No había nada en el mundo que me humillase más
Dos excompañeros de clase se convierten en amantes durante decadas
Conocí a Rocio en tercero de carrera, según me contó después llevábamos juntos desde primero, pero la verdad nunca me había fijado en ella.
Rocio era la típica chica insípida, estudioso, recatada pero para mi que en aquellas época era el guapo de clase, era transparente.
Me di cuenta de su presencia cuando en el segundo examen parcial de microeconomía y teniendo la hoja del examen enfrente de mi en blanco y sin poder rellenar nada de las preguntas del mismo, pues la verdad no había podido estudiar, Rocio cogió el examen de mi mesa y jugándose un suspenso rellenó en menos de tres minutos todas las respuestas devolviendo a mi mesa. Me quedé estupefacto.
Evidentemente a la salida del examen tuve que darle las gracias y podemos decir que desde ese momento nos hicimos amigos. No es que su gesto me obligase a estarle eternamente agradecido, la gente hacía por mi cosas que la verdad ni me imaginaba, pero la chica aparte de haberme ayudado se ofreció a asistirme en lo que pudiese.
La verdad es que durante los años universitarios Rocio fue una buena amiga. Sinceramente no me podía quejar de nada. A cambio de un poco de caso y alguna invitación a que saliese algún fin de semana conmigo y mis amigos, Rocio me hacía los trabajos, me dejaba copiar en los exámenes e incluso me pasaba a limpio mis apuntes.
La primera vez que me la follé fue en cuarto de carrera. Había salido con mis amigos con la idea de emborracharnos y a continuación quedar cada uno con la tía que se estuviese tirando en ese momento y por supuesto ventilarsela. Eran las tres de la mañana cuando recibí un SMS de mi entonces amante Amparo que me decía que estaba agotada y se iba a casa. Evidentemente mis amigos seguían con su plan y se iban a ventilarse a sus amantes. Estaba a punto de acabarme mi copa cuando vi entrar a Rocio en el bar donde estaba acompañada de tres amigas, amigas igualmente insulsas.
A Rocio se le iluminó la cara al verme, vino a darme dos besos y al enterarse que estaba solo y a punto de irme me insistió en que le dejase invitarme a una copa pasando completamente de sus acompañantes.
Me hacía mucha gracia ver a Rocio con un puntito de alcohol en su cuerpo, puntito que se fue acentuando según las copas iban cayendo.
Cuando cerraban el bar sencillamente se me pasó por la cabeza follarme esta noche a Rocio a falta de algo mejor, me imagino que cualquier persona normal lo hubiese dejado pasar, pero yo no. Sencillamente la besé, le metí mano, la llevé a casa de mis padres y después de desnudarla sencillamente la penetré después de tocarle un poco un muy desarreglado chocho.
La verdad es que la tía era un desastre, simplemente me pidió que apagase la luz y abrió las piernas, nada más. Gemía despacio y en bajito mientras yo martilleaba su coño con fuerza y no paré hasta bañar su cuerpo de lefa, dejándola perpleja viendo las manchas de semen sobre su cuerpo que debido a la sorpresa no sabía que hacer con ellas.
Rocio follaba fatal, según me comentó más tarde yo era el segundo tío con el que se metía en la cama y desde luego el primero que le había hecho sentir mujer.
Desde ese momento cada vez que tenía una noche tonta, sencillamente mandaba un SMS a Rocio y esta se presentaba donde le pedía.
Sinceramente no me costó nada seguir follándome a Rocio, desde luego que ella sabía que solo la llamaba cuando el resto de mis planes se le torcían y que lo nuestro no era más que sexo, sexo cada día más salvaje. Pero se le notaba a leguas que estaba totalmente enamorada de mi y se dejaba hacer en la cama como y cuando yo lo quería.
Pasó el tiempo y el sexo no mejoró mucho, pero salvo darle por el culo, Rocio se dejaba hacer de todo o hacía de todo. Verla tan recatada fuera de la cama me excitaba realmente. Me gustaba verla desnuda arrodillada ante mi con mi polla en su boca, me volvía loco hacerle masturbarse delante mía o ponerle a cuatro patas y agarrándole las pequeñas tetas penetrándola desde detrás.
A Rocio le encantaba chupármela, y a mi que me la chupase, según decía le encantaba tenerme en sus manos y convertirme en un trapo ante su boca. Sinceramente, a mi también me gustaba que me la chupase, evidentemente yo no lo veía así pues nunca he visto mayor sumisión en una mujer que cuando se arrodilla ante ti y se come tu rabo. Ella seguía con la absurda idea de que me tenía a su merced mientras tenía mi polla empalmada en su boca, pero yo no le desengañaba ni nunca le expliqué lo dominante que me sentía con una tía mamándome la polla.
Dejamos la universidad pero no por ello de vernos. Ambos empezamos una carrera profesional, yo como economista en una gran empresa y Rocio en una aseguradora importante.
Los siguientes años fueron realmente provechosos, poco a poco fui ascendiendo en mi trabajo y me fui haciendo un nombre en el mundo del derecho, en unos años creé mi propio bufete y poco a poco me fui metiendo en política. Rocio por su parte se estancó en la compañía de seguros y sencillamente se acomodó en su gris trabajo
En lo relativo a mi vida sexual, poco había cambiado, me follaba a una y otra y cuando no tenía nada a mano llamaba a Rocio que rápidamente y sin hacer preguntas se presentaba en mi casa para ser montada. Aquellas eran largas noches de sexo en los que profanaba todos su agujeros con mis dedos pero sin lograr penetrarla analmente. La verdad es que la cosa iba por rachas, a veces no veía a Rocio durante meses y en otras ocasiones la jodía en interminables fines de semana en los que la chica se instalaba en mi casa y se dejar usar como mi consolador humano. A veces me comentaba lo mal que lo pasaba cuando no recibía una llamada mía, o los remordimientos que tenía saliendo de mi casa a altas horas de la mañana, pero nunca me insinuó que la cosa podía acabarse.
Seguramente el sexo con Rocio era el más aburrido de todo lo que follába en esos días. A veces como amigo le sugería que se echase algún novio, cosa que ella evitaba, en ocasiones le sonsacaba que se había acostado con uno o con otro, era confesiones en los que ella casi se avergonzaba, realmente estas ocasiones eran realmente la excepción pues Rocio solía esperar pacientemente a mi llamada para sentirse mujer al ser reventada por mi polla.
En aquellas ocasiones solía montarla con fuerza, como amigo creía que le venía bien tener a alguien que se la follase y que la quisiese no solo por el sexo como yo hacía, pero desde el punto de vista de macho alfa me gustaba dejarle claro que nunca iba a encontrar una polla como la mía.
Mientras me la follába le preguntaba una y otra vez sobre cual era su polla favorita y quien le follába mejor. En todas las ocasiones Rocio decía mi nombre mientras se corría con lagrimas en los ojos. A modo de excusa cada vez que esto se producía me aseguraba que solo me la chupaba a mi y que nunca se la chuparía a otro, que podían usar de vez en cuando su coño pero su boca siempre sería para mi.
Conocía Vanessa en una de los mítines del partido. Vanessa era la hija de presidente del partido y futuro candidato a la presidencia del gobierno.
Cuando la conocí hablamos durante un largo rato y nos intercambiamos los teléfonos. Vanessa me llamó un par de días después para invitarme a cenar.
Me gustó desde que la vi. Aparte de estar buenísima la chica era una chica decidida y muy echada para delante. Me recogió en mi despacho, me llevó a tomar un coctel y después de eso al restaurante de moda. No habíamos acabado la segunda copa cuando me propuso ir a su casa a follar, nada de ir a tomar una copa, me propuso ir a su casa a follar.
Ya en el ascensor me comió la boca y me palpó mi paquete por encima del pantalón. AL entrar por la puerta me hizo pararme y se alejó dos pasos de mi. Mirándome a los ojos se abrió la camisa, se soltó la falda y la hizo que cayese a sus pies. La verdad es que la tía estaba buenísima en bragas, sujetador, un ligero y unas medias que bajaban hasta sus botas de caña. Sin decirle nada se dio la vuelta y se quedó mirando a la pared con las palmas de las manos tocando la misma. Me acerqué por detrás y le empecé a besar el cuello. Vanessa empezó a gemir, la tía se derretía con mis besos y lengua. Realmente no tardé mucho en meterle una mano en sus bragas y otras en sus pechos.
La masturbé durante un largo rato y solo paré cuando su coño empapó mi mano y sus gritos de placer se oían seguramente en el portal de su casa. Le di la vuelta y acabé de desnudarla, levanté una de sus piernas y sacando mi polla de mi pantalón la dirigí hacia su rosada raja y la penetré hasta el fondo.
Vanessa dio un grito ahogado y empezó a mover su cadera para agudizar mis penetraciones. Joder que diferencia con respecto a Rocio que aún seguía sin conseguir coordinar su cadera con la mía después de tantos polvos - pensé.
La chica me dirigió a su cama y ya desnudos los dos me hizo tumbarme en la cama y se subió sobre mi polla la cual cabalgó tocándose las tetas hasta que se corrió de nuevo volviendo a duchar mi pelvis con su maravillosa corrida.
La verdad es que no pensé que me volviese a llamar, pero lo cierto es que al día siguiente y el siguiente y el siguiente volvió a llamarme y a cada llamada se repetía lo ocurrido la primera noche, me la follaba sin piedad, por no decir que era ella quien me follaba a mi. Antes de que llegase el viernes me había follado a Vanessa de todos las formas y maneras. Evidentemente el viernes volvimos a quedar. Esa noche ante su petición mientras se corría por el coño, la penetré analmente con gran asatisfación, algo que sería una constante en nuestra relación.
Cuando ni siquiera me había dado cuenta estaba manteniendo una relación sentimental con Vanessa. Sinceramente al principio yo no estaba mucho por la labor, pero ella si y poco a poco logró que empezásemos a ser una pareja oficial.
A Rocio no le pareció nada bien, realmente nunca desde el primer día que me la follé por primera vez, había tenido una novia como tal. Había tenido muchas novietas, muchas amantes y Rocio lo había aceptado, pero lo de la novia formal realmente ella no lo aceptaba. Mi amiga se veía como una amante más entre cientos, ni por encima ni por debajo del resto, simplemente una amante, pero lo de la novia no lo digirió bien
- ¿que tiene ella que no tenga yo? - me dijo secamente mientras se desnudaba y se dirigía a su habitación.
Me la encontré de rodillas sobre la cama con sus pechos sobre el colchón y abriendo bien sus nalgas con sus manos.
- folláme cabrón, pero va a ser otro quien me rompa el culo que no te he dado en todos estos años.
Desde luego que me la follé, y me la follé con dureza. Rocío dio lo máximo de si misma y me insultó a cada penetrada que le hacía. Su cuerpo temblaba a cada un de mis acometidas y jadeaba mi nombre cada vez que mi polla se empotraba en su interior
Me corrí en su cara para dejar claro quien seguía mandando allí. Ella simplemente abrió la boca, sacó la legua y aceptó los chorros de semen que le fueron inundando su cara y pelo.
Con Vanessa la relación iba viento en popa. A nivel sexual Vanessa era una bestia que siempre quería más y que todo le parece poco y a nivel personal, poco a poco fui entrando en su familia haciendo buenas migas con sus padres y hermanos. Su padre empezaba a confiar en mi incluso me pidió varios favores para el partido.
Hicimos nuestro primer trío un sábado después de que un martes follándomela por el culo se me ocurrió pregúntale si le gustaría que otro hombre se la follase a la vez. Ante mi asombro Vanessa no solo contestó que si, sino que una vez acabado el polvo retomó el tema y casi sin quererlo yo estaba aceptando hacer un trío con un ex-amante de ella.
La tía me gustaba y tuve mis dudas, pero ella me aseguró que nada cambiaría entre nosotros por compartir la cama con otra persona.
Vanessa y yo cenamos en Ten con Ten, nos tomamos una copa allí mismo. Me llevó a su casa y después de desnudarnos me tumbó en su cama y se encaramó a mi polla. No había pasado ni 10 minutos follándo cuando alguien entró en la habitación y sin decir palabra la penetró analmente. Fue una sensación bastante extraña sentir como mi polla chocaba contra otra dentro del cuerpo de mi novia. Confieso que al principio fue un poco cortante, pero Vanessa cortó de raíz cualquier protesta con un húmedo morreo, después lo asimilé como algo normal y casi al final me celé un poco a ver como Vanessa se la chupaba más tiempo a su ex que a mi, o ante la duda se metía la polla de él y no la mía dentro de su coño.
No me gustó nada la experiencia si soy sincero a pesar que Vanessa quedó completamente satisfecha y que su amante a acabar el polvo sencillamente le dio dos besos a ella y un apretón de manos a mi, y se retiró de una manera muy digna.
Esa noche me la volví a follar y después de correrme por segunda vez le exigí hacer ahora un trio por una tía en compensación por lo vivido.
Vanessa aceptó pero me dijo que ella no buscaría a la chica.
Fue la noche después de cenar con sus padres en el palacio de la Moncloa, el día de su investidura como presidente de la nación cuando tenía programado el trío con el que le devolvería la sorpresa organizada por ella. Como ella hizo conmigo no le avisé de que iba a ser ese día.
Llegamos a mi casa en un coche oficial del gobierno, Vanessa claramente intoxicada por el vino y las copas tomadas. La besé en el ascensor, le empecé a meter mano y para cuando metí las llaves en el portal de mi casa tenía a mi lado a un bombón desnudo en el rellano de las escaleras.
Después de irnos comiendo a besos camino de mi habitación entramos en ella. Vanessa se quedó de piedra cuando vio a una chica delgada y de poco pecho desnuda en mi cama abierta de piernas y mirando hacía nosotros con cara un poco asustada.
- cómele el coño - le dije a Vanessa. Ella me miró, sonrió y se arrodilló entre las piernas de Rocio y le dio una larga lamida a su entrepierna. Rocio no dijo nada, no reaccionó.
Me senté en el sofá de la esquina de mi habitación y sacando mi polla de mi pantalón empecé a masturbarme viendo el espectáculo. Me encantaba ver a la inocente Rocio abierta de piernas y vulnerable, dejándose hacer lo que nunca hubiera imaginado por Vanessa que hacía lo que si hubiese imaginado pero no en aquellas circustancias.
La verdad es que poco duró mi gozo pues realmente Rocio estaba como ausente, me di cuenta que o intervenía o aquello se iba a la mierda.
Me uní a las chicas e hice a Vanessa sentarse en la cara de Rocio mirando hacía mi, yo a mi vez me puse de rodillas entre las piernas de mi vieja amiga y con mi dura polla se la metí de golpe.
- Cómele el coño Rocio y no me dejes mal - le pedí mientras le cogía de las caderas y aceleraba mis envestidas.
Rocio empezó a mover su lengua y a pasarela por la raja de mi novia. Nunca le había comido el coño, me quede alucinando, a esas alturas pensé que mi muy cerda novia lo había vivido todo, pero no por lo visto nunca había compartido lecho con una mujer. Rocio desde luego que tampoco, pero bueno, en realidad ella estaba aquí de comparsa.
Vanessa se tocaba los pechos mientras movía hábilmente su cadera para acentuar las lamidas de mi amiga. Dejé el coño de Roció y reptando desde la cadera de mi excompañera de clase, me acerqué a Vanessa y sin importarme si la cara de Rocio estaba por medio le metí la polla hasta el fondo. Mi novia soltó un gemido largo. Rocío no sabía si retirarse o lamerme los huevos.
Empezamos a follar como locos mientras Rocío nos chupaba como podía. Me chupaba los huevos, me chupaba la polla y le chupaba a Vanessa los labios vaginales tensos ante mis acometidas.
Vanessa estalló en un largo y sonoro orgasmo y como era su costumbre descargo sobre la cara de Rocio una catarata de flujo. Cuando nos apartamos Rocio se relamía alrededor de la boca con su cara y pelo empapado. Nunca la había visto así de encendida a nivel sexual.
- Follame un poco joder - me dijo casi rogando.
Vanessa se apartó e hizo que mi amiga se pusiese a cuatro patas. Agarré a Rocío de las tetas y sin miramientos le clavé mi polla hasta los huevos. Vane se puso delante de ella y abriendo sus piernas le puso su coño en la boca, la verdad es que la chica era incansable. Cuando Rocio sintió ese coño calado en su boca de nuevo, se le volvió acelerar el pulso e incluso su cadera empezó a moverse al compas que nunca había marcado.
Lamió con fuerza mientras yo le daba con ganas con mi polla en su coño. La situación me estaba matando de gusto, me encantaba el coño estrecho y poco usado de Rocio y me estaba volviendo loco ver como Vanessa se retorcía de placer sintiendo como su coño era lamido.
Vanessa se corrió tres veces seguidas bañando la cara de mi amiga cada una de las tres veces. A cada descarga de liquido del coño, Rocio se encendía más.
Vanessa se separó un palmo de la cara de Rocio y apoyándose en el respaldo de la cama nos observó follar durante unos minutos. Yo estaba en ese momento en el que piensas me corro o no me corro y me hubiese corrido en la espalda de mi amiga sino fuese porque ante mi sorpresa vi como Vanessa levantaba con una mano la cara de Rocio haciendo que le mirase y para a continuación empezar a mear en su cara.
- la hemos liado - pensé.
Pero al contrario de lo que estaba pensando Rocio se corrió como nunca la había visto correrse antes. Me ponía a cien ver como del abierto coño de mi novía salía un corro de pis que iba directamente a la cara de mi amiga. Yo estaba a punto de correrme cuando Vanessa sin cortarse un pelo me dijo.
- Saca la polla de esta sosa y móntame como me gusta - me dijo mientras se ponía al lado de Rocio a cuatro patas.
La saqué de estrecho coño de mi amiga y de un golpe de cadera se la metí hasta el fondo en el dilatado culo de mi novia. Vanessa gimió mientras Rocio con la cara encharcada nos miraba como vaca viendo pasar un tren.
Empecé a darle duro de verdad, Vanessa gritaba de placer y yo aceleré el ritmo de mis embestidas hasta que tensando mi cuerpo me corrí en su interior.
Caí rendido sobre el cuerpo de mi novia. Cuando miré a mi derecha vi que Rocio no estaba y poco después oí como la puerta de mi casa se abría y se cerraba.
Intenté llamar a Rocio durante meses pero nunca me cogió el teléfono o llegó abrirme la puerta de su casa.
El sexo con Vanessa siguió siendo perfecto, cada día la cosa iba a más y nuestra sesiones fueron lo mejor que había vivido en mi vida. N había noche que no tuviese una nueva ocurrencia sexual ni placer que se negase a experimentar
Era noviembre cuando un día dándole por el culo Vanessa me pidió matrimonio, así era ella. Evidentemente le dije que si.
A partir de ese día empezamos con los preparativos. Me las arregle como pude para follarme una ultima vez a unas cuantas de mis amigas más putas, esa amantes a las que les da exactamente igual que tengas novia o no, que te vayas a casar o no. Simplemente me di un par de sesiones de sexo con ellas. Rocio no contestó a mis sms.
Fui detenido a la salida de una noche de sexo en la casa de Vanessa, cuatro policías secretos me esperaban en la calle, me esposaron y de malas maneras me hicieron meterme en un coche camuflado de la policia. Me quedé perplejo.
Se me acusaba de participar en el cobro de comisiones para el partido en el gobierno. La verdad es que al oír la acusación no me inquiete mucho pues esperaba que mi suegro me apoyase y todo aquello acabase en un escándalo más. Ante mi asombro mi suegro se desentendió de todos mis problemas, es más se presentó ante la opinión publica como una victima de la codicia de un joven “trepa” que no solo le había engañado a él sino que también a su hija y a el partido.
Fui condenado a 10 años de cárcel. Por supuesto de Vanessa nunca supe nada más. Supongo que por indicaciones de su padre rompió toda relación conmigo desde el momento de mi detención.
Aparte de mi familia más cercana todo el mundo se desentendió de mi. Fueron años muy largos y solitarios. Me ponía los pelos de punta leer la poca prensa que mis abogados me pasaban. Era evidente que era un chivo expiatorio para todo el mundo y que todo el mundo me había olvidado.
Cuando salí de la cárcel solo Rocio me esperaba en la puerta de la prisión. Mis padres había fallecido y mis hermanos vivian fuera de Madrid.
Me quedé impresionado cuando la vi, sinceramente no esperaba que nadie lo hiciese. Rocio ya entrados en los cuarenta seguía siendo una chica del montón. No es que los años le hubiesen hecho empeorar, era simplemente que nunca había valido nada y seguía sin valer nada. Desde lo más profundo de mi alma agradecí que alguien estuviese fuera esperándome.
Me subí a un coche que Rocio ya tenía antes de mi ingreso en prisión y esta me dirigió hasta su casa. Seguía viviendo en el mismo piso mínimo en el que vivía con treinta y pocos.
- Rocio, te lo agradezco mucho, pero es mejor que me dejes en Atocha y vaya a Cádiz a casa de mi hermano. Tu haz tu vida pues yo no se que voy a hacer de la mía.
- No seas idiota, quédate unos días y ya veras que haces.
Y eso hice. Rocio me invito a cenar fuera de casa. Y aquella noche tome el primer trago de alcohol en 10 años. Sencillamente el vino y la copa que nos tomamos me sentó como un tiro y llegué a casa dando tumbos.
Ni pensé si iba a dormir en el sofá o no, simplemente Rocio me deposito en su cama y como pudo me fue desnudando. Cuando me di cuenta Rocio aun vestida tenía mi polla en su boca y la lamía con frenesí. Estaba demasiado borracho como hacer algo más que acariciarle la nuca. Rocio me apretaba los huevos mientras su boca subía y bajada el tronco de mi rabo.
Tensé mis piernas cuando descargué en su boca y la miré a la nuca hasta que ella subió su cara y pude ver su cara agitada con un hilo de lefa cayendo por la comisura de sus labios.
Rocio me beso en los labios y se levantó de la cama para meterse en el baño. Salió al rato con un camisón negro que le transparentaban sus pequeños pezones. Era casi un salto de cama que dejó su canoso coño al aire cuando levantó la pierna para meterse en la cama.
Rocio apoyó su cabeza en mi hombro y yo apoyé mi mano en su coño. Le pasé mi dedo por el clítoris y acto seguido se lo metí en el coño. Roció jadeó y echo su mano a mi paquete que de nuevo volvía a tener la polla como un tótem.
Yo la masturbaba con fuerza mientras Rocio mantenía la calma y me masturbaba despacio con una pericia que antes no tenía. Años atrás hubiese empezado a gemir y hubiese soltado mi polla imposibilitada de hacer dos cosas a la vez, pero en esta ocasión no era así, Rocio no perdió la calma
La quería penetrar pero cuando ella se dio cuenta de ello me paró con un tono un poco imperativo
- Cómeme el coño antes - me dijo
Y subiéndola encima mía levanté su saltó de cama y la senté en mi cara. Empecé a lamer su peludo coño y al poco de empezar a oír los gemidos de le pasé un dedo por su esfínter. Me quedé de piedra al ver que lo tenía completamente dilatado y de habérsela querido meter por ahí le hubiese entrado sin problemas
No dije nada y simplemente seguí lamiendo aquel coño agradecido. Rocio se había sacado sus pequeñas tetas por encima camisón para después dejar caer los tirantes de la prenda y poder tocarse los pechos con comodidad. Mi amiga se chupaba las yemas de sus dedos y se los pasaba delicadamente por sus empalmados pezones, de vez en cuando se los pellizcaba y daba un largo gemido. Se corrió mirando hacía abajo y viendo como mis ojos se seguían clavados en ella.
Se levantó y haciéndome a un lado se puso a cuatro patas. Yo me puse detrás de ella y quitándole el arrugado camisón apunté mi polla hacía su ano, justo cuando iba a penetrarla Rocio me paró.
- ni de broma, ni se te ocurra. Te dije la penúltima vez que nos vimos que jamás me ibas a dar por el culo y jamás me vas a dar - yo miraba su ano completamente dilatado y por no discutir apunté mi rabo hacía su coño y de un golpe de cadera la penetré hasta el fondo. Estaba seguro que sería cuestión de tiempo que penetrase aquel culo. Rocio dio un largo gemido al sentirse penetrada
Empecé a darle duro cogiéndola de las caderas. Rocio gritaba de placer.
- ¿cual es tu polla favorita? - le pregunté como lo había hecho mil veces.
- No seas tonto, dame duro, no pares.
- ¿Dime sin que pollas no puedes vivir?
- Que no seas tonto, dame y no pares joder.
- A ver zorra, ¿quien te ha follado mejor en tu vida?
- Que no pares hostia, joder - me dijo enojadísima - que me folles y te calles. Si lo quieres saber ni mucho menos eres tu, en estos años me he follado cuanta polla me he encontrado y desde luego muchas son peores que la tuya pero hay un montón que me han empalado sin piedad y que le dan mil vueltas a la tuya. Y si por si te interesa, llevo diez años recibiendo esas pollas por el culo, culo que tu no vas a probar, y si te sigue interesando se la he chupado a todos. Que sepas no hay nada que me guste más que tener a un tío con su polla en mi boca y sacar de ellos todo lo que quiera, me encantan que se corran en mi boca y me vuelve loca ver como caen rendidos a mis pies una vez corridos. ¿Lo querías saber?, pues ahora ya lo saber - me quedé perplejo. No se como no se me cayó la polla de golpe. Sería porqué llevaba diez años sin follar y esa noche que valía cualquiera
Logré, después de follármela lo mejor que pude, correrme en su cara. Ver su cara con chorros de lefa cayendo por su cara me la volvió a poner dura y con ganas de volver a follármela, cosa que no ocurrió porque al día siguiente ella trabajaba en su mediocre puesto en la aseguradora.
Aquella noche dormimos abrazados y ni me di cuenta cuando ella se despertó para irse a trabajar.
Me levanté con nuevos ánimos. No esperaba mantener el teléfono de ninguna de mis amistades, pero si conservaba mi cuenta de Facebook. Llamé a Rocio para pedirle la clave de su portátil y entré en mi cuenta. Ante mi asombro de los 670 contactos que tenía hacia 10 años, solo mantenía a 76. Pensé durante unos minutos que poner y escribí un corto “Estoy en Madrid por si alguien quiere tomarse algo”, en pocos minutos mis “amigos de Facebook” pasaron a 54.
Después de todo el día intentando entablar contacto con amigos me di cuenta que los pocos que pude localizar me daban excusas de todo tipo para dejar para más adelante el reencuentro. Esperé a Rocio con la moral por los suelos durante todo el día y esa moral cayó más abajo aún cuando me dijo que tenía algo que hacer y que no llegaría hasta tarde, que no le esperase despierto.
Efectivamente, Rocio llegó pasadas las dos de la mañana, yo no había podido pegar ojo, pero me hice el dormido. Rocio se puso el camisón sin encender la luz y se metió en la cama. Por encima del fuerte olor a colonia que siempre llevaba un clarísimo olor a semen se evidenciaba. Haciéndome pasar por medio dormido me abracé a ella y siguiendo con este juego puse una mano en su coño. Estaba encharcado.
- Para porfa, que vengo muerta. Mañana - y se quedó dormida.
Rocio llegó del trabajo a las siete de la tarde. Nos tomamos un vino, le conté lo poco que había hecho durante el día y ella me hablo de su muy aburrido trabajo.
Después de cenar y siguiendo mi técnica con ella de tantos años le pedí que me la chupase. Rocio se quedó mirándome.
- tu no te has enterado de nada. En todo caso cómeme tu el coño - y quitándose el pantalón de chándal que llevaba se abrió de piernas y echó la cabeza para atrás.
Yo me quedé parado mirándola al principio pero no tardé en meter mi cabeza entre sus piernas y empezar a lamer aquel sudado coño.
Rocio no tardó en empezar a gemir y suspirar.
- Joder que gusto, se ve que hay cosas que no se olvidan
Yo seguía lamiendo, metiéndome su crecido clítoris entre mis labios y pasando mi lengua desde su ano al principio de su chorreante vagina.
- joder, no me he podido duchar esta mañana y llevo todo el día con el coño como si fuese un rio callándome lefa por las piernas - no daba crédito me estaba dejando claro que se habían corrido en su coño y la muy cerda ni se había ducha desde entonces. Hice ademan de retirar mi cabeza, pero esta me cogió por el pelo y me incrustó mi boca en su vagina.
Seguí chupando hasta que Rocio se corrió en mi boca entre gritos de placer.
- joder tío, esta bien eso de tener a uno en casa que te coma el coño cuando te apetece.
- seguro que no tienes ningún problema para que te vengan a comer el coño cuando te apetezca - le dije un poco por consideración creyéndome tener delante a la Rocio de hacía 10 años.
- La verdad es que ninguno, pero siempre tengo que esperar a que le den una excusa a sus mujeres y puedan venir a hacérmelo - me contestó mirándome a los ojos.
Viví con Rocio los siguientes 9 meses hasta que mi nuevo trabajo de pasante en una notaria me permitió independizarme. Realmente me la follé en todas las formas y maneras, menos por el culo, pero mi rol de macho alfa había cambiado en la vida y también para ella, ahora era Rocio la que decidía cuando, donde y como, e incluso en bastantes ocasiones me pedía que me fuese a dar una vuelta hasta las tres de la mañana pues como ella decía, debía de mantener regado su jardincito. No podía haber nada en el mundo que me humillase más.