No fue solo sexo

Sin sexo desde el instituto, tengo una relacion maravillosa con un hombre.

Como os prometí, voy a seguir narrando mis experiencias sexuales, después de mis tres encuentros con compañeros del Instituto, no volví a tener ninguna relación con chicos hasta pasados mas de cinco ó seis años no experimente otra ves las delicias del sexo con hombres.

Casi lo había olvidado, acabé la carrera universitaria y un mayo de enero entre a trabajar en un empresa como comercial, era una compañía dedicada a la venta de equipos informáticos y para empezar me colocaron como comercial en una zona de Madrid, y me asignaron un compañero que por su antigüedad me pudiera ayudar en los primeros momentos, se llamaba Gerardo, alto, rubio, fuerte, un tipo atractivo y un buen profesional, era algo mayor que yo, sobre los treinta y una estupenda persona. Pasaron los meses y llegaron las Navidades, la empresa no cerraba, pero el trabajo se ralentizaba y apenas teníamos en que ocupar el tiempo; aún así salíamos a la calle para pasar la mañana lo menos aburrida posible, en definitiva nos escapábamos a los cines matinales, nos escondíamos en recónditos bares al abrigo de miradas curiosas, etc. Una de esas mañanas Gerardo se me acerco en la entrada de la oficina, hacia ya tiempo que yo ya trabajaba solo pero seguí ya teniendo una buena relación de compañero con él, y me dijo.

Tengo una peli porno en casa, te invito a una copa y la vemos.

Y tu mujer?, - Gerardo llevaba casado un par de años.- no esta?

No, esta fuera de viaje, hasta el viernes no viene.

Pues me hace, viene alguien mas.

Si, Alfredo.

Pues cuando quieras.

Vivía Gerardo en un apartamento en el centro de Madrid, moderno y muy bien decorado.

Llegamos al portal a la vez y subimos en el ascenso hasta su casa, abrió la puerta y entramos, yo ya conocía la casa, había estado cenando una noche con mi novia.

Siéntate, que quieres tomar?.

Algo fresco, cualquier cosa, una cerveza estaría bien.

Sonó el teléfono.

Si, ah que pasa Alfredo......bueno, pues peor para ti,......., venga luego nos vemos, adiós.

Colgó el teléfono y me dijo

Alfredo, que no viene.

Pues peor para él.

Gerardo trajo las cervezas, unas aceitunas y unas patatas y se puso a preparar el proyector, el video en aquella época era pura ciencia ficción.

Y empezó el espectáculo, como toda película porno que se precie el argumento era lo de menos, pero aún pasados tantos años recuerdo que todo ocurría en un balneario donde una chica recibía todo un tratamiento antiestrés, en aquellos tiempos la pornografía no era tan corriente como ahora, así que a las primeras de cambio tenia un calentón de cuidado y una tremenda erección, llego una escena en la que la chica era poseída por media docena de hombre a la vez, lo recuerdo como si hubiese sido ayer mismo, aquello era tremendamente excitante, el bulto de mi bragueta era imposible de ocultar, mire de reojo a Gerardo y no solo tenia una erección brutal si no que además, por encima del pantalón se la estaba sobando con ganas, se dio cuenta de mi mirada.

Perdona, pero a mi estas películas me ponen a mil, te importa si me hago una paja.

Muy cortado le conteste que no me importaba.

No, por mi no te cortes.

Pues a tu salud.

No espero a mas, se desabrocho el pantalón, se bajo la cremallera y se bajo a la vez los pantalones y el slip, ahuecándose en el sofá se los bajo hasta los tobillos dejando a la vista una polla sencillamente increíble y deliciosa, mas de 20 cm, gruesa, venosa, tersa, con un color rosado en su tronco y en ese momento casi morada en la punta, la cual estaba empapada de liquido preseminal.

Apenas podía quitar la vista de esa dulzura, era un bocado apetitoso, difícilmente rechazable, increíblemente apetecible, he estado con varios hombres en mi vida, ninguno tenia esa maravilla de polla.

-Oye tu no te cortes tampoco, si quieres hacerte una paja, dale.

No pude resistirme, sin dejar de mirar aquel objeto de mi deseo, seguí sus pasos y me libere de las prendas inferiores, incluso me quite los zapatos y me saqué la ropa, abrí mis piernas y mi polla apareció mirando al cielo con insolencia, no era tan grande como su congenere de al lado, pero era igual de gruesa y de tersa.

Gerardo la miraba como yo miraba la suya, con delectación, nunca penseque un hombre casado pudiera tener también deseos homosexuales, años mas tarde, cuando me case, comprobé que era posible e incluso corriente.

Pues en esa estábamos, medio desnudos, masturbándonos y mirándonos las pollas como dos hambrientos.

Ninguno de los dos nos atrevíamos a dar el paso siguiente, nos mirábamos con deseo pero el temor al rechazo y al ridículo nos dejaba parados..

Gerardo tuvo mas atrevimiento que yo.

Quieres que nos pajeemos en uno al otro – lo dijo casi temblando – perdona, no se si.............

No te preocupes, me parece bien, así puede ser mas placentera la paja.

Con lentitud nuestras manos fueron reptando por el sofá hasta escalar los muslos y encontrar el fruto tan deseado.

Note como su mano asía mi pene, como empezaba a masturbarlo, un suspiro se escapó de mis labios, yo por mi parte, cogí aquel pedazo de carne que palpitaba, me estremecí al sentirla entre mis dedos y también comencé el ritmo de la masturbación.

Mientras en la película la chica de rodilla sufría el embate de un tipo que se la estaba follando, otro la perforaba por el culo, otro mas se la follaba por la boca y aún masturbaba con las manos a otros dos tipos, increíble, y muy, muy excitante.

Mi polla empezaba a evacuar el liquido preseminal y mi excitación era impresionante, Gerardo cambiaba el rito de la paja, ahora mas lento, ahora mas deprisa, ahora me la cogía de la base, ahora solo del capullo, era todo un profesional, yo por mi parte intentaba devolverle tanto placer, imitando sus habilidades.

De pronto como llevado por un resorte, Gerardo se abalanzo sobre mi, dirigió su cabeza hacia mi regazo y abriendo su boca trago mi polla entera, sentí sus labios en mi vello púbico y su lengua juguetear con la punta de mi polla. Supongo que tanta celeridad se debía a evitar mi negativa, que equivocado estaba, lo estaba deseando como loco.

Acaricie su nuca, su espalda, su culo, notaba como tragaba toda mi polla, como se la sacaba, como recorría toda su longitud con la punta de su lengua, como intentaba metes su ensalivada lengua en el agujero de mi polla,se la volvía a tragar entera, lamía y mordisqueaba mis testículos y con media polla encajada en su boca empezó a masturbarme con una mano mientras que con la otra apretaba mis huevos y como sin querer con la punta de sus dedos acariciaba mi ano, me estaba volviendo loco de placer, intente agradecérselo, moje mis dedos en mi boca y fueron hasta su culo, encontraron su ojete y acariciaron toda la entrada hasta que con un pequeño empujón dos de ellos entraron en su ano, aquello debió gustarle, dio un respingo y su boca apretó aún mas mi polla y su mano acelero el ritmo de la masturbación, no pude aguantar mas, en unos segundos entre gemidos que eran casi gritos, me corrí dentro de esa caliente y húmeda boca, no se retiro ni un milímetro, al contrario cuando noto mi leche en su boca se metió mi polla hasta el fondo, mi leche debía de caer directamente en su paladar, y no fue poca, hacia varios días que no tenia sexo y la excitación había sido tremenda, mi corrida fue proporcional, varios trallazos inundaron su garganta, note como los tragaba, mientras me miraba desde ahí abajo con mirada satisfecha. Cuando acabe de derramar mi lefa, sacó la polla de su boca, echo hacia atrás la piel y con el capullo palpitante lamió hasta el último rincón disfrutando de las gotitas que se habían quedado escondidas, satisfecho con su trabajo se fue incorporando hasta que nuestras caras quedaron una enfrente de la otra, en la comisura de los labios le quedaban pequeños restos de mi corrida, me acerque y lamí aquellos últimos vestigios, el comenzó a acariciar mis tetas, pellizcaba ligeramente mis pezones, me encantaba su olor a colonia de hombre, su piel era tersa, muy poco vello manchaba el color rosa de sus pezones, nos besamos, primero con cierta timidez, una vez vencida esta, con glotonería, morbosamente nos mordíamos los labios, introducíamos nuestras lenguas en la boca del otro, rebuscando hasta el ultimo pliegue de las encías, nos habíamos desabrochado las camisas, nos las quitamos y por fin quedamos totalmente desnudos el uno ante el otro., seguimos besándonos con voracidad, mientras nuestras manos exploraban el cuerpo del oponente, acariciamos nuestras tetas, lamimos nuestros pezones, sobamos nuestros culos y finalmente mi polla volvió a enderezarse, ambas volvían a estar erectas, prestas para mas sexo, las acariciamos con delicadeza volvimos a masturbarlas hasta comprobar que la mía había revivido totalmente, su enorme pieza parecía a punto de explotar.

En ese momento Gerardo de puso de pie delante de mi , su maravillosa polla estaba apenas a diez centímetros de mi boca, sabia que quería y yo estaba encantado de dárselo.

Cogí aquel precioso trozo de carne dura, lo descapulle y con infinita lentitud me lo introduje en la boca, que delicia, que sabor a hombre, como latía entre mis dientes como palpitaba sobre mi lengua, la metí en mi interior hasta la arcada, me era imposible tragar todo aquello, y ahí la deje reposar, mi mano derecha busco su ano y mi izquierda sus testículos, tenia la boca llena, casi a reventar, con un hilo de voz le dije.

Follame.

Abrí la boca todo lo que pude y Gerardo me cogió de la cabeza, y cumplió mi petición, primero con suavidad y después, según subía su excitación, mas deprisa y casi con cierta violencia me estaba follando por la boca, mi mano derecha busco su ano e introduje, un dedo, dos y hasta tres, aquel culo sabía mas de lo que parecía, busque su próstata y la trabaje a conciencia con las yemas de mis dedos. No tuve que esperar mucho, en un par de minutos un temblor y un grito de placer atronó el salón, Gerardo metió su polla hasta mis entrañas y apretándome contra el sentía como se corría dentro de mi, bebí aquel espeso y caliente brebaje con enorme placer, bebí hasta la última gota de su espectacular corrida, era increíble la cantidad de leche que pudo echar, temblaba cuando saco su miembro de mi boca y busque con mi legua, como había echo él, hasta la ultima gota de aquel sabrosísimo liquido.

-Eres bueno, muy bueno – me dijo-.

-No tanto como tu –le conteste-.

De pie me cogió de las manos y me pregunto.

Quieres mas?.

Si.

Tiro de mis manos hasta ponerme de pies, me agarro por la cintura y me llevo despacio hasta la habitación, tardamos en llegar, cada dos pasos parábamos a besarnos profundamente, a acariciar nuestros cuerpos, a rozarlos con morbosidad, notábamos como se restregaban nuestras pollas, y ese camino fue suficiente para que su extraordinaria polla retomara toda su grandiosidad, la mía hacía ya tiempo que estaba a reventar. Paramos al pie de la cama y durante un par de minutos mas estuvimos abrazados hasta casi fundirnos, era difícil saber que boca era de cada uno, entregadas ambas a un beso casi eterno e increíblemente profundo.

-Que quieres hacer – pregunto Gerardo-.

Mientras acariciaba su pecho, me escuche decir.

Quiero que me folles- casi no me reconocía-.

Así será, prepárate a disfrutar de un polvo inolvidable.

Yo estaba totalmente entregado, hubiese hecho o me habría dejado hacer cualquier cosa que me pidiera.

Me empujo suavemente sobre la cama, boca arriba le contemplaba en toda su belleza masculina, era un hombre increíblemente atractivo.

Se arrodillo sobre la cama y me abrió las piernas, se agacho y mi polla desapareció en su boca, lamió cada poro de la piel de mi escroto, se metía los testículos en la boca , si seguí así, no iba dar tiempo a mas, subió mis piernas y las coloco sobre sus hombros dejando al descubierto mi culo, se lanzo sobre el y por un momento creí que no aguantaría mas, miles de pinchazo eléctricos sacudían mi cuerpo mientras su lengua descubría hasta el último rincón de mi ojete, cuando su lengua entro en mi ano pensé que me partía en dos, ensalivo mi culo hasta dejarlo chorreando de su saliva; de pronto dejo tan, para mi, placentera tarea y arrastrándose sobre mi llegó hasta mi altura, busco mis labios y metió su lengua en mi boca, los sabores de mi polla y de mi culo llegaron hasta mi paladar, nunca he vuelto a sentir nada igual. Me miro a los ojos y me dijo.

Ahora te voy a follar, amor.

Me resulto extraño oír la palabra amor en ese momento, mas tarde lo entendí.

Volvió a bajarse, , se coloco entre mis piernas de rodillas y me ordeno tajante.

-Date la vuelta cielo.

Le obedecí entregado y deseoso de sentir aquella polla dentro de mi culo.

Me tumbe boca abajo, separe mis piernas todo lo que pude, ahueque un poco mi pelvis para dejar el culo en pompa y con ansia espere su acometida.

Se coloco encima de mi, con la mano separo las cachas de mi calo dejando mi ojetee lo mas abierto posible, se recostó y note que la punta de su miembro empezaba a rozarme, lentamente empezó a hacer fuerza, hacia muchos años de mis ultimas experiencias y aquel agujero había disminuido su capacidad de dilatación. Sin embargo la excitación que sentíamos facilitaba las cosas, no sin un cierto dolor, de todas maneras soportable, su prepucio desapareció en mi ano, a partir de ahí todo fue mas fácil, su presión tuvo recompensa y en unos segundos todo aquel tremendo y maravilloso rabo estaba dentro de mi, por completo, notaba sus genitales pegados a mi culo y su vello pubico cosquilleando mi piel, lentamente la fue sacando completamente y de pronto y de un solo empujón la volvió a meter hasta el fondo, durante unos segundos la dejo ahí, moviendo su pelvis, yo la notaba clavada hasta el fondo y con sus movimientos notaba como sus gruesas venas del pene rozaban, casi lijaban, las paredes de mi esfínter,de nuevo la saco del todo y esta vez lentamente la metió de nuevo, y comenzó a follarme, muy lentamente con una enorme suavidad, no me estaba follando, me estaba haciendo el amor, con dulzura, sus manos agarraron mis pechos, apretándolos, pellizcándolos, sobándolos, su ritmo fue aumentando conforme crecía nuestra excitación, di la vuelta a mi cabeza para recibir un beso llenos de pasión, cada una entrada en mis entrañas significaba un aluvión de placenteras sensaciones, sentía placer en cada poro de mi piel, cada terminación nerviosa de mi cuerpo ardía en éxtasis. Por fin, note como con todo su miembro dentro de mi, Gerardo se dejaba caer sobre mi cuerpo y retorciéndose hizo que notara aún mas su el grosor de su polla, su respiración se aceleraba y la mía era como una locomotora a punto de descarrilar, entre gemidos, suspiros y sollozos, Gerardo se abrazó con toda su fuerza a mi cuerpo y su semen caliente, ardoroso, busco camino, se derramo, me lleno de calor, de vida, al notar su eyaculación dentro de mi, yo mismo alcance el clímax sin tocarme, me corrí como un torrente de placer.

Quedamos exhaustos, sin aliento, plenos de placer físico, había sido una relación sexual muy especial; cansado, sin poder movernos , yacimos así un buen ratos, varios maravillosos minutos, solo se oia el resuello de dos seres llenos de emocion, agotados pero felices.

No hubo muchas mas palabras, nos duchamos, nos vestimos y volvimos al trabajo, no se por que, pero jamás volvimos a tener sexo, ni a hablar de lo ocurrido. Quedo como algo que o había pasado o no debía de haber pasado. Solo de vez en cuando en el momento en que nos encontrábamos de frente en algún pasillo de la oficina, la forma que teníamos de fijar nuestra vista en el suelo, denotaba que algo había pasado.

Sin embargo para mi, la relación que tuve con Gerardo fue, y es, la mas placentera, excitante, la mas morbosa, la mas deliciosa, la mas gozosa, la mas satisfactoria, la mas......................, que he tenido con un hombre.

Creo que solo hay un motivo para ello, fue la primera y única vez que tuve algo mas que sexo, hicimos el amor.