No me enamorare VIII

Espero les guste esta parte.

Bajamos a cenar y realmente estaba muy nerviosa, la mirada que me daba Regina desde el otro lado de la mesa me estaba volviendo loca hacia que olvidara todo a mi alrededor, incluso que mi “madre y hermano” estaban cenando también.

-       Sam, ¿esta todo bien? –pregunto mi padre

-       ¿Por qué debería algo estar mal? –volví a mi realidad

-       Creo que debes hablar con tu madre –mi cuerpo se tenso al escuchar esa palabra

-       Como sea –me pare de la mesa sin terminar mi cena con rumbo a la sala y mi madre tras de mi, me senté y espere que dijera algo

-       Sam… yo quiero explicarte –decía mientras agachaba su cabeza

-       ¿Cómo que? Te fuiste, no tiene que explicarme nada, ya lo hiciste con mi padre y yo ya escuche todo –dije intentando sonar tranquila

-       Si pero también se que no me perdonaste, solo te quedaste callada –su voz denotaba tristeza

-       Pensé que entenderías que no puedo perdonarte tan rápido, no lo niego me alegra verte por primera vez y a… mi hermano pero no esperes que te acepte tan rápido, espero entiendas –ella asintió con la cabeza

-       Edgar… el… me hablo de tus gustos y tal vez no te importe ahora pero quiero que sepas que yo no… a mi no me molesta y quiero que estés cómoda así que no te preocupes porque yo te pueda ver mal – la mire con extrañeza

-       Pues me alegro que me aceptes así pero si estoy cómoda, ¿Por qué piensas que no?

-       ¿Que no Regina es tu novia? –me ruborice al instante, ¿se habrá dado cuenta de cómo la veía? –es que parece que si, esa mirada que se da la una a la otra… -agache mi cabeza – ¡Oh! Creo que tal vez mal entendí –empecé a reírme bastante de verdad que al ver la cara de mi madre con vergüenza me causo gracia y ella siguió mi risa como si fuésemos mejores amigas

-       Al parecer todo salió bien ¿no cariño? –mi padre nos señalaba

-       Pues…. –interrumpí a mi madre- todo esta muy bien pa –medio sonreí

-       Sam, y.. ¿Conmigo, todo esta bien? –voltee mi cabeza al ver que el que me hablaba era Iñaki

-       Supongo que si, digo no te conocía y al parecer la pareja de tortolos regreso y tu vivirás junto con ma… -calle por un momento al pensar lo que iba a decir- junto con Adriana así que si, todo bien.

Nos quedamos un rato en la sala platicando todos o bueno algo así, la verdad es que yo me puse a jugar junto con Iñaki un poco de Guitar Hero, si lo se es un pasado de moda pero por alguna razón me gusta aunque debo decir que papá nos grito que le bajáramos a la tele así que mejor cambiamos de juego, un poco de FIFA no nos haría daño y mientras jugábamos yo iba conociendo un poco de mi hermano, amaba el deporte, la música, fumaba de vez en cuando claro en los momentos que mamá no lo viera, no tomaba y al parecer igual que yo amaba escribir mas que nada en el mundo yo le pedí que un dia me mostrara lo que escribía y a cambio yo le mostraría algo de mi cuaderno, paso el tiempo, los tortolos, Abu, Regina e Iñaki subieron a dormir mientras yo salí a fumar un cigarro aun no olvidaba que Regina me iría a ver a mi cuarto y tal vez por eso me quede abajo la verdad es que estaba nerviosa, entre a la cocina por un poco de jugo y subí a mi cuarto, empecé a quitarme la ropa, como de costumbre comencé aventarla por todo mi cuarto y entre al baño a lavar mis dientes, al salir del baño ella estaba ahí, sentaba en mi cama con las piernas sobre ella así como le gustaba sentarse, mi corazón empezó a palpitar tan rápido que pensé que se saldría de mi pecho en cualquier momento.

-       Pensé que nunca subirías –me dijo Regina sonriendo con picardía

-       Quería que pensaras bien las cosas antes de hacerlas, lindura –le guiñe un ojo esperando que dijera algo

-       Te lo dije, quiero que me hagas tuya –Regina acentuó cada palabra y creo que me tomo mas de cuarenta segundos antes de darme cuenta de lo que Regina quiso decir, mi corazón apretó mi pecho.

-       ¿Estas segura?

-       Estoy segura –Regina respondió mientras jalaba mi blusa acercándome a sus labios, suspire contra ellos.

La acorrale sobre la pared con cuidado tratando que mis movimientos no espantara o sobre saltaran a Regina, el beso comenzó lento y podía sentir en el, el nerviosismo de Regina, separe mis labios, clavando mis ojos en los suyos.

Pasaba mi mano por su espalda bajando por su cintura y terminando en su trasero apretándolo haciendo que Regina soltara un leve gemido, me separe lentamente a falta de aire, Regina me gira y prosigue a besarme el cuello mientras me hace retroceder hasta llegar a la cama y hacerme sentar, ahora fui yo quien la jalo para hacer que se sentara sobre mis piernas, deje un poco sus labios para recorrer su rostro llenándolo de besos, pase de su pecho a sus senos. Empezó a hacer un calor intenso en mi cuarto, la pasión que emergían nuestros cuerpos creaba mas que un ambiente de lujuria, era un ambiente lleno de amor. Regina levanto sus caderas un poco dando paso a mi mano dispuesta a acariciar la parte mas intima de su cuerpo, sonreí y hundí lentamente mi dedo índice dentro de ella, Regina echaba la cabeza hacia atrás soltando leves gemidos, mientras la penetraba lentamente aumente un dedo mas haciendo maravillas dentro de ella, besaba su cuello, sus senos con pasión queriendo devorarlos. Mis besos ahogaba los gritos de placer que brotaban de los labios de Regina, en segundos sentí caerla sobre mi, sabiendo que había llegado a un orgasmo explosivo, la sostuve y la pegue mas a mi cuerpo besando su pecho, su quijada y terminando en sus labios. Esto no era sexo, la pasión era profunda, las caricias eran tiernas y delicadas, señales de que había un sentimiento intenso por parte de ambas, la hice mía con todo mi ser, entregando mi alma y dejándome llevar por el corazón y Regina muy a su pesar, sabia que había hecho lo mismo.