No estás sola (2)

¿Por qué salí huyendo? Fue lo peor que pude hacer, pero la culpa me superaba. A mi vuelta tuve que afrontar la realidad.

-¿Pero qué coño haces?-espetó Patricia con los ojos entreabiertos y la boca desencajada.

Me quede de piedra, allí estaba yo, completamente desnudo y con una buena erección, abriendo las nalgas de mi hermana y a punto de lamer su mojado coño.

Era una escena mucho más pornográfica de lo que cabría esperar entre dos hermanos.

Simplemente pude balbucear

-Ehh, ehh, lo siento.

Y salí corriendo del cuarto, en un pequeño armario que tengo en la entrada, cogí unos pantalones cortos, una camiseta y unas deportivas.

Cogí las llaves del coche y salí corriendo de casa, tan deprisa que ni esperé al ascensor, y bajé corriendo todas las escaleras. Di más de un tropezón que a punto estuvo de hacerme rodar las escaleras.

Aún bajo los efectos de la resaca, me subí al coche, arranqué y puse rumbo a ninguna parte. Cuando llevaba unos minutos conduciendo sin un rumbo fijo, me serené un poco,  me salí de la calzada y detuve el motor.

Mi corazón palpitaba tanto que parecía querer perforar mi caja torácica, me faltaba el aire y tuve que bajarme corriendo del coche porque no aguantaba más.

La nausea pudo conmigo y vomité, vomité más de lo que hubiera deseado.

Pero tras esos duros momentos de arcadas, mi cuerpo se sintió bastante mejor, y la lucidez vino a mi mente nuevamente.

Había cometido una tremenda locura, y ahora tendría que pagar las consecuencias de ello. Volví al coche y me senté tranquilamente, me dispuse a coger el móvil y ver si Patricia me había escrito, pero en ese momento me di cuenta que el móvil lo había dejado en casa.

El móvil y la cartera.

Estaba en esa calle prácticamente desierta, tan sólo con lo puesto y el coche.

Escribirla hubiera sido una buena forma de allanar el terreno antes de volver a casa y afrontar las consecuencias, pero el hecho de no poder hacerlo, me dejaba sin ese buen recurso.

No sabía qué hacer. No me atrevía a volver a casa. El hecho de salir corriendo era una prueba de mi "delito". Podría haber dicho cualquier cosa, que estaba todavía borracho, que me pudo la curiosidad, cualquier cosa.

Creo que ella lo hubiera entendido.

Pero correr como un ladrón significada precisamente eso, me había comportado como un ladrón de su intimidad, y huí cuando fui pillado.

Pasaron unos minutos dándole vueltas a la situación, y decidí irme a la playa. No llevaba bañador, así que puse rumbo a una playa nudista a la que había ido en alguna ocasión.

Era todavía muy pronto, las 11 de la mañana de un domingo, y las calles estaban poco transitadas, pero al llegar a la playa la cosa cambió. Era el primer fin de semana de verano, y la playa estaba bastante concurrida.

A pesar de ser nudista, había zona textil, y fue complicado encontrar aparcamiento. Tras hacerlo, recliné el coche hacia atrás e intenté cerrar los ojos. Pero el calor y el continuo trasiego de coches y personas, no me dejaron descansar.

Así que cogí una esterilla  y una sombrilla que siempre llevaba en  el maletero, y me fui directo a la playa.

Me pegué un chapuzón que me sentó de maravilla. Nada más llegar a la toalla, me tumbé  y me quedé dormido como un bebé.

Me desperté con una sed de camello. Ya sabes la sed que provoca la resaca, pues añádele estar bajo 40 grados.

Pregunté la hora a un pareja mayor que estaba cerca y eran más de las 4 de la tarde. Había dormido prácticamente 6 horas y tenía los pies quedamos porque al moverse el sol, la sombra proyectada por la sombrilla los había dejado expuestos.

Me senté a recapacitar sobre mi situación. Estaba allí solo, desnudo, muerto de sed y empezando a notar el hambre, sin dinero para comprar una triste botella de agua.

Sólo me quedaba la opción de regresar, pero el hecho de abrir la puerta de casa y encontrarme a mi hermana allí me aterraba. Aún así no me quedaba otra.

Le pedí un trago de agua a la pareja, ese vasito de agua fresca que me ofrecieron me supo como el mejor de los champanes. Les agradecí el gesto y me marché.

Llegué al parking de mi apartamento, y una vez más dudé si debería subir o no.. Pero una vez más la sed y el hambre pudieron conmigo.

Debía afrontar las consecuencias porque no podía estar fuera de casa durante las dos semanas que estuviera allí Patricia. Además supuse que estaría preocupada.

Cogí el famoso ascensor y llegué hasta la puerta de mi apartamento. Abrí procurando hacer el menor ruido posible y afortunadamente la cocina, y la nevera estaban justo en frente de la puerta de entrada.

Cogí la botella de agua fría y la vacié de un trago.

A continuación caminé despacio, con la esperanza de que Patricia estuviera dormida, o incluso mejor, de que se hubiera marchado al no poder aguantar la vergüenza.

Al entrar en el salón vi mi móvil encima del sofá. Lo debí dejar allí la noche anterior.

Al encenderlo, vi unas llamadas perdidas de Patricia y unos mensajes preguntando donde estaba.

Tanto las llamadas como los mensajes eran de las 2 de la tarde.

Caminé despacio hacia la habitación y allí estaba ella de nuevo,  tumbada con el culo en pompa. Pero esta vez estaba vestida con un pequeño short y una camiseta de tirantes.

La culpa volvió a mi, y me dispuse nuevamente a marcharme. Cuando llegué al salón golpeé sin querer una silla, y me maldije a mi mismo por ello.

-Nano-gritó patricia desde el cuarto-¡Nano!

Había llegado la hora de la verdad, tenía que enfrentarme a ello.

Me dirigí a la habitación, mascullando entre dientes todas las excusas que me se me habían ocurrido durante todo el día.

Allí estaba ella con el pelo completamente desmadejado, sentada en la cama y con bastante mala cara.

-¿Dónde coño has estado tío?-me preguntó perezosa

-Me he ido a la playa, no podía dormir.

-¿Y no me podías haber puesto un mensaje o llamado?-protestó

-Me quedé el teléfono en casa, y me quedé dormido en la playa más de la cuenta. Me he quemado y todo.

Ella sonrió y me llamó desastre.  En ese momento creí que no se acordaba el incidente, que posiblemente pensaría que era un sueño, y se habría caído desplomada tras yo salir huyendo.

-Vaya pedo Nano, no me acuerdo de nada. Hacía tiempo que no bebía tanto, puff-Y dicho esto se dejó caer a plomo sobre la cama.

-Yo me acuerdo de poco, la verdad-y en ese momento me fijé que el pantalón que llevaba había dejado un hueco por el que se veía parte de su coño.

Giré la vista y me dispuse a marcharme.

-Me voy a dar una ducha y creo que me voy a ir a casa de un amigo que tenemos que hablar unas cosas.

-¿Oye en serio? ¿Me vas a dejar sola otra vez?

-Es que tengo una cosa importante pendiente-mentí.

-Al menos come conmigo, que no he comido y tengo un poco de hambre.

Suspiré hondo, estaba completamente seguro de que no se acordaba de nada, y me lo confirmó su siguiente afirmación.

-Me has dejado solita aquí toda la noche, y ahora también el día-musitó melosa.

-¿cómo que solita toda la noche? Si salimos hasta las tantas-tanteé el terreno

-Sí, pero no puedes abandonar a una mujer borracha en la cama, ¿Y si me hubiera ahogado con mi propio vómito?-sonrió

La verdad es que tenía un aspecto nada bueno, y como yo me sentía tan culpable, y parecía que el peligro había pasado, acepté comer con ella.

Preparé una tortilla y una ensalada, y nos sentamos a la mesa.

Me preguntó por cosas de la noche anterior, y aunque yo tenía muchas difusas, algunas si las recordaba.

Nos reímos del asunto, pero yo decidí cambiar de tema para evitar que ella recordara más de la cuenta.

Le hablé del trabajo, y le dije que si quería esa semana podría mandarle algunas tareas.  Le propuse que por las mañanas disfrutara de sus vacaciones, y  por las tardes le echara una horita a ir aprendiendo.

Ella aceptó encantada; y por mi parte sería una forma de pasar el menor tiempo posible con ella. No por nada en particular, sino porque todo lo que había pasado me provocaba una mezcla de sensaciones en el estómago que no estaba dispuesto a soportar.

Tras terminar de comer, ella recogió la mesa y la cocina, y yo me tumbé en el sofá. Al descalzarme me acordé lo quedamos que estaban mis pies, y un pequeño grito alertó a mi hermana

-¿Qué te pasa? -llegó al salón con gesto de preocupación.

-Nada, mis pies abrasado-repliqué quejicoso

Ella sonrió y me dijo que esperara un momento.

Fue hasta el cuarto, y volvió con una crema after sun.

-Esta crema no es un aftersun cualquiera, es de las buenas, porque a mi me gusta bastante torrarme y luego me arrepiento.

Se sentó y puso mis pies sobre su regazo, vació un poco de crema sobre sus manos y me dio un suave masaje sobre mis pies.

Uno no es de piedra y empecé a disfrutarlo,  y me recosté sobre el sofá cerrando los ojos. La verdad que el masaje era una gozada, y  mi cuerpo era un total descontrol.

Por ello no pude evitar empalmarme de nuevo. Cuando me di cuenta ya era demasiado tarde, abrí los ojos y ella me miraba sonriendo al paquete.

-¡Nano!, me acabo de acordar que ayer se te puso dura también. Ahí no estaba borracha- y soltó una buena carcajada.

Rápidamente retiré los pies y traté de taparme la erección.

-Tata ya está bien-contesté molesto-Uno no es de piedra joder, pero ya está bien de que me humilles.

-No te humillo-paro de reír-simplemente me divierte, eres mi hermano, pero también eres un tío. No pasa nada, no te rayes

Y acto seguido me cogió los pies de nuevo y siguió con el masaje.

Pero volví a retirarlos y me puse serio con ella

-Patricia. vamos a dejar una cosa muy clara. Es verano, hace calor, las hormonas las tenemos revolucionadas, pero eso es todo. Una cosa es que me cuentes cosas íntimas, y otra que intimemos tanto. ¿De acuerdo?

Ella bajó la cabeza y se apartó.

Pasaron unos minutos de silencio que me parecieron horas, pero ella fue la que rompió el hielo.

-¿Sabes una cosa Nano?-preguntó con los ojos brillantes-Me siento bastante sola

Me miró con lágrimas en los ojos que me partieron el corazón.

-Puedo salir una noche y follarme al que quiera, pero después se van y no dicen ni adiós-dijo entre sollozos. Mis ex-parejas no quieren saber nada de mi, y mis amigas están con sus cosas. Por eso vine aquí.

Me estaba encogiendo el alma realmente su confesión.

-Siento lo de anoche, siento ser tan desinhibida, pero no puedo evitarlo. Sé que eres mi hermano, y las cosas que digo o hago, son sin maldad.

-Vale, vale, no te preocupes-la de tuve con una gran sentimiento de culpa-Posiblemente quizá era yo el que lo había sacado todo de contexto.

Para ella era un simple juego morboso sin mayores consecuencias, y quizá era yo el que me había montado la película

Me acerqué a ella y la abracé y ella me correspondió apretándome con fuerza

Me retiré y la sequé las lágrimas

-A partir de ahora puedes ponérmela todo lo dura que quieras-le dije con una gran sonrisa para que supiera que se trataba de una broma

Ella me empujó con fuerza

-Fuera de aquí, sátiro-protestó divertida.

-Va en serio, joder, lo siento Tata. Me he rayado, como te digo uno no es de piedra, pero estas cosas me dejan de piedra. ¿Lo entiendes?

-Sí claro que sí, no debería tomarme estas confianzas contigo. ¿Sabes lo que pasa? Que con amigos así con los que tengo confianzas, pues suelo comportarme así, lo que pasa es que luego ellos ven la oportunidad y se lanzan al cuello. Contigo sé que no pasará eso, y me siento cómoda. Pero no volveré a hacerlo.-me miró con ojos de carnero degollado

-Ok, no te preocupes-vamos a dejarlo estar-contesté con vaguedad-Mira, vamos a hacer una cosa para "aliviar tensiones"-sonreí. Hay un bosque de pinos a 5 kilómetros de aquí, suelo ir a correr a veces por allí.  Prepárate y en una hora salimos.

-Me parece un buen plan para eliminar toxinas-contestó contenta

Dimos un paseo a buen ritmo por los pinares donde apenas hablamos,. Al llegar a un acantilado nos sentamos a ver el atardecer en las montañas lejanas.

-Van a ser unas buenas vacaciones Tata, ya verás como sí.-le dije tranquilizador.

Ella me dio un cariñoso abrazo y regresamos a casa.

Esa noche pasó sin trascendencia, los dos estábamos agotados y caí rendido en el sofá.

Me desperté temprano para trabajar,  pero decidí irme a un centro de trabajo cercano donde solía ir cuando tenía problemas para concentrarme.

Le dejé una nota a mi hermana, orientándola un poco sobre las mejores playas donde ir, y sitios donde comer.

A media mañana recibí un mensaje suyo con una foto. La típica foto de piernas con el mar al fondo. Realmente ella tendía dos bonitas piernas, pensé.

Pero espanté los fantasmas de mi cabeza y seguí trabajando.

Llegué a casa para comer y afortunadamente ella no estaba, así que pude comer tranquilo, dormir 15 minutos y seguir trabajando.

Terminé de trabajar, y me fui al gimnasio.

Llegué a casa sobre las 9 de la noche, y mi hermana estaba preparando la mesa. Había cocinado y me dio un beso al llegar.

-¿Cómo has pasado el día, Nano?-preguntó mientras me acariciaba el brazo

-Seguro que peor que tú, playera. Mírate, te has achicharrado.

Hoy era día de ello, pero y sabes que tengo un buen aftersun.¿Cómo están tus empeines?

-Mejor mejor, muchas gracias.

-Luego si puedes me pones la crema en la espalda ¿vale?, que ahí no llegó

Asentí sin convicción y me dispuse a ayudarla con la cena.

Una vez sentados, salió el tema de su aprendizaje.  Le dije que mañana no tenía pensado ir al Gym, así que cuando volviera de la playa, podríamos empezar.

Estaba bastante contenta, y me dio un nuevo beso, esta vez sólo cerca de la comisura de los labios.

Esta vez recogí yo la mesa y la cocina, estableciendo así un pacto no escrito: quien no cocina recoge y friega.

Cuando volví al salón casi me llevé una buena sorpresa al verla tumbada y desnuda de cintura para arriba. La crema solar estaba justo a su lado, y entendí el mensaje tan sólo con un ronroneo por su parte.

Le di un masaje lo más casto posible, pero al terminar le di un azote en su bonito pandero.

Ella, lejos de protestar emitió un leve gemido.

Y no se levantó, se quedó allí ronroneando de nuevo.

Yo puse la televisión, y le pregunté si quería ver algo

-Pon alguna peli que esté bien

Navegué por el videoclub online al que estaba suscrito, y pusimos una cualquiera.

Yo me senté en el pequeño hueco de sofá donde ella no estaba, y  empezamos a ver la película

Lo curioso es que ella no se movió del sitio, y estuvo mirando la aburrida película en la misma postura, con su barbilla apoyada sobre sus manos cruzadas.

La película era aburridísima, y si no me dormí fue porque Patri me puso sus piernas sobre mi regazo.

Tenía la vista más pendiente de su espalda y sus piernas que del coñazo que estábamos viendo.

Y cuando ella se incorporó un poco, y pude advertir sus pechos asomando por su costado, la cosa de puso demasiado interesante.

Se puso así porque, como en gran cantidad de películas "indies", se produjo una escena de cama. Pero no fue una escena cualquiera, sino una tórrida sesión de sexo de más de 10 minutos.

La trama de la película trataba sobre unos amantes furtivos que se conocían y hacían de todo esa misma noche, ella por salir de su rutina, él por aferrarse a algo en su solitaria vida. La trama trascurría en una ciudad portuguesa.

El caso es que no pude evitar ponerme cachondo porque la verdad, la actriz era muy sensual y la atmósfera en casa estaba cargada de erotismo.

-Un polvo de esos es lo que necesito yo-musitó Patri.

No pude articular palabra, y cuando termino la tórrida escena, mi hermana se dio la vuelta dejando a la vista sus dos preciosas tetas

-¿Cuánto hace que no echas un polvo tan bueno como esos dos, Nano?

-¿Pero no habíamos quedado que  no ibamos a seguir con estos rollos?

Ella estaba extremadamente erótica, con un short en el que se adivinaban sus labios vaginales, y se podía advertir la dureza de sus pezones.

-Lo siento, pero es que la escenita me ha puesto tan cachonda que me he mojado y todo

Y dicho esto, se levantó y se fue al cuarto de baño, pero no escuché cerrarse la puerta.

En cambio si escuché abrir el grifo de la ducha, y pude imaginar el chorro de agua recorriendo su desnudo cuerpo.

La película volvió a su monotonía, y yo sólo podía pensar en mi hermana desnuda bajo la ducha. En ese momento caí que era muy probable que se estuvier masturbando, así que tras vacilar unos segundos, me animé a levantarme.

Me asomé cuidadosamente y efectivamente la puerta estaba abierta de par en par.

Acerqué ligeramente la cabeza al quicio de la puerta y la cortina estaba ligeramente echada. Esto suponía que se veía parte de lo que ocurría dentro y pude observar un brazo sujetando la alcachofa de la ducha orientado hacia la entrepierna de Patricia, y el otro con un movimiento más que sospechoso.

Me asustó la escenita y me volví al salón.

La maldad me pudo y pregunté en voz alta

-¿Tata, te estás dando una ducha fría, golfilla?

No respondió, así  tomé la decisión de ir y preguntarle. Sólo tenía intención de cortarle el rollo al mismo tiempo que morboseaba un poco.

Pero al asomarme y verla colgar la alcachofa me decepcioné un poco.

-¿Qué haces mirón?-protestó

-Coño, cierra la puerta. Te había llamado desde el salón y al no contestar vine

-¿Qué quieres?-dijo molesta

-Que si paro la película o que hago

-No sé, sí, a ver cómo termina.

Me fui y cerré la puerta

Me sentía extraño de nuevo, pero ¿Por qué no había cerrado la puerta y corrido la cortina?

¿ A qué estaba jugando?

Volvió al salón envuelta en la toalla,  y lejos de sentarse en una posición normal, volvió a tumbarse boca abajo y poner su piernas sobre mis rodillas.

Seguimos viendo la película, pero no volvió a suceder ninguna escena "interesante."

-Pues vaya final-protestó ella. ¿No tienes otra así un poco más...atrevida?

-Es tarde, mañana tengo que madrugar.

-Aham, ¿y si  duermes tú en la cama y me quedo yo viendo  aquí una?  No tengo nada de sueño

-Pero mañana tengo que trabajar aquí-dije señalando mi escritorio

-Pues me despiertas y me cambio a la cama, no pasa nada.

-Está bien, apaga  todo cuando te vayas a dormir.

-Gracias nano, se levantó y al hacerlo me regaló un primer plano de su coño. ¿cómo pretendía que me acostara tranquilo así?

Me dio un beso y me fui a la cama, no sin antes explicarla el funcionamiento de la plataforma.

Ahora sí, se sentó "espachingada" en el chaise longue y me lanzó un beso de buenas noches.

Me fui con desgana, y pasé por el baño antes de irme a la cama. Por supuesto que no cerré la puerta.

Y cuando tenía la chorra apuntando al inodoro, miré a la puerta deseando que ella se asomara. Para mi desespero eso no ocurrió.

Me fui a la cama gritando un buenas noches desde el pasillo, a lo que ella vagamente respondió.

Me senté en la cama pensativo. ¿cómo iba a superar este problema? Por un lado me sentía atraído por mi propia hermana, pero por otro lado esto era aberrante pensándolo en frío.

Y todavía quedaban casi dos semanas con ella en casa.

Tras unos minutos divagando sobre el asunto me desnudé para ponerme el pijama, y en ese justo momento entró ella en la habitación.

-Mi pijama, perdón-espetó ella mientras yo me tapaba como podía.

-No te asustes Nano, hombre. Vamos a pasar tiempo juntos, y esto es pequeño.

Me miró juguetona y me guiñó el ojo

-Me refiero a la casa, no a esto-señalando mi polla-hasta mañana

Se fue sin poder darle una réplica.

Si quería guerra, la iba a tener. Estamos en el siglo XXI y tener sexo en familia sigue siendo una aberración, pero ninguno de los dos íbamos a acabar en la cárcel.

Así que me acosté, pero no me quise dormir.

Me puse a leer en el móvil, e investigué un poco en sus redes sociales. Tenía fotos de todo tipo, a cual más sugerente.  Busqué información sobre el incesto en la historia, y me convencí a mi mismo de que si pasaba algo sería sólo fruto de la situación. No estaba enamorado de ella, ni quería estarlo.

Y estando enfrascado en estos pensamientos sucedió

Un gemido en el salón.

¿Sería ella?

¿Sería una película se la sección X de la plataforma?

La casa disponía de un pequeño balcón que conectaba la habitación con el salón. Como las puertas estaban abiertas, salí a la terraza dispuesto a adivinar que estaba sucediendo.

Y vaya si lo descubrí. Me agaché para evitar se descubierto y asomé mi cabecita por la puerta de la terraza al salón. Entre las sillas de mi escritorio, pude ver todo.

El gemido anterior, podía haber sido tanto de Patri como de la televisión. Es obvio lo que estaba viendo, ¿verdad?

Mientras en la pantalla una enorme polla taladraba el jugoso coñito de la actriz de turno, mi hermana estaba "despatarrada" metiéndose los dedos en su, encharcado coño.

No tenía un plano nítido del mismo, ni podría decir cuantos dedos estaban dentro de su intimidad. Pero lo que si pude ver fue su cara desencajada, y sus labios mojados por su lengua. Sus preciosas tetas estrujadas por la mano que le quedaba libre.

No pude evitar empalmarme. La escena era demasiado tórrida. Y me acaricié por encima del pequeño pantalón que usaba a modo de pijama. No sé cuanto tiempo estuve así, pero Patri estaba cada vez más fuera de sí, y dejó escapar un par de bufidos, que trató de tapar con su mano libre.

No lo consiguió del todo.

Y en el momento en el que estaba a punto de correrse sucedió.

Se iluminó la ventana del vecino de enfrente y quedé ligeramente expuesto. No me dio tiempo a mirar si Patricia se fijó, pero yo me sentí cohibido y me fui corriendo a la habitación. No sin antes tropezar con una maceta, hacer un ruido que no debí hacer, y provocarle un golpe en mis magullados pies.

Me tiré de mala manera en la cama, y procuré hacerme el dormido por si ella aparecía.

Y apareció.

Sentí como su sombra se proyectaba sobre el cuarto, y noté cómo se acercaba.

Estaba muerto de miedo.

Afortunadamente , tras unos minutos ella se marchó y me dejó allí completamente fuera de mi.

No volví a escuchar gemidos, pero no conseguí pegar ojo.

Al cabo de un par de horas, me levanté muerto de sed y me dirigí sigilosamente al salón. Allí estaba ella, tumbada y desnuda. ¿Para qué habría cogido el pijama?

Había dejado la tele puesta y en la pantalla se podía ver la portada de la sección porno.

Mis ojos estaban acostumbrados a la oscuridad y podía observarla con total nitidez.

Sus enormes pechos, su vientre, su monte de venus...

No pude resistirme y acaricié sus labios vaginales...¡Estaban mojados!

Me volví a asustar a pesar de que ella no se movió.

Me asusté porque me excité de nuevo.

Pero puse fin a esa locura yendo hacia la cocina, y bebiendo un gran trago de agua.

¿Seguro que puse fin?

Todo lo contrario, estaba completamente empalmado, caliente, enfadado.

Fui con cuidado de nuevo al salón, y puse mi cabeza a la altura de su entrepierna.

Saqué la lengua y esta vez sí le di un amplio lametón a su mojado coño.

Ya estaba hecho, ya había cruzado la línea del incesto.

Y su coño era toda una delicia, así que volví a darle otro lametón.

Pero fue el último.

Algo chirrió en mi cabeza y tuve que parar.

Me fui sigilosamente a ahogar mis penas en la almohada, pero a mitad del pasillo...

-¿Nano?,¿Nano?