No existen límites...(segunda parte)
No existen la vergüenza, no exista la moral, no existe las normas de la sociedad, no existe un NO por respuesta...
Mi cuerpo buscaba el roce de sus dedos en mi interior, buscaba que ellos se introdujeran más y más en el fondo de mí, buscaban más el placer del roce en mis paredes vaginales, él movía sus dedos en mi interior de forma circular y hacía arriba, en dirección a mi clítoris, mi cuerpo sufría de espasmos por el placer que me daban sus dedos y boca, yo jadeaba, quería más…mucho más…
Mi cuerpo hacia que cada embestida fuera más salvaje, más fuerte, más posesiva, estaba mojadisima, el gemía y yo también, ahogábamos los gritos con besos, con nuestras lenguas, yo masajeaba mis pechos, mis pezones, los torturaba con mis dedos, los estiraba y luego los soltaba…para luego mojarlos con mi saliva, los apretaba y mientras lo hacía, los volvía a estirar para luego soltarlos y pellizcarlos. Mi senos me dolían de tanto apretarlos, lo mismo me sucedía con los pezones, los tenía sensibles, sentía cada roce, metí uno de ellos en la boca de mi amante para que los lamiera, pasando su lengua lentamente por la punta de ellos, para luego chuparlo lentamente, y luego soplar…mi pezón se erizo, una sensación exquisita recorrió en forma de escalofrió mi espalda. Él volvió a hacer lo mismo con el otro…para luego volverlo a chupar.
Mis gemidos cada vez eran más fuertes, cuando pasaban a gritos, los ahogaba con besos y mordiscos en sus labios. Mi boca jugaba con el interior y exterior de su oreja, la chupaba y lamía, para luego gemir en ella, bajaba por detrás de su oreja, lamiendo y soplando…se le erizaba la piel, para luego darle pequeños mordiscos he ir bajando hacia el cuello, lo chupaba, lo saboreaba con mi lengua, lo lamía…y mordisqueaba más fuerte, me gustaba la sensación de mis dientes con la carne caliente, mi deseo se hacía más extenso, por ende, mordía más fuerte, pase mi lengua de abajo hacia arriba por su manzana de adán hasta la pera, para luego morder y chupar ésta última. Mis dedos jugaban con mi clítoris mientras los dedos de mi amante me embestían. Con la otra mano chupe mi dedo índice, lo moje, para luego meterlo en el juego de mi penetración, éste se fundió con los dedos de él, mi cabeza cayo hacia atrás, mi espalda volvió a arquearse frente a la intromisión, mi dedo rozaba mis paredes, y sentía aún más la intromisión al meter de una sola vez mi dedo, me abrí a el sin dificultad, puesto que ya a esas alturas estaba mojada. Yo aumente el movimiento de mis embestidas, haciéndolas más salvajes, cabalgaba en sus dedos y en el mío…
Metí mi lengua en su boca, juegue con ella un largo rato, mi lengua paso por su paredes, por su lengua, la chupaba y mordía, para luego hacer lo mismo con sus labios ya hinchados, rojos, lastimados por mis mordeduras, yo quería más, lo chupe lentamente, para que sintiera un dolor placentero.
Lo mire a los ojos y le susurre: “mírame” dicho esto, saqué sus dedos de mi interior y me los llevé a la boca, lamí y chupe uno, para luego hacerlo con el otro, posteriormente me metí los dos dedos en mi boca, para que mi lengua, en su interior, los saboree. Mientras hacía eso, mi dedo índice, el que estaba en mi interior, lo pose en su labios, lo pose en su labio inferior y luego lo introduje al interior de su boca, jugué con el y su lengua, quería que me saboreará, quería que sintiera mi placer, mi excitación. Una vez hecho esto, me levante, me puse frente al escritorio y tiré todo al piso, para luego sentarme arriba de el y abrir las piernas, quedando mi sexo expuesto a su mirada, él aún se encontraba sentado, mirando en mi dirección, directo a mi sexo, yo me apoye en el escritorio y comencé a tocarme.
Mi dedo jugaba con mi labio, sacaba mi lengua para mojarlo con mi saliva, mientras este pasaba por mi labio inferior y luego superior, y así posarlo en mi lengua e ir bajando por el centro de mi labio inferior y mi pera, ladie hacia arriba mi cabeza, para que de este modo él tuviera una mejor vista, mi dedo comenzó a bajar por mi cuello, incluyendo mis otros dedos al camino, baje por mi esternón lentamente…volví a ladear mi cabeza hacia el frente para poder mirarlo, pase mi lengua por el contorno de mis labios…
Pose mi mano en un pecho y lo apreté, para luego pellizcar un pezón, estirarlo y volverlo a pellizcar más fuerte, de mi boca salió un leve gemido, para luego bajar mi mano por mi estómago lentamente, hasta llegar a mi vientre, abrí mi mano de forma posesiva mientras bajaba por el, para luego ir bajando con un dedo a medida que hacía círculos hasta llegar a mi clítoris, posé uno de mis pies, que aún tenía puesto mis zapatos de taco aguja sobre la entrepierna de él y el respaldo de la silla, y le dije: Mírame, y tócate, mientras decía esta última palabra subí la punta de mi zapato hacia su bulto, tocándolo, estimulándolo con ese roce, para luego abrir mis piernas y apoyar mis tacos en el escritorio, y de esta forma mantenerme abierta para él, para que me mirará desde primer plano. Mojé mi dedo índice con saliva, para luego bajarlo hasta mi clítoris y masajearlo de forma circular.
Debido al roce anterior, mi clítoris y mi cuerpo en general estaba muy perceptivo, muy sensible, mi clítoris se endureció al mínimo roce de mis dedos, su dureza dolía, un exquisito dolor, con la otra mano me apoye en el escritorio para no quedar acostada en el escritorio, quería que mirara mi cuerpo en su totalidad, quería que viera como disfrutaba de ello, como mi cara gesticulaba el placer que sentía y como mi cuerpo se contraía por la excitación que me estaba causando el solo hecho de estimularme y de saber que él estaba mirándome hacerlo.
Mi índice rozaba mi clítoris para luego pasar por el interior de mis labios externos e internos, mojándolo nuevamente para que continúe con su juego en mi clítoris, mi vagina brillaba por mis fluidos, intercambie mis dedos, mi dedo medio me estimulaba ahora, mientras el índice y anular abrían mis labios para tener más accesibilidad a mi estimulación, y a la vez, para que él pudiera ver cómo me mojaba en cada roce que me daba. Lo miraba y podía ver como él se estaba satisfaciendo, se había sacado el pene y pasaba salvajemente su mano por su longitud, de abajo hacia arriba y viceversa, verlo masturbarse y sentir el deseo en sus ojos, en su cuerpo y en como pasaba su lengua por sus labios me incitaba a más.
Mi dedo medio soltó mi clítoris, cesando el sufrimiento de momento, para jugar con mis otros dedos entre mis labios, hasta llegar a mi orificio vaginal, mi dedo medio paso por alrededor, mojando con mis propios jugos el contorno, para luego introducirse formando círculos, lentamente, y salir de la misma forma, repetía el movimiento una y otra vez, para luego introducir otro más, bajando en círculos y subiendo de la misma manera, mi espalda se arqueaba, me quedaba muy poco, mi tolerancia se iba agotando…
Sacaba y metía mis dedos, cada vez más mojada, comencé a humedecer mi ano con mis fluidos vaginales, para luego seguir metiendo y sacando mis dedos de forma circular por mi vagina.
Los saque por completo y comencé a estimular mi ano, con el dedo índice tocaba su contorno, lo palpaba a medida que me iba acercando a su centro, para luego introducirlo lentamente, arquee mi espalda, de mi garganta salió un gemido lento y largo…
Introduje todo mi dedo al interior de mi ano, mientras mi pulgar se introdujo en el interior de mi vagina, desde el interior palpaba el contorno de mi vagina, mi piel se erizo frente a la doble intromisión, mi dedo salía y entraba de mi ano, permitiendo que éste se relajara, para luego introducir un segundo dedo, el índice, me arque más, el poco sentido que tenía me dio para acelerar mi introducción anal, de movimiento rectos, pasaron a ser ondulatorios, mientras introducía y sacaba mis dedos desde el interior de mi ano, mi dedo pulgar jugaba con mi vagina.
Ya no me quedaba muchas fuerzas, me acosté en el escritorio, abriendo más mis piernas, las cuales se apoyaban en mis tacos, mi mano libre se posó en mi clítoris y comencé a frotarlo, yo en ese minuto perdí la cabeza, sólo gemía agitadamente, fuerte, no me importaba que me pudiesen escuchar, yo solo quería disfrutar de ese momento, nadie más existía, solo yo y mi amante, entre gemidos, le dije: córrete para mí. Su respiración podía escucharla entrecortada, el gruñía. Dicho esto, mis movimientos se hicieron más violentos, más salvajes, y mi cuerpo sudoroso se arqueo frente a mi poderoso orgasmo, grite, un sonoro gemido salió de lo más profundo de mí, caí en el escritorio, mi cuerpo tenía espasmos, mi piel brillaba por el sudor, mi respiración era entrecortada, estaba agitada, y mi pelo esparramado por el escritorio hacia atrás.
Cuando mi cuerpo comenzó a calmarse, mi respiración comenzó a normalizarse, y los espasmos pararon, pude ocupar mis fuerzas en sentarme en el escritorio, entrelacé mis piernas (poniendo una arriba de la otra) y lo miré. Su cabeza estaba hacia atrás, aún agitado, con los ojos cerrados y su pecho aún demostraba que su respiración estaba entrecortada, bajé mi mirada a su pene, éste estaba rodeado por su mano, por la cual chorreaba semen, este caía por su mano, y por su pene, manchando su ropa interior, la escena me excito, sin darme cuenta, mi lengua saboreaba mis labios. Su cuerpo brillaba al igual que el mío, su pelo estaba pegado a su frente, de apoco estaba normalizando su respiración, hasta que se tranquilizó y levanto la vista hacia mí. Yo sonreí frente a lo erótico del espectáculo que me estaba dando con su mano apoyada en su pene, el miro mis piernas entrelazadas, deseando con su mirada que las volviera a abrir. Pase la punta de mi zapato por la longitud de su pene hasta rozando también su mano húmeda por su excitación. La punta de mi zapato quedo con semen, por lo cual la levante hasta su boca y le dije: Límpiala, él lamió la punta de mi zapato, luego me levante y lo bese, para saborear su excitación por medio de su boca.
Baje su silla y me arrodille frente a él, y me puse en cuatro, gateé a él, y acerqué mi boca a su entrepierna, aún su mano cubría su pene, y pasé mi lengua por ella, lamiendo toda su excitación, separé la mano de su pene, mientras lamía el pene, limpiándolo mientras saboreaba su semen en mi boca, una vez que ya no pudiese caer más hacia su ropa interior, le tome atención a su mano, lamí su mano, me metí uno a uno sus dedos a mi boca para poder limpiarlos, los chupaba y saboreaba al interior de mi boca para luego volver a lamerlos, una vez limpia, pose mi atención en su pene.
Lamí de abajo hacia arriba, su pene estaba en estado medio. Mientras lamía su longitud mis manos jugaban con sus testículos. El prepucio tapaba el glande, con mis lengua abrí una abertura hasta encontrar la uretra, apoye mi lengua en ella, empuje sobre ella, para luego mis labios desde ese agujero dibujado por mi lengua abrir el glande y echarlo hacia atrás mientras mis labios iban bajando el prepucio y mi boca abarcaba el glande, para luego seguir hacia abajo abarcando la longitud de su pene en mi boca y la vez mis labios bajaban el prepucio hasta su límite. Mi lengua jugaba con el glande mientras estaba en mi interior, lo lamia, lo succionaba, hurgaba en la uretra y la volvía a lamer, comencé a mover mi boca a lo largo de su pene, apretaba mis labios para sentir cada roce, sentir cada vena por mis labios, presionaba cada vez más mientras mi boca bajaba, hasta sentir su glande en mi garganta, mientras mi lengua pasaba y lamia toda su longitud, presionaba mi garganta contra el glande de mi amante, estire mi cuello para abarcarlo más y poder presionar otra vez y otra vez mi garganta contra su glande, y de esta manera estimular, mientras lo chupaba cada vez más a mi interior, lo succionaba y exprimía con mis labios, mientras mis dientes disfrutaban débilmente del roce que los hacía sentir cada movimiento…
No existe final, puesto que el placer de un orgasmo solo es el comienzo…