No puedo dejar de pensarte...

Esta historia se desarrolla en una pequeña pero acogedora casa, quizás sea porque sirvió, para el cómplice encuentro de dos personas, que anhelaban y hasta podría decirse necesitaban que se diera este encuentro.

Esta historia se desarrolla en una pequeña pero acogedora casa, quizás sea porque sirvió, para el cómplice encuentro de dos personas, que anhelaban y hasta podría decirse necesitaban que se diera este encuentro. Ella siempre asistía nerviosa, -nunca se lo pudo explicar con palabras- pero era evidente, porque lo demostraba con su comportamiento,-él jamás podrá imaginarlo- y es que aunque lo deseaba tanto como él, para ella, esos encuentros siempre significaban más y siempre quedaba con el deseo de que se repitieran. Está pequeña casa, no podrá ser borrada de su memoria porque es parte de sus experiencias; sexuales, íntimas, personales, son

de esas vivencias que hacen interesante y marcan tu vida.

De todos los hombres que han compartido su vida sexual,-que tampoco son tantos- este es alguien muy especial, porque siempre procuro (y lo logró) darle un placer infinito. Sus manos recorrieron palmo a palmo su cuerpo, esas manos conocieron, cada lugar, cada poro, y él quizás nunca percibió el efecto electrizante que al contacto de su piel con la de ella producía. Sus cuerpos se conocieron, así como antes sus almas se habían abierto, no se puede hablar de entrega, sólo se puede hablar de compartir y conocer un mar de emociones sexuales que brotaban y emergían sin miedo a inundar ese maravilloso espacio compartido.

El conoce como dar placer, sus dedos, su lengua, su boca, su sexo, su olor… su peculiar olor; que ella, aún de vez en cuando evoca y en su memoria se hace presente, en un inconsciente pero maravilloso acto que no desea dejar escapar. Pero hablemos de su lengua, de cómo la posaba, de cómo hacía que su clítoris gozará arrancándole suspiros y gemidos, su lengua se enredaba y jugaba con su bollito, y hacía brotar un líquido traslúcido, que él sabía beber y que a ella tanto placer le daba. El hecho era como él saboreaba, la manera como ella se chorreaba. Podríamos incluso decir que ella en ese momento era poseída por sensaciones pocas veces experimentadas aunque sus amantes anteriores también le habían proporcionado caricias parecidas. Su lengua, jugaba con sus pezones, apretaba y amasaba sus tetas de una manera que ella disfrutaba , y le resultaba fascinante verle dibujado en su rostro la lujuria, sentir como cambiaba su olor corporal, observar las diferentes expresiones cuando disfrutaba del más salvaje placer, dentro de lo sublime de sus encuentros.

Ella, no podía (tampoco quería) dejar de mezclar el sentimiento con el placer, con la lujuria, con el deseo de poseer y ser poseída, de lamer y de chupar y de conocer ese cuerpo que por breve instantes fue de ella. Le rendía pleitesía, era admiración, adoración mezclada con una pasión infinita, en cada beso, en cada lenguetazo, en cada lamida, cada vez que le mamaba su verga, era parte de su ritual personal, y en ella sólo existía la intención de que él quedará plenamente satisfecho. Cuántas fantasías no habían sido conversadas, planificadas?, y todas se le agolpaban de momento en su recuerdo, y siempre quiso entregarle y darle ese mismo placer que él antes le había dado. Lamer y besarlo desde la punta de sus pies era la manera simbólica que ella encontró para explicarle sin palabras que se rendía ante su presencia, sus manos acariciaban sus pies, su lengua recorría sus piernas, y llegan justo a posarse en ese trozo de verga que para ella era la gloria bajada del cielo, -si es que el cielo existe-, lamerle y chupar sus huevos, no desear que su leche se derramara demasiado rápido, porque quería que ambos extendieran el placer al máximo. Su lengua seguía recorriendo cada palmo de su anatomía, -el ajeno a sus pensamientos, incluso a sus sentimientos aunque no del todo, ella también estaba ajena a los de él, se los respetaba, era inevitable, así es ella, enmarcada entre lo sublime y la lujuria; lujuria que el supo sacar muy bien a flote - sin embargo ambos se entregaron sin reservas,-eso aún lo quiere pensar ella- de eso; quedan como testigos mudos, esas paredes, de esa especial casa, cada rincón de su anónimo refugio. Le encantaba tocar y delinear sus facciones, memorizarlas, recorrerlas a beso, recorrerlas con la punta de su lengua, y concluir con un beso, lujurioso donde la saliva saliera como el trofeo en que ambos sin competir, competían por volver a succionar.

Era una competencia, sin existir tal competencia, ambos querían dar el máximo de placer. Para eso están ellos, no conciben el placer de uno sin darle placer al otro. Así lo entendían ambos, sabían que eran circunstanciales estos encuentros, quizás sea por ello que cada espacio, cada segundo compartido se entregaban con un ímpetu que marcaban las horas y las convertían en siglos, -así lo sentía ella- Ella necesitaba demostrarle que sus complejos llegaban a desaparecer estando con ella, porque para ella lo más importante era el estar junto a él, viviendo aquellas experiencias. Cuánto goce puede disfrutar el ser humano –la mujer- en un momento determinado, no existe nada mejor que dejar brotar la imaginación, saltar y barrer los obstáculos que te presenta y te inculca esta sociedad castradora del ser humano, y mucho más, cuando de deseos femeninos se trata. Lo habrá entendido él en su momento?

La comunión de cuerpos, se dio, su verga la penetro, él la hizo muchas veces plena, la hizo suya, la tomo por completo, sin pedirle permiso a la vida, porque su vida precisamente era él. El hecho de cogerla, para ella, era la entrega total, era darle lo que desde hacía mucho quería entregarle, no sólo su sexo, sino su vida, la cogió de mil maneras, en todas las posiciones, en forma de perrito, por detrás, con la paciencia que ella necesitaba que le tuvieran para poder romper esquemas mentales, para no mentalizarse y prepararse para el dolor, que difícil es a pesar de todo tirar al traste todos los tabúes que te inculcan desde niña, lo entendería él? Que rico fue sentir esa verga entrar por su culo, esa sensación cuando el la embarraba de mantequilla para facilitar la penetración, ese juego entre sus cuerpos, ese toque sublime convertido en pasión. Ese deseo llevado a cabo para no causar dolor.

Dice el refrán que el agua derramada jamás puede volver a estar como antes, así mismo, ella jamás luego de este encuentro volvería a ser la misma, él quizás sin proponérselo la cambio y marco maravillosamente para siempre.

Sus atenciones, sus gentilezas, sus caricias, sus besos, le marcaron y le indicaron lo que luego ella debía exigirle a su pareja, ninguno de los dos entendía el silencio del otro, y es que compartieron tantas cosas previamente que inevitablemente existía y se daban esos espacios que cada cual supo respetar.

Para ella, sentir un breve pero cierto contacto con su piel, era demostrarle sus sentimientos –que él conocía muy bien, así como ella conocía los sentimientos y las limitaciones de él, tácitamente fue aceptado, en el marco de esa sinceridad que ambos en un momento se expresaron, pero que poco a poco ella comenzó a sentir que todo daba un vuelco-, existía el sentimiento de protección, los deseos desenfrenados de revolcarse en una cama, en el piso, compartir la ducha, de sentir como una vez más él le clavaba su verga, mamársela, deleitarse, extasiarse con sus olores, ella ahora quisiera tener la certeza de que esos breves pero profundos momentos robados a la vida, son parte de sus recuerdos. Y quiere dejarle muy claro que ella acepta las vueltas de la vida. Y que como nunca antes, nadie lo hizo con él, ella lo comprende, lo apoya y desde la distancia lo insta a luchar por lo que significa su verdadera felicidad.

Que fácil se agolpan los recuerdos, llegan a parecer que fue ayer cuando compartieron tantas cosas, parece que el tiempo se hubiese detenido maravillosamente, y siente su verga hincharse detrás de ella, cuando juntos realizaban fantasías montados en el transporte público. Para ella era natural tocarlo, para ella era necesario hacerlo, lo deseaba tanto, con él no existió la barrera, quizás porque el en su momento le brindó la confianza necesaria, para no quedarse con los deseos de cumplir sus sueños y fantasías por más descabelladas que estás parecieran, el siempre le transmitió la confianza para que así fuera, le dio el valor necesario, ella infinitamente se lo agradece.

Tiene grabada cada palabra, cada gesto, cada roce –intencional y sin intención- sentido y vivido, cada mirada, recuerda cuando en otro espacio sus besos desenfrenados terminaron por tirar al cesto de la basura sus principios,-y no tiene remordimientos, ni siente vergüenza- recuerda esa verga despertar cuando tocaban los temas sexuales que ambos tanto disfrutan. Pasa el tiempo, ambos recorren caminos muy distintos, ahora ella no espera nada de él, sólo que la complicidad, la amistad, la solidaridad sigan presentes como antes, como siempre, es muy difícil que vuelvan a compartir espacios de complicidad como el primero pero en ella queda la certeza y la satisfacción de haber encontrado por breve tiempo el sueño que creía era difícil realizar.

Ambos siguen con encuentros fugaces, no como antes de conocerse, cada cual ahora tiene un rol distinto que cumplir, ella lo extraña, lo compara, (sin proponérselo) y sabe que el pasado inexorablemente queda atrás, que debe continuar su camino, no existen reproches, porque cada uno de manera madura siempre expuso sus sentimientos. Ella elude aún el contacto sexual con otros hombres, no tanto por él, sino que aún no se siente preparada para comenzar una nueva relación, o al menos una relación de encuentros sexuales fugaces, ella nunca lo fue, no debe serlo ahora, sin embargo siente y tiene necesidades que más tarde o más temprano la llevarán a compartir nuevamente espacios de complicidad, de lujuria, de placer, y volverán a conversarlo (a escribirlo) su amistad da para ello, y cada cual entiende que lo vivido fue parte de una maravillosa experiencia

Ella aún quiere decir muchas cosas, expresar lo que él con toda su intencionalidad no la dejo, porque la puso nerviosa, porque él conoce sus sentimientos, pero ella escapo, escapo de él, de ella.

Pero si te parece bien, esa será la otra parte de está entrega, que no lleva detrás de sí nada más que el deseo de compartir contigo nuevamente lo que para ambos es indispensable en su vida, el sexo, sin perjudicar, sin dañar y mucho menos sin ofender a terceros.

Con todo mi aprecio y mi cariño el mismo de Siempre!

Ella está sentada, disfrutando de un "buchito" de café, una taza que él amablemente le ha ofrecido, acaban de despertarse, ella siempre ha sido una dormilona empedernida, le agrada el gesto de que le lleven el café a la cama, es la primera vez que ella es objeto de tal cumplido, se siente rico!!! siempre fue ella la que se dedicaba a esos detalles. Compartieron una cama que no les pertenece, y que sin embargo es testigo mudo de lo que aconteció momentos antes.

Intercambian ideas, comentarios… el vuelve a la cama, y ella de un solo impulso comienza a hacerle cariño, en esos gestos va implícito lo sexual, pero también llevan una carga enorme de ternura… Para ella siempre ha sido importante las demostraciones de afecto y mucho más, previas al juego erótico, no concibe no dar las demostraciones de lo que siente, ayudada por sus dedos, por sus manos, por sus labios, por su lengua, todo es el conjunto perfecto para una entrega llena de lujuria. Comentan todas las fantasías que en su momento se escribieron y compartieron, y de está natural manera en ellos se va desarrollando el deseo de volver a compartir sexualmente la cama. Ella se arrodilla, comienza a jugar con su verga dormida, la lame, la chupa, la acaricia y su verga comienza a despertar, reacciona… Ella, comienza a disfrutar de lo que hace, mientras el acaricia su espalda, quieren verse ambos el rostro, quieren ver en sus rostros como se refleja el placer. Cambian de posición, ella se encarama en la cama, el recoge su cabello para observarla, para deleitarse en la imagen que se proyecta y sentir lo que su cuerpo experimenta. El se incorpora y suavemente la recuesta de la cama, -maravillosa cama- y comienza por lamerle los pezones, hasta lograr que estos se pongan duros, los masajea y le comenta que le gusta su textura (para ella siempre han sido un complejo, y si tuviera que operarlos los pondría mucho más pequeños), su exquisita lengua sigue haciendo su trabajo, ella cierra los ojos y se dedica a experimentar el placer que él le ésta brindando. Sus bocas se unen en un beso… largo, húmedo, cálido, profundo, rico… Es el preludio a lo que luego ocurrirá, dos personas desbocadas en busca de placer y deseosas de darlo igualmente. Sigue él, recorriendo su cuerpo, sus manos no dejan de acariciarla, mientras que las uñas de ella, no dejan de delinear su espalda y cuando el placer es pleno casi sin querer se las entierra, expresándole como disfruta y como le gusta el juego de su lengua, con su cuerpo. El, nuevamente posa su lengua, su boca, en su húmeda rajita, en su deseoso bollo, es tal el placer que experimenta que ella intenta hundirle su cabeza dentro de sus piernas, la aprieta contra ella, le alborota sus cabellos, y comienzan los gemidos y las respiraciones entrecortadas. Busca uno de los regalos que ella le ha dado, especialmente para estos secretos y cómplices encuentros, una chupeta… Chupeta que lo ayuda a este juego maravilloso de placer y que tan bien él utiliza y que ella tanto disfrutará. Se confunde su lengua entre las lamidas de la chupeta y su bollito, ella sigue gimiendo y deseando, el con una calma preciosa se deleita en darle el más grande de los placeres, no hay prisa… Ella desea retribuirle igualmente todo el placer que ella está sintiendo. Cuando ambos están en el punto máximo, vuelven a cambiar de posición y ella recostada de la cama y el detrás de ella comienza poco a poco a penetrarla, ella casi grita de desesperación, pero entiende que ese juego, es lo que ambos; más disfrutan, sólo que ella desea ser cogida y sentir el calor de su verga adentro, es una de las maneras de apagar su fuego interno que de manera perenne existe y convive con ella. Así cómo es parte de él, ese deseo, esa lujuria, esas ganas perenne de meter su verga en una cálida rajita, deseosa de dar y entregar ese mismo fuego que casi pareciera consumirlo.

Continúan dándose el mayor de los placeres, gozando al máximo uno del otro, haciéndose comentarios que suben el grado de excitación, ese acoplamiento que logran y que los lleva al máximo grado de excitación y terminan en un orgasmo estruendoso, divino, y pleno… Ella, sin quererlo (pero le es inevitable) enciende un cigarro, complementa su placer, espera que él lo entienda, aunque no le guste, y luego de… ella va al baño a intentar quitarse el terrible olor de su vicio, tan sólo para que el siga estando a gusto.

Salen del lugar que les sirve para sus encuentros, ella orgullosa de compartir con él, esos momentos. Comparten en otros espacios, disimulan ante el mundo, la pasión que compartieron momentos antes. Y de vez en cuando sus miradas se cruzan, ella nota un brillo especial en sus ojos, quizás es porque le encanta, verse reflejada en esos ojos color del tiempo, disfruta de esos roces casuales de mano, de hombros.

Ella nuevamente se retira a su mundo, a recordar y plasmar en el papel, todo lo que significan para ella esos momentos, estos quedarán como parte del recuerdo que la ayudará a tener la certeza de que no fueron parte de un sueño las experiencias vividas.

No le cabe en el pecho todo lo que siente, aunque no tenga con quien compartirlo,, decide hacer cómplice sus hojas de papel, que en silencio aguantarán todo lo que ella desea expresar. Escucha canciones, escucha y se deleita con el cantar de los pájaros, de donde ella viene, son casi imperceptibles, es un mundo rápido, frío, no como este donde se desarrolla su vida ahora, que con carencias y defectos, le gusta y disfruta, claro!!! Él es la mayor razón, sin embargo se convence que de donde es él, hay la posibilidad de desarrollarse como ser humano, no se tasa a las personas por el dinero o los bienes que poseen, se demuestra la solidaridad, ella luego diría, "muchas de nuestras necesidades son impuestas, inventadas… lo segundo que más me gusto es que el ser humano se desarrolla plenamente, independientemente de…"

Siguen sus oídos embriagados con el cantar de los gorriones, siguen sus ojos embrujados con los colores de los muchos atardeceres; y sigue su piel extrañando a la persona que le brindó él placer… ese placer que él le entrego

Último Encuentro

Pasaron los meses, cada cual siguió su camino como correspondía, ambos entregados a sus proyectos de vidas, sin embargo una mala jugarreta del destino los puso nuevamente cerca. No era para nada igual un encuentro del otro, muy al contrario ya sus vidas habían tomado caminos muy distintos.

Se produjo el encuentro, de parte de ella el nerviosismo era evidente, de parte de él, una tranquilidad que se da producto a esos mismos rumbos distintos. Aunque ella pensaba muchas cosas, sentía otras, se dedicó a su nueva misión, a su nueva prueba ante la vida.

Se dieron pocos encuentros, -quizás más de los que ella muy en el fondo pensaba que se darían- siempre estaban cargados de una solidaridad, de un apoyo incondicional, de muestras de afecto que ella jamás podrá olvidar y es una razón más, por la que siempre lo guardará en sus recuerdos como alguien que llegó a ser tan especial. No se equivocó, era inmensamente humano, sensible, sincero. Suficientes atributos para llegar a pensar que en su corazón siempre tendría un lugar especial. Está vez, sirvió el encuentro para poner las cosas en el justo lugar, para clarificarse a sí misma, y poner un poco en orden sus sentimientos, quizás, si esto no hubiese ocurrido; ella seguiría buscándolo en sus sueños, intentando mantener algo que no sería nunca más. Seguía a pesar de todo enamorada, -para que negarlo- los sentimientos no cambian de un día para otro, y menos cuando se ha querido con la intensidad que ella lo quiso. No obstante, creyó siempre que antes de ella misma, estaba la felicidad de los demás, está vez no sería distinto.

Pasaron los días, semanas y meses, un día como cualquier otro, cuando menos lo esperaba, y ya cuando quizás no lo deseaba, él comenzó una conversación que a ella la puso extremadamente nerviosa, el debió notarlo, dijo cosas, de manera tal que ella, se turbó y su mente se nublo, le era imposible pensar con frialdad –jamás ha podido-, él conocía su lado débil, ella pensó que el lo sabía y que estaba nuevamente jugando con fuego… Salió está vez airosa, con millones de expectativas, de sueños, de alegrías, de pensamientos posibles que le hicieron olvidar por momentos el nuevo rol que jugaba está vez en la vida. Nuevamente lo dejo pasar… pero no dejo ella de sentir.

Encerrada en una habitación, escuchaba canciones que siempre quiso escuchar a su lado, decirle que significaban para ella, que recuerdos le traían de él, que pensó cuando las escuchaba, y muy dentro de ella comenzó una lucha interna… Salió vencida… Volvió a perder, está vez si perdió.

Volvieron a encontrarse, él astutamente –así lo percibió ella- comenzó a buscar los temas que sabía que ella no iba a negarse a seguir, ella también lo disfrutaba, y porque negarlo, ella también lo deseaba, seguía deseándolo como el primer día, seguía hasta entonces manteniendo la esperanza que el viento soplara a su favor… y fue tal la fuerza del viento que se estrelló, él si la conoce, ella se rindió.

Se excitó con los temas tratados, él la buscó, ella intento huir, le pedía que no tentará al diablo, que podía encontrarlo y que era mejor no seguir, él no se detuvo, se besaron, ella necesitaba de esos besos, de sus caricias, sentir nuevamente el contacto de su piel con la de él, su piel lo extrañaba, por más que ella busco en sus caricias solitarias, por más que ella lo evocará en sus masturbaciones, jamás sus dedos produjeron esa sacudida interna que el solo roce de sus dedos causaron en ella, y mira que ella se masturbaba casi a diario pensando en él, lo beso, en esos besos se le iba la vida, deseó se detuviera el tiempo, que no existiera en el mundo nadie más que ellos dos, que ese momento no cesará jamás.

Sus labios, sus manos, su olfato, ella toda lo extrañaba, anhelaba tenerlo nuevamente, le era insuficiente… caricias torpes, deseaba que el la hiciera suya, que la volviera a coger, que la penetrará, que le mamará de nuevo su cuca deseosa de él. Ella no dijo nada, se dejo llevar, se dejo tocar, besó, tocó, lamió, y sintió que el le robaba lo poco que le quedaba, pero también se sentía viva, acompañada

Sus dedos causaron efectos, sus besos casi la enloquecieron, sentir como sus dedos entraban y salían de su húmeda cuca, era casi sentir que se puede tocar las estrellas, en plena luz del día, luego le tocó a ella, lamer, chupar, sentirlo, ella si hubiese sido más valiente le hubiese pedido que se la cogiera allí mismo, en el piso, -nuevamente por miedo y era mejor así se quedo callada-, con un corazón desbocado, con un sentimiento de culpabilidad que estaba a la par de los sentimientos que se le agolpaban en las sienes, en el pecho, en su clítoris, en su cuca, en su culo, en toda ella

Sentía que flotaba, no caminaba, sentía entre una paz, y un ahogamiento, más tarde intentaría calmarse, sería evidente para los demás como se sentía, ahogo las inmensas ganas de llorar, de reír, de gritar. No podía dejar de pensar, de soñar, que en cualquier momento la invitaría a coger, lo deseaba tanto, aún cuando volvía a ir en contra de sus principios y valores.

Se calmó, disimuló, calló, y decidió que era tiempo de continuar su vida, entendió que aquellos 2 años que habían pasado antes de conocerse personalmente debían quedar en los archivos que guarda su computadora, decidió que no podía guardar nada que le trajera su recuerdo, ella tiene bastante, con los que a cada rato le trae su muy buena memoria. Decidió que los sentimientos por el debían extinguirse, se dio millones de razones, pero igualmente tomo la determinación que mantendría la amistad, seguirían siendo compañeros de aventuras cibernéticas, pero decidió que debía acabar con sueños y fantasías que no serían jamás realidad.

Espera el momento oportuno, se dedica a lo que siempre le ha gustado, sigue con su ritmo de vida, quizás un poco más fuerte, se le hace necesario ahogar sentimientos, y volver a vivir en el mundo de la realidad, debe construirse su futuro, volver a empezar… Ella está segura que lo logrará y que ellos seguirán manteniendo correos y experiencias, el callará algunas, ella decidió no guardarse con él ningún secreto, ella cumplirá lo que una vez le prometió, espera que él se cumpla a si mismo su propia promesa de ser feliz, él se lo merece… Ella sigue su vida, lo recuerda, solo eso