No lo pude evitar 1

Tras años de feliz matrimonio, la llegada de una nueva chica al edificio pone en jaque mi fidelidad

Hace mucho que no escribo ningún relato, pero es que mis circunstancias han cambiado. Ahora estoy en casa de amo de casa, mitad crisis mitad decisión propia. La cuestión es que el otro día al volver de una visita de cortesía, me fijo en los llamativos andares de una muchacha, siguiendo su paso reduzco mi velocidad de crucero para estudiar sus esbeltas pero cortas piernas, justo como me gustan, color miel y aparentemente suaves como la seda. Piernas bien torneadas con sus gemelos y tobillos bien proporcionados.

Desgraciadamente llego tarde y debo adelantarla, un pequeño vistazo atrás me confirma la primera impresión, uf que mala es la primavera. Entro en mi portal y mientras abro el buzón entra ella apretadamente. " Huy perdona, no te había visto" digo yo torpemente, lo que no sabía es que vivía en mi reducida comunidad. "Tranquilo no te preocupes". Su voz me altera más si cabe. Mientras recojo el correo ella intenta abrir la segunda puerta del portal y se le cae algo de las manos. Recojo del suelo el objeto  y sin poder remediarlo al subir la mirada esta se queda estancada en sus piernas, ella tres escalones por encima espera con una hermosa sonrisa a que le entregue el paquete, no sé ni lo que era. "No sabía que vivías aquí" consigo balbucear. " Ya ves se acaba el curso y no habíamos coincidido" dice ella, Ah claro el piso de estudiantes. "Pues nada un placer, si necesitas algo ahora soy el presidente de la comunidad, vivo en el 4º dcha" aprovecho para decirle. Y con una sonrisa condescendiente sube andando hasta el 2º mientras me quedo embobado por el movimiento de sus caderas y la belleza de sus piernas.

Dos días más tarde mientras espero la inminente llegada de mi mujer, suena el timbre, "hola cariño!!", glups no es ella, es la vecina del otro día. Ella sonríe a pesar de todo, yo intento explicar el malentendido mientras mis ojos recorren su vestimenta de pies a cabeza, más bien al revés. Blusa de tirantes de algodón, short malva que apenas cubre el tanga ( si es que lleva algo!) y  unas chanclas ipanema que realzan la vista de esos maravillosos pies escondidos del otro día. Obviamente se da cuenta de mi zozobra ante tal panorama. Para colmo en ese preciso instante llega el ascensor y sale mi mujer de el. " Venía a decirle que la bombilla del 2º se ha fundido" me dice con esa voz que me derrite. Intento recomponer mi compostura. " Muy bien, mañana por la mañana instalaré la nueva."

"Gracias" dice ella y empieza a descender por la escalera, mi mujer se acerca y me da un beso mientras observo sin poder evitarlo como mi pequeña fantasía se va alejando.

" Es la vecina del segundo" le digo a mi mujer como excusándome de algo que no he hecho. " Si, ya sé quién es. Me he cruzado con ella en el gimnasio alguna vez." " Pues yo no la conocía" digo. " Es guapa, eh?" me dice mi mujer " Es de tu estilo". " Como me conoces" le digo mientras le achucho el trasero.

Al día siguiente bajo con  mi bombilla al segundo y me dispongo a cambiar la bombilla. Cuando estoy terminando se abre la puerta del 2º izquierda y allí aparece mi fantasía. " Verá me dice, le importaría ya que esta aquí pasar, y cambiar la bombilla de mi cuarto?" Yo la miro desde lo alto de la escalera, lleva puesto lo que parece una camiseta de su novio pues apenas le cubre las partes pudientes, y no sé si algo mas. Pues esta descalza en el suelo de madera. "Ya tengo yo la bombilla" me dice sonriendo.

"Si claro, faltaba más" digo yo con la voz un tanto cortada y sintiendo mi corazón latir más deprisa de lo normal.

Entro en la casa, casi vacía, se nota que es de estudiantes. Me dejo guiar por ella, con mi vista clavada en sus piernas como el otro día, pero esta vez descalza. Me sorprendo con pensamientos obscenos, debe ser la edad, ella universitaria, y yo veinte años más. Mi mente me pide huir con todas las fuerzas, pero ya no hay marcha atrás. Me lleva a la habitación del fondo, la más amplia de la casa. Al entrar ella se disculpa, es cierto que no me esperaba tal desorden. No puedo evitar escanear su cuarto, una mesa de estudio con un libro abierto y apuntes, un cama deshecha llena de ropa y alguna revista femenina, no puedo evitar fijarme en bragas tiradas por allí y en su armario abierto donde creo divisar varios juguetes sexuales.

"Tenga" me dice dándome la bombilla. " Me puedes tutear, me haces sentir más viejo de lo que soy". Mientras me instalo y subo para cambiar la bombilla, ella se deja caer encima de la cama para seguir mis pasos bastante aburridos. Al caer, la camiseta se retrae y me deja ver las piernas en todo su esplendor. Me pongo nervioso y me cuesta cambiar la bombilla, casi se me cae.

Obviamente mi vista se posa cada dos por tres en sus piernas y en sus pies. Estoy deseando salir de allí. Amo a mi mujer y no quiero serle infiel. Me dispongo a salir de allí corriendo cuando ella se levanta, "espere" me dice mientras se agacha sensualmente dejando a la vista su trasero para recoger su bolso, "cuanto le debo?" me dice mientras mi retina sigue reteniendo la vista de parte de ese suave y pelado conejito. "Nada, nada" le contesto mientras hago ademan de salir del cuarto. " No quiere tomar nada?".

Al final exploto y le digo " Mira guapa no sé lo que pretendes, pero yo no puedo quedarme aquí tomándome algo sin más, mientras tú te paseas cuasi desnuda como si tal cual. Lo siento mucho pero estoy a 100 y es mejor que me vaya y nos evitaremos líos." " Vale, vale. Lo siento" dice ella " Me pareció apreciar interés por tu parte, y...." " Interés no" le contesto "casi desesperación, pero una cosa es desearte y fantasear contigo y otra cosa es engañar a mi mujer. Y qué ocurre cuando le pones a un goloso un pastel ?. Además casi podría ser tu padre." " Tiene razón. lo siento, es que he sentido un impulso como nunca he tenido, el sentirme observada con ese respeto.." " Si pudiera convencer a mi mujer me encantaría que pasáramos todos una maravillosa noche, aunque yo no aguanto más de un asalto", se le escapa una sonrisa y me dice, " a mí también me gustaría. pero lo veo poco probable".

Salgo del piso más caliente que las brasas, y al llegar al mío me doy cuenta de que no tengo llaves, mierda me las he dejado en su casa. Respiro 2 veces antes de bajar de nuevo. Vega se fuerte me digo. Bajo, llamo. pasa 1 minuto y la puerta no se abre. no puede haberse ido ya !! llamo de nuevo. Cuando ya empiezo a impacientarme oigo sus pies descalzos sobre el parqué. Siento su mirada por la mirilla. Abre la puerta y la veo un tanto acalorada. "Sabía que volverías" me dice. Me agarra de la mano y me arrastra hacia su cuarto, no oye lo que le digo, empiezo a perder mi compostura. Al llegar a su cuarto observo que el armario está abierto del todo y los juguetes están sobre la cama.

"De acuerdo" le digo. Pero lo haremos a mi manera.