NO PUEDO DECIR QUE NO. (II parte y final)
Mi dueña descubre un secreto oculto de mi marido y nos somete a los dos, mi vida toma un final inesperado.
NO PUEDO DECIR QUE NO.
(II y final)
Conforme pasaron los días, Asha se fue apoderando de todo lo mío, ya era dueña de mi esposo, de mí, de mi mansión, ella mandaba, hasta despidió a mis sirvientas para que yo les cocinara, me dio los menús que deseaba degustar, lavaba su ropa, hacía la limpieza; me tenía en sus manos y yo como idiota hacía todo lo que me ordenaba.
Ya quedaba poco de aquella mujer que me impactó un día, de la dama educada que era, pasó a ser una verdadera vulgar, tenía lengua de verdulera; pero el efecto que hacía su presencia en mí, iba en aumento.
Hasta ese momento seguía tratándome con mucha delicadeza, pero ese día todo cambió, venía furiosa, entró somatando la puerta e hizo algo que nunca había hecho, me recibió con una cachetada y preguntándome donde estaba el Coronel, como no había llegado me sentó con mucha brusquedad y se dispuso a cobrar su enojo conmigo. Eso me causaba excitación, que me tratara mal hacía que se humedeciera mi cuchara, estaba caliente y mientras más miedo me daba, mas húmeda me sentía.
ASHA: Llama al hijo de puta de tu marido y dile que venga pronto, que es una orden.
Ella bien sabía que los militares solo saben hacer dos cosas: mandar y obedecer. Lo llamé y me dijo que en unos minutos llegaba a casa.
ASHA: ¿Sabes que hizo el maricón de tu marido?
YO: No, señora, cuénteme.
ASHA: ¡Se lo cogió el marido de tu amiga!
YO: ¡¿El Capitán Rodríguez?! ¿El marido de Fernanda? No puede ser.
ASHA: Ella los encontró en su cama, el Coronel boca abajo siendo ensartado por el culo por el Capitán, ella les tomó unas fotos y te las mando, yo recogí el sobre, me lo llevé al trabajo y lo acabo de abrir. Mira a tu macho marido cómo le entierran toda la verga por ese culo peludo que tiene. Pero me las va a pagar… primero me cortejó como todo un caballero, luego me convenció de coger delante de ti y por último hizo que me enamorara de él, esto no se lo voy a perdonar.
YO: No lo puedo creer ¡Mi marido… ¿maricón?!
ASHA: A partir de ahora lo voy a convertir en mi esclavo o mando las fotos a todos los medios para hacerlo mierda.
YO: Lo siento mucho, señora, me da pena que mi marido le sea infiel y con otro hombre.
ASHA: No le vayas a decir nada, tengo preparado un plan y tú vas a ser mi cómplice.
YO: Sí, señora, ya sabe que yo hago lo que usted me ordene.
En eso entra mi marido.
ASHA: ¡Hola, mi amorcito! Vamos a la cama que tengo ganas de que me des una buena cogida y tú, Gina, prepáranos unos tragos y llévanos algo de picar a la cama.
ÉL: Vaya, estás muy fogosa, como me gusta.
Y me tiró su chaqueta por la cara, ni siquiera se dignó mirarme, eso ya era costumbre desde que Asha se había pasado a vivir con nosotros, la única diferencia es que ahora ella dormía con mi marido y yo en el cuarto de servicio, hasta uniforme me había puesto. Hice todo lo que me ordenaron y se los llevé a la cama.
ASHA: Amorcito, hoy quiero que me cumplas una fantasía…
ÉL: La que quieras mi Diosa.
ASHA: Ya te la diré más adelante. Gina, desvístenos.
Y yo como sonámbula lo hice, primero a él, sin tocar su verga, lo tenía prohibido y luego a ella tratando de no rozarla.
ASHA: Hoy tengo ganas de ser perversa, Gina, desnúdate, que hoy vas a ser mi perra, mi zorra, mi puta, ven gatea sobre la cama para que mi amorcito te vea ese asqueroso culo que tienes.
Ella se abrió de piernas…
ASHA: Ven, perra, mámame la pepa, quiero sentir que se siente que una lengua de mujer me coma la pusa.
Nunca había hecho eso, pero sin pensarlo gateé hacia esa gruta deliciosa bien cerradita, acerqué mi boca y le di mi aliento, luego saqué la lengua y empecé a lamer toda su cuca, ella daba brincos de placer.
ASHA: Espera perra, me voy a poner de ladito porque quiero sentir las dos bocas en mis orificios.
Many me ganó la partida y se fue directo a chuparle su pusita y yo me puse atrás de ella, le abrí sus majestuosas nalgas y le chupé el culo, le metía la lengua lo más que podía y sentía la lengua de mi esposo en mi boca cuando se relamía la cuca de ella.
Yo estaba que rezumaba de la calentura, porque tenía prohibido coger con mi marido desde que Asha se apoderó de mi vida, así que me conformaba con masturbarme todas las noches.
ÉL: Que rica fantasía, mi amor.
ASHA: No, mi vida, esa no es mi fantasía, ya te la diré más adelante, esta es mi perversión, ver como un matrimonio me dan placer al mismo tiempo, esta noche serán mis esclavos.
LOS DOS: Que rico.
ASHA: Así, así, que rico me chupan, métanme los dedos en mis hoyos, ay que rico, ven dame esa verga que quiero llenar mi boca.
Ellos hicieron un 69 de lado mientras yo me comía el culo de la Diosa, tenías dos dedos de mi marido metidos en su raja y dos míos hasta adentro de su culo, bufaba como condenada mamando verga y siendo lamida por dos lenguas, con tanto placer recibido, dijo:
ASHA: Me vengo, denme más duro, que rico, púyenme más fuerte, chúpame el clítoris, así, así, hummm, que placer, ahg, ya, yaaaaa, yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Y se vino como si nos meara, yo obtuve un premio adicional porque con tanta contracción se tiró un pedo sonoro en mi propia boca.
Mientras ella se reponía, bebieron y comieron y yo tirada al pie de la cama, me sentía la puta más sucia del Universo, mi degradación cada vez iba en aumento y el placer de sentirme humillada también.
Ella tenía un fuego en la mirada que mi marido no entendía…
ASHA: Ven amorcito, acuéstate boca arriba que tengo ganas de cabalgar, méteme toda la paloma en la cuchara… ayyy, así papito, que rica verga tienes, me encanta como me coges, así duro, rómpeme la pepa a vergazos, que riiicoooo… Gina, no te quedes quieta, hija de puta, chúpame el culo… así perrita, lámeme el hoyo, méteme un dedo cabrona, ayyyyyyyyy que rico, muérdeme las tetas querido, chúpame los pezones, me van a matar de placer, para de cerotes, que rico. Ven, Gina, ponle tu sucia cuchara en la boca a mi Coronel… así, restriégale toda la concha en la boca, mámame las tetas… así perrita, así, que rico.
Mi marido me chupó tan delicioso la papaya que me vine en un largo orgasmo mamándole las tetas a nuestra Diosa.
ÉL: Quítate perra que quiero disfrutar esta gran cogida, así mi amor, muévete rico mi Diosa, que culo más delicioso tienes, ay como me aprietas la verga con tu cuca.
ASHA: Ya mi amor, me vengo otra vez, taládrame la pusa con esa vergota, ya, yaaaa, yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, ayy que riicoooooo.
ÉL: Déjame terminar a mí también mi Diosa…
Asha agotada lo dejó con la verga bien parada y se tiró a descansar, y yo sin que ella me dijera nada me dediqué a limpiarle sus jugos con mi boca, le limpié las gotas de su acabada por todos sus muslos.
ASHA: Bien, putita, veo que vas aprendiendo a ser mi esclava.
ÉL: Me duelen los huevos de la calentura mi amor, mámamela para terminar o deja que me coja a tu putita.
ASHA: No, a Gina no te la vas a coger nunca más.
No sabía que sus palabras eran literales…
ASHA: Tengo una mejor idea… solo déjame ir al baño porque ya no aguanto las ganas de mear… y para que me voy a bajar de la cama si tengo mi inodoro humano… ven perrita, acuéstate en la cama…
Lo hice, ella se sentó en mi boca abierta y de su raja comenzaron a salir los chorros de orines que tenías que tragar a borbotones para no mojar las sábanas.
ASHA: Ay que rico, ya no aguantaba las ganas.
Yo corrí al baño a vomitar y al verme al espejo, no me reconocí, estaba toda despeinada con la barbilla llena de mi propio vómito y oliendo a meados, ni las putas hacen esto ¿en qué me había convertido? Cuando volví a la habitación no podía creer lo que veía, Many estaba acostado boca abajo y Asha se amarraba un consolador a su cintura
ASHA: Esta tampoco es mi fantasía, es tan solo otra perversión, gracias mi Coronel por permitirme cumplir el deseo de penetrar tu hermoso ano, me haces la mujer más feliz del mundo.
ÉL: De nada, mi amor, puedes hacer conmigo lo que quieras…
ASHA: De eso puedes estar seguro… Gina lubrícale con tu saliva el culo a tu marido que me lo voy a coger.
Y ahí voy de nuevo a chupar culo, se lo escupí y luego traté de meterle la lengua mientras Asha me ordenaba que le metiera un dedo, luego fueron dos y le llegué a meter hasta tres dedos, como Many se quejaba lo hacía despacio, pero ella me ordenaba que lo hiciera rápido y duro, me nalgueaba muy fuerte, me jalaba del pelo con violencia para que cumpliera su orden.
ASHA: Ya basta, para bien ese culo, Coronel, que hoy vas a saber lo que es una buena moronga, Gina, ven, mama bien esta verga plástica que le voy a enterrar a tu marido en el culo… así zorra, ensalívala toda, muy bien perra, ahora ponle tu cochino sexo en la boca al hueco de tu marido y méate en él mientras yo me lo chimo.
Hice lo que me dijo y empecé a pujar porque no tenía ganas de mear, ella apuntó la verga al culo de mi marido y se la trabó hasta el fondo de un solo empujón y se lo empezó a coger, al principio Many pegaba de alaridos de dolor, hasta vi que le salieron unas cuantas lágrimas, pero al poco rato empezó a jadear de placer, el mantenía la boca abierta esperando mi meada pero no me salía nada.
ASHA: Ya veo que te gusta la verga, Coronel… dime… dime que te gusta la verga ¡Grítalo!
ÉL: ¡Me gusta la verga!
ASHA: ¡¡Más fuerte!!
ÉL: ¡¡ME GUSTA LA VERGA!!
ASHA: ¿Cuántas vergas te has tragado? MARICÓN.
ÉL: Sola la tuya, mi amor.
ASHA: Nada de mi amor, ahora soy tu AMA, dime, no me mientas, maricón de mierda, ¿Cuántas vergas te has tragado? Contesta… ha no quieres decirme la verdad… puja Gina, méalo, hazlo tragar hasta que se ahogue… muy bien perra, báñale la cara a este hueco cerote, así putita, saca ese chorro de lluvia dorada para tu varonil marido… ¿Te gustó maricón, que mi perra te meara?
ÉL: Sí, mi Ama, me encantó.
ASHA: Dale de beber, perra, mientras yo me lo sigo cogiendo… ja, ja, ja mira como se le puso de dura la verga con la chimada que le estoy dando, no que tan macho…
Yo acerqué el vaso a su boca pero con el movimiento no podía darle de beber, Asha dejó de cogérselo y de un solo trago se bebió lo que restaba del vaso.
ASHA: Dime una cosita Coronelita… ¿Te gusta más mi verga… ¡¡O la del Capitán Rodríguez!!?
Ella le sacó la verga y lo empezó a abofetear, él estaba indefenso, no decía nada, ni hacía nada, solo cerraba los ojos.
ASHA: ¿Para qué me enamoraste, maldito? Si no te gustan las mujeres ¿Para qué me enamoraste? ¿Para esto hiciste que me separará de mi marido, hijo de puta? En la medida que te amo, también te odio, destruiste mi vida, maricón…
Cuando terminó de golpearlo tenía las manos ensangrentadas y el rostro de Many estaba desfigurado, ella lloraba desconsolada, tenía los ojos rojos y su aspecto era como el de una vampiresa, él estaba como dormido, pero no era posible, Many tenía aguante para beber y la golpiza no era como para que ella lo desmayara ¿Qué estaba pasando?
Por fin Asha se levantó y me dijo que la acompañara al baño, ella se sentó y empezó a cagar delante de mí.
ASHA: Óyeme bien lo que te voy a decir… cuando le diste de beber lo desmayaste, yo le había puesto un sedante para caballos, esa era mi estrategia y ahora agradéceme que haya descubierto que tu marido era un completo maricón.
YO: Se lo agradezco, señora… ¿puedo preguntarle algo?
ASHA: Pregunta, perra.
YO: ¿Ya no la voy a volver a ver en mi vida?
ASHA: ¿Qué? ¿Te enamoraste de mí?
ASHA: No sé… me gusta ser su esclava, no podría vivir sin que me humille, sin que me someta… por usted he hecho las cosas más aberrantes de mi vida…
ASHA: Lo siento, perrita, yo estaba aquí por el maricón de tu marido, es cierto que me divierto mucho contigo, pero no como para llevarte a mi casa, así que hoy será la última vez que te vea… no llores putita, ya encontraras a otra AMA como yo… pero ¿sabes?… sí hay algo más que puedes hacer por mí…
Se levantó y me dio la espalda.
ASHA: Límpiame el culo… ah, ah, ah… con papel no… hazlo con tu lengua…
Resignada y excitada me hinqué a cumplir la orden.
ASHA: Muy bien, putita, límpiame bien el culo con esa lengua de zorra que tienes, más, mete más adentro la lengua… ¿Te gusta mi mierda?
YO: Si señora…
Y me volqué en el inodoro a vomitar, ella salió del baño y yo me dispuse a ducharme, mientras el agua tibia caía sobre mi mancillado cuerpo aun sentía el sabor a caca de Asha ¿Qué iba a hacer sin ella? ¿Qué iba a pasar con Many? ¿Iría tras ella o se quedaría conmigo?
No sé cuánto tiempo pasé bajo la ducha, pero seguramente fue mucho porque salí con la piel arrugada, salí a vestirme secándome el pelo con una toalla y quede petrificada con esa imagen que nunca olvidaré: Many yacía muerto con su propia verga metida en la boca.
Sonó el teléfono…
YO: Aló…
ASHA: Sal inmediatamente de la casa porque la policía va para allá, piérdete por un tiempo mientras se olvida el asunto.
Y colgó, apresurada metí unas cuántas prendas y dinero en una maleta y salí disparada a Zacapa, mi pueblo natal.
Pasado un año, que fue el peor de mi vida, trabajaba en una tienda de servicio de una gasolinera, porque no podía reclamar nada porque seguramente la policía me estaba buscando.
No tenía amigos, menos amigas, me volví una salvaje.
Una noche que estaba cocinando en mi humilde casa sonó mi celular y fue el momento más feliz de mi vida… no, no era Asha, era mi amiga Fernanda que quería verme, rápidamente preparé mis pocas cosas y me fui a su nueva casa en la capital, toqué a su puerta:
FERNANDA: ¡Gina, querida! ¿Cómo has estado?
YO: Muy mal Fer, ¿Por qué me llamaste hasta ahora?
FERNANDA: Pasa, siéntate que ahora te cuento todo con detalle. Yo tampoco la he pasado bien… luego que encontré a nuestros maridos en semejante situación, me divorcié y me fui un tiempo con mis papás, pero eso sí, el divorcio le salió carísimo porque lo amenacé con contarlo todo si no me hacía millonaria, cuando gané la demanda compré esta casa, me la dieron ayer, por eso hasta ahora te llamé y quiero que te quedes a vivir conmigo.
YO: Gracias amiga, está bien por un tiempo, seguro te vuelves a casar y no voy a estar yo de shute en medio de ustedes dos.
FERNANDA: Ni loca me vuelvo a casar, quédate conmigo.
Me instalé en mi nueva casa, ninguna de las dos trabajábamos porque Fer tenía suficiente dinero para las dos, viajamos, comíamos rico… pero algo faltaba en mi vida, no era feliz. Pasado algún tiempo:
FERNANDA: ¿Te acuerdas que me prometiste algo que no me dejaste hacer?
YO: Ay Fer, si supieras las cosas que hice me echarías de tu casa.
FERNANDA: Cuéntame o de verdad lo voy a hacer.
No tuve más remedio que contarle poco a poco cómo fue que me abofeteaba Asha, cómo le mamé la cuca y las tetas, como chupé culos y quedó con la boca abierta cuando supo que me meó y le limpié la mierda directamente de su culo.
FERNANDA: ¿De verdad hiciste todo eso?
YO: Sí, Fer y lo increíble es que extraño mucho sentirme sometida.
FERNANDA: Y yo que solo quería meterte un dedo en el culito.
YO: ¡Lo quieres hacer?
FERNANDA: Me da morbo.
YO: Espera, solo me bajo el pantalón y la tanga… aquí tienes mi culo, puedes hacer conmigo lo que quieras… así, así, despacito, méteme todo el dedo dentro del culo… ay amiga que rico…
FERNANDA: ¿No te duele?
YO: Claro que me duele, si no hay dolor, no hay placer, métemelo todo, duro, desgárrame el culo, así Fer, más duro, méteme dos dedos… ay que rico, tres, amiga… así hasta el fondo… que placer… gracias Fernanda por devolverme a la vida.
FERNANDA: ¿Y te gustaría que yo también te abofeteara?
YO: Ese sería mi sueño realizado, pégame… no, así no, más duro, más, voltéame la cara… ¡Eso! Otra vez… así Fernandita linda, nalguéame… que rico, más duro, déjame las nalgas coloradas… así que rico…
Conforme fueron pasando los días Fernanda se iba atreviendo cada día a ser más agresiva, más violenta y abusadora conmigo, eso me llenaba de calentura, me despertaba a bofetadas, una noche me pidió que le mamara la cotuza y ella deliró de placer, pero lo mejor fue que ella también lo hizo conmigo. Aprendimos a mamarnos en un 69 mientras ella me metía el dedo en el culo, le gustó mucho la tijera, la volvía loca cuando nuestros chochos se restregaban hasta el orgasmo, luego desayunaba meados y ya no vomitaba, me los tragaba con placer y la prueba mayor llegó un día, (o por lo menos eso creía yo) le limpié el culo después de cagar y hasta llegué a tomarle gusto.
Pero la culminación de mi felicidad se dio una noche en que ella no me dejaba mamarle la papaya, yo insistí y con su mirada perversa sobre mi boca, vio como le chupaba la cuchara llena de sangre y ahí mismo tuve un orgasmo.
Nadie sabe nuestros secretos, si un día se conocieran seguramente fuéramos repudiadas, pero los que juzgan debieran preguntarse ¿Si tuvieran a una enferma como yo, dispuesta a todo, no me someterían?
EL MUNDO ESTÁ ENFERMO… COMO YO.