No Me Borres (Parte III)

Enamorarse puede llegar a ser una de las cosas más difíciles del mundo, ¿Quién te prepara para el amor? ¿Quién te prepara para enamorarte de otra mujer, de tu prima? Pero sobre todo ¿Quién ayuda a recordarle que hubo algo entre nosotras después de que un accidente le arrebatara esos recuerdos?

No Me Borres

Parte III

Los días siguientes a la llegada a Eva se volvieron pesados, sin sentido y vacíos, yo no sabía realmente a lo que me enfrentaba hasta que comencé a vivirlo en carne propia. Durante días mis tíos intentaron enseñarle a Eva miles de fotos, videos y objetos que le pudiesen recordar algo sobre su vida pasada, sin embargo parecía ser tan en vano; por más que lo intentaban el cerebro de Eva parecía negarse perfectamente.

En las noches mientras Eva dormía, imaginaba que todo era como antes y que estar juntas en la misma habitación era simplemente otra de nuestras típicas pijamadas. Pero si no era la ausencia de ella la que no me dejaba imaginar al completo, era ese sentimiento de soledad por mis padres. A mis padres también los extrañaba demasiado, pero justamente antes del accidente se habían vuelto unos completos desconocidos.

Aún y con todo esto los seguía queriendo y extrañando, pero al menos ellos ya se habían ido para siempre y habían dejado recuerdos; con Eva era totalmente diferente, ella seguía aquí… Pero los buenos recuerdos eran los que se habían ido para siempre. Eva intento recuperar su vida, primeramente se inscribió de nuevo a la escuela; ahora tan sólo estaba de oyente y justamente en el mismo grupo que yo.

Todo el tiempo ella iba y venía conmigo, no porque no tuviese a alguien más; antes de todo esto ella era una chica popular, tenía y tiene muchos amigos… Pero ahora sólo son simples desconocidos. A pesar del tiempo sus amigos nunca desaparecieron físicamente, sólo de sus recuerdos… Como el resto del mundo, ella intentaba acoplarse y convivir, pero era difícil; todos creían que sería tal y como antes, pero al verla tan cambiada ambas partes se sentían incomodas.

Después de todo, era como si volviera a ocupar su lugar… Un lugar que en ningún momento yo ocupé. Si, después del accidente me veían de manera diferente… Con lástima, y no lo niego, me recluí en mi propio mundo y me aleje de todos… pero ¿Qué más me quedaba? Había perdido todo lo que le daba sentido a mi vida.

No más de uno se quiso aprovechar de la situación, e incluso intentaron hacerse los caritativos con la más clara intención de aprovecharse de la situación; eso me enfurecía y aunque no podía hacer nada al respecto más que cuidarla, tenía que comportarme como lo que era realmente, su prima. Tampoco todo era tan malo, logré crear un fuerte vínculo con ella; pero me daba miedo lograr crear ese vínculo familiar, que quizá nunca llegó a existir.

A veces tenía ganas de volverla a enamorarla, pero era consciente de que esa idea era tan errónea simplemente por el hecho de saber que ella fue la que me conquisto a mí, incluso a veces pensaba en olvidarlo todo y dejarlo; que ella siguiese su vida y yo la mía.

De la antigua reputación de oveja negra que se había formado (aunque de eso no tuviese nada) ya no quedaba nada, su lugar había sido ocupado por alguna de las chicas que le pisaban los talones queriendo ser como ella; sin embargo, ahora era un chica completamente diferente. Incluso para mí era difícil adaptarme a esta nueva personalidad de Mia, podía recordar tantas cosas que la habían llevado a hacer sus impulso, cosas… Que ahora dudaba fuera capaz de hacer.

Como la vez que fue suspendida un par de días por golpear en los testículos a un chico de nivel superior, como olvidarlo. Recuerdo que todo eso había sido causa mía, este chico llevaba días diciendo que se había acostado conmigo y después de mí seguía mi prima. Yo no me había enterado de esto hasta que vi un cumulo de gente haciendo un escándalo en pleno pasillo.

Cuando Eva se enteró de lo que se decía, se enojó tanto que lo primero que hizo fue ir a buscar a ese tipo para callarle la boca a golpes o al menos eso fue lo que me contó. Bueno, es que desde la vez que pasó lo que pasó en mi habitación las cosas eran muy diferentes; habíamos quedado al final de cuentas que si aquello se llegaba a repetir, sólo sería sexo y simplemente eso. Pero con el tiempo las cosas no se dieron como las planteamos al principio.

Yo lo notaba en su mirada, por la forma en que me abrazaba, por cómo me besaba en la mejilla cuando tenía que saludar o despedirse, e incluso sus locos celos cuando escuchaba que algún chico me quería pretender. Por mi parte, yo la necesitaba cada día más… a veces me dolía admitirlo, porque no quería enamorarme de ella; pero llegó un momento en que se volvió imposible.

Ahora cada vez que la miraba me daba miedo que comenzara a quererme con ese amor que se tiene de un familiar a otro, que se encariñara por lo que éramos; que al final ella me quisiese solamente como una prima. Quizá el tiempo que jamás la conocí logro formar aquello entre las dos, ese tiempo en el cual crecimos separadas por el capricho de mi padre y el suyo; pero ahora que empezaba esto desde el principio… Las cosas podrían cambiar tanto, y aquel amor familiar que incluso nunca existió; existiera a partir de ahora.

En las noches ya no sabía si debía llorar por todo lo que había perdido o simplemente tragarme todo ese llano y continuar como si la vida fuese perfecta. A pesar del gran esfuerzo mis tíos, de mi primo y el mío no lográbamos dar gran avance en los recuerdo de Eva. Había fotos por todos lados, veíamos videos familiares e incluso se hizo una fiesta con otros tíos y abuelos… Pero Eva seguía sin recordar nada.

La vida sólo parecía estar queriendo que Eva y todos nosotros fuésemos extraños por siempre. Ella intentaba hacer lo mejor, una vez hasta me preguntó si había tenido novio…Yo le conteste que sí, porque si había sido cierto. Cuando Eva y yo nos volvimos prácticamente amantes, tratamos de buscar alternativas para cualquier inconveniente que tuviésemos. Ella decidió decirle sí a un chico que la pretendía desde hacía tiempo y que ahora ya no estaba… El punto era que entre menos nos relacionaran, y entre más dijeran que ella tenía novio… menos se creerían aquel chisme.

¿Chisme? Sí, un chisme que no tenía nada de chime; no habíamos hecho nada malo, pero en un error que tuvimos alguien nos vio mientras ella me tomaba de la cintura y me daba un beso en la comisura de boca. Bueno, cómo íbamos a saber que alguien nos vería… Era tarde en la escuela, yo estaba esperando a que me dieran unos papeles en la recepción y termine saliendo demasiado tarde. Eva me envió un mensaje para preguntarme dónde estaba, después llegó y al querer sorprenderme pasó todo aquello.

Bueno, al final todo su plan resultó a la perfección, el chisme desapareció y las cosas se calmaron. Yo no era tan fuerte como Eva, recuerdo que toda esa semana temblaba cada vez que me preguntaban si eso era cierto, en cambio Eva sólo se burlaba de lo que decían y los terminaba insultando a ellos. De alguna manera me sentía protegida, cosa que nunca llegué a imaginar entre dos chicas; yo siempre había pensado que dos chicas juntas eran la debilidad más grande, pero estaba equivocada. Eva me protegía tanto o más de lo que hubiese imaginado que un hombre hubiese hecho por mí.

A veces pensaba que me tocaba regresarle a Eva toda aquella fuerza que me hizo seguir adelante, ella lo necesitaba más ahora, ya que después de casi un mes de terapia, Eva no avanzaba absolutamente nada y mis tíos comenzaba a perder la paciencia. Pero hasta hace poco Eva recordó algo que ella cree que sólo fue un sueño (y uno muy malo) por lo que dice ella. Sólo recordar las palabras que uso… Y todo fue porque fuimos un fin de semana a una casa en la playa que tienen mis tíos.

El lugar es verdaderamente hermoso, una enorme casa de dos piso con una piscina trasera que podría ser la envidia de cualquier casa moderna. Ese día mis tíos y Evan se fueron a dormir temprano. Yo como no podía dormir decidí ir a sentarme en una de las sillas de playa que están justo al lado de la piscina. Lo único que hice fue quedarme allí y meditar tantas cosas, e incluso revivir algunos recuerdos. Cuando el sueño comenzó a alcanzarme Eva apareció, y se sentó en la silla que estaba al lado mío.

-¿No puedes dormir? –me preguntó mientras se sentaba.

-Supongo que tú tampoco –sonreí levemente.

-No pensaba encontrarte aquí, es sólo que tuve un sueño que me despertó… Bueno, más bien diría que era una pesadilla.

-¿Qué soñaste?

-Nada, olvídalo…. –continuo-, déjalo. Mejor cuéntame ¿Qué haces aquí?

-De acuerdo, te lo contaré después que me digas que soñaste –insistí.

-No quieres saberlo.

-¿Por qué no lo averiguas? –la reté.

-En serio, sé lo que te digo… No quieres saberlo.

-Insisto –le dije mientras me sentaba de tal forma que quedaba frente a ella.

-¿Prometes no enojarte conmigo?

-Te lo prometo –puse mi mano derecha en el aire-, palabra de niña exploradora.

-¿Fuiste niña exploradora?

-Ese no es el caso.

-Es que no quiero que pienses que soy una enferma mental.

-No pensaría eso nunca –le dije intentando animarla a contarle.

-Bueno, pero no se lo digas a nadie. Quiero que sea un secreto entre las dos –asentí con la cabeza y volví a elevar mi mano al aire en señal de que no diría nada-. Soñé que estábamos tú y yo en este mismo lugar, que estábamos en la piscina nadando muy tarde y de pronto comenzábamos a besarnos –de pronto mi cara se vio invadida por una mirada incrédula-. Lo ves, por eso no te lo quería contar.

-Es… Sólo que… -no tenía palabras.

-Ya sé, es tan enfermo… Que asco, imagínate –se recostó y continuó-, no por ti… Eres un chica guapa, pero una chica y yo es definitivamente asqueroso –cerró los ojos, se recostó, bostezó y después guardo silencio-, ¿no lo crees? –preguntó.

En ese momento no supe que contestar, sus palabras resultaban tan… Ni siquiera podía describir lo tan deprimida que me sentí en ese instante. Aquí lo que al final importaba, era que todo eso sí había pasado, tal y como ella lo dijo. Cerré los ojos y de pronto fue como ver todo repitiéndose otra vez.

Aquel día ambas mentimos en ir a la dormir a casa de una amiga que en cuestión era amiga de ambas, en pocas palabras… Nos fugamos. Justo a este mismo sitio, llevábamos planeándolo semanas; este era el único lugar donde podíamos estar solas y sin que nadie nos molestara. Era simplemente el lugar perfecto. Aquella sería una noche inolvidable (y sí que lo fue).

Eva parecía estar más dispuesta a llevar la iniciativa en nuestra extraña relación, ella siempre era la que le encontraba nuevas formas a todo. Aquel día me sorprendí tanto cuando la vi llegar con un maletín negro, como esos que usan los mafiosos cuando intercambian dinero o droga. Le pedí que me dijera que era lo que había adentro, pero siempre se negaba diciéndome que pronto lo sabría.

Desde que llegamos no nos dedicamos a otra cosa que no fuese nosotras, aquel día nos besamos y abrazamos todo el tiempo… Realmente era muy bello.  Pero cuando llegó la hora de la diversión verdadera fue cuando por fin decidió compartir conmigo lo que había dentro de ese maletín.

-De acuerdo ¿Estas lista para el nuevo juego de hoy? –me preguntó emocionada.

-¿Me vas a decir que tienes en ese maletín?

-Vale, ven hacia acá –caminé hacia la pequeña mesa frente a la piscina. Abrió ambos clips del maletín y la tapa quedo suelta. Cuando la abrió me sorprendía de lo que estaba viendo, bueno, realmente no sabía que era.

-¿Qué es eso? –le miré desconcertada.

-Una cadena anal o algo así.

-¿Qué? –le miré.

-Es un masturbado anal –lo tomó-. Estas bolitas –tocó la forma alargada que se dividía en varias secciones formando múltiples esferas en tamaño descendente-, sirven para que se vaya metiendo desde la más pequeña hasta la más grande.

-No entiendo.

-Es fácil, mira…

-No, eso sí lo entiendo. Lo que no entiendo es lo que piensas hacer con él.

-Mia –exhaló-, yo sé que a ti te preocupa eso de perder tu virginidad, cuando fui a la tienda pensé en comprar uno de esos penes falsos; pero no creí fuese la mejor idea. Piénsalo, hemos usado los dedos pero uno de esos… Por eso elegí mejor este, la chica que me lo vendió dijo que es muy excitante.

-¡No! que miedo, ¿Qué tal si se me queda adentro? –me crucé de brazos.

-No tontita, para eso tiene esta forma –remarcó las ondas de aquel extraño objeto de vidrio o un muy rígido plástico.

-Entonces… ¿quién empieza? –me miró mientras levantaba la ceja izquierda y hacía una mueca coqueta -, lo sabía… yo primero.

-Tú primero ¿qué?

-Pues te lo meto y no te preocupes, la chica me enseñó cómo hacerlo -La miré celosamente. Vale, no literalmente. Anda, ve a la piscina mientras voy por el lubricante… Aunque creo no lo necesitaremos.

Temerosamente me quité toda la ropa y me metí a la piscina, el agua estaba caliente por el cálido sol de la tarde por lo que no habíamos necesitado encender el calefactor. Ya estando dentro ella llegó a la orilla de la piscina completamente desnuda y saltó hacia mí nadando rápidamente, me tomó de la cintura y me habló al oído.

-Necesito que vayamos hacia los escalones, para que te puedas acomodar –asentí mientras me tomaba con la mano donde no llevaba la cosa esa junto con el lubricante y me ayudo a caminar hasta ellos.

Una vez allí puso el objeto justo a la orilla de la piscina, acercó su cuerpo hacia mí y me besó, sus pechos y los míos se tocaban al mismo tiempo que nuestros vientres. Los besos ahora eran cada vez más atrevidos, su lengua y la mía parecían formar una sola; cada vez que sentía su lengua dentro de mi boca me hacía recordar cómo se sentía dentro de mi sexo. Debajo del agua ella buscó mi sexo y comenzó a tentarlo. Yo con agarré sus pechos y comencé a presionarlos suavemente. La mano de Eva cada vez buscaba masajear mi sexo, uno de sus dedos los metió entre los labios y comenzó a moverlos de manera circular.

Con mi mano comencé a buscar su sexo para hacer lo mismo pero ella sacó su mano y me pidió que me volteara, aún con miedo me giré y busqué a tientas por debajo del agua los escalones. Cuando los encontré me hinqué ultimó dejando todo mi trasero frente a ella. Respiré hondo y esperé a que comenzara. Lo primera que sentí cerca de mi ano fue su cálido dedo redondeándolo, después sentí un gel frío y viscoso que supuse que era el lubricante… Sólo escuche al fondo decir: “sólo está esta vez, no quiero lastimarte.” Comenzó a esparcir todo el lubricante y después  escuché algo caer al agua.

Sus dedos siguieron contorneando mi ano hasta que por fin metió uno de sus dedos para empezar a prepararme, cuando lo metió una sensación electrizante y tan levemente excitante se sintió por todo mi cuerpo. Sentí como sólo la punta de su dedo era lo que estaba dentro de mi ano, lo giraba sobre su mismo eje sacándolo y metiéndolo una y otra vez. Cuando lo sacó supe que era el momento en que seguía la cosa esa, respiré nuevamente hondo y esta vez sentí como una bolita firme entraba dentro de mi ano. La presión entre mis glúteos se sintió al primer toque, aquella bolita era pequeña pero para mí ano parecía ser enorme. Ella se aseguró que no me doliera, cuando espero unos segundo sin moverlo, yo asentí con mi cabeza dándole la señal de que prosiguiera. Con ambas manos agarró el objeto y comenzó a girarlo a la izquierda. Mi ano tenso comenzaba a sentir los latidos que recorrían mi cuerpo, un leve dolor se lograba sentir cada vez que giraba; pero al mismo tiempo lograba excitarme. El lubricante hacía muy bien su trabajo, ya que el giro del objeto era limpio y rápido.

Cuando pensé que había pasado la prueba, Eva ingreso el siguiente nivel del objeto y ¡Dios! Esa sensación de presión llegó de pronto y me hizo dar un grito a los cuatro vientos que pareciese la asusto, sin embargo le dije que prosiguiera y ella continuo. Ahora cada vez que lo giraba sentía como si me fuese a arrancar el ano, como si lo fuese a destrozar… Pero se sentía tan rico, fue como si me gustara sufrir. Con una mano comenzó a mover el objeto mientras que con la otra introducía los dedos en mi vagina, se sincronizo tan perfectamente; que yo no hice absolutamente nada, ella hacía nuevamente todo el trabajo. Mis gemidos comenzaron a llegar, mientras más gemía, ella introducía más los dedos en mi vagina y giraba más el masturbador. Con una de mis manos busque mi sexo y comencé a frotar la parte donde no alcanzaba la mano de Eva, mi clítoris estaba tan duro que lo podía sentir apenas con la punta de mis dedos. Empecé a masajearlo de arriba abajo y mi cuerpo comenzó a moverse de igual manera. Mis gemidos seguían a todo volumen, y ambas manos de Eva no dejaban de trabajar.

Cuando por fin logré sentir que todos mis fluidos comenzaron a salir, y mi cuerpo comenzó a temblar… Supe que era el momento en el que un orgasmo se acercaba, de pronto sentí mucho calor y mi cuerpo se contraía dando pequeños espasmos al mismo tiempo que comenzaba a dar más gritos, cuando di el último grito y mi cuerpo se tranquilizó… Eva quitó su mano de mi sexo y empezó a jalar levemente el masturbador. Tenía tanto miedo cuando sacara esa cosa, pero cuando lo hizo fue tan fácil, mi ano quedo latiendo y ella acercó su boca para lamerlo. La suavidad de su lengua comenzó a calmar esos pequeños latidos. Me voltee y simplemente comenzamos a besarnos... Ella sabía lo agotada que estaba y me susurró al oído: “Luego sigo yo, me la debes”… durante un par de días ni siquiera me podía sentar bien, incluso hasta pensé ir al médico… Pero me daba cosa no saber que decirle cuando me preguntara lo que me había pasado.

Después de recordar esto, Eva se paró de la silla y me miró sin decir nada.

-Perdón por decírtelo, tú me obligaste –me sonrió despreocupadamente-. Lo bueno que sólo fue un sueño, será mejor que me vaya a dormir; tú debes hacer lo mismo, nos vemos mañana.

Mientras ella caminaba de regreso, no pude evitar mirarla… No por verla en sí físicamente, sino porque me daba tanta tristeza y rabia pensar que esa Eva que veía irse era la misma que me había besado en esa piscina que tenía en frente. Cerré los ojos fuertemente hasta poder sentir que estos explotarían… Los abrí y las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas.

Nos estamos leyendo y hasta pronto.

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