y sensual que jamás ha conocido. reconozco que tengo todo bien proporcionado. Soy de raza blanca, pero trigueñita porque vivo cerca al mar. Mi bronceado es completo, porque cuando voy a la playa tome el sol desnuda mientras mi esposo me

Me llamo Albi. Soy una mujer bastante atractiva según lo que me muestra el espejo. tengo apenas treinta años y cinco de casada. A pesar de ser bonita y con un cuerpo de latina color canelita, no soy completamente feliz, es decir, si lo soy pero me falta algo que me haga sentir realmente mujer.

Cuando me casé con mi esposo, estaba enamorada de él completamente. La primera noche que hicimos el amor, el terminó completamente. Me besó cada parte de mi cuerpo, casi estaba loco de deseo. Repito que soy muy bonita y tenía muchos pretendientes pero él les ganó a todos por ser muy guapo y me atrajo por todo lo que era él.

Ahora que han pasado cinco años he descubierto que sigo enamorada de él pero me falta algo yya descubrí qué es. Yo pensaba que el pene de mi esposo era grande (14 cm) y no entendía porqué no me hacía terminar como yo quería. Mis amigas me cuentan que ellas gritan de placer, que se vuelven locas cuando hacen el amor, pero a mí no me pasa nada de eso y recién  descubrí la causa de una forma poco usual y nada agradable para mi esposo.

El trabaja en turnos en una refinería y el viernes pasado le tocaba hacer dos turnos , el de él y el de un compañero; le dije que si podía ir a un karaoke de mujeres con mi hermana y unas amigas que son tranquilas a lo que accedió sin ningún problema. sabía que yo no era de esas mujeres locas.

Lamentablemente estaba cerrado y nos fuimos a otro en la playa. Precisamente esa noche había un baile de un stripper, que nosotros no sabíamos. Después de tomar unos traguitos se nos acercó un chico guapísimo que se brindó a hacernos compañia supuestamente, pero cada vez que hablaba se dirigía a mí. No me quitaba la vista de encima y me puse nerviosa, aunque me estaba gustando muchísimo. Primera vez que salía a un sitio así sola. Cuando salió el stripper, un muchacho blanco, un poco guapo, mis amigas salieron a la carrera al filo de la pista para ver mejor. Yo no quise ir y el chico me dijo que mejor no fuera, que él me acompañaría en todo ese tiempo. Durante el rato que bailó e hizo gozar a mis amigas (solamente viéndolo en boxer) a ese stripper, conversamos con mi guapo amigo, de él, de sus amigos, de mí y de mis amigas. cada que lo miraba a los ojos, inevitablemente le miraba los labios jugositos. Me estaba gustando ese muchacho más de lo normal y me asusté. De pronto empezó a decirme que yo le gustaba mucho, que desde que me vió lo hipnoticé y todas las cosas que dice un hombre cuando una mujer le interesa. Pero cuan grande fue mi sorpresa cuando anuncian en la pista que se prepare el siguiente stipper y mi querido y guapo amigo Toño se levanta de la butaca y dice. Princesita es mi turno, por favor no se vaya para seguir conversando. Yo estaba muda y a la vez ansiosa de ver a ese hombre en toda su belleza masculina. Se despidió y me sorprendió tanto al hacerlo que me quedé más absorta porque se inclinó, me dijo chao con un beso en la mejilla pero muy pegadito a mis labios y se fue. Llegaron mis amigas y anunciaron por el altavoz que este baile era más atravido y que iba a ser interactivo. Es decir que el chico iba a recorres las mesas de las mujere,s que empezaron a gritar felices. Yo estaba temblando de pensar en lo que iba a pasar.

Después de un rato el salió y empezó a sacarse lentamente sus ropas. estaba guapísimo  y tenía un cuerpo precioso. Casi era de mi mismo color de piel, trigueño como siempre a un hombre así. Mientras mis amigas conversaban y lo miraban a Toño, él empezó a acercarse a nuestra mesa. Yo estaba en mi butacón sin respaldar. Llegó a la mesa y mientras bailaba se iba acercando a mí. Estaba con un boxer negro, casi transparente y se le veía claramente su rica intimidad. Yo no pestañeaba de los nervios y la alegría de ver esa belleza masculina. Al son de la música se acercó por detrás mio y se pegó a mi espalda. Casi me muero, nunca había sentido con mi esposo esa sensación maravillosa de que se me pegue más. Entonces se dió la vuelta y se me puso delante mío a escasos centímetros de mi cara. Me tomó de las manos y me sacó a bailar con él. Las chicas gritaban como locas y yo me dejé llevar de ese cuerpo musculoso y olorosa, con olor a hombre, a hombre de verdad. Me besó en los labios y le correspondí ansiosa, quería comérmelo enterito. Me dió la vuelta y esta vez se me pegó en mi espalda, más bien dicho, en mis nalgas. Mientras me tomaba de las caderas hacía un movimiento circular de su cuerpo, es decir, me estaba sobando mis nalgas con su pene que dicho sea de paso era espectacular y yo no atinaba a decirle nada, más bien yo tomé sus brazos y me los pegué a mi cintura. Es lo más rico que me ha pasado jamás con un hombre. Se separó de mí y me dio un beso en los labios, el beso más sabroso que me han dado en toda mi vida, al despedirse me tomó la mano y sentí un papelito que me puso en ella.

Al irse toño, mis amigas me decían, oye loca, como te dejaste manosear de ese hombre, yo solo atiné a reime nerviosamente y ellas soltaron una carjada. Me fui al baño y el papelito estaba húmedo por causa de mis nervios. Decía  estas palabras. "Albi, me enamoré locamente de tí. Fue amor a primera vista, te amo pincesita, por favor llámame".  Sentí una alegría inmensa y salí como esas muchachitas alborotadas con su primer amor. Yo había encontrado al primer hombre que me hizo vibrar de los pies a la cabeza.

Al llegar a la casa, me bañé, pero antes de eso tuve que lavarme con bastante jabón mi cosita. estaba llena de semen mío. parecía que hubiera hecho el amor y hubiera terminado unas tres veces. Mi tanguita roja estaba mojadita, nunca me había pasado esto. Que rico debería ser tener encima mío a ese hombre. Ya en la cama, siendo más de la medianoche, tuve una idea. Llamé a Toño y al decirle soy Albi,  me respondió: Princesita, voy en mi moto pensando en tí, ¿cuándo nos vemos por favor?. No me creo cuando le respondí, ¿puedes ahora?. Donde vives amor, me dijo? .Le respondí: llámame en diez minutos Toño. Claro mi amor, te amo, respondió y yo en mi mente me dije: yo te necesito desesperadamente Toño. Llamé a mi esposo y le dije que ya había llegado y que no se preocupara por mí. Mi vida, me dijo, que pena, esta noche que es sábado quería salir a bailar pero tengo que cubrir otro turno de un compañero enfermo y estaré en casa en la noche, perdóname. De la alegría casi me da un infarto. Me levanté como loca, me di otro baño urgente y mientras me ponía mi lencería más sexi llamó Toño. Le di mi dirección y me puse mi batita medio transparente blanca, tanguita blanca pequeñita y un diminuto sostén blanco, me perfumé en las partes donde estaba segura iba a poner sus labios el  hombre que me iba a hacer verdaderamente mujer. Cuando me ponía esa ropa mi marido se volvía loco y literalmente me comía vivita, lamentablemente me dejaba siempre con ganas de seguir siendo penetrada, pero ya no era culpa de él, su pene no tenía el tamaño necesario para hacerme sentir realizada sexualmente.

Llamaron a la puerta, era Toño, bajé las luces a un tono más tenue y abrí. Al ver al hombre que me había alborotado todos mis sentidos, me dio cierto temor pero me dije, es ahora o nunca Albi. Entró a la sala y traía una botella de vino que se llama "l tren de la medianoche". Mi marido lo llama el "baja calzón" . Pero yo no necesitaba ningún estimulante, sin probar el vino, mi calzón estaba listo para ser bajado cuando esa ricura de hombre lo quisiera hacer. Me dio un vaso de vino y mientras yo me levanté para bajar más más la luz lo sentí llegar por mi espalda, mientras se me pegaba en mis nalguitas (dice mi esposo que son nalgotas) su boca se ponía a hacer maravillas en mi cuello y su mano apresuradamente bajó a mi tanguita, la levantó suavemente y se apoderó de mi ita, esa cosita que sólo había sido de mi espos, pero que esta noche iba a ser solamente de él.

Bueno,ya es tarde y me voy a dormir, pero lo que si les puedo decir es que ese hombre me hizo el amor toda la noche. Por todas partes, en  toda posición, me dolía hacerlo por atrás, con este hombre, con un pene de casi el doble que mi marido, lo que sentí fue placer, simplemente placer y más placer. Ese hombre lo hace todo rico, besa rico, acaricia rico, mama rico, muerde rico y culea riquísimo. No se si lo vaya a hacer otra vez con él, pero si me busca, tengan la seguridad que lo haré encantada y con todas las ganas posibles e imposibles. Si lees este relato Toño, te digo desde aquí que fuiste el hombre que me hizo sentir mujer de verdad. Nunca te olvidaré, pase lo que pase, pero tampoco dejaré jamás a mi esposo. Solamente llámame y me tendrás a tu lado. debo decirles con sinceridad que Toño me pidió que le regalara mi tanguita blanca autografiada, en vez de firma le puse mis labios con colorete rojo en la parte que cubría mi intimidad, la parte donde sus labios y su lengua hicieron tantas cosas ricas. Ah, me olvidaba, por fin puedo decir con orgullo que esa noche grité tanto de palcer que la garganta aún me duele, por eso y por otras cosas más que hice con su rico pene.

Albi