No fue violación!

Un hombre que descubre sus inclinaciones durante un robo.

NO FUE VIOLACIÓN!

Todo estaba tranquilo. Me distraje un rato mirando el living de la casa con la linterna, y sintiendo que con el pasamontañas negro que tenía puesto, me estaba cagando de calor. Mientras... metía en la bolsa todo lo que me parecía de valor (el mini-componentes... candelabros... en fin...) En eso, escucho un ruido en el piso de arriba. Me sorprendió y pensé que otro ladrón se me había adelantado. Subí la escalera despacito, con el cuchillo listo, y me acerqué a una puerta que estaba entreabierta. Se escuchaba un jadeo... Una respiración irregular que me desconcertó. Me asomé despacito y comencé a abrirla. No se veía nada, pero poco a poco me fui acostumbrando a las sombras y distinguí un cuerpo que se retorcía sobre la cama. Un ratito después, me di cuenta que era una mujer desnuda, y por la forma de moverse, se estaba masturbando.

El olor a sexo era realmente impresionante. Sin hacer ruido (y para evitar más sorpresas), revisé la otra habitación y me aseguré de que estuviera vacía. Volví sobre mis pasos, lentamente entré en la habitación y me acerqué a la cama. La hembra no se daba cuenta de nada, ya que apretaba la almohada entre las piernas mientras gemía de placer. Mi pija se puso al palo. La mujer era hermosa. Los reflejos de su pelo negro lacio hasta los hombros eran casi azules, y tenía una expresión de deseo que nunca había visto. Se metía un dedo a la boca, y lo lamía y chupaba como para exprimirlo.

No pude aguantar más y me le tiré encima. Ella intentó gritar pero le tapé la boca. Entonces me quiso arañar, pero la di vuelta de una trompada. Quedó medio atontada boca abajo, así que no hizo nada cuando la amordacé. Entonces... no sé por qué... recordé a mi vieja... los gemidos nocturnos... esos tipos... y supe que esta puta me estaba esperando. Sí! De alguna manera ella sabía que yo iría a cogerla. Por eso se hacía la paja. Porque se estaba preparando para mí. Sí! Entonces... estiré sus brazos para atarle con mi cinturón las muñecas a los barrotes del respaldar. Ella intentaba zafar, pero yo la aplastaba con mi peso y sabía que lo hacía solo para excitarme más. Después de un rato de sacudirse se ve que se cansó, porque empezó a sollozar y murmurar puteadas. Le apoyé mi cuchillo en el cuello y le dije susurrando:

-Mirá... hija de puta, yo sé lo que necesitas, así que si te quedás quietita no te voy a lastimar, me entendés? Sino... sos boleta.

La mina asintió espasmódicamente. Fingió que estaba cagada de miedo, pero yo sabía que le gustaba. Que era eso lo que quería... Una enorme cogida, la muy puta... Entonces, muy despacito, abrí las manos y empecé a pasarle las puntas de mis dedos por la espalda... mientras le mordisqueaba la nuca. Le acaricié desde los hombros hasta los cantos del culo. Se erizó toda! Era hermosa, realmente. Ella temblaba, pero era de excitación... yo sabía. Después... muy lentamente, fui bajando por su culo hasta las piernas y se las fui separando. Me bajé de la cama y le até con unas medias de ella cada uno de sus tobillos a los palos de las esquinas.

Así, bien abierta, pude mirar su hermoso culo que brillaba por los jugos que lo bañaban por la paja (...y por mí). Me saqué la ropa sin apuro, mientras la miraba contorsionarse (sin dudas invitándome a meterle mi poronga dura). Pero no... lo primero que le hice fue subir mis dedos por sus piernas despacito... despacito...hasta masajearle ese orto hermoso. Después... le separé los cantos y vi que la concha estaba abierta, empapada... hambrienta... y cuando le clavé la lengua me inundó la boca con sus jugos. La empecé a chupar... a lamer... y la volví a chupar. Ella al principio se sacudía, lanzó un gemido y se fue relajando hasta que se quedó quieta.

-Así... mamita... ahora levantame el culo un poquito, que me tomo toda tu leche -le dije-.

Ella seguía quieta, así que le puse un almohadón debajo de su vientre y entonces le pegué una chupada que la volvió loca. Empezó a subir el ritmo de su respiración, hasta que se transformó en un jadeo casi a los gritos. Ya no se resistía. Me subía el culo para que mi lengua la recorriera.... le lemia la concha y el culo alternativamente. Me acabó no se cuántas veces y me tomé toda su leche. Entonces...despacito...le separé otra vez los cantos con las manos y empecé a lamerle el culo. Con la punta de la lengua, se lo abría y masajeaba en círculos para dilatarlo, mientras ella gemía desesperadamente. Mientras se lo chupaba, le metí dos dedos en la concha y empecé a hacerle un paja enorme. Ella se movía y convulsionaba con cada orgasmo. Después... despacito... le apoyé la cabeza de mi pija en la concha, y se la empecé a meter.... frotar... meter... frotar... pero solo la puntita, mientras sus fluidos me la bañaban. Así estuve un rato largo...no se cuánto tiempo. Le saqué la mordaza y me pidió más!!! MÁS!!!! METEMELA TODA, HIJO DE PUTA!!!!!!!!!! Le desaté los tobillos y sin soltarle las manos la di vuelta. Sus tetas eras chicas... duras... preciosas, y pedían a gritos una lengüeteada. Le empecé a manosear las tetas y le abrí las piernas.

Despacito... muy despacito... le apreté los pezones mientras ella se retorcía de placer. Empecé a besarle el cuello... mordisquearle las orejas... ella jadeaba... y fui bajando... más... Por las tetas... bajando... hasta lamerle el vientre. Entonces, mientras le abría más las piernas, le froté mi pecho en la concha y su leche me bañó por todas partes. Le hacía presión y ella casi lloraba de gusto. Después... despacito... fui acercando mi boca a su tajo caliente y, poniéndole el almohadón debajo del culo, le pegué una chupada gigantesca. Mientras le daba mordidas y lengüetazos en el clítoris, le metí a la vez dos dedos en la concha y uno en el culo. Se los metía despacio... fuerte... despacio... y como estaba empapada, fueron resbalando hasta el fondo. Ella empezó a delirar y a pedirme a los gritos PIJA!!!! METEME LA PIJA, HIJO DE PUTA!!!!

  • Sí... –le dije- Ya es hora que te dé pija. Pero antes... vas a darme la mamada que me debés, entendiste?

Ella no me oia! Solo me pedía pija! Cuando me di cuenta que ya no le quedaba más leche, me subí hasta apoyar mis rodillas a los costados de su cabeza. Le puse la almohada doble debajo de la nuca, el cuchillo en la cara, y le dije:

  • Si me la llegas a morder, te mato hija de puta!

Ella se metió la cabeza de mi verga en la boca. La lamía desesperadamente. Como no podía bajar los brazos, se retorcía buscando como tragarla mejor. Como vi que colaboraba, la desaté pero con cuidado. Ella, ahora libre, me apoyó una mano en los huevos, y con la otra me empezó a hacer una paja rapidísima mientras apoyaba la punta de mi choto en su lengua caliente. Entonces me empujó y caí sobre la alfombra. Pensé que se iba a escapar, pero se me tiró arriba y se acomodó. Su mirada era vidriosa. Una mezcla de rabia y calentura. Entonces me dijo:

  • Ahora... hijo de puta... vas a ver lo que es que te cojan!!

Abrió las piernas y se clavó mi verga hasta el fondo. Entonces empezó a moverse de atrás para adelante... violentamente... más... más... subía... bajaba... atrás... adelante... mientras yo le exprimía las tetas y se las lengüeteaba. De pronto... lanzó un grito y pensé que se iba a quebrar, porque se convulsionó toda echándome un polvo que casi la hizo desmayarse. La levanté... la di vuelta... la tiré sobre la alfombra y le metí mi poronga en el culo de un golpe hasta los huevos. Ella dio un grito, pero seguro era de placer. Solo tuve que moverme un par de veces para llenárselo de leche espesa y caliente. Juro que nunca tuve una acabada semejante. Pero fue porque ella me esperaba... ella la quería así... por eso le di tanta... la muy puta... Después... le acabé en la concha, las tetas y en la boca. La cogí toda la noche.

Ahora... ya no afano más. Solo recorro las noches buscando alguna casa donde otra puta con aires de señora me espera... yo sé que me espera... para que la coja como se merece...