No le puse los cuernos ¿o sí?
Mi novio no esta conmigo desde hace meses, creo que le fui infiel.
No le puse los cuernos ¿o sí?
Todo comenzó la semana pasada por la mañana, se habían cumplido dos años desde que mi novio se fue a los Estados Unidos en busca de mejor trabajo, me levanté con una sensación especial en mi cuerpo. Me sentía rara, no se cómo explicarlo, pero algo pasaba en mi interior. Entré al baño, me desnudé y miré en el espejo. Mis manos fueron a mis pechos y los acaricié suavemente sin pensarlo. En la ducha mis manos acariciaron todo mi cuerpo. Al terminar de bañarme, mi mano retiró el excedente de agua de mi cabello, mis brazos y piernas. Sin pensarlo, pasé mi mano sobre mi sexo, cuando los dedos tocaron mi conchita me estremecí. Por primera vez ahí me di cuenta qué tanto extrañaba la compañía, los besos y las caricias de mi novio. Aunque nuestras relaciones sexuales no fueron una cosa extraordinaria, era una forma de desahogar nuestra necesidad sexual, y él me hacia sentir una mujer deseada. Iniciamos nuestras relaciones a los seis meses de ser novio. Ha sido el único hombre en mi vida. A mis veinticuatro años mi conchita exigía cierta atención que le había negado ya en casi dos años. Recordé la forma como él me penetraba y con suavidad le introduje casi la mitad de mi dedo ¡que rico sentí! de no ser por el sonido de la alarma del reloj, indicando que tenía diez minutos para salir de la casa al trabajo, hubiera terminado masturbándome ahí mismo.
Aunque la mayor parte del tiempo me la paso alegre y divertida, ese día me sentía un poco triste y rara. Llegué el trabajo, aún con la misma sensación de calentura en mi cuerpo. Me dirigí a mi escritorio y quedé pensando si mi novio estaría sintiendo lo mismo que yo.
¡Hola Lily! ¡Buenos días! fui interrumpida por Laura, una compañera de trabajo.
¡Hola! ¿Cómo amaneciste? le respondí el saludo.
¡Perfecta! ¡Que buena noche! dijo con una gran sonrisa, dirigiéndose a su escritorio contiguo al mío.
¿Fue una noche tormentosa con Joel? le pregunté
¡Sí tormentosa con Joel en mis sueños! fue su respuesta.
Ya no habló, me quedé pensando en su respuesta, sería Joel, su afortunado novio, quien pasó la noche con ella. Laura es una mujer muy atractiva, blanca, alta delgada, con un cuerpo sensacional, especialmente sobresalen sus senos que son un poco más grandes de lo normal y como su figura es bien formada, la hacen ver una mujer exuberante. Aunque ella es muy tímida, con cierto aire de inocencia. Por esto, Laura es muy asediada por los compañeros del trabajo, aunque solo he conocido a Joel, un chico que la visita con frecuencia y se supone es su novio. La miré mientras se quitaba su abrigo, quedando en unos jeans a la cadera, de los que están de moda, y una blusa corta que de vez en vez mostraba coquetamente el piercing en su cerrado ombligo.
Toda la mañana me sentí cachonda, con ese escozor en mi rajadita. Antes de salir al almuerzo, como de costumbre, revisé mi correo electrónico y encontré el mensaje de mi novio. Me decía muchas cosas, entre ellas, como en casi todos sus mensajes, me pedía que no fuera a ponerle los cuernos con otro hombre, que pronto regresaría, etc., etc. Y es que modestia aparte, me considero una mujer atractiva, soy morena clara, con pelo castaño largo, ojos grandes y mis cejas largas bien depiladas. Cuido mucho mis largas pestañas y mi boca de labios delgados siempre está sonriente. Mis bustos son medianos, pero bien redonditos, con cintura delgada y unas caderas anchas y pompas paradas. En la calle, los hombres, aunque estuviera en compañía de mi novio, volteaban a verme y seguían con su vista mi cadencioso andar. La preocupación de mi novio era valida. Este fue el primer día que dudé si tendría la convicción suficiente para resistir el no tener relaciones sexuales hasta que me encontrara nuevamente con mi novio. Ya me urgían.
El resto del día esa pregunta taladraba mi cerebro. Mi mente decía que sí resistiría a serle infiel, pero la calentura de mi conchita decía que no. Mis pensamientos fueron interrumpidos por Laura:
¡Lily! espero no molestarte me dijo disculpándose- necesito buscar el expediente de un cliente en el archivero.
No hay problema Laura adelante le respondí amablemente.
Laura se sentó en cuclillas para buscar en el primer cajón del archivero el expediente que necesitaba. Sin quererlo miré debajo de su espalda. Por su posición, y el modelo de sus jeans, los tirantes de su fina tanga de hilo dental quedaron a mi vista. El color rosa encendido de la tela contrastaba muy bien con su color de piel, y observé una pequeña mariposa tatuada justo arriba de donde se unían los tirantes para perderse entre sus glúteos. ¡Qué bárbara! - pensé - con ese tipo de ropa debe de volver loco a su novio. Estos detalles como el piercing y su tanga contrastaban con la apariencia tranquila de Laura. Debería tener un volcán sexual dentro de ella, eso pensé. Recordé sus palabras de la mañana. Sentí envidia de la buena, deseando haber sido yo quien tuviera una noche como la que ella dijo tener.
Cuando me disponía a salir de la oficina, al término de la jornada de ese día, vi una hoja en el suelo junto al escritorio de Laura. Me dispuse a levantarla para dejarla sobre su escritorio. Por reflejo leí la última línea del escrito que decía ."te amo, R". Pensé que la hoja debería ser de otra persona, por lo que tuve que leer el contenido de la hoja para colocarla en el escritorio correspondiente. Me di cuenta que se trataba de un mensaje de correo electrónico, efectivamente era para Laura. Conforme leí el mensaje mi asombro fue creciendo al ver que se trataba de un mensaje muy romántico. Le agradecía a Laura el haber disfrutado con ella la noche anterior. En mensaje describía con detalle algunos de los pasajes que tuvieron en su noche, acompañada de palabras muy románticas. Le escribía sobre su pelo, sus ojos, su piel, su sabor y tantas cosas, que me pareció muy cursi. Aunque debo reconocer que nunca mi novio me había dicho tantas cosas tan bellas como le decían a Laura. Dejé la hoja sobre el escritorio de Laura, salí pensando sobre el contenido de la carta. Me pregunté si Laura tendría otro novio, "R", aunque de ser así, eso sí sería extraordinario, porque ella es una chica muy tranquila. Sí se tratara de otro chico ella me hubiera mencionado, pues compartimos nuestras intimidades.
Al día siguiente cerca de medio día, apareció en la puerta de la oficina una mujer morena, alta, de pelo largo, muy guapa. Parecía una modelo de agencia, vestía un traje ejecutivo de dama, sus piernas, bien formadas por cierto, con medias negras y unas zapatillas altas. Se dirigió hacia mí, se quitó sus gafas oscuras, sus ojos negros estaban cuidadosamente delineados y pintados, con unas pestañas muy largas y gruesas. Sus labios rojos y brillantes se alargaron por la dulce sonrisa que su rostro esbozó, me preguntó por la señorita Laura.
¡Esta en una reunión! le respondí gusta esperarla, no debe de tardar en salir.
En ese caso dijo ella pensando un poco- dígale que vino Roció a buscarla, que la espero en el restaurante.
Sí, es .es esta bien le respondí tratando de ocultar mi asombro, pues su nombre coincidía con la R del mensaje del correo electrónico.
Vaya impresión que tuve, al conocer a esa mujer, parecía sacada de una revista de modelos. Le dejé un recado sobre el escritorio a Laura, diciéndole quien la buscó y donde la esperaba. Yo estaba preparándome para salir al almuerzo, cuando llegó Laura, leyó el recado que dejé en su escritorio. Me agradeció el detalle.
¿Vas a comer? - me preguntó.
Sí, ya tengo hambre- le respondí.
Yo voy a ir a un lugar nuevo que abrieron la semana pasada, ¿gustas conocerlo?
Me parece bien.
La verdad que mi respuesta fue sin pensar, cuando reaccioné sobre mi respuesta, me di cuenta que había cierta curiosidad por conocer la relación de Laura y su nuevo novio. Volví a recordar el contenido del mensaje, le agradecía la velada, mmmm, de cómo había disfrutado la noche, de su piel, su sabor, etc. ¡Ups! Debe ser un tipo especial, pensé.
Llegamos al restaurante, ahí estaba la elegante mujer que preguntó por Laura en la oficina. Ellas se saludaron con un beso pequeño en los labios, después de presentármela, saludé a Roció con un beso en cada mejilla, obviamente me reconoció como la compañera de oficina de Laura. La plática, durante el almuerzo, giró sobre muchas cosas banales, aunque al final, Rocío me preguntó sobre mi novio, yo les conté sobre mi novio y los contactos frecuentes por e-mail con él. Le hice la misma pregunta a Rocío, me respondió que por ahora no tenía compromisos y pensaba pasara así una temporada larga, aunque había conocido a una persona muy linda que quizá le hiciera cambiar de opinión. Laura comentó que con Joel, su novio, las cosas iban más o menos bien. Se quejó que no le dedicaba el tiempo suficiente a ella. Le dedicaba más a su familia que a Laura. En estos días él estaría acompañando a su madre a visitar a su tío, por tanto Laura tenía libre el fin de semana. Rocío me preguntó que si no salía los fines de semana. Mi respuesta fue no. Ya que no tengo muchas amigas y pues con un amigo no saldría, no mientras considere que continúa la relación con mi novio.
¿Por qué no sales con nosotros el próximo sábado? dijo Laura- Joel no esta en la ciudad, pero no pienso pasármela encerrada
¡Buena idea! Vamos a ir a un antro que esta bien chévere le secundó Rocío.
No se - me quede pensando si aceptar la invitación.
¡Vamos anímate! Si no esta tu novio, tampoco es para quedarte encerrada el fin de semana Laura insistió.
Ok, tienen razón les dije- es cierto que me hace falta un poco de diversión.
¡Claro! veras que bien la pasaremos.
Continuamos platicando sobre el lugar, una discoteca de moda, grande, donde los fines de semana se reúne mucha gente. Desde ese momento supe que la experiencia que tendría ese fin de semana nunca la olvidaría.
El sábado pasaron por mí a las 10 PM. Llegaron en el auto de Laura. Pero venia manejando un hombre, a quien me lo presentaron como Ariel. Por sus ademanes y forma de hablar sin duda era gay. Después ella me aclaró que lo más seguro en esos días de fiesta era usar un chofer. Mejor que manejar después de tomar bebidas alcohólicas. Las tres viajamos en el asiento trasero del automóvil, muy felices y esperando pasar una buena velada. Llegamos al lugar y Laura acordó con Ariel que pasara a las tres de la madrugada por nosotras. Cuando bajamos del coche me di cuenta de los detalles de nuestra ropa. Rocío vestía una falda corta y blusa de tela semitransparente que dejaba ver tenuemente su ropa interior. Los jeans a la cadera de Laura, permitían ver su argolla en el ombligo y su tatuaje en la parte baja de la espalda; el minúsculo top de su pecho, era acompañado de una pequeña chamarra de mezclilla. Me sentí bien al haber elegido un vestido strapless pegado y corto, y mis zapatillas altas. Las tres nos veíamos hermosas. Noté como los hombres se nos quedaban mirando y sonreían buscando ser correspondidos, otros siguiendo nuestros pasos, más bien nuestros traseros hasta que nos perdían de vista. ¡Aquí ligamos seguro! - pensé.
Después de tomar unas copas y ambientarse en el lugar, Laura y Rocío fueron a la pista a bailar. Aunque me invitaron a ir con ellas, yo preferí no bailar, poniendo de pretexto el esperar las bebidas que pedimos. Minutos después se acercó un tipo simpático y me pidió bailar con él. No acepté. Sin embargo, el tipo no se retiró, insistió en hacerme conversación. Yo le contestaba con monosílabos, intentando disuadirlo y que se alejara. El tipo terco continúo ahí. Poco a poco sus comentarios graciosos fueron haciéndome reír, hasta el punto que, ya reíamos sin desparpajo sus ocurrencias. Durante el tiempo que estuvo ahí, yo habré tomado unas dos copas. Sin el hábito de consumir alcohol, fueron suficientes para que me sintiera medio mareada y contenta. Cuando mis amigas regresaron, el tipo me invitó a bailar. Esta vez acepté. Bailamos, él intentaba conversar, no era posible por el sonido de la música.
Me sentí feliz, liberada de una soledad que me era muy pesada en los últimos meses. Busqué a mis amigas pero era imposible localizarlas entre tanta gente. Bailé hasta que juzgué pertinente regresar con ellas. Las encontré en la mesa muy contentas también. Ellas me hicieron bromas sobre el chico, preguntándome si lo había conquistado o seducido y cosas por el estilo. Yo les seguía el juego pues en verdad que el chico me pareció agradable y además era muy, pero muy bien parecido.
Minutos después llegaron a invitarnos a bailar el mismo tipo y dos amigos. Coincidió con el momento en que la música cambio. La melodía era conocida por ellas, dieron unos pequeños gritos de festejo y nos fuimos todos a la pista. Quedamos las tres parejas juntas. Ellas comenzaron a mover su cuerpo al ritmo de la música. Se pusieron de espaldas a su respectiva pareja. Los chicos intentaron acoplarse al movimiento de ellas. Yo les copié, también trataba de seguir sus pasos. Todos estábamos muy alegres. Roció pegó demasiado su cuerpo al chico, al verlo mi pareja, me tomó de la cintura y me pegó hacía él. Los movimientos de Rocío eran eróticos, Laura y yo tratamos de hacer lo mismo que ella. Sin duda que esto excitó al chico con quien yo bailaba. La dureza de su miembro era evidente. Me gustó sentirlo y con el movimiento de mis nalgas yo se lo acariciaba. Roció dio la vuelta quedando de frente a su pareja, mas no despegó su cuerpo ni cambio sus movimientos. Laura y yo la imitamos. El baile hacía que mis tetas se restregaran en el pecho del chico. Por ser él más alto que yo, mi pubis podía sentir la dureza de su pene. Era una situación que me empezaba gustar. Mi rostro quedó cerca al del chico. El aire de su respiración movía el fleco de mi pelo. De repente me jaló de la cintura hacia él, quiso besarme, yo hice mi cara de lado y el beso fue sobre mi cuello. Sentí como si un rayo entrara en mi cerebro y saliera por mi conchita dejando un cosquilleo intenso en mi sexo. Me pegué más a su cuerpo y cerré mis ojos concentrándome en sentir su hombría. Mi conchita pulsaba, abrí un poco mis piernas dejando el muslo del chico en medio de ellas. Disimuladamente bailando froté mi conchita con su muslo. La calentura me llegó al máximo. Fui interrumpida por Laura, me tomó de la cintura y empujó para seguir los pasos del grupo. Hicimos una fila entre todos y bailábamos tratando de mantener el mismo ritmo y pasos. Esto hizo que mi calentura se evaporara. Seguimos bailando luego fuimos a sentarnos y tomar unas copas.
Tuve que hacer la visita obligada al pipis room. Me sirvió para reflexionar sobre lo bien que la estaba pasando. También pensé en mi novio y en cómo me hubiese gustado estar con él, y después del baile darnos un buen revolcón en la cama. Recordarlo hizo ponerme nuevamente cachonda y dispuesta a cogerme a cualquiera, según yo. Aunque dudé qué haría si el chico me pidiera pasar la noche con él. Yo debía mantenerme fiel a mi novio, fue mi conclusión. Me di cuenta que había tomado unas copas de más. Me sentía mareada y muy alegre. Regresé con las chicas quienes estaban platicando con otros tipos diferentes. Después a bailar y más copas, y más baile y más copas etc., Rocío non llamó la atención porque tendríamos que retirarnos. Laura se veía la más ebria de las tres, propuso que antes de marcharnos hiciéramos un brindis por la noche tan divertida que teníamos. Así lo hicimos. Laura abrazó a Rocío y a mí. Nos dirigimos a la salida. Al salir del lugar el aire de la noche golpeó mi rostro refrescándolo, pero inmediatamente me sentí muy mareada. Me aferré a Laura. Para no caer las tres nos abrazamos y deteníamos entre nosotras. Las tres teníamos unas risas estruendosas, cualquier cosa nos hacía reír. Era evidente que estábamos borrachas.
Ariel estaba esperándonos, nos dijo que parecía que la noche había sido un éxito total. Casi, casi respondió Laura. Las tres nos sentamos en el asiento de atrás. Ariel preguntó a dónde llevarnos y Laura pidió que fuéramos a la casa de Rocío. Cuando llegamos al edificio donde ella vive, Rocío me dijo que Laura dormiría ahí y me hizo extensiva la invitación. Me percaté de que podría ser peligroso viajar yo sola con Ariel, pues aunque no parecía mal tipo, era completamente desconocido para mi, sobretodo por el estado en que yo me encontraba. Acepté quedarme en su departamento. En el día me iría a casa.
Ella vive en el segundo piso, por eso optamos subir por las escaleras. Tratábamos de reírnos lo menos ruidoso posible pues todavía estábamos mareadas y no queríamos despertar a los vecinos. Rocío encendió las luces de su departamento y este quedó medianamente iluminado. Los finos muebles combinaban muy bien con el buen gusto de los accesorios. Rocío me indicó que recamara podía yo usar y se dirigió a la cocina para traer una botella de vino. Brindaríamos otra vez por la gran noche. Laura se dirigió al estante con los discos compactos y puso música a volumen bajo, apagó algunas luces dejando solo una lámpara de luz indirecta encendida. El ambiente era muy relajador. Yo me dirigí a la sala y caí un poco exhausta de tanto baile y diversión. Laura me hizo compañía en segundos. Rocío se acercó con tres copas, brindamos y continuamos bromeando recordando los incidentes de la noche. ¡Esa canción me encanta! dijo Rocío. Voltió y extendió sus brazos invitando a Laura a bailar. Terminando su copa de un solo trago, Laura se levantó y correspondió a lo brazos de Rocío. No se de que canción se trataba, pero se escuchaba muy romántica y sensual. Ellas bailaban abrazadas, Laura que es menos alta, tenía sus brazos sobre los hombros de Rocío. Las manos de Rocío recorrían la fina cintura de Laura. Solamente se escuchaba la música, todo era quietud. Me dio sueño, mi bostezo se interrumpió cuando las vi besándose en la boca. No supe qué hacer, me quedé inmóvil. Ellas aumentaron la intensidad de sus besos y sus caricias. Me quedó claro que eran amantes, pero y ¿yo? ¿Qué debía hacer? Absorta bebí mi copa con rapidez pensando en retirarme en cuanto la terminara. Las miré de nuevo. Las manos de Rocío estaban por debajo del top de Laura intentando remover el brassier, mientras Laura desbotonaba la blusa de Rocío. El brassier cayó al piso, Rocío levantó el top descubriendo los pechos de Laura. Yo me quedé petrificada. Los labios de Roció dieron un beso pequeño en el pezón de Laura. Siguió besándolo con mucha suavidad introduciendo en su boca toda la areola. Rocío succionada todo el pezón de con sumo cuidado, con calma, mientras su mano acariciaba la entrepierna de Laura, aun con sus jeans puestos. Laura se dejaba hacer, hacía su cabeza para atrás ofreciéndole sus tetas. Ellas no se preocuparon por mi presencia ni siquiera voltearon a verme.
Rocío caminó llevando a Laura entre sus brazos hacia el sillón de la sala, enfrente de mí. Laura se acostó recargando su cabeza en el descansabrazo del sofá. Colocó sus brazos por arriba de su cabeza, dejando su pecho a disposición de Rocío, quien inmediatamente continuó besándola en la boca y cuello. De repente Rocío se detuvo, terminó de desbotonar su blusa, la retiró junto con su brassier y falda, quedando solo con una minúscula tanga de hilo dental. Al mismo tiempo, Laura se quitó sus jeans con todo y su tanga. ¡Quedó desnuda! ¡Y yo ahí! Pero para ellas yo parecía no existir. Laura abrió sus piernas mientras Roció se colocaba entre ellas hasta unir su boca con la de Laura. Abrazadas, se dieron cientos de besos estruendosos, la lengua de una salía de la boca de la otra infinidad de veces. Yo seguía sin saber cómo reaccionar. Roció puso sus manos a los lados de las tetas de Laura juntando sus pezones, su lengua pasó de un pezón a otro lamiéndolos y haciendo círculos sobre ellos. Laura con sus ojos cerrados gemía un poco. Los dientes de Roció alternaron mordidas y lamidas con su lengua y succiones con sus labios. Creo jamás mi novio me había mamado las tetas de esa manera. Roció se hincó y acomodó en medio de las piernas, sin dejar de darle besos ahora al abdomen y acariciar la conchita de Laura. La lengua descendió de la mitad de los pechos al ombligo, los labios de Roció juguetearon con el piercing de Laura sin lastimarla. Continuó dándole pequeños besos hacia abajo con dirección a su sexo. -¡le va a besar su concha! pensé - ¡me voy de aquí!
El gemido placentero de Laura al sentir la boca de Roció en su sexo me detuvo. No se si por curiosidad o morbo desistí de retirarme. Yo únicamente veía que Roció tenía la cara en medio de las piernas de Laura, directamente sobre su sexo. Laura puso sus manos sobre la nuca de Rocío atrayéndola hacia ella sin dejar de gemir. Los suspiros de Laura se hicieron fuertes anunciando su orgasmo. Ella abrió más sus piernas y me permitió ver como la lengua de Rocío jugaba con su clítoris, la lengua recorría su sexo desde abajó hasta arriba, succionando y mordiendo suavemente el clítoris de Laura. A veces, más de la mitad de la lengua de Rocío desaparecía dentro de la concha de Laura. Sus dientes mordían con cuidado uno de los labios vaginales estirándolo un poco y después lo introducía en la boca succionando con cierta fuerza. Laura movía su cabeza a todos lados en señal de gozo. Apareció un dedo de Rocío acariciando el culito de Laura, poco a poco se fue introduciendo en la vagina, hasta que la mitad del dedo estuvo dentro. Con la punta del dedo elevaba la parte anterior de la vagina, haciendo así sobresalir el clítoris muy erecto. La boca de Rocío desapareció toda esa parte y comenzó a succionar con fuerza moviendo su boca en círculos. Rocío metía y sacaba su dedo sin dejar de mamar el clítoris de Laura, ella solo levantaba su cadera y abría sus piernas, de no ser por los fuertes gemidos esporádicos que daba, por el placer que esto le producía, parecía que estaba desmayada. Debo confesar que en ese momento desee ser yo quien recibía la boca de Roció en mi sexo.
Me llamó la atención el movimiento de las nalgas de Rocío, quien continuaba hincada, tenía su mano metida entre sus piernas, la cinta de la tanga no impedía ver su dedo medio completamente dentro de su vagina. Su largo y fino dedo entraba y salía completamente mojado por sus secreciones vaginales. Ver como se estaba masturbando desencadenó ese rayo que había sentido antes. El cosquilleo en mi conchita apareció con mayor intensidad. Por reflejo, mi mano se dirigió a mi entrepierna y acaricié suavemente mi botoncito. Mi vestido corto facilitó el acceso a mi sexo sobre mi panty. Viendo el gusto de Rocío por la conchita de Laura, me pregunté que sabor tendría su vagina. Apreté mi clítoris con más fuerza. La caricia sobre mi clítoris me hizo sentir algo maravilloso, estuve a punto de gritar. Me contuve apretando mis labios y tapándome la boca con mi puño cerrado. Esto coincidió con el gemido más fuerte de Laura. Vi su cuerpo sacudirse mientras sus manos se aferraban a la cabeza de Roció pidiéndole que no se quitara de ahí. Ella se estaba viniendo intensamente. Yo entré a un estado de excitación desconocido para mí, había un zumbido en mis oídos y parecía que los sonidos llegaban hacia mí desde muy lejos y en forma lenta, si es que los sonidos tuvieran velocidad. También me desconecté de la presencia de ellas y seguí acariciando mi clítoris en la forma que me produjera más placer hasta que llegó el orgasmo más espectacular que yo recuerde haber tenido. Cerré mis ojos y me dispuse a disfrutar mi orgasmo. Sentí que mi cuerpo flotaba en el aire y una ráfaga de viento fuerte moviéndolo con su velocidad. El tiempo pareció detenerse y pasar muy lento. No estoy segura si grité o hice algún ruido. Yo no escuche nada. No había sonidos en mí, solo esas oleadas que subían a mi cerebro desde mi vientre. Era como si cientos de fuegos artificiales, unos tras otros, explotaran simultáneamente en silencio y el resplandor de sus luces cegara mis ojos aunque estos estaban cerrados. No quería que esa sensación acabara nunca. Mi orgasmo fue muy prolongado, poco a poco mi fue haciéndose menos intenso, acabando y conectándome otra vez a la normalidad. Estaba sofocada, tenía yo una de mis manos sobre mi teta y la otra sobre mi entrepierna aun haciéndome caricias. Abrí los ojos, dirigí mi atención a ellas. Estaban a un lado mío con una sonrisa muy tierna en sus labios. Roció también estaba desnuda. Su altura me hizo verla como una mujer imponente.
Sin decir nada, Rocío se subió de pie al sillón frente a mí, colocando sus pies a los lados de mi cadera. Sin darme tiempo a reaccionar acercó su sexo a mi cara. Estuve a punto de gritar, pero mi boca fue cerrada por el contacto de su concha. Simplemente abrí mi boca haciendo encajar su sexo en ella. Mi lengua acarició sus gruesos labios vaginales y tragué una gran cantidad de sus fluidos. Las manos de Laura se deslizaron por la parte externa de mis muslos, fueron hacia arriba deteniéndose en los costados de mi panty. Quizá por inercia yo levanté mi cadera para facilitar que ella la removiera. Retiró mi panty de un solo jalón, abrió mis piernas y enfilo su boca en busca de mi conchita. El cosquilleo se apoderó nuevamente de mi vagina, todo mi vientre ardía y se retorcía produciéndome un placer intenso. Yo moví mi lengua igual como había visto a Rocío hacerlo con la concha de Laura. ¡Así! ¡Así! repetía Rocío indicándome que lo estaba yo haciendo bien. Mi sentido del oido se concentró en la música, sensual que era el fondo perfecto, y en sus palabras.
Recuerdo perfectamente el olor profundo y sabor agridulce de su sexo, que hicieron perderme en una dimensión que yo desconocía. Desde luego que influyó la forma como Laura manejaba su boca en mi sexo. Era extremadamente placentero cuando introducía su lengua en mi vagina haciendo círculos y lamiendo mis paredes interiores. Mientras con sus manos amasaba mis tetas. Un calor extremo invadió todo mi ser. Las luces de los fuegos artificiales empezaron a aparecer en mi imaginación, pequeñas y de luz con poca intensidad que se fueron incrementando de tamaño y fulgor conforme mi orgasmo se hizo presente. Le comí con desesperación la concha a Rocío y restregué con fuerza la mía sobre la boca de Laura, estaba prácticamente yo saltando en el sillón por el descomunal orgasmo. Introduje mi lengua en su vagina lo más profundo que pude y con mi nariz hice presión sobre su clítoris, ella gritaba pidiendo más. Las exclamaciones de Roció desencadenaron mi orgasmo. Las vibraciones de una gran explosión retumbaban en mi cerebro, igual que la vez anterior desde mi vientre, estremeciendo todo a su paso, hasta mi cabeza. Tenía ansias incontrolables por querer venirme una y otra vez. Así lo hice, no se si fue solo un largo orgasmo o múltiples seguidos uno de otro.
Cuando reaccioné me sentía entre las nubes lentamente abrí mis ojos y giré mi vista hacia el lugar donde provenían los suspiros y gemidos. Ahí estaban ellas, en la alfombra, comiéndose la concha una a otra, haciendo un sesenta y nueve. Me levanté temblando por miedo a no se qué. Me fui a la recamara que Rocío me había indicado y cerré por dentro. Antes de llegar a la cama el llanto apareció. Lloré mucho aunque también no sabía por qué. Recordaba a mi novio y sentía que lo había traicionado, me preguntaba por qué había yo hecho esto y si realmente era una traición. No recuerdo cuando dejé de llorar ni cuándo quedé dormida. Al despertar, tomé un baño y me dispuse a ir a casa. La puerta de la recamara contigua estaba abierta, vi sus cuerpos desnudos abrazados apenas cubiertos por la sábana. Me retiré en silencio. La luz del sol, en la calle tenía un brillo especial. Me juré que no se volvería a repetir. El lunes siguiente tuve una plática con Laura, quedamos como grandes amigas. Han pasado algunos meses de esa ocasión, mi novio esta por llegar, estoy ansiosa con mucho deseo de verlo, aunque aun taladra mi cabeza la idea de que le fui infiel. ¿Ustedes qué creen?
PD. Esperemos a conocer los puntos de vista de otras personas. Cali.