No hay una sin dos
Pareja que inicia sus primeros pasos en el mundo del intercambio de parejas
Me llamo Daniel y puedo deciros que a mis 18 años la verdad es que no podía pedir más. Estaba estudiando, vivía cómodamente con María, mi madre, con la que tenía una relación maravillosa. Además de madre e hijo, éramos amigos y sinceramente podía hablar con ella de todo con total honestidad. Eso me había ayudado en todos los sentidos hasta el punto de follar antes que ningún chico. A muy corta edad, cuando empecé a desarrollarme, gracias a mi madre ya sabía mucho de las mujeres y lo mejor era que aprendía también como tratarlas. Sabía lo que era masturbarse y lo que era discreción. Creo que a todos los chicos nos deberían hablar así de claro porque facilita mucho las cosas. Había una chica, que era un monumento, con la que llevaba cerca de dos años. Formábamos una pareja ideal ya que ambos éramos guapos, simpáticos y buenos estudiantes. Sólo había un problema que después entenderéis y es que a ambos nos encantaba el sexo. Habíamos probado de todo en cada ocasión que teníamos. Todo marchaba bien hasta que un día le conté una experiencia reciente que un intimo amigo había tenido sobre intercambios de pareja. En Madrid, ciudad donde vivimos, había varios sitios de intercambios y mi amigo había visitado uno con su novia. Después de comentarme con todo detalle como había transcurrido su aventura, tal cual se la empecé a contar a mi novia. Al poco de estar hablándole mi polla estaba ya totalmente erecta y ella también se estaba calentando. Fue así como me lo dijo… Menuda calentura estoy pillando. Le dije que yo estaba igual y sin poder aguantarnos ella empezó a comerme la polla como no lo había hecho nunca antes. Empezó a metérsela cada vez más adentro hasta el punto de que le empezaban a dar arcadas. Cada vez la mantenía más adentro y más tiempo. Las lágrimas le corrían por la cara como seguro que también, conociéndola como la conozco, más abajo le corría otra cosa por las piernas. Estábamos en mi casa y teníamos poco tiempo dado que mi madre llegaría en breve del trabajo. Así se lo dije pero un poco para nada porque con el calentón que teníamos nos íbamos a arriesgar. Ya que iba tan fuerte la cogí del pelo, la levante, y manteniéndola de pie de espaldas a mi tumbé su pecho sobre la mesa del comedor. Le levanté la falda, le abrí sus piernas, y echándole a un lado sus diminutas bragas empecé a follar tan fuerte como podía. Ella buscó una de mis manos y la volvió a llevar a su pelo. No había más que decir. La agarré del pelo y la sala se llenó de sus gemidos y los míos. En menos de un minuto su corrida fue una pasada y seguida a la suya llegó la mía llenándole todo el coño de leche. Nos recompusimos un poco, entramos al baño y abrimos ventanas para ventilar un poco. Apenas habíamos abierto cuando llegó mi madre. La saludamos un poco rojos aún e inmediatamente nos fuimos.
En los días sucesivos estábamos tan calientes que en cuanto teníamos ocasión follábamos sin parar. Una de las veces, tras acabar empezamos a hablar de lo caliente que estábamos debido a lo que le conté sobre intercambios. La conversación acabó en la propuesta de ir a uno de esos locales para verlos y así continuar disfrutando del estado en el que estábamos y añadir más morbo aún a nuestra relación. No había nada más que decir. Con la supuesta idea de no hacer nada y convencidos de lo que nos queríamos al siguiente sábado no quedamos con nuestro grupo de amigos y los dos solos visitamos uno de los locales. Una vez allí pedimos un par de copas y mirábamos para todos los sitios con mucha curiosidad viendo el ambiente y la gente mientras íbamos comentando. La verdad es que había de todo, mujeres solas, parejas de todo tipo, hombres solos y grupos.Así estábamos cuando una mujer que estaba muy cerca nuestra y que seguro nos había estado escuchando nos dijo:
-Se nota desde fuera del local que es vuestra primera vez aquí.
-¿Tan descarados somos? -le dije yo.
Ella se rió y se presento.
-Me llamo Laura
-Yo soy Daniel y mi novia es Silvia.
Laura era mayor que nosotros. Yo le eché unos 28 o 29 años. En seguida ella llamó a su pareja y también nos la presentó.
-El es Miguel.
-Encantados de conocerte Miguel.
La impresión que Silvia y yo nos llevamos de la pareja fue muy buena ya que Laura era un bombón de mujer, más mayor que nosotros pero estaba buenísima y Miguel tengo que reconocer que también era un tío guapo y seguro que a mi novia así se lo parecía. Laura no se cortó un pelo y entró un poco directa con las preguntas…
-¿Habéis hecho intercambio de pareja alguna vez?
-La verdad es que no. Tenemos un amigo que ha estado aquí y ha tenido su primera experiencia. A nosotros nos ha picado un poco la curiosidad y hemos venido a ver el ambiente pero sin la idea de hacer nada.
-¿Lleváis mucho como pareja?
-Llevamos dos años. -respondió Silvia.
-Nosotros estamos casados y tenemos un niño, llevamos juntos 12 años en total. -nos comentó Miguel.
Yo casi que prefería que hablara Miguel porque a Laura me costaba trabajo mirarla a la cara con el escote que llevaba. Daban ganas de zambullirse en el y me estaba poniendo hasta nervioso. El escote de Laura volvió a tomar la palabra…
-Bueno, dado que es la primera vez que estáis aquí nosotros vamos a pedirnos una copa y si queréis seguir la conversación estaremos en aquella esquina de allí. Por nuestra parte si nos acompañáis encantados.
-Perfecto Laura, gracias.
Cuando se retiraron le dije a Silvia lo poquito que habíamos tardado en ligar. Ella se rió un poco nerviosa y me dijo que había que reconocer que ambos estaban muy bien y el escote de ella también. A este comentario le siguió una sonrisa pícara. Para que negarlo, le dije, la verdad es que está buenísima. Silvia alargó su mano a mi paquete y comprobó que estaba con una erección considerable. Yo le pregunté por su estado ya que me daba fatiga de meterle mano allí mismo y me dijo que también se había calentado. Ahora la cuestión era si ir donde estaba esta pareja o no.
-¿Tú me quieres? Me preguntó Silvia.
-¡Muchísimo! ¿A qué viene eso?
-Yo también te quiero a ti y mucho.
-Me encanta oírlo pero.. ¿a que viene eso?
-Viene a que realmente estoy muy muy caliente pero temo que si vamos allí y pasa algo nos pueda perjudicar como pareja.
-A ver, yo tengo las cosas muy claras cariño. -le dije a Silvia. -Es cierto que a Laura me la follaría encantado pero de ahí a que me enamore de ella como lo estoy de ti…
Sinceramente así lo pensaba. Estaba convencido que un acto así podría aportarnos mucho como pareja para follar más y mejor. En ningún momento pensé que pudiera perjudicarnos.
-Pues si es así por mi nos acercamos a esta pareja y a ver que pasa.
Dicho y hecho. Ambos cogimos nuestra copa y fuimos a sentarnos con esta pareja. Según nos vieron llegar se les dibujó una sonrisa y poco porno en la cara.
-Nos alegra que os hayáis animado. -dijo Laura.
-La verdad es que estamos un poco nerviosos. -le respondió Silvia.
-Eso es normal, es vuestra primera vez y además sois tan jóvenes…
El tiempo que nos duró la copa mantuvimos una conversación de lo más animada e interesante. Dicha conversación se fue desviando al tema sexo. Hablamos de que es lo que nos gustaba, de lo que habíamos probado y como lo habíamos hecho… Se desvió más aún pero ya en un notable calentón que podía jurar teníamos los cuatro. Cuando ya estaba la copa prácticamente terminada les pregunté si les apetecía otra y rápidamente nos dijeron que si pero no en ese lugar…
-Vivimos muy cerca de aquí, es un paseo a pie. -comentó Laura.
Silvia y yo nos miramos no por más de un segundo para terminar diciendo un si rotundo. Llegamos a casa de la pareja y nos comentaron que estuviésemos tranquilos ya que el niño estaba con su tía. Tenían un precioso ático muy acogedor y con maravillosas vistas. Rápidamente nos dijeron que nos pusiéramos cómodos y nos preguntaron que queríamos tomar. En menos de 5 minutos teníamos delante una copa hasta arriba y estábamos sentados con un poco de blues sonando de fondo. Hablando de nuestros estudios y de sus trabajos, Laura concluyó cambiando de tema radicalmente…
-A ver chicos… creo que, dado que es vuestra primera vez, deberíamos hacer una prueba para ver si realmente estáis preparados para esto y si realmente os apetece.
-¿Una prueba? -preguntó Silvia.
-Si, una prueba. ¿Nos dejáis hacerla y a ver qué tal?
Silvia y yo nos miramos con sonrisa nerviosa y afirmamos. Laura se vino para mi, se sentó entre Silvia y yo y sin más palabras me besó fugazmente y se retiró dos segundos para volver a retomar pero esta vez ya por más tiempo y con lengua. Estuvimos así un minuto aproximadamente hasta separarnos. Ambos miramos a Miguel y Silvia. Con mirar a Silvia supe que todo iba bien porque tenía una mano puesta sobre la pierna de Miguel que estaba a su lado y se mordía el labio inferior. Entonces Miguel besó a Silvia de la misma manera mientras Laura y yo observábamos. Ellos no se retiraron como habíamos hecho nosotros y siguieron comiéndose la boca mientras sus manos empezaban a moverse sobre el cuerpo del otro. Miré a Laura, me sonrió dulcemente, le miré el escote descaradamente y ella con sus manos lo puso más amplio aún estirando la prenda. Me lancé a comerle la boca al tiempo que mis manos iban para su escote. Ella se sentó encima de mi sacándose el vestido por la cabeza dejándome verla en sujetador, tenga y medias hasta medio muslo. Con mis manos le bajé las tiras del sujetador. No quería quitárselo del todo aún. Asomaron sus pezones los cuales empecé a chupar. Ella al mismo tiempo me desabrochaba la camisa para quitármela y tirarla al suelo y seguir con los pantalones. Me separó de sus tetas para besarme y empezar a bajar por mi cuello y mi pecho al mismo tiempo que me dejaba a la vista a Silvia y a Miguel. Si ya tenía la polla a mil aún peor se me puso cuando vi la escena de Miguel recostado en el sofá y Silvia sin la camiseta que llevaba y de rodillas en el suelo comiéndole la polla. Le faltaba boca y garganta para meterse aquello que era muy parecida a la mía en cuanto a dimensiones. La misma imagen de Silvia en mi casa con lágrimas y arcadas la volvía a ver ahora pero con Miguel que no dejaba de mirarla alucinando. De mi estado me sacó inmediatamente Laura cuando noté que mi polla era cubierta por algo caliente y húmedo como era su boca. Empezó a comerme la polla mientras me miraba directamente a los ojos en todo momento. Su lengua jugaba a todo lo largo para al momento metérsela en la boca todo lo que podía y volver a sacarla para seguir el juego. En esas estaba cuando Miguel se incorporó y tras quitarle los pantalones y las bragas a Silvia, la dirigió para que tomara la misma postura suya. Ahora era Miguel quien hincó las rodillas en el suelo y tras levantar las piernas de Silvia empezó a comerle todo el coño como mejor sabía. Silvia empezó a gemir inmediatamente mientras iba alternando su mirada de Miguel a nosotros. Yo estaba ya dispuesto a follarme a Laura, que estaba muy entretenida masturbándose con una mano mientras que con la otra se ayudaba en su comida de polla, pero no me dio lugar porque Silvia interrumpió entre gemidos…
-Laura déjame que le coma la polla un poco mientras Miguel sigue. ¡Me voy a correr como una loca!
-Está bien. Pero después harás lo que yo te diga ¿ok?
-¡Todo lo que me digas pero déjamelo ya por favor!
Inmediatamente y tras retirarse Laura me fui para Silvia y apoyándome de rodillas en el sofá le metí la polla en la boca. Como estábamos haciendo las últimas veces, la agarré del pelo y empecé a follarme su boca de manera muy bestia. Para mi sorpresa, Laura se fue por el otro lado y con su manos agarró los pezones de Silvia y dirigió su boca para chuparlos a la vez que apretaba las tetas. En un descanso que le di a Silvia para que no vomitará y tomara aire giró su cabeza y al ver a Laura por su expresión supe que estaba a punto de correrse como nunca lo había hecho. Le volví a meter la polla en la boca y apenas me dio tiempo porque sus piernas y todo su cuerpo empezó a convulsionar y a gritar como una posesa. Menuda corrida estaba teniendo… La dejamos que se recuperara un poco y Laura se vino en busca. Me sentó en el sofá y ella encima mío y mirando hacia mi empezó a meterse mi polla en su coño que estaba muy pero que muy mojado. Nada mas metérsela inició un rápido movimiento que al momento acabó en una pedazo de corrida que me empapó todos los huevos. Se quedó quieta unos segundo y para mi sorpresa llamó a Miguel y le dijo que se la metiera por atrás. Eso me supero. No podía creer que fuera a seguir follándome a Laura mientras Miguel le daba por detrás. Abrí más mis piernas para dejarle sitio a Miguel y me desplacé un poco al borde del sofá. Con la rapidez que le entró la segunda polla entendí que no era la primera ni la segunda que se metía y me sorprendió el grado de dilatación que debía tener porque sus gemidos se incrementaron nada mas entrar. No hubo ni una mueca de dolor. Según se movía podía notar a través del coño de Laura como me presionaba la polla de Miguel. Miré para Silvia y la vi sudando y mordiéndose el labio otra vez. En ese momento Laura le dijo…
-Silvia quiero que te pongas de pié en el sofá entre Daniel y yo mirando para Daniel.
Silvia no dudó un segundo y rápidamente tomó la postura mientras no paraba de tocarse las tetas.
-Daniel cómele el coño a Silvia mientras la coges del culo y se lo abres todo lo que puedas.
Muy obediente empecé a comerme ese coño tan familiar. No habían pasado ni dos minutos cuando empecé a sentir otra vez las convulsiones de Silvia y empezó a caerme parte de la corrida en la boca y la otra parte en mi pecho. Silvia no podía mantenerse prácticamente de pie. Laura la echó para adelante y desde atrás empezó a comerle todo lo que alcanzaba que imagino sería parte del culo y parte del coño que no paraba de destilar. A los pocos segundos empezó Laura con unos chillidos que sin ser mi casa me hacían temer por los vecinos. Las contracciones de Laura me presionaron más aún la polla de lo que ya lo hacía la polla de Miguel y fue el detonante… Por la postura avisé como pude a Laura…
-Laura me voy a correr…
-No te preocupes, hazlo dentro. -me dijo Laura. -Con un poco de suerte Miguel también. ¿Cómo vas cariño?
-Yo llevo un rato aguantando y estoy a punto.
Seguidamente el coño y el culo de Laura junto con los gemidos de Miguel y mios empezaron a llenarse de leche como dudo que nunca se lo hubiesen llenado. Según nos habíamos corrido empezamos a recuperar el aliento y a desacoplarnos del enredo que habíamos formado. Terminamos los cuatro sentados en el sofá y bebiendo un trago de lo poco que quedaba de la copa porque prácticamente era todo hielo.
Continuará…
Nota: Es mi primer relato. Nunca antes había escrito. Pido comentarios al mismo tiempo que disculpas de errores que seguro he cometido. Sea como sea espero que les haya gustado. Saludos.