No Me Borres (Parte V)

Enamorarse puede llegar a ser una de las cosas más difíciles del mundo, ¿Quién te prepara para el amor? ¿Quién te prepara para enamorarte de otra mujer, de tu prima? Pero sobre todo ¿Quién ayuda a recordarle que hubo algo entre nosotras después de que un accidente le arrebatara esos recuerdos?

No Me Borres

Parte V

Era no poco más de las tres de la mañana cuando mis tíos comenzaron a discutir con alguien en la sala, lo supe porque los gritos prácticamente me despertaron. Miré hacia la cama de Eva para ver si ella también se había despertado y noté que no se encontraba allí. Alarmada me levanté rápidamente y me dirigí hacia la puerta para darme enterarme de que se trataba todo aquel ruido.

Cuando entre abrí y logré escuchar con mucha más claridad supe que la persona con la que discutían era Eva, salí de la habitación y lentamente caminé en cuclillas hasta lograr encontrar un lugar suficiente bueno como para escuchar y ver al mismo tiempo. No podía creer lo que estaba viendo, bueno, en algún quizá antes sí… pero ahora… ¡Eva estaba completamente borracha!

-¡Te marcamos mil y un veces al celular! ¡¿Dónde estabas?! –le exigió responder mía tío.

-Lo siento… No sé dónde dejé el celular y… -se tocó la cara intentando quitarse el sueño y la apariencia demacrada… -Perdón, creo que bebí un poco de más.

-¿Un poco de más? –repitió mi tía-, ni siquiera puedes mantenerte en pie sin dar tambaleos.

-Además hueles a alcohol por todos lados… Y a no sé qué más…

-No… volverá a suceder lo pro-me-to –tartamudeó.

-Claro que no –señaló mi tío-, no volverás a salir.

-No me importa… no ten…go nada allá afuera, y aquí… ni siquiera me acuerdo de ustedes, si acaso un poco a Mia pero ustedes…

-¿Te acuerdas de Mia? ¿Qué recuerdas de ella? –le preguntó mi tía-. ¡Anda! Responde.

-Creo que voy a… vomitar.

Fue entonces cuando salí de mi supuesto escondite, caminé hacia donde se encontraba todo el alboroto; todos me miraron al mismo tiempo y yo sólo me crucé de manos mientras apretaba mis labios. Pensé unos segundo en que decir, pero mi tía fue la primera en preguntar.

-Mia… si sabes algo… -supuso mi tía.

-Sé tanto como ustedes, si supiera algo que ella sabe… Ustedes serían los primeros en saberlo, créanlo –al decir aquello último me sentí incluso una mentirosa-. Será mejor que la lleve a dar un baño, no la nada bien.

Mis tíos sólo asintieron con la mirada y yo avance hacia donde estaba Eva, la tomé del brazo y la llevé lentamente hacia el baño. Su mirada parecía estar completamente cansada, olía demasiado a alcohol y a otras cosas que no lograba distinguir. Al entrar al baño la senté en un pequeño banquito mientras dejaba caer el agua fría en la bañera.

Sabía que lo que  tenía que hacer ahora sería algo que para mucho se vería como si quisiera aprovecharme de la situación. La verdad lo único que quería era que Eva se sintiese mejor, así que sin morbosidad comencé a quitarle la ropa. Ella en ningún momento se opuso, estaba tan borracha como para darse cuenta de algo en absoluto.

Poco a poco le fui despojando de la ropa que traía, hasta dejarla completamente desnuda. Su cuerpo a pesar de ser ella mima también había cambiado; ahora se veía mucho más delgado e incluso más escuálido… Quizá el hecho que careció de ejercicio durante casi 6 meses la había dejado así. Lo curioso era que antes del accidente era de esas chicas que se preocupaban siempre por tener su cuerpo en el mejor estado, incluso había días que me molestaba con ella… por que en lugar de salir conmigo prefería ir al gimnasio.

Ahora… ahora eso parecía que eso no le importaba tanto, era como si tuviese ahora otros asuntos más importantes que mantenerse en forma. De hecho desde que había regresado del coma y si no fuesen indicaciones del médico, ella no hacía en absoluto ejercicio… Al menos su cuerpo no lo resintió, porque en ningún momento vi que comenzara a engordar o algo así.

Su mirada ahora se veía como caer en sueño con la más ligera intensión, así que rápidamente la tomé de ambos brazos, la metí en la bañera y la senté para que no se cayera. Su piel en completo se erizo al tocarla, pero lo que sí la despertó al momento, fue cuando abrí la regadera y comenzó a caer el chorro de agua fría.

Sus gritos por el frío que le provocaba el agua se hicieron presentes en cuestión de segundos, intentó levantarse e incluso hasta empujarme para salir de la bañera, lo cual me sorprendió muchísimo, pues a pesar de estar muy delgada, aún poseía una buena cantidad de fuerza. Sin embargo, yo era más fuerte, así que la mantuve debajo del chorro de agua.

Después de dejarla un buen rato (lo suficiente para que le pasara lo borracha) y dejarla tan limpia como pude; la saqué toda temblorosa, le puse una toalla y la llevé hacia nuestra habitación. Lo primero que hizo fue tirar la toalla y meterse directamente a su cama mientras yo buscaba algo para vestirla.

Como prácticamente no se movía, yo misma decidí vestirla. Al quitar las sabanas toda su piel erizada y fría quedó al descubierto; la tenía completamente desnuda frente a mí y sobre una cama… Varias veces la había tenido en esa posición hace tiempo y había sido motivo para posarme sobre ella y besarle todo el cuerpo… Pero ahora…. ahora sólo le veía allí, tan perfecta y hermosa de pies a cabeza.

La observé detenidamente antes de ponerle algo de ropa, parecía que se había quedado dormida… Me hinqué y me recargué sobre la orilla de la cama (quería observarla más de cerca), dirigí la mirada hacia sus piernas y comencé a subir lentamente observando todo su cuerpo. Lo primero que se veía diferente ahora eran sus piernas… Eran más delgadas… Pero lo que me causo curiosidad, incluso ya habiéndolo visto antes… Fue su pubis, ella siempre procuraba llevarlo sin un solo vello… Lo que lo hacía ver tan suave y hermoso, ahora lograba ver bastantes pequeños vellos, pero eran… eran delgados y pequeños.

Yo incluso alguna vez quise preguntarle por qué lo hacía, imaginaba que quizá estaba bastante abundante en aquella zona… Y lo digo porque yo nunca me he depilado allí abajo, pero tampoco había sido necesario o al menos eso pensaba. Ahora que la veía, sabía que simplemente lo hacía por gusto y no por necesidad.

Verla allí me incitó a querer tocarla, a pasar la punta de mis dedos por su piel… Pero temerosa a que mis tíos entraran… Me levanté de nuevo y caminé hacia la puerta, di algunos paso más adelante, asomé la cabeza y me di cuenta de que ya no había nadie en la sala; lo más seguro era que ambos se habían ido a descansar poniendo en mí toda su fe. Regresé de nuevo al cuarto y con toda precaución puse el seguro de la puerta.

Volví a tumbarme en la posición en la que me encontraba y miré nuevamente de abajo a arriba el cuerpo de Eva. Temblorosa estiré mi mano hacia su abdomen, jamás me había sentido tan nerviosa por tocarla desde ya hacia bastante tiempo.

Cuando las yemas de mis dedos sintieron su suave piel, una sensación de alegría me inundo; una pequeña y enmarcada sonrisa se formó en mi boca, levemente vislumbre la mirada hacia su rostro… Quería verla dormida, mi sorpresa fue cuando al girar la mirada; ella se encontraba totalmente despierta y me estaba observando. Su mirada inconcina se dirigió al mismo tiempo que la mía hacia donde estaba mi mano tocando su abdomen.

Un sentimiento de nerviosismo e incordura me atrapo al instante, en ese momento no supe hacer otra cosa más que retirar mi mano rápidamente, pero al mismo tiempo que quite mi mano; la mano derecha de Eva atrapo la mía… Con eso, me puse aún más nerviosa, pero ese mismo nerviosismo desapareció cuando puso mi mano en el mismo lugar… Diciendo tan sólo con ese movimiento y sin decir una palabra, que no quitase mi mano de allí.

Después de eso no sabía exactamente que hacer o como responder a aquel acto, pero ella sí… Intentando algo que aún no entendía por completo, soltó mi mano y se movió de lado abriendo espacio en la cama. Sin dudarlo dos veces y un tanto nerviosa obedecí a sus señales, me metí con ella en la cama y me acosté a su lado.

Ella no dejaba de mirarme con un tono bastante lujurioso, e incluso hasta podía decir que algo pervertido. Entonces se corrió más hacia mí quedando su cuerpo desnudo frente a mí, tan sólo seguía mirándome y sin hacer alguna otra cosa. De la misma manea, yo no me movía en absoluto; estaba como petrificada y a pesar que quería acercarme y besarla… No podía moverme.

Con su mano derecha tomó esta vez mi otra mano y la llevó hacia uno de sus pecho, al soltar y dejar mi mano sobre su pecho, pensé en quitarla e irme de allí, pues realmente no sabía si ella estaba del todo consiente… Todo podría ser simplemente obra del alcohol que aún corría por sus venas, sin embargo, algo me decía muy en mi interior… Que no lo hiciera.

Volvió a tomar mi mano, pero esta vez la corrió hacia su pubis… Fue entonces cuando decidí actuar, y comencé a acariciarlo completamente. Lo hacía de una manera muy superficial e incluso con simples roces, y en ningún momento dejé de mirarle a los ojos; quería captar cada expresión, pero al ver que su cara seguía en la misma expresión; comencé a dejar caer mi mano con más peso y presión sobre su pubis. Al mismo tiempo inicié a dar un pequeño masaje con mis dedos de manera circular, sus ojos se cerraron mientras su boca se abría levemente, dejando salir una pequeña bocanada de aire.

Con su mano izquierda y derecha, tomó la mano con la que la estaba tocando, abrió sus piernas y la metió hacia dentro de estas. Claramente supe lo que quería que hiciera con ella, comencé a tentar hasta encontrar la punta de su pubis, justo allí donde comienza su sexo, metí la punta de mi dedo medio y empecé a girarlo de arriba abajo. Nuevamente su expresión se volvió a repetir al cerrar otra vez los ojos, sólo que esta vez se mordió los labios inferiores.

En señal a eso decidí incrementar la velocidad con la que hacía los movimientos, ejercí más presión e intercalé moviendo mi dedo en forma circular. Con la boca cerrada comenzó a dar gemidos que apenas si se alcanzaban a percibir. Su respiración comenzó a aumentar ya que su pecho subía y bajaba desenfrenadamente. Sus piernas empezaron a doblarse y después volvieron a caer sobre la cama. Animada por la situación decidí poner en práctica todo aquello que me había enseñado. Saqué mi mano de entre sus piernas, me incliné sobre la cama y me puse de pie; posteriormente me abrí de piernas y baje de nuevo sentándome sobre ella. Sus manos rápidamente buscaron mis piernas y comenzaron a dar suaves caricias.

Cuidadosamente acerqué mi cabeza hacia su cuello y comencé a besarlo, primero di pequeños besos para iniciar, después incluso mi lengua comenzó a participar. Lentamente mis labios iniciaron su camino hacia abajo, primero encontré sus pechos y me acerqué a chuparlos como lo hace un crío a su madre; sus manos pasaron de estar en mis piernas a subir hasta mi cintura y de allí no me soltó.

Ahora sus gemidos subieron un par de tonos pero siempre dentro de su boca, seguí mi descenso y recorrí todo su abdomen chupándolo completamente. Seguí deslizándome, ahora sentándome más hacia atrás, para así llegar a su obligo… Donde mi lengua recorrió toda la parte circular de este. Cuando supe que por fin había llegado a la parte donde había iniciado todo esto, me levanté y me metí entre sus piernas abriéndolas de lado a lado.

Acaricié su pubis nuevamente preparándolo para lo que pronto venía, la miré y ella seguía con los ojos abiertos y esperando a que comenzara lo que seguro había sido su idea inicial. Respiré hondo antes de empezar, pues a pesar que ya había hecho esto hace mucho tiempo… Siempre terminaba haciéndolo ella, incluso hasta me enojaba conmigo misma; ya que era más común que ella me diera placer a que yo lo hiciera.

Por lo tanto, digamos que esta vez sería la primera donde aplicaba todo de todo, convirtiéndose en una prueba.  Al mirar su pubis… Él mío se humedeció rápidamente. Su pubis se veía tan húmedo y limpio… Brillaba por el poco fluido que había alcanzado a salir. Con ambas manos abrí sus labios dejando a simple vista todo su sexo.

Este se veía tan delicioso, abrí mi boca y deje salir la punta de mi lengua, este era el momento en el que debía hacer lo mejor… en el que debía poner todo de mí. Acerqué mi cabeza y finalmente toque su sexo con mi lengua. El primer sabor que se vino fue tan… tan como lo recordaba, ese perfecto sabor indescriptible que me gustaba tanto de ella lo estaba reviviendo justo en ese instante.

Pase un par de lengüetazos sobre su sexo y miré rápidamente su expresión, estaba nuevamente con la boca abierta, sus ojos cerrados y haciendo presión significaban para mí algo bueno. Regresé a lo mío y con más seguridad mi lengua inicio su trabajo con superficiales lengüetazos. Debes en cuando daba pequeños vistazos a su pies y notaba como estos se engarruñaban haciéndome dar cuenta que seguía por buen camino.

Intentando cambiar de técnica y con ayuda de mis dedos abrí más aún sus labios… Quería que quedara toda esa zona totalmente abierta para mí, la punta de mi lengua apenas la tocó cuando su cuerpo se levantó un par de milímetros de la cama y cayó de nuevo bruscamente; repetí esta acción y su cuerpo volvió a hacerlo pero esta vez en menor intensidad.

Sus fluidos empezaron a salir lentamente, así que comencé a jalarlos con mi lengua… Empecé a saborearlos. Mi lengua comenzó a tomar más profundidad, su cuerpo se movía hacia ella cada vez que metía ligeramente mi lengua al orificio de su vagina y esto le daba el ritmo a mis movimientos.

Sus gemidos empezaron a crecer y al mismo tiempo mi preocupación, si mis tío llegaban a escuchar aquello… No quería ni imaginarlo. Pero Eva tampoco era tonta, cuando notaba que los gemidos se salían de tono, ella se mordía los labios obligándose a sí misma a guardar silencio. Mientras tocaba los músculos de sus piernas… Notaba como estas se volvían tensas y duras, a mi parecer todo su cuerpo estaba tenso por la excitación y de alguna manera también el mío.

Retiré mi lengua y mi boca de su sexo para dar la bienvenida a mis dedos, comencé con uno (el dedo medio) y lentamente empecé a meterlo hacia su interior… Su pelvis se elevó y logré escuchar como sacó todo el aire que tenía dentro de sus pulmones de un sopetón. Metí a más profundidad mis dedos hasta el límite de estos, al mismo tiempo que lo metía, con mi lengua daba pequeñas lambidas sobre su clítoris, haciendo un juego de manos y lengua perfecto.

Aquello pareció encantarle, pues con sus manos tomó mi cabeza y la empujo hacia su sexo para que hiciera más presión. Con tal respuesta mi segundo dedo (el índice) hizo para con el otro, los introduje pero intentando hacerlo con mucho cuidado para no lastimarla. Su ahora cuerpo caliente comenzó a moverse incontrolablemente de un lado a otro. Sus gemidos internos se volvieron más comunes y más fuertes… Empezó a tensar las piernas atrapando mi cabeza, el gemido se volvió incontrolable y audible, sus dedos tomaban mi cabello, sus caderas subían y bajaba y finalmente… Cayó sin un solo gramo de fuerza.

Saqué mis dedos y pasé una vez más mi lengua para apaciguar el sentimiento de mis dedos, cansada… Ambas cansadas nos quedamos sin movimiento, me levanté y me acerqué hacia ella. Mi mirada de asombro cuando vi que se había quedado dormida en ese corto periodo de tiempo se hizo presente. Me tumbé sobre ella cuidadosamente y como si fuese la bella durmiente, acerqué mis labios y le di un beso.

Ese momento fue tan mágico para mí, no fue un beso elaborado donde se incluyese lengua ni nada por el estilo… Simplemente un beso y ya, sus labios se enmarcaron dibujando una pequeña sonrisa, que me iluminó la mía. Alegre y feliz por ello decidí irme a acostar a mi cama, pues no quería que en la mañana despertara y se sacará de onda conmigo a lado y sobre todo porque ella estaba desnuda.

Me acosté y le mire desde lejos, no sabía si aquello era resultado del alcohol o si de verdad era su intención y estaba consciente de todo, pero sinceramente en ese momento no me importaba. Ya había logrado tanto y tan sólo en unas horas, y eso para mí era la mejor recompensa. Quizá si mañana despertaba sin recordar nada, no sería algo nuevo, pero tendría claro que al menos… al menos en su subconsciente me seguía amando.

Miré como ella se volteó hacia mí… seguía dormida pero con una sonrisa hermosa en sus labios, eso me hizo de nuevo sonreír, pero mi sonrisa no duro mucho… Cuando entre labios alcancé a escuchar la palabra “Kim”, mi mirada cayó y mi sonrisa desapareció “¿Quién diablos era Kim? –me pregunté.”

Nos estamos leyendo y hasta pronto.

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