No hay dos sin tres en la calle

Ya no fuimos solamente mi esposa y yo los que salimos a la calle.

No hay dos sin tres (en la calle)

Esta vez se demoraron mucho cuando se fueron a bañar los tres. Y regresaron riéndose. Cuando entraron al dormitorio, como estaban desnudos todavía, y toqueteándose. Pero cuando se pararon frente a mí observé que traían cosas en las manos.

Ella - Mirá, hembrita el regalo que te trae nuestro macho.

El - Cuando me llamaste por teléfono me acordé de la debilidad de tu esposo, por eso le traje estas sandalias que estoy seguro le andarán.

Puta -¡ Pero son sandalias de mujer!

Ella - Y si eso es mi esposo. No sólo es un puto masoquista sino que es un fetichista de pies y le encantan las sandalias, pero nunca tuvo unas propias, siempre se pone las mías. Puta, desatále las manos y los pies. Y vos ¡Ponéte esa sandalias!

Cuando Puta me desató, me friccionó las muñecas y los tobillos para que circulara mejor la sangre, después de tantas horas maniatado. Cuando fui a ponérmelas, Ella habiendo tomado un cinto, me detuvo con un golpe en las manos

Ella - Dije que te desataran ¡pero aún no di la orden de ponértelas! Primero agrádesele a él que se acuerde de vos.

Yo -Gracias por acordarte de mí.

Ella - Eso no es suficiente. ¡Un verdadero agradecimiento a su macho es una buena lamida de pija! Laméle la pija, de rodillas como te corresponde como esclavo.

Me arrodillé ante él y comencé a lamerle la pinchila, que aún no estaba erecta del todo. Y poco a poco se fue endureciendo, a medida que le pasaba la lengua. Puta se había acercado y abrazándolo, le acariciaba las tetillas. Pero Ella se había puesto en cuclillas a mi lado y con su cara al lado de la mía, observaba con placer en el rostro cómo lamía yo. Entonces sacando algo de abajo de la cama se dirigió a mí

Ella - Un verdadero esclavo masoquista como vos merece que tenga esto

Era un arnés de cuero. Un cinto del que salían lenguas de cuero algunas con hebillas y otras con argollas. Cuando Puta me puso ese cinto en la cintura, Ella le alcanzó otro arnés de cuero que Puta también me colocó. Una anilla grande me quedaba en el centro del pecho y de ella salían tres correas. Dos me las pasó por sobre los hombros y las enganchó atrás, en hebillas del cinto, y la tercera, la abrochó también en el cinto, pero adelante. También Ella le dio una especie de taparrabo de cuero, que puta enganchó también del cinto adelante, pero pasándolo por entre las piernas y aprisionando la pija y los huevos, lo abrochó también en la espalda al cinto. Me apretó Puta las correas de tal forma que me sentía aprisionado pero no me impedía respirar. Recién Ella me permitió colocarme las sandalias, pero pegándome con el cinto dijo

Ella - ¡De rodillas!

Yo - Si, mi Dueña.

Ella - Pintáte las uñas de los pies mientras nosotros te miramos, y cada vez que termines con una uña, agradecéme besándome los pies, luego te vas a colocar estas medias negras mías y recién entonces las sandalias.

Yo - Gracias, mi Ama.

Ella - Y ustedes acostados en la cama vayan calentándose sexualmente para mí. ¡Mastúrbense mutuamente, pero sin volcar!

Yo me pintaba con el esmalte de uñas las dedos de los pies y le besaba los pies a Ella, pero no se conformó con eso sino que también hizo que me pintara las uñas de las manos. Recién entonces, me coloqué esas medias de nylon de Ella y luego lentamente y con placer me coloqué esas hermosas sandalias. Eran de taco muy alto, plateadas y tenían una tira sola que pasaba por encima de todos los dedos, aprisionándolos. Y se sujetaba por otra tira que saliendo por atrás del talón subía a los tobillos y allí se prendía a ellos. Cuando terminé de colocármelas me puso un collar de cuero en el cuello, y enganchó en una argolla, una correa corta a la que estaba unida otra con la que me ató las manos adelante. Quedando así atadas las manos y sujetas al cuello por esa corta correa. Luego enganchó en esa misma anilla otra correa un poca más larga y tomándola por el extremo, mientras me azotaba me dijo

Ella - ¡De rodillas de nuevo!

Yo - Si, mi Señora.

Ella - Puta, dejá de pajearlo a él y vení.

Puta - Como ordenés, lástima que ya estábamos casi por volcar.

Ella - Sentáte en la cama y pintále los ojos y la boca a esta basura.

El - Si lo maquillás bien lo voy a coger porque me está gustando.

Ella - Primero tenés que cojerme a mí. Porque me tenés muy excitada.

Puta - ¿Y yo no te excito, Ama?

Ella -Por supuesto que si, pero vos no tenés una pija dura para coger.

Puta -Pero tengo una lengua que está ansiosa de penetrarte el papo.

Ella -Tu lengua, como la de éste, son hermosas, pero me dan un suave placer, en cambio mi macho me penetra con vigor, golpeándome hasta el fondo y dándome un orgasmo distinto. Para que veas que disfruto con vos, acariciáme.

Puta -Gracias, mi Ama.

Ella -Y vos, mi amor, colocáme esas medias de red.

El -Por fin dejás que te toque los pies. A mí también me gustan tus pies, y siempre se los das a él.

Y él le colocó las medias mientras le besaba los pies. En ese momento me quise acercar para oponerme y Puta me tiró de la correa que me sujetaba del collar descuello, impidiéndome acerca, mientras que Ella con la correa comenzó a flagelarme.

Ella -¿Quién te autoriza a vos a meterte cuando mi macho me hace disfrutar? ¡De rodillas! Vos Puta, dedicáte a someter a este infeliz, mientras que mi amante me viste. Y vos, mi amor, si te gustan mis pies, besálos mientras les ponés las sandalias. En cambio vos, esclavo de mierda, dedicáte a vestir a Puta.

Entonces, siempre de rodillas, ahora sometida por Puta tuve que colocarle las sandalias, y sin bombachita, le puse una corta pollerita de cuero, que apenas le tapaba su papo, y un corpiño que apenas tapaban sus pezones. Mientras que él le puso a Ella un brevísimo conjunto todo calado, que en realidad no tapaba nada, pero excitaba más que si estuviera desnuda. Y a continuación Ella, manoseándolo bien, le puso a él un slip y unos mocasines. Entonces dijo

Ella -Ya estamos preparados para salir. Puta, trae a ese esclavo tuyo. Vos mi amor, vení conmigo.

Y así vestidos salimos a la calle. Como era tan tarde de noche, no se veía gente, no obstante yo tenía un tremendo miedo de que la gente me viera en ese estado, y la vergüenza que sentía lo único que hacía era excitarme aún más. Puta me llevaba del collar como un verdadero esclavo, y a mí me costaba seguirla por las sandalias taco alto que tenía puestas y a las que no estaba acostumbrado a usar, por lo que continuamente Puta me tiraba de la correa. Ella, que iba adelante nuestro, corriendo a un costado el pequeño slip al igual que él, ¡iban cojiendo mientras caminaban! Había sido penetrada por él. El la abrazaba por detrás y caminaban pegados, sólo que Ella se movía de costado al caminar, para que la verga de él se moviera dentro de su papo. Y Puta mientras los miraba con la mano libre se metía el dedo en el papo y se masturbaba. Yo los veía y la pija se me había endurecido, pero me dolía muchísimo lo que el taparrabos de cuero no la dejaba pararse. Así avanzamos lentamente por la vereda, y al llegar a la esquina Ella se detuvo y él empezó a moverse violentamente cojiéndola a Ella, y los dos estallaron en un orgasmo conjunto. Puta se retorcía y gemía viéndolos, mientras que no sólo me hizo arrodillar en medio de la vereda, sino que me ordenó que la masturbara con la lengua, levantándole la pollerita, mientras se acariciaba sus pezones. Después que sentí en mi boca el sabor del jugo del papo de Puta, fui obligado a regresar a la casa por ella. Mientras que Ella y él se fueron a pasear por la calle, así vestidos, haciéndome sufrir por pensar que la gente la vería a Ella casi desnuda, tan excitante, que quizás otros hombres la desearan tanto que se abalanzaran sobre ella y él no pudiera contenerlos y así fuera violada por muchos hombres. Al llegar a casa con Puta que me tiraba de la correa, entré al dormitorio, y allí me sacó mi taparrabos, que estaba todo mojado con semen que me había estado saliendo, y me lo puso frente a mi boca, haciendo que lo lamiera y tragara. Luego me acostó en la alfombra y sentándose en la cama, puso sus pies calzados con sandalias frente a mi cara y me dijo que los lamiera hasta que los dos amantes regresaran. Así quedamos un largo rato hasta que ellos volvieron, pero lo que pasó a continuación se los puedo contar si desean en besapies21@yahoo.com.ar-