No necesita bañarse en agua bendita

El poder me atrajo haciéndome olvidar que estaba casada o ¿ yo quise olvidarme por puta?

No necesita bañarse en agua bendita.

Tercera parte de la historia de Pilar y Pablo. Si bien puede leerse de forma independiente, al autora recomienda ver antes: “Todo lo que necesitas es amor” y “Quítate el vestido, las flores y las trampas”. Pueden encontrarse en el perfil de la autora.

Mientras tomamos el café pienso en cómo he mentido a mi marido, diciéndole que nunca había estado con otros hombres. Para qué se lo voy a contar si no tuvo importancia, ahora pienso que no lo tuvo , pero cuando ocurrió sí me afectó.

Lo de Bea es otra historia , fuimos los dos los que tuvimos que estar con ella. Es Pablo el que comenta: -

“Ha mandado un mail que vendrá la semana que viene”-

-“Pues ya puedes hacer una provisión de pastillas que no es lo mismo cumplir con una con la que estás todos los días, que con dos. ¿ Crees que vendrá con hambre atrasada?”- - “Creo que no, ahora anda con uno de cincuenta que la debe dar caña. Pienso que viene por cariño, porque le apetece estar con nosotros”-

Pero lo del otro hombre ocurrió antes, bastante antes.

Hay que vivir lo que vivimos entonces, no soy una puta, pero...era joven y atractiva, junto a un ambiente que se cargaba de erotismo.

Estudié con Bea informática, una técnica que empezaba, me volví a quedar en estado, tuve otro hijo. Y allí estaba con veintipocos y madre de dos criaturas.

Seguía delgada pero los senos habían aumentado de los casi 85 había pasado a los casi 90.

La democracia había llegado a España y con ella la movida y el destape, un país reprimido se convirtió en un lugar cargado de libertad y erotismo.

A mí me salio trabajo en un banco

,

me vinieron a buscar, era de las pocas personas que sabía montar sistemas. A parte del sueldo, nos dieron un crédito estupendo con el que pudimos comparar el piso donde vivimos en Madrid. Pablo acababa de ganar las oposiciones a profesor de instituto, nos iba todo de color de rosa.

Para los jóvenes Enmanuelle no es nada, para mi generación fue un mito. Yo me daba un aire a Silvie Kristel, que acentuaba cortándome el pelo y vistiendo como ella. Estaba guapa y me lucía.

Bea se había casado con Juan, un hombre guapo, inteligente y encima rico Tenía una constructora que se dedicaba a la obra pública y a la vivienda, no era de las más grandes pero sí lo suficiente para tener pasta por tubo. Nos llevábamos bien. Enseguida tuvieron dos niñas, nos reíamos con casar a nuestros hijos cuando se hicieran mayores. Solíamos pasar cuatro días juntos de vacaciones, en su velero, liberales , tetas al aire, cada una con su chico, pero con el morbo de hacer el amor oyéndonos , mientras los pequeños quedaban con sus abuelos. Pudimos liarnos pero no lo hicimos.

Yo acababa de cumplir los treinta, a la vuelta de vacaciones, yo estaba morena, con ese dorado que se nos pone a las de piel clara. Había acudido a la oficina central con un vestido escotado, no mucho pero sí lo suficiente para que cuando me incliné para saludar al director de desarrollo, responsable de mi trabajo, él pudiera ver mis tetas sin sujetador, todas morenas, de hacer topless.

Me di cuenta que le ponía nervioso y me salió la vena perversa y coqueta que todas tenemos. Mientras hablábamos del trabajo del próximo trimestre, dejé que echara una buena visión a mis piernas y hasta jugué a que se empapara del paisaje de mis pequeñas braguitas. Yo estaba bien atendida sexualmente en casa, follaba con Pablo unas tres veces por semana, pero Antonio, con sus cuarenta seductores cargados de poder, se convirtió en una fantasía erótica.

Desde aquel día me encantaba seducirle, me vestía con cuidado cuando tocaba ir a verle, buscando estar atractiva e incitante. Yo le calentaba a él , pero yo también llegaba a casa caliente y jodía con Pablo que estaba feliz con los ardores de su mujer después de nueve años casados.

Llegó la fiesta de fin de año en el banco, era una cena con baile, yo no era jefa pero trabajaba en un tema importante así que me tocaba acudir. Elegí un smoking de seda negro con un top blanco, un collar de lapilazuli que me dejó Bea y unos pequeños pendientes a juego. Con los tacones altos de aguja estaba espectacular. Las mujeres , excepto la esposa del director general y el de sucursales, eran las secretarias de confianza. Había una intimidad a la que yo era ajena, la única profesional casi jefa común a casi todas las dependencias.

La mujer del director general, una rubia teñida en los cincuenta conocía a mi madre, estuvo dándome cháchara durante un buen rato hasta que empezó el baile. Creo que bailé con casi todos, por no decir todos, los hombres. Estaba pletórica, tanto que mis pezones se habían puesto duros como piedras. Llegaba la hora de retirarse, en un aparte, Antonio me dijo en voz baja:

- “ Pilar, tengo un notición que darte. Yo estoy en la habitación 402. Pasa si quieres , pero que no te vea nadie. Es un secreto.”-

Yo tenía que volver a casa, Pablo me esperaba con los niños, pero ...hice que salía y me quedé en el hotel. Estaba caliente, me sentía una mujer capaz de cualquier cosa. El darme cuenta que había atraído a varios de los altos ejecutivos del banco, el aroma del poder, todo había influido en mi libido, así que antes de llamar a la habitación de Antonio, me quité el top, dejando sólo la chaqueta , cerrada sí, pero desnuda debajo.

Me abrió, me dio un beso en la mejilla, con sus labios casi rozando los míos, yo suspiré y entonces me abrazó, y me besó de verdad, pegándome a su cuerpo. Noté la polla dura contra mí. - “

¿Qué tenías que contarme?”-

dije al separarnos, la chaqueta se había abierto mostrando mi cuerpo desnudo con mis pechos y los pezones enhiestos prácticamente al aire. -

“Se va a crear la dirección de sistemas e informática y tu eres candidata. Hoy era una prueba para ver como te desenvolvías en el ambiente y que todos te fueran conociendo. Lo de la mujer del padre prior amiga de tu madre es un punto.....pero tienes que hacer buena letra los próximos meses.”-

No lo pensé, me salió de dentro, las ansias de poder y dinero, el atractivo de Antonio, con su bronceado de golf y playa, sacó una puta que había en mí. Me quité la chaqueta, sólo en pantalones, me paré ante él y con un susurro seductor musité: -

“¿ Cómo de buena letra?”-

Se abalanzó sobre mí, sus manos , su boca recorría mi cara, mis pechos, totalmente loco. Yo estaba entregándome a una ola de lujuria que me llenaba....me vi en el espejo …...una hembra a punto de ser devorada por el macho, no sé como fui capaz de decir: -

“ No puedo...hoy no puedo....me están esperando mis hijos en casa. Tenemos tiempo ...por favor”-

Me separé de él, me miró con ojos de loco poseso, se agarró el bulto que deformaba sus pantalones. -

“ Y ¿ con esto qué hago?....Me has puesto a mil. “- - “ Hoy no puedo, es muy tarde, pero tenemos tiempo.....otro día..”-

me sentí culpable de haberle puesto tan cachondo , me sentí una puta calientapollas-

“Anda , ven aquí. No te voy a dejar así, sería cruel”-

Mi experiencia de hacerle pajas a mi marido de novios me había convertido en una sabia masturbadora. Le saqué la verga, dura como una piedra y la meneé con habilidad, él estaba extasiado, cuando me di cuenta que iba a correrse , cogí un vaso ancho que había encima del tocador y lo enfilé a su glande, allí derramó su leche abundante. Mientras se quedaba temblando, me acerqué al frigorífico, saqué hielo y una botellita de vodka y lo añadí a su semen. -

“Has oído de la leche de pantera, esto es leche de tigre”-

bebí un trago después de remover con el dedo.- “

¿ Quieres probarlo?”-

tomé otro sorbo, dejando un culito para Antonio. -

“Qué puta eres.....me debes un polvo”- - “ Nos lo debemos.....otro día”-

me puse el top, la chaqueta , el di un beso light en los labios, y salí. No había nadie de la empresa cuando cogí un taxi y me fui a casa. Pablo dormía tranquilo en la cama, llevaba sólo el pantalón del pijama. Me desudé, me acosté a su lado, busqué su verga en la bragueta abierta, la saqué y la acaricié hasta que se puso dura y mi marido despierto. -

“Ponte boca arriba”-

le pedí, la polla apuntaba al techo, le cabalgué ardiendo hasta que me corrí, él tardó más que yo, así que seguí mi galopada ensartada hasta que se derramó en mí, tocándome el clítoris le acompañé en el estallido del placer. Llegaron las navidades y el fin de año, no vi a Antonio, el trabajo bajó con las fiestas. Después de Reyes sólo estuvimos juntos en una reunión, yo me veía cada día más directora. Juan nos propuso ir con ellos a Lisboa, tenía que ver unos terrenos y juntarse con una empresa portuguesa para intentar comprarla. Él tenía reuniones mientras Bea, Pablo y yo recorríamos la ciudad y sus alrededores, no juntábamos al anochecer para tomar una copa y cenar. Fue la última noche , tras volver del casino, cuando tomando una copa, Juan me dijo algo, que me sentó mal, francamente mal. - “

Pilar, Bea me ha contado que crees te están tanteando para ser directora. Sé que no te va a gustar lo que voy a decirte. NO LO VAS A A SER. Eres mujer, y además atractiva y su mundo es muy machista y no van a aceptar una directora mujer. ….Es así, aunque parezca otra cosa....procura jugar hábil para que no te dejen con ese culo tan bonito al aire.

”- -

“ La verdad, Juan que tienes una lengua de víbora. Y te das una maña para joder …..”-

dijo Bea indignada -

“Maña para joder me doy y lengua de serpiente sí tengo y bien que te gusta cuando me bajo al pilón”-

le contestó su marido- “

Pilar es mi amiga, sé como funciona estos asuntos y creo que le pueden hacer daño si pone muchas ilusiones. Pero vamos a dejarlo y vamos a ver cómo se me da eso de joder”-

Nos separamos para ir cada cual a su habitación, yo me había quedado preocupada, Pablo tranquilo , sólo me comentó que no echara en saco roto la advertencia de Juan, él sabía de enseñanza pero nuestro amigo dominaba el mundo de las empresas, y al besarme mientras sus manos me acariciaban a través de la tela del vestido, me susurró- “

Me ha encantado eso de bajarse al pilón, podemos probar.”-

No lo habíamos hecho nunca, a mi sólo me había comido el chocho Silvia, y en di cuenta que me apetecía un montón. -

“Me parece una idea perfecta. ¿ Quieres que me lo lave?”-

-“

No, prefiero sentir su sabor después de un día , un sabor a hembra”-

Me desnudé , él hizo lo mismo, no hubo ninguna caricia previa, los dos queríamos empezar de una manera fría, científica. Me tumbé en la cama, dejando las piernas fuera . Pablo se arrodilló entre ellas y sin más me agarró los muslos y acercó su boca a mi sexo. Fue una lamida lenta por toda la boca del coño, la repitió, lo volvió a hacer. Con la lengua aró mi chocho, y ahí empecé a disfrutar de verdad. Sus lamidas eran cada vez más rápidas, más profundas, yo gemía, y él había encontrado el ritmo de darme placer. La punta de su lengua entró entre mis labios íntimos tanteando el principio de mi vagina, jugó conmigo y yo estaba ardiendo. Soltó mis piernas y con dos dedos de una mano me penetró, con la otra dejó al descubierto mi clítoris, apenas lo besó tres veces me vine, pero siguió. Con los dedos dentro jugando como si fuera un pene siguió chupando y lamiendo mi botón rosado. No sé las veces que me vine, sólo que mis gemidos se habían convertido en gritos de placer y se levantó , cogió mis tobillos los puso en alto, me abrió y me la clavó. Su polla me llegó al fondo, agarré la sabana y la mordí, no podía más, sus embestidas era salvajes, yo seguía en un orgasmo volcánico cuando descargó su leche. Nos quedamos abrazado, sudorosos, felices.

- “Creo que necesito practicarlo más. A mi me ha gustado y ¿ a ti?”.- - “Cabrón casi me matas de gusto.” -

fue todo lo que acerté a decir. Desde aquella noche en Lisboa, el comerme el coño se convirtió en una de nuestras actividades favoritas.

Pablo siempre fue bueno aprendiendo , e igual que yo creo soy una buena mamadora de pollas , él es un sabio en comer coños. -

“ ¿ Qué copa quieren?”-

nos pegunta el camarero sacándome de mis recuerdos. Dejo que elija mi marido, me apetece estar un poco bebida, me encanta verle, tan guapo, tan dulce, tan macho. -

“Dos gin tonic de Bombay”-

sabe que me encanta. ¿Cómo pude ser tan tonta, tan ambiciosa, tan puta para engañarle?. Por que le puse los cuernos con Antonio . Sacábamos intimidad para meternos mano, él me besaba, me tocaba las tetas y el coño en cuanto nos quedábamos solos, yo le masturbaba, le ordeñaba con pajas rápidas que recogía en su pañuelo. No follábamos , no teníamos tiempo, ni donde, y quizás ese sexo sin penetración nos calentaba más, esperando ese polvo que ambos sabíamos nos íbamos a echar. ¿Qué me ocurría? Creo que fue una mezcla de hechos y circunstancias, por un lado los años que llevábamos de pareja , por otro la ambición profesional, estaba en juego una dirección en el banco, también el encanto del poder, Antonio era un hombre que mandaba, mi marido era un profesor de instituto, la crisis de los treinta, pero lo que creo me enceguecía era el saberme atractiva, deseable pese a mis dos hijos, el volver loco a un hombre y a Antonio lo tenía como a un perro en celo. Lo calentaba, lo pajeaba y yo acababa ardiendo. En casa follaba con Pablo como una posesa, con gran alegría por su parte, que no sabía el origen de mi cachondez. Teníamos una reunión de trabajo en Aranjuez, se juntaban los responsables de lo zona de centro del banco, me tocaba llevar la voz cantante, me encantó, eso de ser la diva que explicaba como debía desarrollarse los nuevos procesos que imponía el desarrollo informático. Acabó a las cinco de la tarde, había que volver a Madrid, yo había ido en el autobús de la empresa . Antonio de la manera más natural me propuso llevarme a casa en su coche. Yo había sido la protagonista de la reunión y era una forma de evitar que me volvieran loca en el viaje de vuelta. Pareció algo natural que no levantó sospechas. En el coche , yo le lucí las piernas enfundadas en medias negras dejando que la falda subiera a medio muslo, Antonio posó una mano sobre ellas, subiendo hasta el final acariciando la carne desnuda. Yo estaba mojada, y me di cuenta que él tenía una erección de campeonato. Deseaba follar, quería que me jodiera bien jodida, Antonio lo tenía claro, sabía lo que íbamos hacer desde hacía mucho tiempo. Antes de llegar a la capital entró en un hotel, el coche directo a un pequeño garaje privado, una escalera que llevaba a una puerta que daba paso a una habitación grande con una cama enorme. Uno frente al otro, sin tocarnos, todas las ganas se concentraron en nuestras miradas. -

“Quiero ver como te desnudas. Lo llevo esperando desde que te vi la primera vez”-

me dijo sentándose en un sillón. -

“Tus deseos son órdenes

.”- le contesté lujuriosa. Me quité despacio la chaqueta, me estiré para que me viera bien, después bajé la cremallera de la falda, solté el broche y con un golpe de cadera dejé que cayera al suelo. La camisa apenas cubría por debajo de la braga, luego la carne de mis muslos, las medias negras y los zapatos de tacón alto. Estaba en la gloría seduciendo a un macho lleno de poder , fui desabrochando la camisa al tiempo que me movía con un ritmo suave, de samba en mi mente. La abrí mientras me soltaba los puños, quería que me viera bien, volverle loco de deseo. Me la saqué echando el cuerpo hacia adelante y luego me quedé parada ante él. Con mi sexy ropa interior me sentía una tigresa ante su presa. Me di la vuelta para soltarme el sujetador, me tapé los senos con la manos y giré hasta quedar de nuevo frente a mi jefe , estaba sentado, con el cuerpo hacia adelante, feliz del espectáculo. Me acaricié las tetas un poco y luego jugué con los hombros para que viera su movimiento. Y comencé a bajarme las braguitas cuando llegaron a medio muslo las dejé deslizar al suelo. Y me quedé en cueros, con mis medias negras y mis tacones altos, ante su mirada que lamía mi cuerpo. Sabía lo que iba a hacer, me acerqué, me arrodillé entre sus piernas , le abrí la bragueta del pantalón, mi mano buscó y le saqué la polla tiesa como un palo. Sé que sé mamar una verga y aquel día me esmeré. Labios, dientes, lengua jugaron con su pija lamiendo, besando, mordiendo. Yo lo hacía bien, pero Antonio tenía su experiencia en dejársela chupar, quieto, siendo objeto, sólo gimiendo de placer, sin agarrarme la cabeza para que yo pudiera moverme bien. -

“Trágala”

  • me ordenó, no hacía falta, yo estaba deseosa de beber toda su leche. Y la soltó, me llenó la boca con su semen. Me separé poniéndome de pié. Hice que un poco de su esperma saliera de mis labios, deslizándose por la comisura de la boca, y sacando la lengua, golosa me lamí sus restos de pasión . - “

Estoy muy cachonda, ¿ quieres ver cómo me hago una pajita?”-

le dije ronroneante. No esperé su respuesta, mi mano derecha bajó a mi entrepierna y comencé a tocarme. Él se levantó sin dejar de mirarme y empezó a desnudarse. Yo me corrí antes de que él acabara, estaba a mil, pero seguí masturbándome. Tenía un buen cuerpo, con vello que agrisaba en el pecho poderoso, se notaba que dedicaba muchas horas al deporte, estaba moreno destacando el blanco de la zona que tapaba el traje de baño, y ahí la polla que volvía a levantarse. Se la agarró y la meneó buscando que se pusiera más dura. Pajeándonos los dos fui retrocediendo hacia la cama, la abrí de un tirón y me tumbé a lo ancho, abrí los muslos esperándole. No se hizo esperar. La metió de un golpe, yo estaba tan mojada que le fue fácil hacerla deslizar hasta lo más profundo de mí. Me llevó al paraíso del placer , me sometió a sus antojos, a su ritmo de embestidas posesivas, primero usándome como receptáculo de su verga que hizo que me fuera mientras me montaba en un acompasado galope y luego haciendo que yo me pusiera encima, guiándome con sus manos en mis caderas, haciendo que me moviera descansando una y otra de mis nalgas en él, de modo que su polla pegaba en uno u otro lado de mi vagina empapada. -

“ Eres una potrita deliciosa”-

dijo, tirando de mi cabeza para que me inclinara hacia adelante empotrada en su pija, mientras se metía un dedo en la boca sacándolo lleno de saliva. Ese dedo que tanteó mi trasero e introdujo en mi esfínter anal. Nadie me lo había hecho y dí un respingo. -

“ Me encanta tu culo, tan estrecho, tan prieto”-

me obligó a ponerme derecha con su dedo en mi interior- “

Y ahora tócate el coño. Y note muevas. Vas a saber lo que es bueno”-

El hijo de puta me tenía loca, penetrada por delante y por detrás mientras mis dedos acariciaban mi clítoris, él llevaba el ritmo de la penetración con su pelvis. En sus ojos había una mirada de poder, de dominio, que me arrastraba hacia mi entrega total. Me llegó como un maremoto, fue un orgasmo que me arrasó, quedé tumbada sobre él, que siguió moviéndose hasta que se corrió. -

“Anda, ve a lavarte que se nos ha hecho tarde”-

me temblaban las piernas cuando me levanté. Me lavé el coño, él se metió en la ducha, Me di cuenta que era suya, podía hacer conmigo lo que quisiera. -

Dentro de un mes tenemos una reunión en Zaragoza para el desarrollo conjunto del programa informático del banco. Y ahí, Pilar, te voy a romper ese culito tan delicioso ….Anda, acelera que hay que volver a casa”-

Cuando llegué los niños estaban dormidos, Pablo había cenado, me había dejado un poco de tortilla de patatas, estaba buena, la devoré con una cerveza.

Mi marido, encantador y dulce, me preguntó por la reunión, le dije que había sido un éxito y que dentro de un mes habríamos una puesta en común en Zaragoza, sería tres días. Dijo que había problema, que él se quedaría con los niños y que en todo caso su madre y la mía le echarían una mano. Me desarmó, le dije que estaba agotada y me acosté, me hice la dormida cuando llegó a la cama. Lo terrible era que no tenía remordimientos, había gozado como una perra en celo, me encantaba el poder de Antonio, cómo me usaba para su placer, quería a Pablo pero aquel polvo había sido diferente , entrar en un mundo de vicio que me encantaba. Hemos acabado el gin tónic, nos levantamos, nos despedimos diciendo que volveremos por la noche a pagar y a repetir las gambas, nos prometen un pulpito a la plancha con alioli para acompañar. Vamos de la mano, me gusta andar así con mi marido, dos personas que han vivido la vida juntos. -

“ Sabes

que a mi padre, no le acababas de gustar. Decía que eras muy flaca.....Coño , como canta Serrat, ….claro que yo no necesito que te bañes en agua bendita..”- - “ Te quiero.”-

le digo después de pararme a darle un beso en la mitad de la calle.

Continuará. La autora esperaba acabar el relato en este capítulo, pero se ha alargado , así que promete que terminará en el próximo.