No puedo decir que no. i
Soy una mujer que descubre como disfruto ver a mi marido con otra mujer y esa mujer tiene un poder sobre mí...
NO PUEDO DECIR QUE NO. I.
Cada vez que cogemos con mi marido, le encanta fantasear que estamos con otras personas, Manuel es un sádico degenerado, hasta con mi hermana pequeña (11 años) me ha sustituido en sus morbosos juegos sexuales, ha fantaseado que le mamo la verga a un subalterno, otras veces me dice que el Presidente me tiene bien ensartada, pero esta vez sí que me sorprendió:
MANUEL: Tengo una fantasía que me está quemando la cabeza…
YO: Dímela papi, ya sabes que soy tu puta y estoy dispuesta a hacer todo lo que me pidas.
MANUEL: Me gustaría cogerme a Asha delante de ti.
YO: ¿A la esposa del Ministro de Educación?
MANUEL: Sería rico ¿No?
YO: ¿Ya te la cogiste? Te pueden matar.
MANUEL: Quiero que se hagan amigas y así poder cogérmela en la casa sin correr ningún riesgo… ahg, que rico, mueve bien ese culo…
YO: Que rica verga tienes Many, métemela hasta el fondo… humm, ahgggg, que rico… ¿Y tú crees que ella se dejaría coger por ti? Es muy altanera… sigue, así, así, que rico humm… ¿Y por qué te la quieres coger delante de mí?
MANUEL: Ay que rica pusa tienes “Asha”, así, así trágate toda mi verga… muévete cabrona, como me gusta saber que soy yo quien hace cornudo al maricón ese de tu marido….
YO: Sí Coronel, que vergota tan rica tiene… me vengo, ahg, me vengo, más, más rápido, más duro deme toda su verga Coronel…
Le seguí el juego para excitarlo y me dio toda su leche en mi cuca.
Al día siguiente, a la hora del desayuno, le pregunté si su fantasía la quería hacer realidad y me contestó con un simple “sí” y se fue.
A media mañana llegó Fernanda, una vecina amiga que era esposa del subalterno con quien mi esposo fantaseaba, entre café y champurradas salió nuestro tema favorito: el sexo, teníamos mucha confianza y ya nos habíamos contado algunas intimidades, en una ocasión que no había agua en su casa me pidió permiso para bañarse en la mía y hasta la vi desnuda, el caso es que le conté la última fantasía de mi esposo, ella quedó con la boca abierta y me preguntó que porqué ella, que habían otras esposas de Ministros más bellas, pero eso sí, tiene un cuerpazo de infarto, medijo; le dije la verdad, que mi esposo le había pedido no sé que favores al Ministro y que éste se había negado y le tenía rabia.
FRNANDA: Pero tú me has dicho que nunca han pasado de fantasear…
YO: Así es, pero esta vez parece que va en serio.
FERNANDA: ¿Serías capaz de ver al Coronel con otra mujer?
YO: No sé, todo es tan nuevo que mi cabeza aún no registra los últimos acontecimientos… hemos fantaseado tanto que yo sabía que en algún momento se iba a ser realidad.
FERNANDA: Yo no soportaría ver a mi marido con otra, ni siquiera contigo.
Yo pensé: Si supiera que me he cogido a su marido en nuestras fantasías, en eso sonó el teléfono.
YO: Aló…
ASHA: Gina, te habla Asha, la esposa del Ministro de Educación.
YO: ¿Qué tal señora, cómo está, en que le puedo servir?
ASHA: No me digas señora, llámame por mi nombre. Me dice el Coronel que te aburres en tu casa y quería proponerte que trabajes conmigo en un programa de alfabetización que empieza la otra semana. ¿Qué dices?
YO: Sería un honor señora… Asha…
ASHA: Entonces te espero a almorzar, te mando mi dirección por WhatsApp, ya tu marido me dio tu número y a ver si de una vez por todas logramos que ese par dejen de pelear como niños.
Y colgó, le conté a Fernanda la conversación:
FERNANDA: ¿La conoces?
YO: No, solo la he visto un par de veces en el Palacio.
FERNANDA: ¿Crees que el Coronel ya se la cogió?
YO: No creo, ya me lo hubiera contado.
FERNANDA: Ay Gina, los maridos no cuentan esas cosas… ¿O usted tienen un trato… o… algo así?
YO: ¡Nooooo! ¿Cómo crees? Somos una pareja normal, que tiene sus fantasías, así como las que me has contado tú.
FERNANDA: ¿Te confieso algo?... a mi marido le encanta imaginar que cuando me está cogiendo, eres tú.
YO: Ja, ja, ja, al mío también le gusta imaginar que me coge tu marido. Y ahora te tengo que despedir porque me debo ir a bañar para estar a tiempo para el almuerzo.
FERNANDA: Tengo curiosidad de verte desnuda, no me vayas a decir que no porque tú ya me viste en cueros.
No sé por qué, pero acepté y le dije que lo hacía porque era sumisa. Ya en el baño ella se sentó en la taza y yo duchándome.
FERNANDA: Siempre me pareciste muy llevadera, pero nunca imaginé que fueras sumisa.
YO: (Mientras me lavaba la panocha) Es que te voy a contar algo que no sabe nadie…
FERNANDA: No tengas pena, sé guardar secretos… que bonita se te ve la cuquita sin pelitos, como de niña.
YO: (Sonrojada) Gracias… te contaba… desde niña siempre me persiguieron los hombres adultos y como mi papá trabajaba y mi mamá se la pasaba del Club a quien sabe dónde, yo crecí prácticamente sola.
FERNANDA: Lávate bien ese culito… que una nunca sabe cuándo lo va a dar, tal vez a Asha se le antoje… ja, ja, ja…
YO: Deja de fregar… te sigo contando, una vez que estaba jugando en el patio, el jardinero estaba orinando y fue la primera vez que vi un pene, él se dio cuenta y lo hacía más seguido, hasta que llegó a tocarme mi cosita de niña y me pidió que se la jalara, no puedo decir que no y menos en el sexo, otro día me pidió que se la mamara y él también me mamó mi cuquita virginal, hasta que pasados los meses me la metió por el culito, yo lo preferías así, aunque me doliera, porque algo me decía que por adelante no, de ahí fueron unos primos que me volvieron media puta y ya no me dolía tanto, creo que hasta me gustaba y hasta un amigo viejo de mi papá le di las nalgas, pero eso sí, seguía siendo virgen de adelante.
FERNANDA: ¿Alguna vez has estado con otra mujer?
YO: ¡Noooo! ¿Por qué me lo preguntas?
FERNANDA: Yo en mi juventud tuve un jueguito sexual con una amiguita y siempre me quedó la curiosidad
YO: ¿Por qué me miras así?
FERNANDA: Es que luego de que me dijiste que no puedes decir que no, tengo ganas de meterte un dedito en ese culito.
YO: Ay Fernanda, no me gustan las mujeres y aunque no pueda decir que no, ahora no tengo tiempo, tal vez otro día…
Nunca me había sentido así, muchos hombres habían abusado de mí, pero nunca una mujer.
Llegué a casa de Asha a la hora acordada, me impresionó su presencia, era una mujer más alta que yo, no diría que era bonita, pero sus rasgos eran finos y distinguidos, era toda una dama, lo que más me sorprendió fue su carácter fuerte y su arrogancia, sin ser maleducada.
Almorzamos rico, me habló de lo que tendría que hacer en el programa y sin más me despidió con mucha cortesía, pero a pesar de eso me sentí como su sirvienta.
Al llegar la noche le conté todo a mi marido sobre Asha, ocultándole las intenciones de Fernanda en la ducha, si lo supiera, seguro me volvería lesbiana.
Él se entusiasmó mucho y me pidió detalles de cómo iba vestida, peinada, lo quería saber todo sobre ella.
YO: ¿Te gusta?
ÉL: Claro ¿A quién no? ¿A ti no?
YO: Debo de reconocer que tiene un cuerpazo y su personalidad es aterradora.
ÉL: ¿Te dio miedo?
YO: Algo así, su mirada es muy penetrante y siento como que me domina, me pone nerviosa su presencia, no sé cómo explicarlo.
ÉL: ¿Te habló de mí?
YO: Sí, dijo que deberíamos hacer algo para que ustedes dos dejen de pelear como niños.
ÉL: Ja, ese cabrón me las va a pagar con el culo de su mujer.
YO: ¿Pero de verdad te la quieres coger delante de mí?
ÉL: Sí, siempre me has dicho que estarías dispuesta a hacer lo que yo te pida, que eres mi puta y las putas como tú no saben decir que no.
YO: Sí mi amor, pero una cosa es la fantasía y otra la humillación.
ÉL: ¿No estarías dispuesta a que te humille? ¿Ya no me amas?
YO: Claro que te amo y confirmo que estoy dispuesta a hacer lo que me pidas, pero no sé cómo me sentiré viéndote coger con Asha.
Esa noche Manuel Roberto estaba muy caliente, me puso boca abajo y me chupó el culo delicioso, luego me metió toda la verga en el culo y mientras me cogía me contaba que ya tenía la estrategia para cogerse a Asha, le iba a mandar una secretaria bien buena y muy puta, para que se lo cogiera y le tomara fotos de su infidelidad:
YO: Sí mi amor, que rico, ya lograste calentarme la cabeza con tu fantasía… no sé por qué, pero quiero verte con otra vieja… ay que rico…
ÉL: ¿Entonces tengo tu autorización para cogerme a Asha delante de ti?
YO: Sí, mi amor, si me coges así, no puedo negarme, además nunca me has pedido mi autorización para nada… sigue, sigue así, hay que rico, me vuelves loca con esa verga que tienes…
ÉL: Me vengo, me vengo, quiero venirme en tu boca…
Y sumisa como soy le mamé la moronga hasta que me explotó su semen en la cara.
A partir de esa noche vivíamos calientes los dos imaginando como se cogería a Asha. Yo me sentía confundida, no podía creer que me diera placer ver al hombre que amo coger con otra, pero me palpitaba la cuca solo de pensarlo, hasta pensé en visitar un psicólogo pero sentí vergüenza solo imaginarlo, por muy profesional que fuera me iba a decir que estaba loca y por supuesto que no estoy loca… ¿O sí?
La relación con Asha se fue afianzando, pero seguía sintiendo ese respeto como miedo que se le tiene a la autoridad, Asha llegaba con frecuencia a cenar a nuestra casa, ya que nosotros no podíamos ir a la de ellos por obvias razones.
Pasaron los meses y una noche antes del cumpleaños de Asha, mi marido me dijo que viera los noticieros…
Al día siguiente… cual sería mi sorpresa cuando veo las fotos del Ministro con la puta secretaria en un motel muy conocido, él estaba vendado y amarrado a la cama mientras ella le tomaba fotos cabalgando al Ministro, yo pensé que estaba re buena esa vieja, me sorprendí deseando a otra mujer ¿Qué me pasaba?
El caso es que el Presidente destituyó al Ministro y ¡Oh sorpresa! Nombró a mi marido, que locura de país, el Coronel Manuel Roberto Calderón era el nuevo Ministro de Educación.
Nos cambiamos de casa a mansión y casi todos los días había reuniones donde siempre estaba Asha, ella se separó de su marido pero no se divorció porque se casaron con bienes mancomunados y la que tenía dinero era ella.
Ahora yo era la jefa de Asha, pero le pedí a mi marido que ella siguiera dirigiendo el programa, él me dijo que si me atemorizaba la despedía, que total ya no tenía sentido porque ya había logrado su venganza, pero le dije que no, que me gustaba mucho esa sensación de sentirme dominada por ella, él sonrió y aprobó mi decisión.
Yo sabía que era cuestión de tiempo y una noche me contó mi marido que ya se la había cogido, sentí una catarata de celos inmensos, pero mi cuquita despedía fluidos como para apagar un incendio.
Esto no era normal, así que llamé a Fernanda para contarle todo.
YO: ¿Qué te parece?
FERNANDA: Que estás enferma.
YO: Lo sé, pero me gusta ¿Qué quieres que haga?
FERNANDA: ¡¿Te gusta ella?! No que no te gustaban las mujeres pues.
YO: No sé Fernanda, no sé si me gusta ella o es lo que me hace sentir su mirada… cuando los imagino cogiendo me excito… vivo pensando en sexo todo el día… me muero por verlos coger… a veces me sorprendo mirando su boca y me dan deseos de besarla… ¿Seré lesbiana de armario?... ¿Qué harás tú en mi caso?
FERNANDA: Visitaría un psiquiatra, pero ya sé que te da vergüenza, así que has lo inevitable: míralos coger y luego me cuentas.
Por fin llegó la tan ansiada noche, Asha llegó preciosa con un vestido vaporoso de terciopelo, parecía una reina hasta en su forma de caminar, se contoneaba como si ella fuera el centro del Universo, o eso me parecía a mí y Many se la comía con la mirada y yo en lugar de reprocharle, no podía quitar la vista de esa escultura.
Cenamos delicioso y ellos bebieron no sé qué licor exótico, a mí no me gusta beber, bueno solo la lechita de mi marido.
ASHA: Many me contó de la fantasía que tienen ustedes dos.
YO: Bueno, realmente la fantasía es de él…
ASHA: ¿Es cierto que te contó que ya me hizo el amor?
YO: Sí señora y me emocionó mucho saberlo.
ASHA: ¿De verdad nos quieres ver juntos? ¿No te vas a arrepentir?
YO: No sé señora, pero como ya le habrá contado Many, soy sumisa y por su felicidad estoy dispuesta a todo.
ASHA: Me gusta eso de sumisa… me he dado cuenta que cuando trabajamos tiemblas como gatita de felpa.
YO: Es cierto señora, me gusta la sensación de sentirme dominada por su presencia.
ASHA: Ya me había dado cuenta y eso me da placer y no solo contigo; hombres y mujeres ya me lo han dicho, eso me hace sentirme poderosa, me gusta tener gente bajo mi mando, pero nunca lo había experimentado en el sexo.
ÉL: Mi amor ¿Serías la perrita de Asha?
YO: Ya sabes que no puedo decir que no, pero no sé cómo me voy a sentir.
ASHA: Yo tampoco, Gina, es la primera vez que voy a tener relaciones delante de alguien más, pero tu esposo tiene una labia fabulosa y me convenció de hacerlo.
ÉL: Bueno, si los tres ya estamos convencidos pues manos a la obra.
Ellos siguieron bebiendo como para darse valor, yo estaba sentada en un sillón, más bien acurrucada, como “gatita de felpa”.
Hasta ese momento ni siquiera se habían tocado.
ASHA: ¿No te molesta si le doy un beso a tu marido?
YO: Para nada, estoy deseándolo para saber cómo me siento.
Y se dieron un beso muy largo y muy húmedo.
ASHA: ¿Y bien, cómo te sientes?
YO: Excitada, pero muy confundida.
ÉL: ¿Y con esto?
La volvió a besar y sus manos recorrían sus nalgas, ella se re pegaba más a él, seguramente para sentir mejor su erección. Y me interrogaron con la mirada.
YO: No sé, me da cómo envidia, pero de la buena, no se vayan a molestar, me gusta verlos, he de ser voyerista y no lo sabía.
Ella se sentó en el sofá y le bajó el zíper para sacarle la verga dura y bien parada que ya goteaba de lo caliente que estaba, Asha la tomó en sus manos y le acercaba la boca sin mamársela, solo le tiraba el aliento y a Many se le ponían los ojos en blanco, lo pajeaba con fuerza y luego le acariciaba los huevos mirándome.
ASHA: Yo también he de ser exhibicionista y no lo sabía, porque estoy disfrutando tanto de la verga y los huevos de tu marido delante de ti, que se la voy a mamar hasta que me llene la boca de leche.
Se metió la verga de Many hasta la garganta y empezó a ser ruidos como de actriz porno, Many le bombeaba la boca con locura y ella le pasaba sus largas uñas por los huevos hasta que no pudo más y se vino a borbotones en su boca. A ella le quedaron unos chisguetasos de semen cerca de su boca me pidió algo para limpiarse, yo sumisa corrí por una servilleta y sin pensarlo le limpié la cara.
ASHA: Gracias, querida, eres muy amable, se nota que come bien el Coronel porque su sabor es delicioso.
YO: Me alegra que le guste.
¿Qué estaba haciendo? ¿Agradeciéndole a una mujer por haberse tragado el semen de mi marido? Y encima yo misma la había limpiado, eso sí que no se lo contaría a Fernanda.
ASHA: ¿No te molesta si me pongo cómoda?
YO: Por favor, siéntase como en su casa.
Esas palabras las iba a lamentar en el futuro. Ella se quitó el vestido y apareció ese escultural cuerpo cubierto nada más que por una diminuta lencería negra de marca. Era una Diosa y lo sabía, antes con el pelo recogido, como acostumbraba a usarlo, no me parecía tan bonita, pero con la cabellera suelta a media espalda y los lentes de contacto grises que usaba se veía espectacular y yo con mi jeans descoloridos y mi blusita de manga larga me sentía como su sirvienta de nuevo y esa sensación, de manera extraña, me gustaba.
Luego de unos momentos Many ya estaba con la verga hinchada solo al ver a Asha cuando se inclinaba para tomar su bebida y desde su perspectiva podía admirar esas nalgas sólidas y turgentes, sin mediar palabra la puso de pie y le desabrochó el bra dejando desnuda su espalda a mi vista, luego se puso a mamar sus tetas mientras le metía la mano entre sus generosas nalgas, ella dio un gemido y echó la cabeza hacia atrás, él empezó a bajarle la tanguita muy despacio y ella levantó los pies para sacársela de en medio, imagino que le empezó a chupar su vagina porque ella arqueaba su espalda y gemía delicioso, por fin la acostó sobre el sofá y pude admirar esos pechos y su cuquita cuidadosamente recortada con un hilito vertical sobre su pubis, se veía muy rica con ese brillo entre sus piernas, Many se las abrió y comenzó a jugar con su lengua por todo su clítoris, ella lo agarraba de la cabeza y cerraba los ojos, Many le levantó las piernas y empezó a chuparle el culo como me gusta tanto que me lo haga a mí, ella se retorcía como gusano que le echan sal y ella misma se acariciaba el clítoris hasta que se vino en un orgasmo delicioso bañándole la cara a mi marido.
ASHA: ¿Les puedo pedir un favor?
ÉL: Claro, cariño, lo que tú quieras.
ASHA: ¿Puedes besar a tu esposa con todos mis fluidos en tu boca?
Many se levantó y me dio el beso más caliente que nadie me había dado, era muy rico sentir el sabor de la cuca de Asha en mi boca.
ASHA: Que morbo me dan… ¿Puedes desvestirlo para mí, Gina?
Sin pensarlo dos veces obedecí y le agarré la verga con ganas de mamársela.
ASHA: Ah, ah, ah… solo desvístelo, nena, esto no va a ser un trío, ustedes querían cumplir su fantasía y yo la estoy disfrutando, pero nada de sexo grupal, ¿entendido?
YO: Así será, señora.
Many tiene un cuerpo de toro, por algo es militar y ella era perfecta para él y no es que yo me sienta de menos, todo lo tengo en su lugar y muy bien proporcionada, pero en versión más pequeña. En ese momento temblaba de la emoción, por fin iba a ver como mi marido se cogería a Asha delante de mí, había costado pero el momento había llegado.
Asha acostó a Many sobre la alfombra y ella misma le agarró la verga para guiarla a su gruta húmeda y cerradita.
ASHA: Te advierto que soy una dama y una puta en la cama… ay, que rica verga tienes Coronel, me llena todita, si lo hubiera sabido antes te hubiera dado las nalgas desde el día que mi marido nos presentó.
ÉL: Sí mi amor, tienes esa cosita hirviendo y muy apretadita…
ASHA: Gina, dile a tu marido como se llama la cosita.
YO: ¿Vagina? (Ella niega) ¿raja? ¿panocha? ¿pussy?
ASHA: Algo parecido… huy que rico, muévete cabrón, dale a esta puta la ración de verga que necesita… dilo Gina, dilo…
YO: ¿Pusa?
ASHA: Así se llama mi cosita, Coronel, dímelo, que te gusta mi…
ÉL: P… es que contigo no puedo, no eres mi puta, como mi mujer, a ti te idolatro como a una Diosa griega, como a Afrodita.
ASHA: Gracias, amor, eres un encanto en tratarme así y tienes razón, aquí solo hay una puta y no soy yo… que rico me coges Coronel, dame verga, más fuerte cabrón, muévete rico, quiero que me salga la punta de tu verga por la garganta para mamártela mientras me coges.
¿Y la puta era yo?
Pero no me importaba, se veía delicioso ver como rebotaban sus nalgas sobre mi marido y el bambolear de esos enormes pechos, sin darme cuenta ya me había abierto el pantalón y me estaba frotando la cuca, me metí dos dedos y luego me los llevé a la boca para chuparlos, Asha se dio cuenta y me dijo:
ASHA: Por favor nena, no hagas eso, no seas tan asquerosa, a mí me da repulsión probar mis propios fluidos. Que los pruebes tú es otra cosa.
YO: Perdón señora.
Me sentí avergonzada y muy excitada con su regaño, esa mujer ejercía un poder inmenso sobre mi mente.
ASHA: Tú Diosa quiere un orgasmo, mi amor.
Se desensartó de la verga de mi marido y se puso en cuatro, mi marido sin dudarlo se la metió por la cuca y ella suplicaba que le diera más fuerte, más duro. Como Asha no podía verme me masturbé hasta venirme como gatita de felpá pero en celo.
ASHA: Así, dame más verga, cógete a Afrodita hasta reventarle la pepa.
ÉL: Sí mi amor, te voy a coger muy duro, como te gusta.
ASHA: Ya, ya me vengo, ahhg, dame duro, méteme toda tu vergota, Coronel, más, maaaaas, me estoy viniendo, puuuuutaaaaaaaa que riiicooooooooo, ah, hummm, ahg, que verga tienes papito, me dejaste muy llena, muy satisfecha.
ÉL: Me alegro mi amor, tú también a mí.
Y como autómata me dirigí en medio de sus piernas y le limpié su cuca lo mejor que pude, Many se limpió también y se vistieron.
ASHA: ¿Cómo estuve lo experiencia?
ÉL: Deliciosa, eres la mujer más fogosa a quien le he hecho el amor.
ASHA: ¿Y tú Gina, que piensas?
YO: Lo habíamos hablado tanto que superó mis expectativas, realmente es usted un mujerón.
ASHA: Gracias, bonita, viniendo de una mujer tan linda como tú haces que mi Galatea se ponga a bailar. ¿Les gustaría repetir?
ÉL: Claro que nos gustaría
ASHA: Quiero oírlo de ti, Gina.
YO: No sé, me encantó ver a mi marido “haciendo el amor con usted”, como él dice, porque a mí me coge y lo peor es que sí quiero repetir la experiencia, quiero verlos de nuevo.
ASHA: Siento como algo de colerita en tus palabras.
YO: No se preocupe, es parte de la humillación, si no lo sintiera, no sería la sumisa que soy.
Agarró su bolsa y se dirigió a la puerta de salida.
ASHA: Solo tengo una condición.
YO: ¿Cuál?
ASHA: Que no te vuelvas a tocar delante de mí, eso me da asco, debería darte un castigo por masturbarte… ¿Creíste que no me di cuenta?
YO: Sí quiere castigarme ¡hágalo, señora!
ASHA: Ya veremos…
Dijo, sobando la verga de mi marido sobre el pantalón y despidiéndose con un beso.
Mi marido se fue a dormir, sin siquiera desearme las buenas noches, yo me quedé toda turbada y confundida, debía reconocer que las palabras que más recordaba eran las que ellos decían mientras me vejaban, estaba enferma, no había duda.
Continuará….