No me enamorare VII

Espero les guste, intente hacerlo mas largo. Saludos.

REGINA

Estaba en casa tratando de no pensar que Sam estaba en otra de sus citas a ciegas, no se que le pasa a Ro pero no me gusta, en fin que puedo hacer si fui yo la que le decía que no cada que ella se acercaba y es que no me gustan las mujeres solo me gusta ella y me da tanto miedo no ser lo suficiente, no ser lo que ella quisiera, el timbre de la puerta interrumpió mis pensamientos y baje a abrir…

En el marco de la puerta estaba una mujer junto con Iñaki… ¿¡Iñaki!? ¿qué hace el aquí?, en realidad me sorprendí bastante, ¿por qué el estaba fuera de la casa y con esa mujer?.

-       ¿Regina? –me miro con extrañeza

-       ¿Qué haces aquí Iñaki? –lo mire desconcertada

-       ¿Vives aquí? –pregunto la mujer extrañada

-       Si, ¿a quien buscan? –estaba realmente sacada de onda

-       ¿Quién es hija? –grito la abuela Elena desde la cocina mientras se acercaba poco a  poco a la puerta

-       ¿Adriana? ¿Qué haces aquí? –pregunto abuela, mientras su cara denotaba una expresión de preocupación

-       Yo, quise venir a hablar con Edgar, necesito expl… -la interrumpió la abuela

-       ¿Por qué te fuiste y dejaste a tu hija y tu esposo? –le gritaba abuela

-       Es por eso que estoy aquí necesito hablar con ambos Elena –decía mientras le rodaban lagrimas por las mejillas

-       Edgar llegara en un rato, fue por documentos a su oficina, pasa. –le dijo abuela y volteo a verme negando con la cabeza y con la misma cara de preocupación

-       ¿Elena, que pasa? –pregunte aunque era muy obvio lo que pasaba

-       ¿Sabes donde esta Sam?, necesito que vayas por ella –me decía mientras la puerta de la casa se cerraba

-       ¡Mamá! –grito Edgar- ¿Ya hay algo de comer mi viejita?, muero de hambre – y fue lo ultimo que dijo al ver a Adriana-

-       ¿Adriana? ¿qué… que haces aquí? –Edgar tartamudeaba como Sam lo hacia cuando estaba nerviosa

-       Hola Edgar necesitamos hablar –le comento mientras agachaba la cabeza

-       ¿Hablar?, ¡te fuiste y ahora vuelves como si nada queriendo! ¿Hablar?, ¡me dejaste y lo que es peor aun dejaste a nuestra hija! –gritaba cada vez mas al hablar hasta que volteo a ver a Iñaki - Adriana, ¿Quién es el? –decía y señalaba a Iñaki con el dedo

-       Es tu hijo Edgar, yo… debemos platicar por favor –decía Adriana

-       Debo llamar a Sam –Edgar desapareció por un momento y todo se quedo en silencio

-       Regí, ¿Podrías ir con Ro y traer a Sam de regreso? –me decía Edgar mientras regresaba a la sala, asentí con la cabeza y salí a la calle para encontrarme con Ro a fuera estacionado.

De camino a la cafetería todo iba en silencio total, no quise hablar y supuse que Ro tampoco, tenia la misma cara de preocupación que la abuela Elena, sabia que a Sam no le gustaba hablar de su mamá, me daba cuenta cuando platicábamos y quería sacarle el tema, entiendo que todos estén preocupados por ella pero también se que Sam no haría ninguna tontería, lo sabia.

Llegamos a la cafetería y vi a Sam sonriendo con otra chica, mi sangre empezó a calentarse y solo quería ir y jalar a Sam, ella me miro por un momento y volvió su vista a la chica, Ro y yo nos acercábamos despacio supuse que Ro estaba buscando las palabras correctas para evitar que Sam saliese huyendo.

El y Sam se alejaron mientras yo me quede con la chica y al verla supuse que le habría llamado la atención a Sam porque seguía ahí, platicaba con ella y era bonita, me quede en silencio hasta que escuche a Sam gritar, se acerco a la mesa pidiéndole disculpas a “Sharon” y salió por la puerta, la seguí hasta lograr alcanzarla y me dispuse solo a abrazarla, sabia que no estaba bien y me necesitaba, estuvimos abrazadas por mucho tiempo hasta que Sam se calmo y se separo un poco.

-       Necesitamos ir a casa Sam –le dije esperando que no se volviese a enojar

-       Si pero no me dejes sola –me dijo con su voz entrecortada

-       Nunca lo hare –tome su mano y entrelazamos nuestros dedos mientras nos acercábamos a su carro y manejaba a casa.

SAM

El camino a casa estaba siendo muy callado, quería hablar pero no sabia que decir, estaba tan confundida, ¿Por qué habría vuelto? O mejor aun ¿Por qué se había ido?, ¿Cómo es?, ¿Por qué me dejo?, ¿No me quería?, ¿Hice algo malo?, ¿Hizo algo malo papá?.

-       Ella, ella es ¿Linda? –le pregunte a Regina mientras manejaba

-       Te pareces mucho a ella

-       Entonces supongo no es muy linda –intente bromear

-       Si que lo es –sonrió ante mi chiste y contesto

-       ¿Y el?, mi.. ¿hermano? –se quedo callada por un momento, me pareció extraño

-       Pues el, no se que puedo decirte. Lo conozco de hace tiempo – me dijo y yo pare en seco el carro -¡Sam!, ¡No pares así! –me grito con un poco de miedo en su tono

-       ¿De donde lo conoces? –le pregunte

-       Solo lo conozco –se limito a decirme y yo seguí con el camino de regreso a casa.

Al llegar a casa vi a esa mujer que decía ser mi madre y a mi supuesto hermano, papá me llamo y nos sentamos todos en la sala, incluso Regina, ella era ahora de mi familia aunque espero no quiera decirme que quiere que sea su hermana eso seria totalmente estúpido y ¿la verdad?, me volvería a ir.

Durante el tiempo que platicábamos, solo supe que se fue porque pensó que papá no iba a poder con los gastos y aunque me enoje no dije nada, de cualquier modo papá la perdono y ahora parece que vivirían en la casa.

Yo solo me quede callada, no quise decir nada yo no podía perdonarla tan rápido y aunque con Iñaki al parecer me iba a llevar bien, no iba a perdonar a mamá tan rápido.

Subí a mi cuarto cuando supuse todo había terminado, Regina venia tras de mi, entramos al cuarto, abrió sus brazos y fácilmente los deslizo por debajo de los míos y apretó su cuerpo contra el mío, poniendo su mejilla en mi pecho, como si estuviese tratando de escuchar todo lo que tenia que decir a través de mis latidos. Y ella no iba a encontrar ahí por su cuenta, si quería decirle solo tenia que hablar.

Regina apoyo su boca sobre el cuello de mi camiseta y miro hacia arriba. Respiro sobre mi cuello, cerrando los ojos y luego los volvió abrir. Algo me decía, muy en le fondo, que ella también quería decirme algo.

-       Esto es algo muy duro –murmuro-. Pensé que tal vez ibas a estar feliz porque ella estaba aquí pero… no es así. Odio sentir esto Sam, realmente odio verte mal pero te quiero, te quiero mucho, Sam.

-       Gracias a Dios –resople

-       ¿Qué? –ella retrocedió-. ¿Gracias a Dios por que? –interrogo frunciendo el ceño

-       Esperaba que lo dijeras primero.

-       ¿Por qué?

-       Porque es difícil contigo; no sé si me vas a golpear o besar si te digo que te quiero –me encogí de hombros -. He aprendido mi lección.

-       Quisiera que borraras esa lección, me gusta que seas directa e impertinente

-       Lección borrada –dije de inmediato

-       Sam, algo más.

-       ¿Qué cosa, Regina?

-       ¿Vamos a hablar alguna vez de lo que pasa entre nosotros?

Había estado practicando mis técnicas evasivas con el tema de nosotras saliendo y toda la cosa . me estaba volviendo mejor cada vez ya que cuando ella sacaba el tema, yo lo evitaba como una ninja de las conversaciones incomodas; me sacrificaba a mi misma humillándome frente a ella para que se le olvidase el asunto. Perdí la cuenta de cuantas veces me corte con hojas de papel; las pequeñas heridas en mis manos solo pueden ser catalogadas como marcas de guerra.

Una guerra que al final de todo termine perdiendo.

No estaba lista para hablar de ello porque sabia que ella pondría un montón de excusas acerca de cómo su vida amorosa siempre fracasa y en realidad no quería escuchar nada acerca de eso por la simple razón de que no me interesa lo que ella haya hecho antas de mi. Se supone que si ella no confía en si misma lo suficiente como hacer esto, yo debería darle la confianza que necesita y ayudarle a encontrar la suya… pero no lo hice. No podía hacerle promesas que no sabia como cumplir; que lo nuestro funcione es una idea irreal que me cuesta imaginar. Aun así, mis ganas de intentarlo no se van y creía firmemente que jamás se irían. No quiero una relación con Regina… no al menos de la manera tradicional. Eso no seria nosotras, para nada.

-       Creo que estamos mirando esto de la manera mas complicada que hay –solté antes de sentarme al borde de la cama-. Regina no te voy a mentir; tal vez quiero que seas mi novia pero al mismo tiempo no quiero eso.

-       No te entiendo –ella se sentó a mi lado.

-       Yo tampoco, créeme –respondí inquieta-. Lo que te digo es que no quiero que seas una novia convencional ¿vale? Ese no es tu estilo, no es el mío… ¡Lo nuestro simplemente no es así!

-       Lo se, ser novias es un concepto raro para nosotros –dijo ella-. No podemos ser como los demás, no es como nos veo.

-       No, no tenemos que decirle a nadie lo que hacemos, no tenemos porque explicar lo que pasa si no queremos porque no tenemos una relación formal. Creo que como estamos, así de esta manera tan informal y libre, esta bien ¿No lo crees?

-       Faltan cosas entre nosotras –tomo mi mano y entrelazo sus dedos con los míos -. Ya sabes. Un beso, justo en este momento, podría cambiar el curso de nuestras vidas para siempre

Creo que no lo vi venir cuando la empuje con fuerza sobre el colchón y la bese. No pudo contener una risa cuando lo hice, se rio durante un minuto mientras la besaba pero cuando se dio cuenta de que no pararía en ese momento ella le siguió el ritmo a mi boca. Deje de contar cuanto tiempo estábamos intercambiando besos y respiraciones, nos separamos un poco para tomar aire y me sonrió, volví a besarla y ella me tomo del cuello atrayéndome cada vez mas cerca de su cuerpo, la deseaba. Empecé a besarle el cuello mientras mis manos acariciaban su cintura, escuchaba como los latidos de su corazón iban en aumento y los míos ni hablar creo que estaban mas acelerados que cuando iba a mis carreras de motos. Ella se sentó mientras tomaba mis mejillas con sus manos, me quede extrañada pensé que me golpearía y saldría por la puerta pero no fue así me empujo sobre la cama y se sentó en mis piernas, le sonreí y ella se sonrojo un poco, la jale a mi cuerpo mientras seguíamos besando de una manera apasionada, ella comenzó a meter sus manos bajo mi camiseta tocando mi abdomen mientras yo mordía su labio y ella soltó un gemido, era mi locura. No aguante mas y desabroche su pantalón con un poco de cuidado, ella levanto su vista y me quede viendo esos ojos tan hermosos queriendo pedir permiso, ella sonrió y siguió besándome, supuse eso había sido un “Por favor sigue”, metí mi mano dentro de sus pantalones, escuche otro gemido salir de su boca, sentí como su piel se erizaba y un pequeño temblor recorría su cuerpo, mi boca bajo a su cuello y seguí besándolo mientras mis dedos la acariciaban y ella tomaba mi espalda queriendo rasguñar un poco.

-       Sam –me dijo entre jadeos

-       ¿Si?

-       Hazme tuya – sonreí y asentí ante tal propuesta

Había olvidado que en la sala estaba mi padre junto con mi madre, abuela y hermano, estaba a punto de seguir besándola...

-       ¡Sam! ¡Regina! Bajen a cenar –grito Abu desde la sala

Regina solo recostó su cabeza sobre mi hombro y yo con desilusión en mi cara

-       Te has salvado, lindura –dije con un poco de gracia en mi voz

-       Espero no encontrarte dormida después de cenar –se levanto de mis piernas y salió del cuarto acomodándose un poco

¿Quién era la que coqueteaba a quien?, no podría quedarme con estas ganas así que espero que de verdad aparezca en mi cuarto por la noche.