No puedo dejar de ponerle cachos

Nunca imagine llegar a este punto, pero no me arrepiento, puedo parecer loca y a muchos este relato no les guste pero fue asi como paso.

Como pareja hemos tratado de todo, nos perdonarnos, fuimos a terapia, consejos de familia y amigos, que aparentemente para todo el mundo incluido mi esposo funcionan. Pero la verdad es que yo estoy loca por volverlo a hacer, ya ha pasado 1 año y me estoy volviendo loca, y no solo es la necesidad de un pene más grande y grueso, si no otro olor, otro sabor, otros brazos que me dominen y me aprieten como la zorra que soy por dentro, esa zorra que no se resiste si le ponen de frente un buen miembro.

No dejo de imaginar cosas, tengo muchas fantasías con muchos hombres pero una de las más grandes sin duda es la de obligar a mi esposo a ver como otro hombre me da verga sin compasión. Y así es como empezó todo esto. Tal vez me juzguen por lo que hice pero tenía que hacerlo. Me estaba volviendo loca gracias a eso estoy actualmente separada y no sé qué va a hacer de mi matrimonio, pero valió la pena cada segundo de placer. Cada centímetro de pija dentro de mí, cada orgasmo que sentí y toda la leche que me trague.

Pase un par de meses planeándolo, tenía que encontrar a la persona y el momento adecuado, y fue más fácil de lo que pensé, no tienen idea la cantidad de personas en páginas web dispuestas a todo en el sexo.

Bueno este chico se llama Fabio, es alto, corpulento, afro descendiente. En su perfil se le veía bien dotado pero con todo decidí preguntar y me respondió que si 23 cm para mi eran suficientes le dije sí, me mando una foto en el chat que mantuvimos y quede satisfecha, era lo que quería obvio se me hizo agua la boca, esa noche me masturbe viendo esa buena verga, ya quería tenerla entre las piernas. Me entusiasmé mas con el plan, pero aún faltaba que una vez que le explicara, el acepte, después de que le dije lo que quería hacer, hubo un silencio incomodo, seguido de una risa y un -estás loca pero acepto-.

Llego el día, mejor dicho la noche, durante la mañana y tarde pasee por toda la casa provocativa y coqueta tenía que hacer que para la noche este súper excitado, así como yo, me agachaba, rosaba su paquete. Le decía cosas sucias al oído,-quiero que me montes papi, como tu puta- notaba que mi esposo la tenía dura la mayor parte del tiempo, eso era genial.

Ya en la noche lo cite en la sala y me puse una tanga súper pequeña, negra para hacer juego con mi amante y con encaje y un disfraz de enfermera que había comprado en una sex shop, mientras que para él un par de esposas, y cuerdas de látex. Traje una silla y de una manera muy sexi le quite la ropa y lo ate, muy fuerte para que no escapara (revise un tutorial de nudos en You-Tube). También tenía lista una media para cuando se el momento de tapar su boca. El pobre no tenía ni idea de lo que iba a pasar.

Mi amante ocasional todavía no llegaba, así que mientras tanto le di a mi esposo su buena mamada, muy profunda, su verga no era muy grande asi que me cabía toda en la boca y ya adentro con mi legua lamia sus bolas, eso le encantaba. pero no tenía que correrse así que había muchas pausas, de repente sonó el timbre, y él se sorprendió mucho, yo lo mire a los ojos y sonreí, me levante para ir a abrir, y me dijo, -que te pasa como vas a salir asi-, le respondí, -tranquilo no pasa nada-

No tarde nada, cuando entramos de la mano con Fabio, se enojó mucho y dijo -quien mierda es el- me acerque y le dije -tranquilo - y le puse la mordaza. Note que ya no tenía la erección por aquel mal momento, luego fui por Fabio  y sin decir nada me arrodille a bajarle el pantalón y agarrar su verga, y ¡que verga la del muchacho!, era un gran pene negro, se veía mas grande en persona, estaba como una piedra de dura, y muy bien parada, ligeramente doblada hacia arriba y ya goteaba jugos. Nunca antes había estado con un negro, empecé masturbándolo frente a mi marido aun enojado, se notaba cuanto le gustaba a Fabio, me dijo que tenía unas tetotas y que me iba a devorar, hablaba fuerte, como que mi marido no estuviese en la sala –eres una re puta- decía- al parecer la verga del cachudo este no te complace- mientras se cogía su verga y la bandereaba para que mi esposo lo mirara, puso ese vergon junto a mi cara, con sus bolas en mi quijada su glande llegaba hasta mi frente. Me desnudo por completo, y puso su palo entre mis senos, entendí el mensaje y le hice una buena rusa, mientras tocaba la cabeza de la pija con mi legua. No quería que se corra y pare. Me puse de espaldas a él con mi culo expuesto para que lo tomara cuando quisiese, mientras quede de frente a mi esposo, puse mis manos en sus rodillas, Fabio bajo a mi culo a lamerlo, lo hacía muy bien, con su boca besaba toda mi vagina de un mordisco, su lengua era del mismo porte que el pene de mi marido, y se abría paso deliciosamente entre mis labios vaginales. Mientras yo gemía de placer en la cara de mi marido, que no creía lo que estaba pasando.

De repente Fabio se detuvo y sentí que su cuerpo se incorporaba, cuando concebí el rose de su huevote en la entrada de mi húmeda vagina. Era el momento de la penetración, mi culo se movía solo como perra en celo buscando su pene, mientras en la cara le decía al cornudo –esto es un verdadero hombre- ni termine la frase cuando Fabio me clavo hasta el fondo su pene, provocando un grito de placer intenso. Fui ahí cuando para mi sorpresa el pene de mi esposo se paró, el sonido de la verguiza que me daba mi negro éxito hasta a mi esposo que la tenía dura, le excitaba como follaban a su mujer.-deme papi, dame- gritaba. –Toma puta- decía Fabio. Con mi mano empecé a masturbar a mi esposo. Y sentí un pequeño cargo de conciencia, así que dije. – ponme la verga en la boca negro que te la quiero mamar- me di la vuelta y me senté en el pene de mi esposo mientras que chupaba la pijota de mi amante. Para el cornudo era excitante ver cómo me ahogaba y con ese gran pene negro.

Decidí desatarlo, todos ya estábamos muy calientes, así que el show iba a continuar, cuando le saque la mordaza de la boca lo primero que dijo es –compartamos esta puta-, Fabio asintió con la cabeza y dijo -te felicito guey esta si es hembra- mientras me tomo de la cintura y me levanto, yo lo abrace con las piernas y me penetro parado, mi esposo observaba como esa pija me partía en dos. Me azotaba el trasero y decía –vente perra- no aguante más y llego mi primer orgasmo, pero al segundo esa pija se salió y decepcionada dije – Noooo no pares dame más huevo-, pero como Fabio me tenía trenzada y mis manos también garraban su cuello, en un gesto muy amable mi esposo agarro sin pena ese pesado peno y lo volvió a meter en mi abierta vagina. Solo dije –gracias mi amor-  Fabio después de un rato me dio la vuelta y sin soltarme dijo –dale te toca- el pene de mi esposo entraba con mucha facilidad en el hueco que había dejado el huevaso anterior, pero le encantaba. Y a mi también, literalmente yo estaba sentada en el pene de Fabio mientras mi esposo me follaba. Incluso podía ver como sus bolas golpeaban el glande de Fabio. Mientras eso pasaba yo me masturbe para alcanzar mi segundo orgasmo. Fue profundo y entre gemidos les dije –los quiero a los dos adentro- empuje a Fabio al sofá y cabalgue su pijota mi esposo se puso atrás y de a poco fue penetrando mi culito. Los dos empezaron a darme tan fuerte que me corrí de nuevo, a la vez que me chupaba un dedo de Fabio imaginando otra verga en la boca.

Mi esposo y yo sentimos que Fabio se venía, yo iba a dejar que me llene de leche pero mi esposo salió de mi culo, me puso de rodillas y dijo –Dale negro. En la boca, que se la trague- Fabio se paró y puso su verga frente a mi cara, el cornudo empezó a masturbarlo y cual manguera me baño de semen la cara. Con la otra mano se masturbo y cuando le iba a salir hundió su pequeña pija en mi boca y la soltó adentro. Me la trague enterita.

Fue el mejor palo de mi vida. Cada noche me masturbo pensando en aquella vez, valio la pena incluso que mi esposo se haya ido de la casa. Pero sé que volverá, mientras lo hace paso de verga en verga.