No me enamorare II

Espero les siga gustando

Eran las 7 de la noche y desperté poniendo música a un volumen no tan alto pero tampoco tan bajo, era mi manera de salir de mi tristeza y enojo, la música siempre me había servido para relajarme un poco aunque claro se escuchaba hasta la cocina, que esta en el piso de abajo…

En la sala…

REGINA

Hablan de Sam en la universidad y solo he escuchado que esa chica, Camila, le rompió el corazón pero que antes que ella llegara Sam tenia ligues por todos lados, hoy en la tarde me quede confundida pues Sam no parecía esa chica de la que hablan en la escuela, como sea no se porque estoy pensando en esto, a veces es un poco molesta tal vez conmigo no pero con Ro si, como cuando insinuó que yo le gustaba, obviamente jamás le haría caso a Ro, el si es todo un Don Juan.

De un momento a otro mientras ayudaba a la abuela de Sam a preparar la cena se empieza a escuchar música, creo era I’m Yours de The Script, debo decir que me sorprendió que Sam escuchara ese tipo de música, no se yo la imaginaba con gustos diferentes, al parecer me equivoque, cada vez me sorprendía mas de ella, hasta pensamientos he tenido que no han sido algo que esperara de mi como cuando la vi fuera de la escuela parada de una manera que a mi vista era muy sensual, en fin. La música sonaba y…

-       ¡Ay no! –grito la señora Elena

-       ¿Qué paso señora? –respondí asustada

-       Nada hija pero es que Sam ya volvió a lo mismo, de nuevo escuchando música a ese volumen –agacho su cabeza con un gesto triste

-       ¿Volvió a lo mismo? –pregunte extrañada

-       ¿Por causalidad se cruzo con Camila?

-       Si, bueno la vimos en la tarde

-       Con razón, espero esa chica no vuelva a molestar a mi bebé, ella ya sufrió mucho como para que siga mal por Camila

Supuse que Sam había entrado en una depresión ya que su abuela pues no le gustaba que ella volviera a escuchar música.

SAM

Después de haberme calmado baje a cenar ya eran las 8:30 y a Abu no le gustaba cenar tan tarde, bajaba las escaleras y solo vi a Regina sentada en la sala viendo la tele, me acerque y me senté junto a ella.

-       No imaginaba que te gustara The Script –comento

-       Hay muchas cosas que no sabes sobre mi

-       Si ya lo he notado, me has sorprendido –agacho su cabeza y me parece a ver visto que se sonrojo

-       Bueno ahora que vives aquí, aprenderás a conocerme

-       Pues no creo que se me haga difícil, podría descubrir cuando mientes, digamos que se leer la expresión de las personas al hacerlo, es algo que mi abuela me enseño –comento

-       ¿Eres como el tipo de Lie To Me? –le pregunte

-       Ves mucha televisión ¿no?

-       Me gusta ver televisión con mi abuela – me encogí de hombros-. Tiene buenas opiniones de las películas y series. Sobre todo de Doctor House

-       ¿Cómo cuales?

-       “Sam, ¿Sabias que Hugh Laurie es tu abuelo?, ¡Es taaan lindo, lo amo! ¿No lo amas, Sam? Pues deberías, es tu abuelo” –le dije imitando a mi abuela, lo he hecho por años así que me sale muy bien.

Regina se echo a reír y de un momento a otro su frente se encontraba apoyada en mi hombro mientras ella se retorcía de la risa junto a mi. Me sentí nerviosa… tal vez porque ella hasta ahora había evitado tocarme en lo mas mínimo, ni si quiera para saludar. Me sentía bien y un poco especial, creo que Regina no es de la que ríe con cualquiera. Ella se volvió a enderezar intentando calmar su risa.

-       Así que eres la nieta de Hugh Laurie. –me dijo.

-       Seguro estas celosa

-       Para nada, mi abuelo era un militar retirado –dijo ella con mucho orgullo-. Y sus regalos eran muy diferentes y especiales, así que te sugiero no seguir hablando –me apunto con el dedo.

¿Había sido una amenaza?, pensé

-       Vale –bufé

Seguimos hablando de cosas sin importancia hasta que bajaron todos a cenar, fue una buena cena excepto cuando Abu pregunto porque había vuelto a escuchar música, todos se quedaron en silencio y solo me limite a decir que lo necesitaba, nadie mas hablo mas del tema y terminamos de cenar, subí a mi cuarto queriendo no volver a llorar y estar tranquila, no es que me doliera haber visto de nuevo a Camila si no que tenia un enojo contra ella y el mismo enojo me hacia llorar, de un momento a otro vinieron a mi mente ese par ojos color miel y esos labios tan rosas y tiernos. Caray ¿Por qué pienso en Regina?, como si ella me llegase a dar un chance, en fin, decidí escribir un poco…

Me dice que me estoy adelantando, al hablar de ella, y le digo que se calle y la aparto de mi escritorio. Primero, quiere que empiece por el final y ahora dice que voy demasiado deprisa. Dioses, es la paradoja de mi vida. Ella sola tiene el poder de hacerme caer de rodillas, declarando mi amor por ella. Ella sola puede provocar en mí momentos de bondad y pasión y también es ella quien puede enfurecerme hasta el punto de que me tiemblen los brazos por la tensión ejercida para no golpearla. Ella es la luz y yo soy la oscuridad Ahora me dice que explique lo que quiero decir empezando por el final. Le entrego la pluma y le digo que escriba ella, puesto que es evidente que piensa que yo no puedo. Me sonríe burlona y se da la vuelta y me doy cuenta de que no hace tanto tiempo que habría muerto a golpes por un acto de insolencia como ése y, sí, los golpes se los habría dado yo.

Cerré mi cuaderno, me puse mi pijama que en realidad solo era una playera, prefiero dormir en bóxer, digo siempre los he usado, dormí después de haber analizado lo que había escrito, que rara forma la mía de desahogarme, desperté al otro dia con buen animo, me metí a bañar, me “arregle”, baje a desayunar y me fui con Regina a la uni. El día estuvo lleno de clases largas y aburridas. Pasamos el dia con Ro, ya que su enojo ya se le había pasado, fuimos al cine, a tomar un café y platicando aunque debo admitir yo molestaba a Regina por todo, era divertido verla enojada y bueno se veía hermosa al estarlo, en fin.

Cuando llegamos a casa nana nos esperaba con la cena. Me hizo tragarme un gran plato de espagueti, porque según su ojo clínico, estaba perdiendo peso y parecía enferma, lo cual era malo porque yo me sentía mas sana que nunca. Y pensé en ir al gimnasio ya que Regina de repente le daba por decirme que me odiaba o me daba un golpe en mi brazo sobre todo cuando la molestaba, no es que tuviera mal cuerpo porque no es así digo me encanta el deporte así que todo anda bien pero el dejar de ir me hacia sentir débil y aunque ella era de baja estatura, con brazos y esa pequeña cintura hacia parecer delicada y sexy y… ¡No puede ser!

Tenia que dejar de pensar en Regina de esa manera o algo malo pasaría.

Me metí a mi cuarto y pensé, quiero escribir sobre una chica, una chica que no sea Camila… alguien como Regina. Una chica ruda y delicada. Regina es una gran musa si te pones a pensarlo, es hermosa y en ella hay tantas cosas que el mundo no ve, cosas como para desglosar en un pagina cuando la inspiración llama, no es que la conozca al 100% pero me ha bastado verla para aprender a conocerla, empiezo a escribir, tener su nombre en mi mente trae inspiración…

- Te odio – me dice.

Ella lo dice como si pensara que voy a creérmelo en algún momento, pero no es así, puedo sentir como con cada mirada que le doy se siente mas atada a mi. Sus ojos tan brillantes me miran con un atisbo de burla. Ella es cruel a ella le gusta verme sufrir. Soy su bolsa de boxeo personal, soy la chica a la que le gusta lastimar pero que en ningún momento le gustaría ver sufrir.

Su nombre resuena en mi cabeza y hace eco, la llamo… la llamo cayendo en un sueño profundo y creyendo que ella no va a escucharme. No voy a decir su nombre, no quiero compartirlo con nadie. Es un secreto, entre ella y yo, no lo voy a divulgar, lo guardare aquí, solo para mi, con la esperanza de que si tengo su nombre solo para mi ella también será mía.

Y no es mía, ella no es de nadie, no quiere serlo… ella es libre, es de ella misma.

- Aléjate- me dice.

No, no me lo dice… ella me empuja, me aleja de ella físicamente y es como si estuviese gritando en mis oídos a todo pulmón que me quiere lejos. Aun así me acerco… porque soy masoquista, porque me gusta, porque soy demasiado terca para hacerle caso. Podría hacer cualquier cosa que me pida, excepto eso.

Yo podría esconder un secreto suyo y ella uno mío.

Si es así guardaría su secreto por un tiempo… tal vez así ella pueda ser mía por un momento, aquí, ahora, mientras no esta consciente, mientras no sabe que me atrae, mientras mi otro secreto es que me gusta, mientras mis labios están sellados y no la estoy besando. Mía mientras sueño.

Deje mi cuaderno con una sonrisa al ver lo que había escrito, espero Regina jamás lo lea seria vergonzoso ya que aunque sepa de mis gustos no sabe que ella me gusta.

Desperté al otro dia un poco tarde,  no teníamos clases tal vez no las reponían el sábado pero bueno, me metí al bañar, tarde un rato escuche que tocaban la puerta así que dije adelante y que esperara, salí, me cambie y ahí estaba ella, Regina parada frente a mi escritorio y leía lo que escribí, no sabia que hacer, si quedarme y esperar que dijera algo o salir corriendo.

-       Escribiste sobre mí –ella puso su mano en la frente-. ¡Escribiste sobre mi!

-       ¿Quién dice eso? – la miré alzando una ceja

-       Soy su bolsa de boxeo personal. –recitó-. ¡Carajo, Sam, has escrito sobre mi!

-       Jamás pensé que diría esto pero ahora amo que reciten mis versos –cerré los ojos-. Música para mis oídos

-       ¿Por qué lo has hecho? –se puso sus manos en la cadera y me miró-. ¿Acaso te gusto?

-       Como escritora me reservo el derecho de decir porque.

-       Como la chica de la que has escrito me reservo el derecho de patearte el trasero si no me dices porque –Regina se cruzó de brazos.

Yo suspire, apretando los labios y poniendo los ojos en blanco.

-       Porque necesitaba algo y tú eras la primera cosa en mi mente cuando tome el lápiz –me encogí de hombros-. Y no, no me gustas Regina, solo lo torcí un poco ¿vale? Me pareció una situación favorable para un romance, así que lo hice.

-       Explícalo.

-       La chica del poema no eres tú y la otra chica no soy yo –le explique-. Solo están en nuestra situación. Tienen nombres diferentes y sentimientos diferentes la una por la otra. Lo convertí en romance porque me pareció divertido

-       Pues a mi no me parece –ella levanto la barbilla-. Podría demandarte.

-       ¡Demándame! –Levante mis brazos-. Así todo el mundo va a creer que estamos en una relación.

-       Sam, mantén tu mente limpia de historias de romance con chicas como yo y chicas como tu, ¿No lo has pensado? Esa relación es dañina, no le hace bien a ninguna de las dos –ella frunció el ceño con seriedad-. No escribirás mas sobre ello ¿verdad?

-       Lo siento, pero es imperativo que lo haga –me encogí de hombros despreocupadamente-. Mi forma de escribir surge de la nada y no la puedo parar.

-       ¿Y entonces que?

-       Entonces, eres mi musa, Regina.

-       ¿Tu musa?

-       Mi musa, bonita.

No había gritado nana para bajar a desayunar, de igual manera salí de mi cuarto porque no sabia que hacer ya que Regina se había quedado callada, sabia que vendría después de un rato tras de mi, nana siempre nos hacia desayunar a las 9 y ese dia yo me pare temprano y hasta donde se Regina siempre ha sido muy puntual, me gustaba eso en ella en cierta forma. Será porque soy desordenada, las ideas en mi cabeza se encuentran mezcladas, soy todo un enredo con pies y cabeza y Regina… parece tenerlo todo bajo control. Sus sentimientos, sus expresiones, sus ideas… pareciera que las guardara y archivara en orden alfabético. Terminamos de cenar y me fui a la sala a ver un poco de tele…

-       ¿Lista? – me pregunto apareciendo de pronto detrás de mí.

-       No, bueno , pero ¿para que? –ok tuve muchos pensamientos pervertidos, lo siento.

-       Decidí que me acompañaras a una librería –puso su mano en su cadera-

-       Pues bueno –no tuve mas remedio que decir que si pues mi abuela estaba parada al final de la sala con cara de mas te vale no decir que no

Me siguió hasta el auto, entramos en el y lo encendí. Regina se abrocho el cinturón y ni por un minuto me miro. No sé cuando empezó a molestarme que no me mirara, al final del dia Regina parecía odiarme…o bueno, no le caía bien del todo, ella me toleraba, eso si. Me toleraba, pero había algo en mi que no soportaba y no sé porque quería averiguar que era.

-       ¿Quieres escuchar música? –le pregunte moviendo los dedos en el radio, abrí la guantera para sacar mi iPod y conectarlo al radio.

-       Me da igual –ella se encogió de hombros mientras revisaba su celular-. Si tú quieres, está bien.

-       ¿Es que todo te da igual? –conteste un poco fastidiada

Ella me miró frunciendo el ceño.

-       Mira quien lo dice –contesto-  tu eres peor, no puedes andar por la vida diciendo “me da igual”- volteo a mirarme- ¿Quieres escuchar música? Escucha y listo- ella iba a golpearme, pero detuve su brazo, tomando su mano, la apreté y sonreí, ella me miró, quedándose muy quieta

-       ¿Te gusta Bruno Mars?

-       Si –Regina contesto-. Si, claro.

Busqué entre las canciones y encontré Runaway Baby. La puse, Regina se acomodo en el asiento, ya que a mi me gusta cantar las canciones lo hice y esta vez si me estaba mirando, pero como si viniera del manicomio. Ya habría tiempo para inducirla a mi manera de vida alocada y arriesgada. Cuando nos paramos en el semáforo, yo seguía dando mi concierto imaginario… dos chicas lindas en un mini cooper rojo detuvieron su auto junto al nuestro. Parecían amigables y una de ellas levantó su mano para saludarme.

-       Señoritas…-agité mi mano

-       No lo creo –oí decir a Regina

Se quito el cinturón y se inclino en el asiento, alcanzo el botón de la ventana y lo presiono, subiendo el vidrio de mi ventana. Volvió a su puesto, abracándose de nuevo el cinturón. No me quedó remedio que acelerar cuando el semáforo se puso en verde.

-       ¿Qué fue eso? –le pregunte golpeando mi mano contra el volante.

-       Estas conmigo –ella se rio acomodando su camiseta-. Nada de coqueteo.

-       ¡Oh vamos! –proteste-. ¡Hace mucho que no salgo con alguien, tengo necesidades!

-       ¿Cómo cuales? –pregunto cruzando sus brazos debajo de sus pechos. Me pregunté si lo había hecho apropósito. Llevaba una blusa muy…favorecedora-. Dime cuales.

-       Besos ¿Qué mas? – me encogí de hombros-. ¿Nunca lo has intentado?

-       ¿En serio? –ella levanto la ceja-. ¿A Sam le gusta besar sin amor?

-       Es que besar con amor, es un privilegio que pocos pueden darse –me encogí de hombros-. Escucha, besar por diversión no es malo, es pasión y la pasión es un sentimiento, no importa si no amas realmente a la persona… lo que importa que es que disfrutes y mientras nadie salga lastimado, todo esta bien… además, es sano, mi doctor lo recomienda

-       ¿Segura que me hablas de besar y no hacer el amor? –agache mi cabeza con un poco de pena- tengo curiosidad por saber quien es tu doctor.

-       Regina, coqueteare con quien sea, cuando sea –me encogí de hombros-¿Queda lejos la librería?

-       A 15 minutos

-       Tenemos 15 minutos más de viaje, sin contar el tiempo demás si es que hay trafico, quiero hacer conversación colabora, Regina – le pedí bajando el volumen de la radio -. ¿Y…?

-       No salgo con nadie desde el último semestre de preparatoria –ella desvió su mirada hacia la ventana- dime algo ¿Soy guapa para ti? –pregunte-. Es que… no lo sé, me miras de una forma curiosa.

-       No te miro de ninguna forma –negué con la cabeza-. Tienes tu encanto, pero no es suficiente para mi, creo. ¿Por qué te molestarías en gustarme? Pensé que no te gustaría ni en un millón de años, no te gustan las mujeres ¿no?

Se quedo callada, no tenia idea que en realidad a mi me gustaba y mucho, llegamos a la librería y estacione el carro.

-       Sam, no intentes gustarme -. dijo y extrañamente sonrió

-       ¿Por qué no?

-       Porque va acabar mal como la historia que inventaste, tu poema.

Sin decir nada más ella salió del auto y se paro en la banqueta a esperar que yo saliera también. Me quede pensando un minuto. ¿Y que si acaba mal? Acabe como acabe, ella es Regina, yo soy Sam, ambas vamos a encontrar un nuevo camino. Creo que la conozco y yo me conozco, tal vez no terminemos enamoradas como en un cuento de hadas pero…de todas maneras tendré mi romance de ficción con ella. Salí del auto y la seguí arrastrando los pies. No paso mucho tiempo como esperaba, ella entro busco su libro y pago. Pensé iría directo al carro pero no fue así , me miro y parpadeo varias veces… luego sin decirme nada, empezó a caminar, alejándose de mi y la seguí. Me gustaba seguirla, parecía que ella siempre sabia a donde ir y cuando la seguía parecía que yo también sabia a donde ir. Camino calle abajo, con la cabeza gacha y conmigo detrás de ella. Regina era hermosa más allá de las palabras, atraía miradas a donde quiera que fuera. No era una florecita de primavera, no necesitaba maquillaje, ropa de lujo o accesorios, Regina era bella por sus expresiones que aunque serias eran precisas, exactas para lo que ella era. Su personalidad contrastaba con todo lo demás, era ella por sobre todas las cosas… no diciendo sus planes en voz alta, ni sus ideas, ni sus secretos… ni si quiera sus sentimientos. No escondía quien era…ella era así, así de simple. Camino hasta llegar al parque, había un banco y Regina tomo asiento ahí, subió sus piernas sobre el banco, sentándose como le gustaba y así empezó a leer su nuevo libro y yo solo me limite a mirarla desde otro banco, con mis audífonos puestos y un cigarro en mano, cerré los ojos por un rato y de un momento a otro estaba ella sentándose a mi lado asustándome un poco…

-       Si me vuelves a asustar así, volverás a dejar solos a papá, nana y Abu

-       A veces exageras ¿no?

-       Si solo a veces – paso sus dedos por mi pierna- ellos son lo mas importante para mi, supongo entenderás

-       Sam –murmuró, casi apenas audible. Yo la mire esperando que me dijese algo y no se arrepintiese de haber dicho mi nombre-. “No voy a decir su nombre, no quiero compartirlo con nadie. Es un secreto, entre ella y yo, no lo voy a divulgar, lo guardare aquí, solo para mi, con la esperanza de que si tengo su nombre solo para mi ella también será mía” –Recitó, perfectamente.

Inevitablemente sonreí de oreja a oreja

-       Si sigues haciendo eso, voy a besarte –le dije… fui sincera, sin miedo y estando consciente.

Ella quiso sonreír y pude verlo, pero se mordió el labio para reprimirlo… lo que ciertamente me dio mas ganas de besarla

-       Lo que quiero saber… es porque crees que solo teniendo el secreto de un nombre creerías que una chica es tuya

-       El simple placer de creerlo, un engaño con el que vivimos –le explique- a veces necesitamos saber que no importa cuanto digamos que alguien es nuestro, jamás será nuestro… solo es una ilusión, en casos como los míos; cuando las abrazamos, cuando las besamos, cuando nos cuentan sus secretos… parece que son nuestras. El sentimiento es nuestro, las personas son de ellas mismas… de la vida, del mundo.

-       Tienes un gran… y cursi talento, Sam –ella asintió, sonriéndome ampliamente por primera vez-. ¿Cómo lo haces?

-       ¿Hacer qué?

-       Decir lo correcto, con las palabras exactas.

-       No lo sé –me encogí de hombros-. Simplemente tengo suerte con la manera en que mi cerebro funciona.

-       Si, puede ser –ella asintió-. ¿Qué quieres hacer ahora?

Le sonreí…porque en ese momento quería mucho besarla. Sin embargo, me guarde mi deseo secreto y le dije que quería caminar. Así que caminamos, hablamos de nuestra familia, de lo que nos molestaba de la gente que paseaba por la calle, de música y de cosas triviales. Conocí un poco mas a Regina, eso era definitivamente un bonus. Cuando llegamos al auto, invite a Regina a comer pizza con Ro.

Para cuando volvimos a casa, aun era temprano. Papá, nana y Abu no habían llegado supuse habían ido no se al súper o a pasear. Solo eran las 6 de la tarde, el cielo estaba lleno de nubes grises. Caían algunas gotas cuando entramos a casa y una vez que estuvimos en la sala se desato un diluvio con truenos y relámpagos. La luz se corto.

-Perfecto –susurro Regina-. Hace frio y no hay luz. Simplemente perfecto –refunfuño subiendo las escaleras.

Ya habíamos pasado mucho tiempo juntas así que la deje subir mientras yo me dispuse a comer oreo que nana siempre compraba para mi.

Pronto regreso la luz y subí a mi cuarto, me senté frente al escritorio tratando de escribir algo y salió…

Comenzó una historia... comenzó algo nuevo, una amistad más. Comenzaron nuevas risas y nuevos puntos de vistas, de una nueva persona en quien confiar, a quién querer, y de una nueva felicidad. Un te quiero más, un te amo más. Otro espacio en mi corazón, Otros problemas, otros celos. Una nueva forma de aceptar, Otro tipo de ternura y otro tipo de dulzura en las palabras. Algo sincero, algo rápido. Alguien más en quien confiar.

Deje mi cuaderno por un lado y recosté mi cabeza en el escritorio. ¡Caray Sam! ¡Deja de pensar en Regina, no hay oportunidad!, estaba tan metida en mis pensamientos que no sentí que Regina había entrado y estaba a mi lado leyendo lo que había escrito.

-       A veces me gusta tu manera de pensar solo cuando lo escribes otras veces como cuando hablas es simplemente irritante… sigo preguntándome como es que lo haces

Me reí un momento, camine a mi cama y golpeé mi cabeza contra el colchón.

-       Lo que me has dicho casi llega a ser una rima, Regina

-       Esas son las consecuencias de juntarse contigo –me golpeo en el hombro y capturé su mano rápidamente

Regina se rio… no lo esperaba, pero soltó una carcajada y luego trato de soltarse, un pobre intento para lo que esperaba de Regina. Se volvió a reír y me reí junto a ella. Jale su mano y Regina termino sobre mi. Coloco una rodilla a un lado de mi cadera derecha y la otra al lado de la izquierda. Me estaba divirtiendo… jugar a las luchas era realmente divertido con Regina. Fue entonces cuando me di cuenta de que ella también lo disfrutaba… estaba riendo, ya se había soltado pero seguía tratando de inmovilizar mis manos. Mordí su brazo levemente y realmente esperé el puñetazo en mi nariz, en vez de eso ella se volvió a reír y me sujeto de los hombros fuertemente.