No Me Borres (Parte IV)

Enamorarse puede llegar a ser una de las cosas más difíciles del mundo, ¿Quién te prepara para el amor? ¿Quién te prepara para enamorarte de otra mujer, de tu prima? Pero sobre todo ¿Quién ayuda a recordarle que hubo algo entre nosotras después de que un accidente le arrebatara esos recuerdos?

No Me Borres

Parte IV

Toda vida era perfecta,  siempre obtenía lo que quería o lo que me proponía y jamás dejaba que las personas hicieran las cosas que yo podía hacer… Al menos eso es lo que dicen que era parte de mi vida. Ahora ya no sé quién realmente soy… O quién se supone que era, toda mi vida a cambiado y ahora ni siquiera puedo comprobarlo; todos me miran esperando respuestas y yo sólo les tengo que miran con el rostro sin alguna expresión posible.

Hace unos meses desperté de un coma profundo, al parecer tuve un accidente que me dejó así… un accidente que se llevó a mis tíos, tíos que al igual que todo lo que se supone que debería recordar… Se ha ido.

De alguna manera pensé que mi vida seguiría así por todo el resto de las horas que permaneciera en este mundo, con preguntas y miles de dudas de lo que era mi vida. Pero hace unos días pasó algo que no me lo podía creer por más que lo intentara. Recordé… Recordé algunas cosas que se supone que no debería recordar, recordé algo que debería haberse perdido en mis recuerdos y nunca debí haber hecho en mi antigua vida.

Un día mientras dormía en la casa de vacaciones de mis padres que se encuentra en la playa, donde estábamos ellos, mi hermano y mi prima Mia; tuve un sueño, un sueño que parecía tan real, pero no fue sólo un sueño; esto era tan diferente, tan palpable y real. Cuando desperté incluso me dije a mí misma que sólo se trataba de un sueño, pero para mi sorpresa comencé a recordar más de lo que debía.

Mi sueño consistía solamente en una cosa, yo en esa misma casa besando a mi prima Mia…. En aquel momento al despertar esa imagen se volvió tan repulsiva en mi mente, pero al empezar a recordar que había pasado realmente… Sentí una especie de tranquilidad y desequilibrio combinado, la falta de aire y los nervios me pusieron nerviosa al recordar que aquello no había sido un sueño…

¿Por qué se supone que debería recordar eso? No lo sé, pero a mi mente vino la imagen de mi prima y yo dentro de una casa de campaña; pude revivir aquel momento que alguna vez me pareció hermoso. Pude revivir sus caricias y besos, su forma tan frágil de tocarme y aquella forma tan atrevida excitarnos al tocar nuestros cuerpos.

De alguna manera extraña, al recordar aquello mi cuerpo se sintió… Diferente, como si me excitará la pura idea; es que era tan clara y real la forma de sentir sus dedos dentro de mi sexo, que sólo pensarlo lo aborrecía y al mismo tiempo lo amaba tanto. Mis recuerdos de aquella noche en el campamento no pararon allí, incluso recuerdo haberme despertado antes que ella; haberla observado por minutos y haber acariciado su pelo mientras ella seguía dormida... así hasta decidir irme a dar un baño al río que se encontraba seco.

También recuerdo que después de eso ella no quería verme ni en pintura, su rechazo fue tan obvio incluso de regreso en el autobús escolar y qué decir de los días siguientes… Parecía como si la ley de hielo formase parte de su idioma. Pero de la misma manera recuerdo haber insistido hasta el cansancio, haber insistido hasta haberla llevado a la cama nuevamente, hasta volver a tocar su cuerpo y hasta volver a llevarla a un orgasmo.

Recordar lo que había pasado en su antigua casa, justo en su habitación era otra cosa que aunque parecía muy poco clara e incluso confusa… Había llegado a recordar. De aquella noche no era mucho lo que podía rescatar, sólo recordaba haberla convencido para que yo hiciera todo el “trabajo sucio” por ella. Pero lo que sí recordaba era ese claro aroma y sabor de lo que salía de su vagina, ese aroma penetrante y dulce; que a la vez se disolvía en un sabor ligeramente salado pero  tan delicioso.

No, no podía ser que aquello me pareciese delicioso, ni si quiera agradable; eso, junto con lo del campamento y lo poco que recordaba de la casa en la playa de mis tíos era simplemente la respuesta a la interrogante que me hacía cada noche… “¿Quién realmente era yo?” pero si aquello era algo que amaba ¿Por qué ahora me sentía tan abrumada por eso? ¿No se supone que debería  sentirme alegre de recordar lo que éramos mía y yo?

Muchas cosas no quedaban claras, pero si me sentía así era por alguna razón, que aunque no recordaba, debía tener muy en cuenta. Después de todo lo que había pasado y lo que me llegaban a contar mis “supuestos” amigos… Era como si hablaran de otra persona, yo no me creía capaz de todo aquello, ni siquiera de haber golpeado a un chico en los testículos al grado de hacerlo llorar; simplemente no me creía capaz, pero definitivamente tampoco de hacer todo aquello con mi prima.

Como no sabía claramente si aquellos recuerdos eran de alguna manera ciertos, o si formaban parte de mí; decidí ir contárselo a Mia para ver cuál era su expresión ante la situación. Para mi sorpresa, me la encontré al lado de la piscina el mismo día que recordé aquello en parte de mi sueño. Allí mismo se lo dije, sólo que no le dije que lo recordaba; le dije que sólo había sido un sueño… Y uno muy malo.

Su expresión fue tan notoria, traté de hacerme la indiferente para que no se diera cuenta que notaba el tono de su rostro… Pero era claramente obvio que ella estaba destrozada, no porque no la recordara en sí; si no por la forma en que me expresé de ello. Al decirle que aquello era para mí un sueño asqueroso su rostro cambió drásticamente, se volvió tan triste en incluso podría decir que con cierto tono de decepción.

¿Por qué le había dicho eso? No lo sabía, pero lo que sí sabía era que aquel sentimiento de culpa no era en vano… Aquel sentimiento era porque algo me decía que todo aquello debía haber terminado, que todo aquello estaba mal y que indiferentemente si recordaba o no; ya no debía seguir adelante, incluso pensar que gracias a mi falta de memoria… Las cosas serían ahora como debían ser.

De camino a casa Mia se puso sus audífonos todo el tiempo, no me dirigía la mirada y aunque pareciese que lo intentaba disimular, no lo lograba. Me dolía pensar que después de todo lo que había hecho por mí después de despertar del coma, se viese afectado por la plática de la pasada noche. Pero sin duda, a partir de ahora esa plática sería el motivo por el cual ella incluso pudiese llegar a odiarme.

Pero también me hacía bien pensar que gracias a eso, ella dejase ese tema por la paz. Me alegraba la pura idea de que ella siguiese con su vida, y que algún día se casase y tuviese hijos. Era incluso un hombre lo que se venía en mi mente como la mejor opción para ella. Porque incluso aquella idea me parecía más favorable que la que incluía mujeres en su vida, no porque me sintiera envidia, si no porque aquello era lo mejor para ella.

Por mi parte ahora me preguntaba si me gustaban las mujeres… Y era raro, porque después del coma mucho de las personas y amigos de la escuela me decían que estaba enamorada de fulanito, que mi amor platónico era no sé quien e incluso me hablaban de los que supuestamente habían salido conmigo, y esa idea se me hacía tan indiferente. Ahora estaba entre la idea de pensar si era indiferencia o desinterés en los hombres.

Ahora las cosas se volvían mucho más difíciles, porque a pesar de recordar ciertas cosas, muchas veces el “por qué” de esos recuerdos era lo que no podía llegar a recordar… Y eso me volvía infinitamente loca. Al llegar  a casa me senté en el sofá para meditar un poco, ver a mis padres y no poder decirles que no se preocupasen porque ya estaba recordando, era el sentimiento de ahogo más grande que jamás tuviese. Pero imaginar decirles que Mia y yo éramos amantes era la cosa más inimaginable en el mundo que yo pudiese decirles.

Eva simplemente pasó por la sala y nos dijo a todos que se iría a descansar porque el viaje la había destrozado, yo sabía que si lo de anoche no hubiese pasado, seguramente ya se encontraría hablando conmigo o viendo alguna de nuestras películas favoritas con la única esperanza de que llegará a recordar cuales eran mis películas favoritas… No lo sé, incluso hasta podría ser que teníamos una película favorita como amantes o algo así.

Mientras yo estaba allí sentada el teléfono comenzó a sonar sacándome de aquel transe, al parecer la llamada era para mí, se trataba de un chico muy tierno llamado Santiago, que me ayudaba con las tareas cuando Mia no tenía tiempo o simplemente sus clases no concordaban con las mías. Muchos podrían pensar que este chico intentaba lograr algo más, pero la verdad era que no, este chico era tan tierno que la ternura le salía hasta por debajo de los zapatos.

Era un chico en cierta forma algo… nerd y esas cosas, su forma de vestir simplemente lo decía todo. También podría decirse que era un chico respetuoso y amigable, como de esos amigos que siempre te ayudan sin importar que ellos mismos se atrasen perdiendo en tiempo contigo. Y bueno, como no hace aquello, si yo era tan cabecilla con todo ahora; me había quedado tan atrasada en las materias y si por decir que mis calificaciones no eran buenas antes del coma, ahora no serían la excepción.

Bueno, pues ese mismo chico que me ayudaba a pesar de estar ahora únicamente como oyente, me había llamado para invitarme a la fiesta de una amiga. Al principio dude en aceptar, pues aún si esa chica me conocía, simplemente yo no a ella. Pero después de pensarlo y él de convencerme decidí aceptar… Obviamente después de pedir autorización a mis padres, como la fiesta no era muy lejos como para necesitar auto, les pedía a mis padres que yo misma tomará el autobús.

Ellos insistieron en llevarme y traerme, simplemente porque piensan que se me va a olvidar recordar como regresar a casa; aquello me ponía tan furiosa, porque no lograban entender que no era retrasada mental ni mucho menos tenía amnesia anterógrada o a corto plazo; simplemente lo que había olvidado, lo había olvidado y lo que recodaba no lo iba a olvidar.

Bueno, pues eso para mis padres era difícil de comprender, y si no fuese porque mi hermano había quedado a mitad del camino de regreso en casa de unos amigos para festejar un cumpleaños, seguramente le hubiesen obligado a acompañarme. Al final y después de mucho debatir decidieron darme dinero para el taxi, porque así sería más seguro y los dejaría con mayor tranquilidad… Siempre y cuando llevase mi celular para cualquier cosa.

Así que despreocupada y tratando (irónicamente de olvidar) todo lo que había pasado, le respondí un sí rotundo y seguro a Santiago y me fui a arreglar prácticamente a cuclillas para no despertar a Mia; después llamé para pedir un taxi que no tardó demasiado en llegar y poco después con un beso por parte de mis padres, me subí al taxi con destino a aquella fiesta.

Cuando llegué rápidamente me recibió Santiago, parecía que la fiesta lo había transformado, su peinado y su ropa le favorecían notoriamente e incluso hasta podía decirse que se veía guapo. Se acercó y me saludó efusivamente al mismo tiempo que me besaba en la mejilla.

-¡Qué bueno que pudiste venir!

-Bueno, después de todo es mi primera fiesta en meses… Y lo digo en serio –le dije bromeando.

-¡Anda! Vamos adentro, te mereces algo de diversión –me tomó de la mano y me llevó hacia el interior de la turba-. Espera, te voy a presentar a mi amiga –se alejó y me dejó sola en medio de la fiesta.

-¡Hola Chica! Esta vez debo admitir que mi Santi se sacó medalla de oro contigo –una chica rubia se acercó alegremente y abrazó.

-¿Disculpa? –le dije desubicada.

-¿No eres la novia de Santiago?

-Mmm no…

-Amber ya te dije que no es mi novia –señaló Santiago que venía justamente detrás de ella-. Es sólo una amiga –replicó con un par de cervezas.

-Lo siento, estoy un poco pasada de copas –me miro disculpándose.

-No importa… Y entonces ¿Qué festejas?

-Nada, sólo me gusta hacer fiestas

-Bueno ¡pues entonces a festejar se ha dicho! –grité entre el bullicio tomando la cerveza de la mano de Santiago para levantarla al aire.

La fiesta se volvió demasiado salvaje, pero jamás de desagrado en absoluto e incluso hice nuevos amigos y volví a hacerme amiga de otros que decían que los conocía. Pasamos de beber cerveza al tope (que incluso algunos llegaron a vomitar) hasta bailar sobre las mesas y cantando karaokes… Al menos para mí buena suerte me sabía algunas letras que pensé no llegar a recordar.

Cuando se llegó la noche realmente empecé marearme, tanto movimiento y alcohol hacían tal mala combinación. Pero no era la única, pues Amber y Santiago parecían estar igual de perdidos que yo. De pronto una sensación de sueño me atrapo por completo, así que le pedí a Santiago un lugar para tomar una pequeña siesta; cuando se lo dije, él también me dijo que se sentía cansado; así que ambos fuimos a buscar a Amber para pedirle prestada alguna de sus tantas habitaciones.

Al llegar Amber rápidamente nos dirigió hacia una de las últimas habitaciones, despreocupados los tres nos tumbamos; yo en cuestión de segundos cerré los ojos y comenzó a atraparme el sueño. Después de eso comencé a soñar algo muy extraño, era yo sobre la arena… De pronto Mia se tumbaba sobre mí, su piel era suave y la vez escamosa… Como si fuera una sirena.

Sus labios húmedos se acercaban a los míos, mojándome toda la boca con un agua tan salada que quemaba mis labios; luego todo se empezó a difuminar y el sueño comenzó a desaparecer (estaba despertando).

Lentamente mis ojos se fueron abriendo, pero para mi sorpresa si había alguien rozando mis labios; esa persona era Amber… Sus labios rojizos rozaban  los míos de una manera tan sensual, ella sabía que estaba despertando y en ningún momento se alejó o cambio de posición. De pronto otros labios se tumbaron sobre mi cuello con dulces y pequeños besos.

Giré mi cabeza y tenía justo a mi lado derecho a Santiago con el dorso descubierto. Cerré los ojos para volver a abrirlos e imaginar que despertaba de un sueño, pero definitivamente aquello era real, era tan palpable y… Bueno, cuando los volví a abrir ellos seguían allí. Los dos se separaron de mí y comenzaron a besarse, mi cara de asombró al verlos dándose besos tan expresivos después de haberlos sentido sobre mí no se hizo esperar.

Santiago metió una de sus manos debajo de la blusa de Amber mientras esta se acercaba nuevamente a darme un beso, esta vez le correspondí y me deje llevar por la situación. Nuestros besos cada vez se volvieron más profundos al grado de sentir su lengua junto  a la mía. Mientras nosotras nos besábamos Santiago empezó a quitarse toda la ropa y una vez que quedo sin una sola prenda comenzó a quitarme los jeans.

Era relajante que mientras yo besaba a Amber, sin necesidad de tocar mi ropa esta fuese desapareciendo poco a poco. No supe cómo pasó, pero en cuestión de segundos los tres nos encontrábamos desnudos, todo seguía pareciendo un juego excitante del cual sólo quería seguir jugando. Los dos tenían un cuerpo espectacular, yo estaba sorprendida de Santiago; pues debajo de toda esa ropa de nerd tenía un hermoso abdomen, mientras que Amber tenía una perfecta cintura, unos pechos perfectos y todo su sexo depilado.

Amber tomó mis piernas y las abrió metiendo sin pensarlo dos veces su cabeza, su lengua tibia se sintió rápidamente sobre mi sexo; parecía estar sedienta por la forma en que succionaba mis entrañas. Santiago por su parte empezó a buscar el trasero de Amber a besos, con una mano acariciaba sus glúteos mientras que con la otra se agarraba el pene que lentamente comenzó a ponerse en alto, a engrosarse y a saltar esas venas verdes de alrededor.

Claramente sentí cuando Santiago penetró a Amber, y digo que lo sentí porque por unos segundos el grito de Amber me aturdió y después como si le hubiesen puesto pilas comenzó a pasar su lengua por mi sexo mucho más fuerte. Cada vez que Santiago la empujaba, esta enterraba sus uñas sobre mis piernas y de igual manera me empujaba haciendo que la cama oscilara continuamente. Continuamente siguió gimiendo hasta dio nuevamente otro grito pero esta vez mucho más fuerte, era un grito de placer por la penetración de Santiago.

Luego ella dejó de chuparme y subió hasta mí para seguir besándome, no lo hizo por mucho tiempo ya que después subió más arriba hasta dejar su sexo sobre el mío, justo ahora se veía tan rosado e incluso hasta podía decirse que rojizo. Pude ver como un líquido blanco y viscoso se asomaba sobre su pubis, definitivamente se trataba del  semen; un asco entró en mi rostro sólo de pensar en probarlo. Así que para que no lo notara me salí debajo de sus piernas y le indique que se volteara dejándola en la misma posición que yo.

Una allí simplemente metía uno de mis dedos dentro de su vagina, pero supuse que esto ya no era nada después de haber tenido un pene dentro de ella ya que no hacía ninguna expresión. Tomé un ligero respiro y resignada me acerqué a sus sexo para empezar  a lamerlo. Cuando sentí por detrás de mí algo muy caliente di un pequeño salto, se trataba de Santiago, quien con ambas manos abría mis piernas para introducir su pene.

Mis nervios entraron rápidamente y volteé para ver si llevaba un preservativo o algo así, me sentí aliviada cuando vi que si traía condón. De nuevo a lo mío y asqueada seguí pasando mi lengua por todo el sexo de Amber, su cuerpo comenzó a arquearse y tensarse de nuevo. Cuando sentí que Santiago me penetró, mi cuerpo se paralizó y grité sacando todo el aire de mis interiores. Pero sin quitar el seguimiento a lo que hacía, proseguí dándole placer femenino a Amber.

El cuerpo de Santiago comenzó a empujar y jalarme repetidamente, cada vez que me penetraba daba un pequeño gemido y mientras me jalaba aprovechaba para meter la punta de mi lengua dentro de la vagina de Amber. Todo aquello simplemente comenzó a volverme loca, era como jugar dos partidas al mismo tiempo y  de alguna manera cada vez quería más. El cuerpo entero de este se tambaleaba, su pene duro y grupo entraba y salía de mi vagina. Para mi desgracia después de aquello último… Me marié, me dio vueltas la cabeza con un profundo asco y me desplomé en la cama.

Cuando desperté con un maldito dolor de cabeza todo giraba, me sentía tan mal y tan asqueada, con ese sabor de boca empalagoso a sexo.  Me senté en la misma cama y miré hacia ambos lados, Amber y Santiago se encontraban desnudos y durmiendo. Amber se encontraba de boca abajo mientras que Santiago era boca arriba, mostrando su pene, que esta vez se veía flácido y caído.

Tarde varios minutos en ubicarme, hasta que recordé donde estaba y con quienes estaba; ni siquiera sabía dónde había dejado el celular y parecía que era ya de noche. Recordé que tenía que regresar temprano y sólo presione mi rostro contra mis manos. Esa noche habían quedado claro tres cosas y una de ellas era que ya había perdido la virginidad  antes de esto, y no precisamente con Mia, aunque parecía confuso… Recordé algo con un chico a los 13 años, no recordaba exactamente su nombre, bueno, tampoco el alcohol y la confusión total ayudaban mucho.

Aún seguía mareada y ligeramente asqueada pero definitivamente la segunda cosa que quedaba claro, era que los hombres me eran indiferentes; que me daba asco el semen, por lo tanto, los hombres no eran lo mío y finalmente algo que me paralizada… Mia no había sido la primera vez con la que había estado con una chica, entonces… ¿Quién era la chica de aquel recuerdo vago en mi mente?

Nos estamos leyendo y hasta pronto.

Te invito a leer mi novela de amor lésbico "Andrea Princesa... Samantha Príncipe" en mi página web.

http://writeandimagine.webnode.mx/

http://movil.todorelatos.com/perfil/1418900/

Twitter: @WriteAndImagine (http://twitter.com/WriteAndImagine)