No había vuelta atrás
Comienzo y dudas de un sumiso ante su próximo sometimiento.
No había vuelta atrás, era de su propiedad y así lo había aceptado. Sólo importaba su deseo, su voz, sus órdenes, que yo debía acatar sin dudas, sin ni siquiera pensarlas, era su juguete, su esclavo y como tal debía comportarme.
Ella parecía complacida con mi sumisión. Me hizo arrodillarme ante su presencia y tocó mi cabeza como quien mima a su perro y sabe que una simple atención le hace feliz.
"Buen esclavo" me dijo, "si te portas como debes y cumples mis órdenes sin demora no tienes nada que temer, soy un Ama muy comprensiva cuando veo actitud, pero aviso, como atisbe la más mínima duda o queja a mis mandatos puedo ser despiadada y cruel, y créeme que entonces sufrirás enormemente "
Esas palabras penetraban en mi mente y me hacían temerla, su advertencia era clara.. Por supuesto que quería servirla, cuidarla, hacerla estallar de placer, pero ¿sería capaz? ¿aguantaría sus humillaciones y castigos? ¿estaba realmente preparado? Muchas dudas se agolpaban en mi cabeza, pero no quería que ella se diera cuenta, aunque realmente ella sabía perfectamente lo que rondaba en mi pensamiento, y jugaba con él, doblegaba mi voluntad poco a poco, y parecía divertirse con ello. Sabía que me tenía y eso le gustaba, pero quería estar segura de mi absoluta sumisión.
Pronto cogió un cordel y lo ató a la base de mi pene, que en ese momento estaba muy erecto. Hizo un nudo, apretando mis huevos y mi polla, como queriendo contener la erección, o al menos retrasar la eyaculación. No me dolío, pero me sentía algo humillado al ver manipular mi pene sin poder opinar nada, pero estaba en su derecho, era de su propiedad, era su polla, y podía manejarla a su antojo.
Más tarde, con otra cuerda, me ordenó poner las manos a la espalda, y uniendo las muñecas me ató los brazos por detrás. En ese momento ella se sentó en un cómodo sillón y me ordenó que bajara a sus botas y las besara como muestra de mi devoción. Lo hice sin demora, por supuesto. Al rato, se quitó sus botas y me enseñó sus adorables pies, que estaban algo sudados por el calor reinante. Eran preciosos, tal y como había imaginado. Me invitó a besarlos y lamerlos. Era espectacular, estaba siendo tan buena conmigo, me permitía disfrutar de su cuerpo, mi temor primerizo se estaba convirtiendo en un placer tremendo, estaba tan orgulloso de servir a mi Ama. Me permitió subir por sus piernas, lamerlas, besarlas, iba ascendiendo poco a poco, buscaba con ansía la fuente de su placer.
Estaba cerca, muy cerca, sus muslos eran lamidos por mi lengua y parecía complacida. Quería subir, lo deseaba, probar sus jugos, notaba su excitación y sólo buscaba darla placer. Entonces, en acto de valentía, me decidí a subir a su divino tesoro, rocé mi lengua con su coño, y cuando me disponía a lamerlo con dedicación su mano agarró mi cabeza y me separó de él, obligando a mirarla a la cara.
"Escucha bien, perro esclavo. Aún no te has ganado el derecho a disfrutar de mi sexo, debes demostrarme de lo q eres capaz para poder probar tan delicioso manjar. Pero como muestra de que, de momento, estoy contento con tu sumisión, te dejaré lamer mi otro agujero. Espero que me agradezcas este premio con una buena chupada"
Al momento, mi Ama se puso en cuatro patas y acercó mi cabeza a su ano, pegando su culo a mi cara. Se abrió bien para que tuviera un mejor acceso a su precioso agujero y me dispuse a lamer como mejor supiera. Era un regalo de mi Ama y debía corresponderla del mejor modo, cumpliendo sus órdenes sin rechistar. Ensalivé su agujero y lo chupé, pero la rato me conminó a introducir mi lengua en su ano, para que mi grado de sumisión fuera mayor.
Era excitante, pero a la vez humillante. La estaba chupando el culo, era un objeto para su placer, y sólo era el comienzo de mi esclavitud. Multitud de sentimientos se mezclaban en mi mente, me sentía cada vez más dependiente de esa mujer, a la que consideraba mi Ama, y que mi único fin era que ella se encontrara satisfecha con mis actos. Creo que mi Ama sabía perfectamente lo que hacía, modelaba a su sumiso poco a poco, sin prisa pero sin pausa, y disfrutaba con ello. Una vez me dijo que tenía potencial, que quizás con el entrenamiento adecuado la serviría, ahora creo que ella estaba convencida de mi sumisión, y realmente temía que nuevas experiencias me tenía reservada mi Ama, que pruebas había preparado para mi, que humillaciones debía soportar y cual era mi límite.
Terminé con mi lamida anal, y al rato se incorporó. " No ha estado mal, perro, aunque debes mejorar. No te preocupes de eso, llegará el día seas un experto perro lamedor, de eso me encargo yo. Ahora descansaré un rato tomando una copa. ¿ Tu no tienes sed, esclavo? Te noto algo sediento, pero tranquilo, tu Ama es bondadosa y piensa en ti, así que te dará de beber. No, no puedes beber lo mismo que yo, eso sería denigrante para mi, pero te daré el mejor líquido que puedas imaginar, si, la lluvia dorada que sale de mi cuerpo, ¿qué más puedes pedir? Pero has de prometerme que te la beberás entera y por supuesto me agradecerás enormemente este nuevo regalo que te hago"
"Si Ama" , es lo único que acerté a decir, mi humillación no tenía fin, y sólo estaba en el comienzo.