No puedo resistirme a mi hermanito

Luego de desvirgar a Alberto, Carolina nos cuenta su segunda experiencia juntos

Soy Carolina, la hermana de Alberto( http://www.todorelatos.com/relato/122279/). Luego que lo desvirgamos entre Johana y yo me sentí muy avergonzada. Tenía miedo que nuestros padres se enteraran porque me odiarían para siempre. Alberto es muy consentido y mi mamá lo protege demasiado. Cuando nos despertarmos le dije que esto no podía saberlo nadie porque nos meteríamos en problemas. Alberto es un chico muy tímido y con poca malicia, sin embargo cambió mucho después de lo que hicimos, al menos conmigo. Los días siguientes se puso muy cariñoso conmigo, me abrazaba y me besaba a cada rato y luego disimuladamente me pasaba la mano por los senos o el trasero.

Yo me moría de ganas de volver a tener relaciones con él pero al mismo tiempo sabía que aquello estaba mal, me sentía culpable. Alberto ni siquiera había terminado el bachillerato y para mí todavía era un niño pequeño. Johana me decía que no pensara tanto en esas cosas que fue algo que pasó y ya. Una tarde nos quedamos solos en la casa. Yo me metí a bañar y cuando salí Alberto me estaba esperando en mi cuarto, apenas entré me saltó encima. Nunca lo había visto así. Me quitó la toalla y me empujó a la cama.

-Hermana, por favor, vamos a hacerlo otra vez, no dejo de pensar en ti y en lo que hicimos.

-No, Alberto, esto no está bien, esa vez fue un error.

-No digas eso, hermana, yo sé que lo disfrutaste.

Y mientras decía eso me recostaba su erección en mi vagina. Mi hermanito estaba a punto de violarme y en vez de indignarme me estaba excitando. Me besaba el cuello, me agarraba las tetas, sentía su pene duro en mi entrada, si no fuera porque no se había quitado el interior ya me hubiese penetrado. Tuve que golpearlo para quitármelo de encima a pesar de que nada me hubiese gustado más que sentir esa verga caliente dentro de mí. Alberto se fue molesto para su cuarto y yo pasé el seguro de mi puerta. No aguanté y me masturbé con furia, mordiendo la almohada para no hacer ruido.

Esa noche me fui a dormir donde Johana pues necesitaba tiempo para pensar. Estaba muy preocupada por la situación porque no sabía si podría aguantarme las ganas de tirar con él. Le conté a Johana lo que había ocurrido. Estábamos en su cama y ya en pijama cuando eso. Ella me pidió que le diera todos los detalles. Sentí que su respiración se iba entrecortando hasta que me agarró una mano y la metió dentro de su pantaleta, empezó a restregarse. Alguna vez habíamos estado a punto de besarnos pero nunca había pasado. Me besó en la boca.

-Marica, siempre había querido hacer esto contigo.

No dije nada, sólo me dejé llevar por ella. Yo nunca había estado con una mujer aunque tenía curiosidad. Su piel era suave y blanca. Era una sensación extraña sentir su cuca hirviendo, se sentía diferente a la mía pero a la vez parecida. Nos desnudamos mutuamente. Tomamos turnos para chuparnos las tetas. Y así mismo nos fuimos acomodando en un 69 de lado hasta hacernos acabar una a la otra. Nos quedamos dormidas abrazadas. Lo último que me dijo fue: Tienes que volver a cogerte a tu hermano.

Cuando regresé a casa Alberto no me hablaba. Se veía que estaba molesto conmigo. Hasta mi mamá me preguntó qué pasaba. Le dije que no sabía. Quise hablar con él pero no me abrió la puerta de su cuarto. Así pasaron varios días hasta que nuestros padres se fueron a Caracas a llevarle unas cosas a mi hermana Patricia que vivía allí. Ese día estaba decidida a dejarme coger una vez más por Alberto.

Primero me fui a bañar y dejé la puerta abierta. Pero él no se dio cuenta. Luego lo llamé varias veces para que viniera al cuarto. Como no aparecía opté por hacer algo más arriesgado. Le mandé una foto desnuda por whatsapp y le dije que viniera. No tardó un minuto en entrar. Me acosté en la cama con las piernas abiertas ofreciéndole mi cuerpo entero. No dijo nada, sólo se me lanzó encima, esta vez se sacó su inmensa verga y me penetró de una. Menos mal que estaba excitadísima y entró fácil. Se movía con rabia.

-Eres una puta, hermana

Me ofendió que me dijera así pero no podía hacer nada, era más grande que yo y estaba encima de mí. Me siguió insultando. Diciéndome que no lo volviera a rechazar, que me acusaría si no hacía lo que le pidiera de ahora en adelante. Yo no podía decir nada porque estaba entre asustada y excitada. Me sentía sucia con las cosas que me decía y eso hacía que me mojara más.

En una de esas me volteó y me puso en cuatro. Empezó a cogerme como una ametralladora mientras me decía puta, tuve mi primer orgasmo del día así. Luego me lo sacó y lo restregó contra mi culo. Al principio no entendí que estaba haciendo pero todavía sentía las secuelas del orgasmo que había tenido. De pronto sentí su verga en la entrada de mi culo y antes que pudiera decir no ya lo había metido. Sentí mucho dolor que se mezclaba con el placer que había sentido apenas unos minutos antes. No había nada que hacer excepto intentar relajarme. Alberto no iba a dejarme ir. Era la primera vez que tenía sexo anal.

Al poco tiempo el dolor fue dando paso al placer. Con una mano empecé a tocar mi clítoris mientras Alberto me daba por el culo, estaba extasiada con las sensaciones que me invadían.

-Hermana, eres una puta, te encanta que te coja por el culo

-Hermano, perdóname por haberte rechazado, no volverá a pasar, ahora cógeme más duro hasta que acabes.

Lo dejé que siguiera haciéndolo. Pero cuando iba a acabar lo sacó de golpe y me lo puso en la boca.

-Abre la boca hermana, sabes que lo quieres.

Cuando vi su pene me lo metí entero sin decir palabra. Escucharlo decir eso me hizo tener otro orgasmo, más fuerte que el primero. Sentía mi culo palpitar todavía. Lo miré a los ojos y acabó en mi boca. Me lo tragué todo. Una vez que nos calmamos me pidió perdón por haberme tratado así y le dije que no importaba porque era su perra y haría lo que quisiera de ahora en adelante.