No me arrepiento... fue un supepolvo

Relato 100% real. Una chica jóven pone los cuernos a su novio de manera inesperada y triunfal durante las fiestas de un pueblo.

El siguiente relato es cierto y se trata de una de las pocas ocasiones en las que he atravesado la línea de la infidelidad.

En aquella ocasión llevaba ya unos 4 años de novia con mi actual marido y aunque algo de remordimiento me produjo, la verdad es que los sentimientos eran enfrentados porque aquella vez fue un superpolvo.

Ocurrió durante las fiestas de un pueblo del Norte de España. Los padres de una de mis amigas son de allí y todos los años, prácticamente desde los 17 de edad, íbamos todo el grupo... disfrutábamos durante una semana de las casa, de las fiestas y de ser adolescentes libres.

El caso es que aquel año, os puedo asegurar que no fui con intenciones diferentes al resto de los años... sino pasarlo genial con mis amigas y punto.

Fue durante una noche, a mitad de semana, cuando las fiestas ya estaban terciadas. La amiga que era del pueblo se empeñó en presentarme a Germán, realmente no se a santo de que...

Él era un chico mayor que nosotras, como de unos 26 o 27 y tenía fama en el pueblo, primero porque era guapísimo y segundo porque era monitor deportivo en el polideportivo del pueblo y en deportes de aventura de los alrededores y se rumoreaba que era muy canalla... que a muchas mujeres del pueblo, incluso casadas, las había puesto en forma, pero de manera extradeportiva.

En fin lo coincidimos con él en un local de una de las Peñas del pueblo, por causalidad, porque esas fiestas son tan populares que encontrar  allí a alguien si verdaderamente te lo propones resulta imposible.

Bueno pues mi amiga cumplió su "amenaza" y me lo presentó. Al principio me dio corte, porque no sabía muy bien a que atenerme, pero él enseguida rompió el hielo y lo tornó todo en confianza.

Era un encantador de serpientes: atractivo, sugerente, divertido, amable... la típica persona con la que te da gusto pasar el tiempo... y el tiempo voló. Mis amigas empezaron a impacientarse y como veían que estaba allí encallada, continuaron con sus planes... de manera que sin darme cuenta me quedé sola... vamos sola en compañía del lobo, aunque reconozco que más bien parecía un cordero, allí yo no veía rastro de su fama.

Pasó mucho tiempo y yo le comenté a Germán que era momento de intentar localizar a mis amigas, que me daba un poco de reparo haberme perdido. El solícito me acompañó por todas las fiestas, en su búsqueda, de local en local. La verdad es que era como acompañar a un famoso... todo el mundo le conocía, todo el mundo nos saludaba... no podía dejar de ver como me miraban los amigos que se encontraba... como queriendo decir: así que esta es tu nueva conquista para esta noche... y sobre todo como me miraban muchas chicas.. descubrí mucha envidia en muchos ojos... y aquella sensación me sedujo... Yo en mi fuero interno sabía que no estaba con el, solamente habíamos charlado y ahora me estaba acompañando gentilmente, pero el que la gente pensara que estaba con él me resultaba agradable y excitante.

El caso es que después de un rato largo, decidimos que era imposible y además era ya tan tarde o tan temprano que lo lógico es que mis amigas estuvieran ya en casa o en camino, de forma que le pedí que allí me acompañara, lo cual aceptó sin rechistar. Sin embargo, hubo un detalle que lo precipitó todo: Me estaba haciendo pis... era exagerado... no aguantaría hasta casa y se lo comenté a Germán.

Él dijo que en un Bar resultaría imposible con lo abarrotados que estaban y me ofreció que fuéramos a un garaje cercano de su familia... a mi me pareció un salvavidas. Llegamos.

Era un garaje cerrado, individual, con un persiana de acceso que abrió rápidamente y bajó de nuevo al entrar. Allí estaba su coche aparcado. Encendió una bombilla. era pequeño y desde luego no tenía water. Le dije que como lo hacia y me dijo que tranquila, que fuera atrás y lo hiciera en el suelo. Te aseguro que no estaba para hacerme la fina. El elegantemente se quedó mirando para el lado contrario. Cuando acabé me levanté, arreglé la faldita que llevaba y me acerqué a el, que me preguntó:

  • ¿qué tal?

  • aliviada, ha sido casi como tener un orgasmo - te juro que esa fue mi respuesta, se me escapó entre los labios de manera natural.

  • mujer para tanto no habrá sido - respondió también riendo - igual es que hace mucho que no tienes uno

Aquel comentario, que tampoco era verdad, fue como haber prendido una mecha. A él se le cambió la cara... pasó de perrito de compañia a lobo de caza. Recuerdo que me miró de arriba a abajo como recreándose con un paisaje y a partir de allí fue como un viaje en una montaña rusa.

El caso es que comenzamos chocando como dos trenes de mercancías.... no nos besábamos, más bien nos devorábamos la boca. el además era un torbellino y al comprobar que no oponía resistencia, enseguida comenzó a introducir sus manos por debajo de mi falda corta plisada de vuelo... cuando me quise dar cuenta había deslizado mis braguitas a lo largo de mis piernas y aquello me entregaba a una sensación extraña. el continuaba besándome con pasión y por otro lado se había olvidado por momentos de mi sexo desnudo debajo de mi falda, de manera que ahora se entretenía tocándome los pechos por encima del suéter de cuello vuelto que llevaba.

Yo notaba el contraste del calor de mi sexo y del frío de tenerlo al desnudo y era una sensación erótica y de libertad tremenda.

No tardamos en ir perdiendo más ropa, recuerdo que acabé desnuda a excepción de los zapatos de tacón, que no me retiré por miedo a hacerme daño con algo del irregular suelo.

Cuando nos separamos un segundo para coger aliento pude disfrutar de echar un vistazo a su cuerpo... se notaba que se dedicaba al deporte y tenía una erección triunfante (recuerdo perfectamente que su pene se inclinaba mucho hacia la izquierda).

Yo era muy jovencita y tenia un cuerpo precioso, desde luego estaba muy segura de mi físico.

El caso es que abrí yo fuego, me agaché y le hice un fellatio.... recuerdo que el me acariciaba el pelo y la cara y además me cogía la mano, llevándola a la base de su pene, para que le masturbara a  la vez que se la chupaba. te aseguro que le di mucha caña, tanto que las piernas me mataban de la postura...

Él, como si se hubiera dado cuenta me incorporó, abrió la puerta trasera del coche y me recostó boca arriba sobre el asiento trasero, quedando mis piernas colgando por fuera... su boca buscó mi sexo y nadie me lo había hecho hasta ese entonces como él... era increíble la manera en que alternaba las caricias, con suaves golpecitos, besos, toques con la nariz y allí por primera vez en esa noche me corrí en su cara....

Entonces aprovechó para cambiar de tercio, se montó también en el asiento trasero y me puso encima a horcajadas... yo misma agarré su pene e hice los honores... resbalar por aquella polla fue una gozada... ¡estaba tan ensimismada que ni pensé en los condones!. Estaba como loca... a mi además me excita mucho ponerme encima... yo creo que es porque estimulo mucho mi clítoris y mi orgasmo es casi al 80% clitoriano.

Disfruté como una loca... además el aguantaba como un león y daba la sensación de ir para largo, de forma que me abandoné al placer... lo cual en esa posición me resultó fácil... yo creo que encadené un par de orgasmos (tampoco es un hito, me suele pasar).

El coche empezó a resultar claustrofóbico. Entonces me sacó de la mano y colocando su jersey sobre el capó delantero, me sentó encima con las piernas abiertas.

Recuerdo que después de colocarme, se quedó uno segundos separado de mi, como a un metro,  mirando mi entrepierna, admirando el paisaje, como un animal en celo, mientras se pajeaba con descaro.... pero de una forma tremendamente varonil... me ponía cahondísima... nunca había visto a un hombre hacerlo. Entonces se acercó y con habilidad me penetró.... follaba de una manera bestial... era incansable, marcaba un ritmo que te ahogaba, frenético, desbocado, como cabalgar un potro salvaje, con mis caderas sujetas por sus manos y nuestras pelvis chocando violenta, ruidosa y rítmicamente, durante muchos minutos.. y fue como oír unos tambores lejanos... me di cuenta de que si seguía llegaría de nuevo y también notaba que el estaba a punto. Recuerdo perfectamente que me preguntó a ver si se podía correr y yo en un alarde de egoísmo le pedí que esperara.... y el esperó... su mirada parecía ahora ausente, pero seguía empujando como una locomotora, segundo tras segundo, minuto tras minuto, cada vez estaba más cerca y llegué.... Creo sinceramente que ese ha sido, es y será el orgasmo de mi vida... nunca me he sentido literalmente de esa forma... entonces entendí lo que significa el verbo correrse, por que me ocurrió como si mi cuerpo se licuara... no se como explicarlo.

El caso es cuando me recuperé el ya me suplicó que por favor le tocaba a él. Yo le dije que si, que no se preocupara, pero entonces recordé que estábamos sin condón y le pedí que lo hiciera fuera.... le pregunté a ver si quería acabar en mi boca y el me dijo que no, que quería seguir empujando. Entonces me puso de pies, y me dio la vuelta, apoyándome en el coche y me lo hizo por detrás... empezó fuerte y se le notaba que estaba cerca... le recordé que lo hiciera fuera y el sacó su pene de mi vagina y lo enfiló a mi ano... aquello me puso un poco tensa... no tenía prácticamente experiencia por esa vía, salvo algún dedo... pero en realidad no me penetró de manera completa, solo empujó e introdujo un poco el glande y me pidió que me moviera en círculos... yo empecé a hacerlo pero estaba muy nerviosa porque era un poco doloroso y tenía miedo de que empujara y fuera más adentro... enseguida comprendí que era formal y empecé a moverme suave.... en un minuto era mío.... que sensación más extraña sentirle venirse ahí dentro.. debo reconocer que hasta me gustó, sobre todo por me sentía satisfecha de haberle dado placer y era tan excitante sentir lo suyo resbalar entre mis piernas...

Después de aquella maravillosa sesión de sexo, me llevó a casa y tuve una de las noches de descanso más placenteras de mi vida, como si hubiera descubierto el cielo y durmiera en una nube.

No nos hemos vuelto a ver... miento lo he visto recientemente en una foto en una página de deportes de aventura. Me gustaría que leyera este relato y estoy segura de que me recordará como yo lo hago a él, porque fue un momento explosivo... de esas cosas que solo te ocurren una vez en la vida. Germán si lees esto escríbeme.